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Foto del avatar About Pablo Hiriart

Periodista egresado de la FCPyS. Reportero fundador de La Jornada y director fundador de La Crónica de Hoy. Exdirector de La Razón. Actualmente es jefe de Corresponsales en Estados Unidos.

Ya no es la economía, stupids

“Es la economía, estúpido” fue una frase acuñada por el arquitecto político de la victoria de Bill Clinton en 1992, James Carville.

La frase fue un grito de batalla diseñado para enfatizar lo que los estrategas de Clinton percibían como la mayor debilidad política de George Bush padre: el deterioro de la situación económica de Estados Unidos a principios de los noventa.

Ese foco de la campaña, monotemático, fue suficiente para que un poco conocido, aunque carismático gobernador de un estado agrícola como Arkansas, se convirtiera en presidente de Estados Unidos y destronó al ícono de una de las dinastías políticas más influyentes en la historia del país vecino.

George Bush padre fue un presidente fuera de serie, que liberó Kuwait sin invadir Irak, consumó la caída de la Unión Soviética, a la que contribuyó como director de la CIA, vicepresidente de Estado Unidos y presidente de la República.

Entendió como nadie la vecindad con México y la convirtió en un valor, en lugar de un problema.

Pero ha sido de los pocos presidentes que no ha logrado su reelección por la daga que puso Carville en su talón de Aquiles: “es la economía, estúpidos”.

Las recientes elecciones primarias del estado de Iowa, otro estado agrícola que refleja en su electorado al núcleo duro de simpatizantes de Trump: blancos, rurales, poco educados, dan la clave para la que será una elección muy competitiva el 5 de noviembre.

A diferencia de otras zonas del país, donde las preocupaciones inflacionarias ocupan la mayor atención de los votantes, en Iowa fue la migración, a pesar de que el estado es abrumadoramente blanco y se encuentra muy lejos de la frontera.

En las asambleas electorales de Iowa, Trump arrasó a Ron DeSantis y a Nikky Haley con más de 30 puntos porcentuales de ventaja. Si los asesores de Trump tomaron nota, es muy probable que el expresidente profundice sus ataques a Joe Biden en migración en las próximas escalas.

Su nueva campaña se ha convertido en una repetición temática de su discurso en 2016 y 2020 en lo que respecta al tema migratorio.

Machaca la necesidad de completar el muro en la frontera con México, sellar la frontera como uno de sus primeros actos de gobierno y poner en marcha una política de militarización fronteriza, con alambre de púas y elementos militares.

Para desgracia de la campaña de Biden, pocas cosas le han funcionado para contener la incesante llegada de migrantes indocumentados a la frontera con México.

La economía va bien, pero la migración es vista como fuera de control.

En diciembre de 2023 la cifra de “encuentros” (detenciones o expulsiones ipso facto) rebasó las 300 mil personas, la más alta de la historia.

Durante una visita a Eagle Pass, Texas, el secretario de seguridad nacional, Alejandro Mayorkas , reveló que el repunte obedecía en parte a que el gobierno mexicano había dejado de hacer cumplir sus compromisos migratorios para contener el flujo de indocumentados en su frontera sur, colindante con Guatemala.

Gracias a la visita del secretario de Estado, Anthony Blinken, la asesora de seguridad nacional para la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood Randall y el propio Mayorkas, los compromisos fueron restablecidos y la cifra de llegadas a la frontera se estabilizó.

Pero los problemas de Biden en materia migratoria son mayores: un creciente número de ciudades gobernadas por demócratas se quejan de que los migrantes que son desplazados al interior del país están abrumando sus servicios públicos: vivienda, salud, transporte, etcétera.

Poco ayuda a la causa de los demócratas tener una confrontación con los republicanos y, además, recibir fuego amigo por parte de alcaldes demócratas en algunas de las ciudades más grandes del país, especialmente en Nueva York.

En contra de Biden opera otro dato adverso: los republicanos de la Cámara de Representantes insisten en condicionar el descongelamiento de la ayuda militar a Ucrania e Israel a que Biden acepte reimponer algunas de las políticas más duras que había en la administración Trump.

Estamos hablando de restituir el Título 42, eliminar de manera significativa el procesamiento de solicitantes de asilo y restringir el proceso de libertad condicional humanitaria que ha permitido la llegada de cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos.

Si Biden está realmente preocupado por el desbalance de poder global, con un eventual triunfo de Rusia en Ucrania, es previsible que aceptará alguna o todas de las demandas de los republicanos de la Cámara baja.

Con ello podría cerrar un flanco de ataque de los republicanos en la recta final de las elecciones de noviembre, aunque provocará el disgusto de sus bases demócratas más progresistas.

Es una apuesta delicada que tendrá que sopesar con tiento, porque de una decisión correcta depende su reelección.

La próxima escala del calendario político son las primarias en el estado de New Jersey, donde Haley es más competitiva frente a Trump.

Pero Iowa es un mejor reflejo del país que Nueva Hampshire, por lo que el resultado no cambiará la inevitabilidad de la victoria de Trump en la nominación presidencial ni que enarbole la migración como punta de lanza de su campaña.

Gastar en toallas femeninas

El gobierno de la morenista Delfina Gómez en el Estado de México destinará 20 millones de pesos a la compra de 821 mil paquetes de toallas sanitarias para menores de edad que viven en condiciones de pobreza.

¿Y a santo de qué viene ese tema en una columna política? Es más importante de lo que se aprecia a simple vista.

Ahora que la demagogia abruma y la polarización ruge, queda poco espacio para ver los destellos de sentido común que se traducen en hechos que se logran con algo de concordia.

El uso de toallas femeninas eleva la autoestima de una niña y en cierto modo le cambia la vida. Puede caminar segura sin avergonzarse de su cuerpo.

El programa tiene el apoyo de los legisladores del PRI y el PAN, y nos recuerda todo lo que se puede hacer cuando dejamos de vernos como enemigos.

Hace varios años, el entonces secretario de Educación Pública, Miguel Limón, lanzó un programa para entregar lentes a todos los niños de escuelas del gobierno que los necesitaran.

Todos a donar anteojos, personas físicas y empresas. Bellísimo programa.

Unos lentes y unas toallas femeninas no hacen una revolución, pero tal vez sean más útiles.

No es filantropía fifí, sino ayuda entre miembros de quienes se reconocen como parte de una misma comunidad.

Que un niño pueda leer un libro y lo disfrute, seguramente lo hará más feliz o mejor ciudadano que el que sufre con un libro porque su vista no le da. El recuerdo que tendrá de El Quijote será horroroso.

Lo mismo sucede con las toallas femeninas y la diferencia que puede haber para una adolescente entre usar unas de buena calidad o un puño de papel de baño o un trapo.

¿Eso es trivial? Claro que no. Una niña puede llegar a odiar su género femenino por el martirio menstrual, o llevarlo con despreocupada naturalidad.

Hubo otro programa (no recuerdo si fue en México) que se llamó algo así como Sonrisa de Mujer. El colegio de odontólogos organizó un mes de atención gratuita, un día a la semana, a mujeres de escasos recursos para arreglar sus dientes.

Los notarios, si no me equivoco, hicieron jornadas de escrituración sin costo para quienes no tenían recursos con qué para pagar la legalización de sus predios.

Son acciones aparentemente pequeñas, pero que le cambian la vida a una persona. A miles.

Eso se puede hacer cuando lo que se promueve es la solidaridad social, la armonía, y no el odio.

¿No es mejor así?

En el caso de las toallas sanitarias en el Estado de México, se entregarán –o se entregan– físicamente, y no se reparten los 20 millones de pesos a los padres de las niñas, que con ese dinero en la mano podrían comprar otra cosa.

Quien dio la información de la compra de toallas femeninas por parte del gobierno de Delfina Gómez fue una diputada del PAN, Krasopani Schemelensky. Es decir, se puede convivir y en algunos temas coincidir en favor del bien común.

Además, se pueden hacer las cosas bien, como en este caso. La primera compra es por un monto de 19 millones 325 mil pesos a la empresa que ganó el concurso. No hay dedazo.

Son 8 millones 211 mil toallas “marca Saba, desechables, con cubierta suave, súper absorbentes, barreras antiescurrimiento, diseño con canales de rápida absorción y distribución de flujo, anatómica, flujo abundante, con alas que se adhieren a la ropa interior”. Esto es, de buena calidad.

Brevemente: iniciativas como la de Delfina Gómez y las diputadas de PAN y PRI nos recuerdan que podemos hacernos la vida más amable, sin renunciar a nuestras diferencias, cuando no se promueve el odio.

Como dice la canción del hijo de Ángeles y de Josep, “sería fantástico que todos fuéramos hijos de Dios”, y no los hijos de Porfirio Díaz o de Santa Anna o del Adversario.

Despertó Xóchitl

El discurso de Xóchitl Gálvez en la Arena Ciudad de México enseñó al electorado que en la oposición hay una candidata valiente y con ideas claras.

Primero, mostró que hay candidata.

Hay ciudadanía que quiere el fin de la pesadilla de los insultos, las mentiras y la insensibilidad.

Hay partidos de oposición vulnerables, pero sin miedo.

Xóchitl tiene con qué ganar.

Por lo expuesto el domingo, en una amplia franja de la sociedad abundan las razones por las cuales dar la pelea en la campaña y el 2 de junio.

Después de lo ocurrido, Claudia Sheinbaum también tendrá que despertar de la fantasía en que se ve a sí misma como candidata única.

No va sola, y el Presidente lo sabe: de última hora anunció una iniciativa para que todos nos jubilemos con el monto del último sueldo. El 100 por ciento.

Eso no sucede ni en Dinamarca, menos en un país donde el gobierno tira el dinero en proyectos inútiles (y lo tira muy cerca de los bolsillos de los cuates).

No hay recursos ni para pagar a proveedores de Pemex, ni para vacunas, emiten bonos de deuda y con ello salen del paso, y el Presidente propone jubilaciones al 100 por ciento.

¿Por qué no lo hizo al comienzo de su gobierno? Había dinero y tenía mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

Perdieron las dos cosas: los ahorros y el control de la cámara.

Ahora pueden perder la Presidencia y sueltan medidas desesperadas para hacer ver mal a la oposición si las rechaza, y así dan oxígeno a su candidata.

Se anima la elección y es de dos: Xóchitl o Claudia.

Ya nos dirá mañana la candidata del partido gobernante para qué quiere ser presidenta.

“¡Carajo!, con un millón de muertos ¿cómo se puede prometer continuidad?”, preguntó el domingo Xóchitl Gálvez a Claudia Sheinbaum, abanderada de la continuidad.

Hay que oír con atención lo que responda Sheinbaum, porque Xóchitl puso el dedo en las llagas de una nación maltratada por su Presidente.

Contra todos dispara sus fogonazos de furia, y eso cansa.

¿Otros seis años de pleitos?

Una buena parte de la población está hasta la coronilla de que el Presidente insulte al prójimo en cadena nacional todos los días.

Hay hartazgo de que se confronte a unos con otros como si fuéramos dos bandos en guerra. A patadas con medio mundo desde Palacio Nacional.

Como dijo la candidata opositora en su cierre de precampaña: el jefe del Estado calumnia a personas de bien. A mujeres, activistas, académicos, ambientalistas, científicos, empresarios, deportistas, feministas, comunidad LGTBIQ+, jóvenes, médicos, jueces, periodistas, artistas, víctimas. Y la lista pudo seguir.

Motivó oír a Xóchitl llamar a las cosas por su nombre ante una ciudadanía engañada y cada vez menos libre de vivir en ciudades que, por ineptitud o complicidad, han sido cedidas a grupos criminales.

Su planteamiento de la pérdida del valor de la vida fue acertado y obliga a Sheinbaum a responder si también ahí habrá continuidad, o toma distancia.

Dijo:

“Se pierde el valor de la vida cuando el gobierno es absolutamente insensible”.

“Cuando no se conmueve ante la muerte de sus propios ciudadanos”.

“Cuando la autoridad abraza a los criminales y culpa a las víctimas”.

“Cuando se pretende borrar de un plumazo a los desaparecidos y se ríe a carcajadas ante las masacres”.

“Cuando el gobierno abandona a las policías a su suerte”.

“Cuando se usa a nuestros soldados y marinos para satisfacer los caprichos del Presidente, dejando al pueblo a merced de los delincuentes”.

“Se pierde el valor de la vida cuando al gobierno le da lo mismo que, en un hospital público, un elevador mate a una niña inocente”.

“Cuando al gobierno le da lo mismo que se mueran a diario niños enfermos por falta de medicinas”.

“Se pierde el valor de la vida cuando da lo mismo que la gente muera en el Metro, por culpa de una gobernante incompetente” (fin de la cita).

Al fin sale en campaña la tragedia en el sector salud y en seguridad: 800 mil muertos por la pandemia. 175 mil por la violencia y el crimen más los que desafortunadamente faltan. Y otras 120 mil muertes por la destrucción del sistema de salud y el desabasto de medicinas.

¿Qué responderá la candidata de Morena?

Hasta ahora, funcionarios federales y el ejército de propagandistas en redes sociales sólo han atinado a criticar el discurso de Xóchitl porque usó teleprónter.

Qué bueno que así haya sido y ojalá se haga costumbre, porque el país ha padecido los excesos de la improvisación y las ocurrencias.

Xóchitl despertó, está en la contienda, tiene con qué ganar, tiene razones por qué pelear. Y la marea rosa está viva.

Que la mediocridad y la mentira no canten victoria anticipada.

El autoengaño

Con el cuento de que la doctora es moderada y en la Presidencia lo será más, empresarios y dirigentes sociales cobijan embelesados la candidatura de Claudia Sheinbaum.

Es el hechizo de las campañas, que encanta a los que mantienen un idilio permanente con el autoengaño.

Pero cuando suenen las campanadas de las 12 de la noche del 30 de septiembre, la carroza volverá a ser una calabaza.

A diferencia del populista López Obrador, que en ocasiones es más neoliberal que Milton Friedman y en otras es estatista como Luis Echeverría, Sheinbaum tiene una ideología menos confusa.

Su adversario es la propiedad privada.

Ella puede decir, y seguramente es sincera, que su enemigo es la pobreza. Pero hay muchas maneras de combatirla, y la suya es con la hoz y el martillo.

¿O ya dejó de ser marxista?

Aquí es donde los amigos del autoengaño se maravillan con la carroza, que pasada la elección volverá a ser calabaza.

“Una vez que tenga la banda presidencial se va a moderar”. “Ningún presidente se deja mangonear, una vez que ocupa la silla”.

Es lo que se dice y dejemos la respuesta al tiempo, si es que gana. Vamos a los hechos.

¿De dónde sacan que Claudia Sheinbaum es moderada? O ¿qué incentivos tendrá para moderarse?

Aunque quiera, y haya dado un vuelco mágico en su ideología, no se podrá moderar porque –de ganar– llegará atada y bien atada.

La candidatura al gobierno de la Ciudad de México cerró cualquier rendija de esperanza para el ejercicio de una Presidencia autónoma.

Sheinbaum apoyó la candidatura de Omar García Harfuch, que ganó la encuesta a Clara Brugada con 40.5 puntos contra 26.7. Y la candidata fue la alcaldesa de Iztapalapa.

Argumentan, de manera dolosa, que el exsecretario de Seguridad quedó fuera por una cuestión de género, pues la candidatura correspondía a una mujer. Si eso fuera verdad, ¿por qué no se lo dijeron antes? ¿Por qué hubo hombres en la encuesta?

El candidato de Sheinbaum quedó fuera por decisión de López Obrador. Ahí se acabó la posibilidad de autonomía.

La Ciudad de México es una posición de poder. Tiene un presupuesto multimillonario. Y es un espacio para hacer política, formar grupos, deshacer otros, apoyar con recursos económicos y humanos a candidatos en los estados.

Ese poder se lo quitaron a García Harfuch, es decir a Claudia Sheinbaum. Lo conservará AMLO, en caso de que su candidata a la CDMX gane la elección constitucional.

De ganar, Clara Brugada sabe que llega al cargo gracias a López Obrador y a pesar de Claudia Sheinbaum.

Quien va a tener la relación con la clientela morenista y el control sobre ella será Brugada y no García Harfuch.

A Omar García lo pueden hacer senador, secretario de Seguridad Ciudadana federal, secretario de Gobernación, o las tres cosas juntas y no tendrá la fuerza propia que otorgan los recursos y el espacio para hacer política que significa el gobierno de la capital del país.

Sheinbaum está atada y bien atada.

Debe cumplir con la tarea que le dejó su jefe, que seguirá teniendo el mando a través de los gobernadores y de los grupos delictivos que han sido cobijados en el presente sexenio.

¿No le gusta a la doctora? Ahí viene la revocación de mandato.

Además, ella se manifiesta gustosa de seguir con la destrucción de las instituciones democráticas y los pilares del Estado de derecho.

¿Qué les hace pensar otra cosa?

¿Se ha comprometido con el respeto a la división de poderes?

¿Con el restablecimiento de la seguridad y la erradicación de las bandas criminales?

¿Con la rendición de cuentas en el gasto público que hoy está encriptado como secreto por 10 o 15 años?

¿Con el regreso del Ejército a sus funciones constitucionales y sacarlo de los negocios?

Desde luego que no. Y no es porque esté en campaña. O que sin el apoyo de AMLO y de los radicales de Morena no ganaría.

Ella es de ese grupo. Por eso la eligieron candidata.

Viene el segundo piso del andamiaje autoritario, que es el ideológico.

Lo que sigue es consolidar la destrucción de la democracia liberal y apuntar a la propiedad privada como la causante de la pobreza.

Más Estado y menos ciudadanía.

¿Eso quieren? Eso tendrán.

Sigan maravillados con la carroza de la doctora.

La muerte de Notimex

La Agencia Mexicana de Noticias muere en un charco de corrupción, trastupijes, tráfico de influencias y extorsión para llevar recursos ilegales a la campaña presidencial de la candidata oficialista.

Triste final de la que llegó a ser una útil y profesional agencia informativa, en la que seguramente se cometieron errores, pero nunca hubo corrupción.

El lodazal de corrupción en que Notimex da sus últimos estertores es obra del presente gobierno. Cierto, en el pasado la agencia tuvo buenos y malos funcionarios, pero jamás hubo ladrones.

Resulta válido discutir si a estas alturas se justifica que el Estado mexicano tenga una agencia de noticias, y la respuesta sensata tal vez sea que no. Tal vez.

Lo repulsivo es el trato miserable que se le dio a los periodistas de la agencia y a sus corresponsales en el extranjero.

Entré a Notimex en 1982, luego de que el presidente José López Portillo lanzó un boicot publicitario contra la revista en que trabajaba, Proceso, y don Julio Scherer García nos ubicó a los más jóvenes en otros lugares.

Tuve la suerte de llegar con don Miguel López Azuara, director de Notimex y exdirectivo de Excélsior con Scherer, quien me asignó como auxiliar de redacción en la mesa de Corresponsales de Provincia. Ascendí por todos los peldaños de la agencia, salí de ahí para ser reportero fundador de La Jornada, y regresé en 1988, invitado por el entonces director, Raymundo Riva Palacio, a quien sucedí en el cargo.

Pongo esos datos para subrayar que sé de qué hablo: no era una agencia de propaganda del gobierno ni repartidora de “becas” para premiar a periodistas consentidos del gobierno.

Cuando llegamos a Notimex, Riva Palacio subió al “hilo” (los cables de la agencia) la exclusiva de los relojes Rolex que el recién nombrado coordinador de los diputados del PRI, Guillermo Jiménez Morales, había regalado a cada uno de los legisladores de su bancada.

El líder priista protestó en Los Pinos, y que yo sepa Riva Palacio no fue reconvenido por ello. Fue un gran paso.

Después vino otro: el jefe de la mesa de Estados (Villarreal) entró a mi oficina con un cable en la mano y me informó que el corresponsal en Tampico reportaba que habían detenido a la Quina en su casa tras derribar la puerta de un bazucazo.

Corrí a la oficina del director y Raymundo me indicó “súbela”. “Ya la subimos”, contesté. Tampoco hubo reclamos.

Vino la gira del presidente Carlos Salinas a Washington, y un corresponsal de la agencia distribuyó en el National Press Building un boletín de prensa con las actividades del presidente ese día. Riva Palacio lo corrió en el acto. No éramos agencia de propaganda.

Mientras, Hermenegildo Castro recorría el país, ciudad por ciudad, en camión, en busca de corresponsales en localidades pequeñas para armar lo que serían las cinco agencias regionales de Notimex.

Esto es, hacer cinco redes de información regional para distribuir en los medios de esas ciudades las noticias de su entorno, sin pasar por el cedazo de la mesa central de la Ciudad de México.

Así, un productor de sandías en Tenosique (por poner un ejemplo) podía enterarse del precio en que amanecía su producto en el mercado de Villahermosa. O la radio de Tancanhuitz sabría de un corte en la carretera a Tampamolón Corona e informar.

Nada de eso importaba en Huajuapan de León, o La Paz o Santo Tomás de los Plátanos, y no les llegaba. Tenían otra red de información regional con las noticias de su entorno.

En las oficinas regionales se formaron jóvenes periodistas bajo la batuta de Hermenegildo y Diego Paulino, con la supervisión mía y de Riva Palacio, que luego tomaron otros rumbos para bien de la profesión.

Como director general repetí ese esquema en el exterior, con agencias regionales en Centroamérica, Sudamérica y Europa y corresponsales en países de esas zonas. La regional de América del Norte la había armado Riva Palacio.

Todo se hizo con un presupuesto anual muy inferior al que tuvo la agencia en el actual gobierno, a pesar de estar en huelga, no pagar a trabajadores, periodistas ni corresponsales.

En las agencias regionales en el extranjero se formaron grandes periodistas mexicanos, que no menciono porque son muchos y podría olvidar a alguno.

A la guerra del Golfo envié a cuatro de esos corresponsales a la zona de conflicto para que contaran, sin pasar por la censura estadounidense, lo que veían… con ojos mexicanos.

Fue emocionante recibir el mensaje del enviado Rafael Croda con la noticia de que Notimex era el primer medio latino en entrar a Irak.

La llamada desde Túnez del enviado Gerardo Arreola con la entrevista que había logrado, en un campamento en el desierto, con Yasser Arafat, la primera que concedió el líder palestino cuando Husein fue expulsado de Kuwait.

Y el estupor al hablar con el enviado a Jerusalén, Miguel Ángel Velázquez, al que llamé intrigado porque siempre ganábamos, con varios minutos de ventaja, el estallido de misiles iraquíes en la ciudad santa. “Cuando suena la sirena de bomba (que podía ser con gases tóxicos) todos bajan al refugio antinuclear, en el sótano del hotel”, me dijo.

-¿Y tú, por qué no? –pregunté.

-Director, vivo en la calzada Zaragoza, ¿tú crees que me va a hacer algo el gas de un pinche Scud? –contestó el vozarrón severo de Miguel Ángel desde el otro lado de la línea.

Escribí en ese entonces:

“Cuesta trabajo asimilar y dar crédito a las imágenes presentadas por las crónicas de los enviados de Notimex cuando describen los cuerpos diminutos de sietemesinos que se contorsionan de muerte en un hospital infantil de Bagdad, por el bloqueo de alimentos y medicinas impuesto por la fuerza multinacional. O el relato de la fiesta con champagne y caviar, música y luz eléctrica, organizada en el primer piso del hotel Al Rasheed, para celebrar el cumpleaños de un asistente de Peter Arnett, de la cadena CNN, en el centro de una ciudad en penumbras, sin víveres, ni agua, devastada.

“Había que contar el dolor solitario de los israelitas desarmados que en un cerrar de ojos lo perdieron todo porque en sus casas cayó un misil activado por un odio lejano y anónimo. Y la tragedia de ese jordano que mientras huía de Iraq fue bombardeado en medio del desierto, y arrojó a su mujer e hijos pequeños de cara a la arena para cubrirlos con sus brazos, con sus manos, con sus lágrimas. O la esperanza de ese viejo palestino que por las tardes subía al tejado de su casa, en Jerusalén, para saludar el paso de los Scud”.

Murió Notimex. Tal vez ya era hora. Tal vez. Pero no es justo que la hayan matado de esa manera.

Un recuerdo cariñoso, fraternal, a mis queridas y queridos compañeros de esa época. No importa que “nosotros los de entonces ya no seamos los mismos”. Va un abrazo.

Putin, con todo en las elecciones de México

Imposible no verla porque está en todas partes de la capital mexicana: en el Metro, en el aeropuerto, en el Periférico, en los autobuses… Son anuncios publicitarios que dicen Las noticias no tienen fronteras, y un logo con las letras RT sobre un fondo verde.

Se trata del medio de comunicación multiplataforma del Kremlin que funciona como vía de propaganda rusa y fábrica de noticias falsas para intervenir en las elecciones del país elegido. En este caso, México.

El triunfo de Morena es vital para los intereses rusos en el exterior, porque es la manera de conservar un punto de apoyo y espionaje a Estados Unidos desde la casa de su vecino y principal socio comercial.

Russia Today, ahora únicamente RT, ya estaba aquí en las elecciones de 2018 con analistas como Alfredo Jalife y John Ackerman (“nuestro hombre en México”, dijo su presentador) y ahora, de cara a los comicios de junio, ha redoblado su estrategia de propaganda con una multimillonaria campaña publicitaria.

Cuánto paga el gobierno ruso para la propaganda de su canal RT en México, no lo sabemos. Pero el despliegue de recursos para posicionarse en la campaña presidencial no lo tiene ningún otro medio de comunicación, nacional o extranjero.

RT ha sido expulsada de los países de la Unión Europea y de América del Norte, salvo México. Y no es un tema de libertad de prensa, sino de espionaje y labor de desestabilización de parte de los servicios de inteligencia rusos, a través de noticias falsas.

Una de las formas de la agencia rusa de difundir subrepticiamente su información en los países donde está prohibida es a través de su embajada en México.

En febrero de 2022 fue prohibida su difusión en los países integrantes de la UE, pero “aunque el contenido de la cuenta principal de RT en Twitter no es accesible desde España, la embajada en México tuitea enlaces que sí funcionan”, informó el diario El País.

De acuerdo con el matutino español, “varios informes oficiales acusan a esta televisión, financiada por Moscú, de difundir propaganda, teorías conspirativas y desinformación. De hecho, la plataforma está en el punto de mira de los servicios secretos internos alemanes, que la consideran un intento de socavar la confianza en las instituciones democráticas”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, acusó a RT, en su primera campaña, de intervenir en las elecciones francesas con noticias falsas que le afectaban.

Francia no sólo cerró las transmisiones, sino que el Tesoro de ese país congeló las cuentas de la cadena del Kremlin en enero de 2023.

De todos conocida fue la intromisión rusa para golpear la candidatura de Hillary Clinton en las elecciones de Estados Unidos en 2016, y apoyar las aspiraciones de Donald Trump.

Lo mismo hicieron en Francia contra Macron y en favor del Brexit en el Reino Unido. RT metió sus manos hasta el hombro en el proceso de desinformación y propaganda en esos comicios.

Ahora el interés está en México y Vladímir Putin no ha tenido reparos en abrir la chequera para entrar con RT a nuestras elecciones presidenciales.

Que Morena conserve la Presidencia de México es primordial para el funcionamiento del aparato de espionaje ruso contra Estados Unidos, y como cabeza de playa para la difusión de información falsa con fines desestabilizadores.

En mayo de 2022 nuestro corresponsal en Washington, José López Zamorano, reportó la comparecencia del jefe del Comando Norte de Estados Unidos ante comisiones del Capitolio, general Glenn Van Herck, en que dio a conocer que “el mayor número de agentes de inteligencia rusos se encuentra en México”.

Informó que “la porción más grande de elementos de GRU (Dirección del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia) en el mundo se encuentra en México en este momento. Se trata de personal de inteligencia ruso que vigila estrechamente las oportunidades de influir y tener acceso a Estados Unidos”.

El crecimiento del número de personal de la embajada rusa en México durante el presente sexenio ha sido ampliamente documentado.

¿Perderá Moscú este punto privilegiado de observación y maniobra?

Los votantes mexicanos tienen la palabra.

En la guerra de posiciones, Putin no parece dispuesto a renunciar a un enclave de alto valor estratégico.

Ahí está en nuestros autobuses, en edificios junto al Periférico, en el aeropuerto capitalino, en el Metro: Las noticias no tienen fronteras RT. Disponible en los sistemas de televisión de paga y en las redes sociales.

La traición de las cúpulas

Para la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) es motivo de gozo y de confianza que Lenia Batres haya sido designada ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), que agrupa a 14 organismos cúpula del sector privado (80 por ciento del PIB de México), expresa un día sí y otro también su respaldo entusiasta al gobierno más estatista que hayamos visto desde el sexenio del presidente López Portillo.

Sus directivos traicionan la declaración de principios que dan vida a los organismos que encabezan.

Lenia Batres, felicitada por la dirigencia nacional de Coparmex –además le expresan su confianza–, llega con la misión expresa de romper el equilibrio de poderes para subordinar al tribunal constitucional al Poder Ejecutivo y al Legislativo.

¿Se darán cuenta las dirigencias empresariales de lo que están siendo cómplices?

A la Corte le hace falta una sola ministra como Lenia Batres para que las leyes aprobadas por la mayoría simple en el Legislativo puedan pasar sobre la Constitución.

Diego Valadés lo explicó la semana pasada en su colaboración en Reforma:

Un caso extremo, dice, sería que una mayoría de diputados reformara la ley electoral y que ésta “determinara que los presidentes de la República son reelegibles después de un periodo intermedio. Habría una inconstitucionalidad ostensible, pero si cuatro de los 11 ministros decidieran que esa disposición legal es acorde con los principios abstractos de la democracia, sería aplicable por encima de la Constitución”.

Para Batres la SCJN no debe estar nunca por encima de la voluntad de la mayoría, ni debe corregir las leyes que apruebe el Legislativo.

Lenia Batres no traiciona a nadie, es congruente. Ella se refleja en los regímenes donde no hay división de poderes y un partido se arroga la representación de la mayoría y aplasta a las minorías. Totalitarismo, pues.

¿Y la Coparmex? ¿También?

Sin que nadie se los pidiera, sus dirigentes nacionales hicieron un pronunciamiento público en el que, además de felicitar a Lenia Batres, le dijeron que “confiamos en su compromiso con la Constitución y la autonomía judicial” (publicado en X).

La declaración de principios de Coparmex dice otra cosa:

“24.- … La división, el equilibrio y dignidad de los poderes del Estado, y el respeto a las garantías individuales, consagradas en la Constitución, son factores fundamentales para que el Estado se justifique”.

El gobierno vuelve a asumir funciones que son propias del sector privado en producción de energía, aeropuertos, construcción, servicios.

Vamos de regreso a la época del gobierno propietario y deficitario, endeudado para subsidiar la mala administración de sus propiedades.

¿Qué dicen las cúpulas empresariales?

El organismo cúpula de los empresarios, CCE, ve “buena disposición y excelente colaboración” entre el sector privado y el gobierno, según lo manifiesta su presidente, Francisco Cervantes Díaz.

De parte del CCE no hay contención al avance del estatismo, sino un aplauso entusiasta. No hay oposición de su parte, sino aliento.

Es una traición, desde luego.

Dice el ideario del Consejo Coordinador Empresarial (mayo de 1975):

-En un régimen democrático, la actividad económica corresponde fundamentalmente a los particulares y son ellos quienes tienen a su cargo, de manera directa, la creación de la riqueza.

-Todo aquello que el hombre pueda realizar por sí mismo, o que pueda llevar al cabo una sociedad inferior, no debe encargarse a un organismo social más amplio y elevado a menos que, en forma evidente e imperativa, lo exija así el bien común. La negación de este principio de subsidiaridad conduce al totalitarismo.

-Incumbe al Estado, además de su misión de regir y custodiar el orden jurídico, la de ser gestor del bien común. Este lo realiza en la vida económica, facilitando, armonizando, estimulando y, sólo en último término, supliendo la acción de la libre iniciativa en los casos y condiciones arriba señalados.

-La producción de bienes y servicios económicos no constituye una función propia del Estado. La acción de éste debe tender precisamente a garantizar a los particulares el mejor y más libre ejercicio de los derechos de la persona humana; no a limitar o entorpecerlos en aras de un supuesto beneficio nacional. Esta política, asimismo, debe establecerse en el caso de los organismos descentralizados y de las empresas de participación estatal.

-En su carácter de gestor del bien común, en todas las actividades económicas en que el Estado interviene, no sólo debe aceptar, sino favorecer la participación de la iniciativa privada.

-La tendencia sistemática del Estado a intervenir como empresario constituye un grave peligro para el ejercicio de los derechos individuales. Como garantía de que la intervención estatal se subordinará a las exigencias del desarrollo económico y del bien común, es necesario un régimen de libertad política efectiva.

-Corresponde al Estado crear y mantener la infraestructura económica y garantizar el orden contra quienes pretendan alterarlo.

-Dentro de un régimen democrático, los individuos y las agrupaciones de iniciativa privada tienen derecho y la obligación de analizar las políticas gubernamentales, así como de fijar su posición respecto de ellas. Toda crítica constructiva e inspirada en el bien común constituye un acto de leal colaboración, merecedor de reconocimiento y aun de estímulo.

-Sólo existe auténtico desarrollo en la justicia y en la libertad, pero sólo será efectivamente compartido por todos los sectores sociales, en un marco de seguridad jurídica y estabilidad.

En síntesis: lo que hace el gobierno con la destrucción del Estado de derecho y la sustitución del sector privado en la economía es una declaración de guerra a la filosofía de la libre empresa.

Los organismos cúpula aplauden porque el gobierno favorece a algunos grandes empresarios que medran de la discrecionalidad presidencial.

Todos pagaremos por su traición.

Las elecciones de la seguridad

El principal problema que padecemos es la inseguridad y la elección de junio tendría que ser muy clara: abrazos con los criminales o mano dura con los criminales.

La candidata del crimen organizado es Claudia Sheinbaum, porque es la continuidad de los abrazos.

Esa política les ha permitido apropiarse de –por lo menos– la mitad del territorio nacional.

Xóchitl Gálvez aún no se ha pronunciado con la contundencia que la situación exige. Tal vez lo haga, aunque el tiempo está encima y los vientos soplan fuertemente en contra suya.

Se entiende su cautela: la pueden matar.

La candidata sólo tiene el respaldo de tres partidos vulnerables y de un sector de la sociedad civil.

En contra suya juegan el gobierno federal, la mayoría de los estatales, grandes medios de comunicación, el crimen organizado y las cúpulas empresariales.

Cuando la Coparmex, el último bastión del sector privado que defendía las libertades, se congratula y felicita públicamente la llegada de Lenia Batres a la Suprema Corte de Justicia, que lleva como misión expresa destruirla, entonces parece que todo está perdido.

Aún está Xóchitl. Es lo que tiene la oposición para evitar la caída de la Corte en manos del totalitarismo, y la caída de México en poder del crimen.

Una cosa va junto con la otra: el fin del Estado de derecho y la entrega total del país a la delincuencia organizada.

Cierto, hay muchos temas importantes a tratar en la campaña: la salud, la educación, el despilfarro en obras faraónicas e inútiles, la bomba de Pemex, la corrupción desbocada y la ineptitud de los gobernantes, por sólo mencionar algunos puntos.

Pero ninguno de ellos es tan grave como vivir sin ley y con cárteles criminales que rebasan a las autoridades o son sus compadres. O socios.

Los abrazos que prometió el Presidente a los criminales son una promesa cumplida.

El resultado es un récord histórico de asesinatos, impunidad y trato de alfombra roja a los narcos, bandas de extorsionadores y secuestradores. Les roban hasta a los más pobres. Un vendedor de paletas tiene que pagar derecho de piso para trabajar.

La semana pasada hubo secuestros masivos de migrantes, y uno de ellos cobró realce nacional por el descaro y la crueldad de los delincuentes que se llevaron hasta a un bebé y a su madre.

El hecho ocurrió en Tamaulipas (en paralelo hubo otros) y la prensa nacional se ocupó del caso, lo que motivó la furia presidencial contra los periodistas y les llamó “buitres”.

¿Buitres? Sí, eso dijo. Por informar e indagar los periodistas son buitres según el Presidente. Quería que se ocultara la verdad.

Hace menos de un año 40 migrantes murieron calcinados en un centro de detención del INM en Ciudad Juárez, y también trató de zopilotes a los medios de comunicación. Los responsables del crimen permanecieron en sus puestos.

Ahora en Tamaulipas salieron a la luz las mentiras de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, al parecer engañada por el gobernador Américo Villarreal.

El mandatario estatal, cuyas ligas con grupos criminales son señaladas con insistencia, informó que los migrantes plagiados fueron “rescatados” en un operativo fantástico de coordinación entre su policía, la Guardia Nacional, la Marina, el Ejército, drones, rastreo de llamadas, cámaras…

Puras mentiras.

No hubo tal rescate.

Algunos familiares de los secuestrados pagaron el monto de la extorsión exigida.

Y sí, seguramente, también influyó, para su liberación, el hecho de que los medios de comunicación estuvieron encima del caso.

“Buitres”, llamó el Presidente a periodistas y medios por informar. Ni una palabra contra los criminales por secuestrar y cobrar rescate.

Hay ciudades donde el cobro de derecho de piso por parte de grupos criminales está acabando con ellas.

El daño que han hecho a México la indulgencia y la complicidad de las autoridades con el narco es brutal. Matanzas por doquier. Los grandes cárteles se disputan el control de estados. Asesinan candidatos.

¿Y el Ejército? Tiene órdenes expresas de tratar a los criminales con guantes de seda.

¡Ah!, pero le entregan aduanas, carreteras, trenes, una línea aérea, aeropuertos, puertos, remodelar estadios de beisbol…

¿No es ése el tema central de la campaña?

Estamos perdiendo el país. Hay éxodo de cientos de miles de personas. Ciudades fantasmas. Y los grandes cárteles ponen gobernadores y alcaldes.

Sheinbaum y Gálvez nos deben decir cómo van a enfrentar a la delincuencia.

¿Cómo la van a someter?

¿Cómo vamos a recuperar medio país?

¿Cuándo vamos a tener nuevamente el control de las fronteras?

Sheinbaum es la candidata de la continuidad.

¿O qué va a hacer con los gobernadores aliados, tolerantes o que son parte del crimen organizado?

¿Y con los alcaldes narcos o sometidos a ellos?

Son de su partido. Pagan parte de su campaña. Le llenan los mítines con acarreados. Eso cuesta dinero, y lo consiguen ellos.

Claudia Sheinbaum va a estar en sus manos, y no al revés.

Tal vez Xóchitl quiera ser la candidata de los ciudadanos indefensos. De hacerlo, se jugará la vida.

Abrazos con los criminales o mano dura con los criminales. Ese es el punto nodal de la elección de junio.

Los cuatro temas de Xóchitl

Ya definió sus cuatro temas de campaña y de gobierno la candidata presidencial de la oposición: seguridad, salud, campo y educación.

Habrá que esperar los puntos clave de la campaña de la abanderada del oficialismo, pero el adelanto de Xóchitl en la reciente entrevista con Carlos Loret apunta a preocupaciones esenciales.

Preocupaciones para los que se preocupan, pues un alto porcentaje de población en edad de votar no relaciona sus problemas y aspiraciones con las políticas públicas.

Las preguntas al electorado de alguna manera las esbozó Xóchitl en la entrevista referida: ¿quiero seguir con un gobierno que no me da medicinas? ¿Quiero seguir con un gobierno que le da abrazos a los delincuentes? ¿Quiero seguir con un gobierno que abandonó al campo?

Así planteadas, cualquier estudiante de primer semestre de publicidad o comunicación se las echaría abajo, pero los temas ahí están.

La seguridad es la principal preocupación ciudadana porque hay un desastre inaguantable. Todos conocemos los esfuerzos del gobierno por tapar las masacres y la extorsión generalizada.

A la luz pública están (algunas) las alianzas de las autoridades de Morena con los cárteles en diferentes estados, y la resistencia del gobierno federal para señalar y actuar contra los grandes grupos criminales.

La violencia e inseguridad que se vive en el país no es culpa de Calderón ni de Peña Nieto, tampoco del ‘neoliberalismo’. Eso es un pretexto para encubrir la ineptitud o la complicidad. O ambas cosas.

Con Morena en el gobierno no hay manera de empezar a resolver el problema, sólo se caerá más profundo.

Salud es otra inquietud fundada de la población, porque no se invirtió en ampliar los servicios de atención médica y se destruyó lo que había.

Pena da ver a gente que hace filas afuera de consultorios en farmacias privadas.

¿Y los hospitales públicos? Saturados, sin medicamentos, ni gasas, ni higiene porque el gobierno federal ahorra para pagar la refinería y el trenecito. Los médicos fueron tratados como delincuentes, enfermeras y paramédicos pagaban de su bolsa algunos materiales de curación.

En lugar de pacificar regiones azotadas por grupos criminales para que médicos mexicanos tuvieran condiciones mínimas y atender a la gente sin correr mayores peligros, optaron por contratar mano de obra médica esclava que no puede negarse a ir donde la mandan.

Salud es la gran deuda de la candidata presidencial del oficialismo, porque la Ciudad de México fue de las entidades con peor desempeño contra el covid en todo el país.

La científica se sometió al interés político de su jefe y se doblegó ante un charlatán sin escrúpulos, al precio de la vida de decenas de miles de sus gobernados.

El campo es muestra de la demagogia morenista: sin maíz no hay país, autosuficiencia plena, producir lo que se consume.

Insultaron a los campesinos productores de maíz cuando le pidieron al gobierno que cumpliera la promesa de comprar la tonelada por encima del costo de la siembra, para volver a sembrar.

La realidad es que México, ahora, importa más granos que nunca en su historia: 37 millones 400 mil toneladas de granos y oleaginosas a noviembre del año pasado.

Maíz, 18 millones 200 mil toneladas importadas, para consumo animal y humano (en este último éramos autosuficientes y había excedentes para exportar), de enero a noviembre del año pasado.

Educación, el cuarto tema. Dice Gálvez que se perdieron 10 años en la educación de la infancia en este sexenio.

A falta de confirmar la cifra exacta, lo irrefutable es que, por primera vez, desde la Revolución, cayó la matrícula escolar en el país.

No tiene remedio, ni con Xóchitl ni con Sheinbaum, el desastre educativo que provocó el actual gobierno. Le devolvió a los sindicatos el control de la educación, a cambio de estructura electoral (SNTE) y capacidad de movilización (CNTE).

Ahí no hay arreglo de fondo posible, sólo paliativos.

Cuando uno ve en los estados a niños que piden caridad a los turistas o transeúntes del lugar, no puede dejar de pensar en el daño que se les causó al destruir la reforma educativa y las escuelas de tiempo completo.

Esos niños sólo van a superar la pobreza con alimentación y buena educación. Con limosna no, ni de los turistas ni del gobierno.

Ahí están los temas de Xóchitl Gálvez. Esperemos los de Claudia Sheinbaum.

Tortura por motivos electorales

El gobierno federal tiene en la cárcel a un hombre inocente, que se está muriendo.

Sin que se le haya probado ningún delito, Jesús Murillo Karam está preso por la conveniencia política del presidente de la República.

Un juez otorgó a Murillo el beneficio de la prisión domiciliaria por su avanzada edad y mal estado de salud, pero el gobierno intervino para que siga encarcelado.

Allá el Presidente y sus carceleros con su conciencia. Allá él y la exhibición de su falacia cuando afirma que “nada humano me es ajeno”.

El hecho es que en cuatro meses Murillo resolvió lo sustancial del caso Iguala, y dio una pormenorizada relación de lo que llamó “verdad histórica” porque es un término jurídico que corresponde al caso.

¿Llegó a una conclusión distinta la investigación del actual gobierno en el secuestro y asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa?

No. ¿Entonces?

Lo que vive en prisión un hombre de 75 años con obstrucción pulmonar crónica (duele al respirar), insuficiencia vascular cerebral e hipertensión arterial, se llama tortura.

Está siendo torturado sin haber cometido delitos.

Si es ilegal afirmar que los normalistas fueron secuestrados y asesinados por un grupo criminal ligado a autoridades municipales, entonces también deberían estar presos los más altos funcionarios de la actual administración federal.

Es lo mismo que concluye este gobierno.

Para el Presidente y su partido, Morena, sería costoso, en términos de imagen, que Murillo saliera de la cárcel y continuara su proceso en prisión domiciliaria.

Esa es la razón por la que el exprocurador está preso. Una razón política.

Entre la justicia y la conveniencia electoral, el Presidente opta por la conveniencia electoral.

A eso nos llevaría, de manera generalizada, de aprobarse las reformas que pretende pasar Morena en el siguiente periodo de sesiones del Congreso.

Jueces que dependen del voto popular no harán justicia, sino que con sus fallos buscarán satisfacer siempre al dueño de los votos. A los que movilizan electores.

Con claridad lo apuntó el que fuera un gran ombudsman capitalino, Luis de la Barreda:

“El caso (Murillo) nos muestra, una vez más, la importancia que en un Estado democrático de derecho tiene un Poder Judicial independiente, y lo que sucedería si jueces, magistrados y ministros perdieran su independencia: no habría obstáculo alguno contra los abusos de poder, contra los designios, por caprichosos y arbitrarios que fuesen, del poderoso”.

En este caso concreto, el Presidente prefiere cometer una injusticia grave a perder algo de popularidad entre su claque radical.

Murillo es acusado de tortura, obstrucción de la justicia y desaparición forzada.

¿A quién torturó Murillo?

A nadie.

El torturado es él, ahora, preso y enfermo. Mientras los que llegaron a iguales conclusiones sobre el caso de los normalistas están en campaña.

¿A quién desapareció Murillo?

A nadie.

¿A quién encubrió o liberó para obstruir la justicia?

A nadie.

Los que han liberado a asesinos materiales y a quienes dieron las órdenes de matar a los normalistas pertenecen al gobierno actual.

En todo caso el proceso contra Murillo está abierto y si hay pruebas –hasta ahora, ninguna– deben desahogarse con él en prisión domiciliaria.

Pero lo que hay en curso no es justicia, sino el lento asesinato de un hombre que paga con su vida, en la cárcel, la buena relación política del Presidente con los grupos radicales que lo endiosan.

Llegó 2024, medio mundo a votar

Este año ocurrirá un fenómeno que tal vez no se repita hasta 2048: en 75 países, donde ahora viven 4 mil 200 millones de personas, habrá elecciones presidenciales, legislativas o municipales.

México, Estados Unidos, India, Rusia, el Reino Unido, Indonesia, Taiwán, Ucrania y decenas de naciones más irán a las urnas en campañas donde hará su debut masivo el uso de la inteligencia artificial.

La más importante para nosotros, México, se realizará el domingo 2 de junio, en la que podrán votar unas 98 millones de personas que se encuentran en el listado nominal de electores y elegirán a la primera presidenta del país, el mandatario número 66 de la República.

La presidenta debe asumir el mando institucional de la nación el primer minuto del 1 de octubre de este año, pues habrán concluido los 2 mil 131 días para los que fue electo Andrés Manuel López Obrador.

Vamos a elegir, además de presidente, 120 senadores, 500 diputados, ocho gobernadores, un jefe de Gobierno, 16 alcaldes en la Ciudad de México, más la totalidad de los Congresos locales, con la salvedad de Coahuila que ya lo hizo el año pasado.

De las nueve entidades de la Federación donde se renueva el Poder Ejecutivo, hay dos que son decisivas para la elección presidencial, por lo numeroso de su padrón y su tradición de estados switchers: Jalisco y Guanajuato.

Hace 18 años le dieron la Presidencia a Felipe Calderón, hace 12 a Enrique Peña Nieto, y hace seis volcaron sus votos en favor de López Obrador.

También habrá elección de gobernadores en Veracruz, Tabasco, Morelos, Puebla, Chiapas, Yucatán y la Ciudad de México.

Al norte de nuestro país estará la otra elección fundamental para su propio destino como líder global, para el de México y el equilibrio político en el mundo: Estados Unidos.

Estados Unidos es una moneda suspendida en el aire, pues la candidatura presidencial del republicano Donald Trump depende de lo que resuelva la Corte Suprema, luego de que la corte estatal de Colorado lo inhabilitara para participar en las elecciones primarias de su partido en marzo.

Si la Corte Suprema federal le da la razón a Colorado, entonces Trump quedará fuera de la contienda y los republicanos deberán elegir entre otros candidatos a la Presidencia.

Pero si la Corte resuelve que la “incitación a la rebelión” no aplica para el presidente de la República en funciones, entonces Trump habrá dado un paso muy importante de regreso a la Casa Blanca.

De los nueve jueces que componen la Corte Suprema de Estados Unidos, seis son conservadores, y de ellos tres fueron propuestos por Trump.

¿Quiere decir que ya ganó el litigio? No necesariamente.

En América Latina el calendario electoral arranca en el país del Principito, El Salvador, que va a elecciones presidenciales el 4 de febrero, y le sigue República Dominicana, el 19 de mayo. Después México el 2 de junio, y Uruguay el 27 de octubre.

Venezuela también tendrá elecciones generales, aunque aún no tiene fecha, porque el gobierno de Nicolás Maduro guarda esa carta bajo la manga y la soltará –la fecha de los comicios– cuando así convenga a la estrategia del ocupante del Palacio de Miraflores.

Desde el 2 febrero de 1999 el chavismo no ha soltado el poder en Venezuela y los pasos seguidos hasta ahora indican que piensa seguir ahí, con o sin el respaldo mayoritario de la población.

Para ello, el gobierno asumió el control del órgano electoral y de la Suprema Corte de Justicia, y con esos instrumentos en la mano inhabilitó a la candidata presidencial de la oposición, María Corina Machado.

Brasil tendrá elecciones municipales el 6 de octubre, y los chilenos las tendrán el 27 de ese mes.

A ver, ¿quién tenía razón?

Hace 30 años ocurrieron en México dos grandes acontecimientos: la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el alzamiento armado del EZLN en Chiapas.

El TLC del presidente Carlos Salinas pretendía abrir las fronteras para integrar comercialmente a México con la principal potencia del mundo y con Canadá.

Y el EZLN se alzó contra la globalización capitalista, contra el TLC, le declaró la guerra al Ejército mexicano y su objetivo era derrocar al gobierno e instaurar el socialismo.

El actual grupo gobernante se movilizó contra el TLC porque, decían, se entregaba la soberanía nacional a Estados Unidos y no vaciló en ponerse del lado de Marcos y la guerrilla.

Marcharon contra el Tratado e hicieron caravanas a la selva Lacandona a tomarse la foto con el popular guerrillero, en lo que se recuerda como “los zapatours”.

A 30 años de ambos sucesos, y ahora que ya gobernaron cinco años y medio los que estuvieron del lado del EZLN y sus luchas contra el libre comercio y el capitalismo en general, es momento de comparar y saber quién tenía razón.

Chiapas (cifras de Coneval) sigue siendo el estado con mayor índice de pobreza del país, situación que afecta a 76.4 por ciento de su población.

El 28.2 por ciento de los chiapanecos vive en la indigencia. Esto es, un millón 607 mil personas.

Chiapas es la entidad con menor porcentaje de población no pobre o no vulnerable, 8.1. En cambio, Coahuila tiene a 47.1 por ciento fuera de ese riesgo, Nuevo León a 45.9, Chihuahua a 44.3 y Baja California a 43.2.

Las comunidades zapatistas, es decir los municipios autónomos donde se gobierna según sus bandos, reglas y costumbres, son los más pobres entre los pobres.

Han sido tomados por bandas del narcotráfico y el comercio ilegal de seres humanos. Gran parte del resto del estado, gobernado por sus compañeros de lucha anti-TLC, es decir Morena, también.

Ese fue el libre comercio en que devino el discurso zapatista, sus exigencias y el apoyo de sus aliados que hoy gobiernan Chiapas y el país.

¿Y qué pasó con la “entrega de la soberanía” a través del TLC?

Pasó que México tiene un superávit comercial de 191 mil millones de dólares con Estados Unidos.

Pasó que el TLC ha salvado a México de la quiebra económica.

A pesar de los errores garrafales en las políticas públicas del gobierno actual, que inevitablemente pagaremos, el país recibe inversión extranjera derivada del nearshoring.

Como explicó el viernes en estas páginas Bárbara Anderson, sin el Tratado de Libre Comercio no sería posible aprovechar el nearshoring.

Tenemos los dos océanos y 3 mil 200 kilómetros de vecindad con la primera economía del planeta, con la que nos une un Tratado de Libre Comercio que se logró a pesar de la oposición de los mismos personajes que hoy nos gobiernan.

Se logró a pesar del levantamiento armado de los que postulan otro modelo, anti libre comercio, anti-Estados Unidos, pro-Che Guevara y prodictadura del proletariado.

Entre las cifras que ofrece Bárbara Anderson, destaco que el TLC produce 55 por ciento del PIB de la economía del país.

Ochenta y cinco por ciento de nuestras exportaciones va a Estados Unidos y Canadá.

El libre comercio que combatieron con gritos en las calles los actuales gobernantes, y con las armas sus aliados del EZLN, mueve un intercambio de productos por valor de mil 500 millones de dólares… diarios, con nuestro vecino del norte.

La paradoja es que hoy, cuando los aliados del EZLN y exmilitantes contra el TLC ya tuvieron la oportunidad de gobernar y terminan su periodo, lo único que pueden presumir es que no se les ha caído la economía gracias al dinamismo del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

La esperanza de volver a crecer está puesta en la llegada de empresas, a situar sus fábricas en México, junto a Estados Unidos, porque tenemos eso que nuestros gobernantes aborrecían: TLC, hoy T-MEC.

De paradojas hablamos. Para ellos el héroe sigue siendo Marcos y el antihéroe es Carlos Salinas.

Si hubiera algo de honestidad intelectual en nuestros gobernantes y en no pocos articulistas, a 30 años de distancia tendrían que reconocer quién tuvo la razón: Salinas.

¿O no?

La regresión, dos libros

El escalofrío que recorre la espina dorsal de México y de buena parte del mundo occidental, es visto por diversos pensadores como el ocaso de la sociedad liberal y democrática que llegó en los años 90 y ahora se despide.

Destaco, en esta última columna del año, dos libros valiosos cuya lectura recomiendo: La luz que se apaga, de los profesores Ivan Krastev y Stephen Holmes (Debate), y El arte de ser humanos, del pensador holandés Rob Riemen (Taurus), que hace algunos años impartió clases en México.

Ese consenso liberal de los 90, dicen Krastev y Holmes, tenía que ver con “los derechos legales y constitucionales individuales, como la libertad de prensa, el derecho a votar a los gobernantes en elecciones periódicas”.

Liberalismo “asociado a los ideales de igualdad de oportunidades, libertad de movimiento y de tránsito entre fronteras, derecho al disenso, acceso a la justicia y responsabilidad del gobierno ante las demandas públicas”.

Y ahora nos encontramos ante la ofensiva de la regresión que, “para justificar el desmantelamiento de la prensa independiente y de la autonomía del sistema judicial, así como los burdos ataques a disidentes y críticos, enarbolan la necesidad de defender a la nación frente a los enemigos internos ‘de espíritu foráneo’”. (Que estudiaron posgrados en universidades extranjeras, se oye decir en México).

Un capítulo de El Arte de ser humanos consiste en una carta del autor, Rob Riemen, a quienes fueron sus alumnos en México, en la que sin catastrofismos señala nuestro futuro si se profundiza la polarización y el encono:

“En 1941, (Erich Fromm) demuestra de manera convincente, en su libro El miedo a la libertad, que no sólo la guerra provoca miedo, sino que también ocurre a la inversa: el miedo causa guerras. Los autócratas gobiernan como mesías falsos, y dado que nunca se puede edificar una sociedad justa y armoniosa con demagogia, propaganda y mentiras, una guerra civil es inevitable. Hablando de ‘falsos mesías’, para mí su presidente López Obrador es un ejemplo arquetípico de esa especie”.

Más adelante cita a uno de los filósofos que admira, Erich Vögelin: “Es signo de una incomprensión fatal de las fuerzas históricas creer que un puñado de hombres puede destruir una civilización antes de que ésta haya cometido suicidio”.

Habla, pues, de la responsabilidad de la sociedad. Páginas atrás cita a Freud en ese mismo tenor:

“¿Creen realmente que un puñado de ambiciosos y farsantes inmorales habrían logrado desencadenar todos esos malos espíritus si los millones de seguidores no fueran sus cómplices?”.

Los profesores Kastrev y Holmes dedican buena parte del libro al fenómeno Trump como símbolo de esa “luz que se apaga, la democracia liberal, y señalan:

“… en el nombre de la lealtad a la propia facción partidista, nos lleva a una de las transformaciones más drásticas que Trump ha causado en la vida pública estadounidense: ha convertido la república de ciudadanos en una república de fans. Unos fans embelesados, cuya facultad de crítica ha sido suprimida…”.

Añaden: “Para él (Trump), alguien leal no es quien le da su apoyo cuando tiene razón, incluso con los vientos políticos en contra, sino en quien lo apoya incluso cuando está equivocado, sea cual sea el precio”.

Los fans del líder mesiánico, apuntan, “renuncian a la oportunidad de habitar en un mundo en común, junto a ciudadanos que no piensan igual. En consecuencia, lo que hacen es destruir la posibilidad de ofrecer y aceptar concesiones mutuas para ajustar las diferencias políticas de un modo pacífico”.

Dedican un amplio espacio al fenómeno de la popularidad de estos líderes, y lo enfocan en el autócrata ruso, pero muy bien al caso del Presidente de México:

“En Rusia, la ‘popularidad’ es consecuencia y no causa del poder que se detenta”. Así, “la ausencia prefabricada de alternativas plausibles hace que la ‘popularidad’ de Putin sea imposible de medir en términos absolutos”.

Hemos entrado a vivir en el mundo de la mentira de los ilusionistas de la política, dice el profesor Riemen:

“Ahora, 40 años después (del advenimiento casi universal de las democracias liberales), es otra época: es 2020. En muchos países los demagogos, los políticos mentirosos por excelencia, han conquistado el poder de manera democrática: Trump en Estados Unidos, Orban en Hungría, Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela, y López Obrador, su Presidente, también pertenece a esa categoría”.

Para el tiempo en que vivimos, me quedo con la línea que subrayé del libro de Riemen, que es un verso del poeta austriaco Rainer María de Rielke:

“¿Quién habla de victorias? El resistir lo es todo”.

La democracia se defiende en EU

Vaya simbolismo. Donald Trump recibió el fallo sobre su inhabilitación para aparecer en las boletas de las elecciones primarias republicanas en Colorado, mientras se preparaba para un mitin de campaña en Waterloo.

Sí, en Waterloo, Ohio.

Aunque está por verse si esta batalla legal lo conducirá a su derrota definitiva, es revelador que Trump no haya reaccionado de inmediato, como suele hacerlo, al fallo de la Corte del estado de Colorado.

Y es que la descalificación le cayó como anillo al dedo a su narrativa de que el “Estado profundo” opera para excluirlo a la mala de la lucha presidencial. Pero no lo hizo.

Fue su equipo de campaña el que anunció una apelación inmediata ante la Corte Suprema de Estados Unidos.

El asunto es serio.

Las instituciones encargadas de defender la legalidad en Estados Unidos tienen la obligación de proteger la democracia consagrada en su Constitución.

Trump alentó un golpe contra el Capitolio para impedir que las elecciones, en las que perdió, fueran certificadas por el Poder Legislativo.

Una persona que no respeta la regla esencial de la democracia, aceptar los resultados legales de las elecciones y reconocer al ganador, boicotea la sesión del Congreso para que éste cumpla con su deber constitucional, no puede quedar sin castigo.

Utilizan la democracia para llegar al poder, pero cuando ésta no les favorece intentan demolerla.

Es lo que se define en estos días en Estados Unidos.

Aunque el dictamen de Colorado sólo aplica técnicamente a las elecciones primarias del estado, programadas para el 5 de marzo próximo, se trata de un dardo al corazón de sus aspiraciones presidenciales.

Si la Suprema Corte valida el fallo que se dio en Colorado, otros 24 estados gobernados por demócratas podrían detonar inhabilitaciones similares.

Trump quedaría fuera de la contienda y los republicanos estarán obligados a buscar un candidato que respete las reglas con las cuales competirá por la Presidencia.

Pero aun si el fallo no aplicara para otros estados, los 10 votos electorales de Colorado, en la elección federal de noviembre, podrían frustrar el triunfo de Trump en el contexto de una elección apretada.

Claro que existe el otro escenario: que los seis magistrados conservadores de la Suprema Corte anulen el fallo de la corte de Colorado, le salven el pellejo político a Trump y siga en la contienda como si nada.

Ahora la Corte Suprema tiene entre sus carpetas pendientes dos decisiones clave: si Trump violó la cláusula 3 de la Enmienda 14 de la Constitución por haber incurrido en el delito de insurrección. Y si es inmune a una acusación judicial por sus acciones como presidente.

Ambos casos están ligados, por supuesto, al fallido golpe del 6 de enero de 2021, cuando trató de impedir la transferencia institucional del poder a las manos de Joe Biden.

Su juicio por la acusación de haber obstruido la justicia debe empezar el 4 de marzo de 2024, en pleno galope electoral y un día antes de las primarias de Colorado.

De ser hallado culpable por ese proceso antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, Trump podría perder más de 10 puntos de intención de voto en el país, de acuerdo con las estimaciones de las encuestas. Además de perder en automático los 10 votos electorales de Colorado.

Aunque técnicamente podría seguir en la carrera por la Presidencia, sería un candidato herido.

Pero el escenario catastrófico para Trump es que la Corte Suprema valide el fallo de Colorado. Sería el fin de su historia.

Dato importante: la demanda en Colorado fue presentada por republicanos.

Es decir, desde dentro de su partido lo intentan frenar quienes creen que la democracia debe defenderse.

El fraude petrolero

Una mitad del fraude a la ciudadanía consiste en decirle que la nación es dueña de Petróleos Mexicanos cuando en realidad pertenece a los acreedores.

La otra mitad es que la deuda de Pemex la pagamos los mexicanos, y se trata de una empresa que ni nos pertenece ni nos ayuda.

El gobierno toma el dinero de los contribuyentes y no nos lo regresa en servicios de salud, seguridad ni educación aceptable. Se lo entrega a los bancos acreedores de Pemex. Y las pérdidas aumentan.

La gran mentira, para redondear un fraude artero, es decirnos que se ha recuperado la soberanía energética: 60 por ciento de la energía que genera la Comisión Federal de Electricidad es con gas, y ese gas se importa en su totalidad de Estados Unidos.

¿No tenemos gas? Sí, claro que sí. Pero el gobierno no tiene dinero para explotarlo y prohíbe que lo hagan los privados.

La obtención del gas debe hacerse por medio de fracking y el gobierno de la 4T dice que no lo hace por un “compromiso con la naturaleza”, pero le compra el gas a Texas donde se obtiene por fracking.

En su “compromiso con la naturaleza”, quema combustóleo en las refinerías y nos manda desde Tula, a los habitantes de la Ciudad de México, 57 mil toneladas de azufre cada año para que respiremos.

También somos ricos en fuentes de energías limpias, porque hay abundante Sol, viento y vapor subterráneo, pero no se aprovecha porque el gobierno no quiere que entre el sector privado a generar energía verde porque es más barata (y no contamina) que la que vende CFE, del gobierno, y que pierde dinero.

De acuerdo con los datos más recientes dados a conocer por Pemex, analizados por el doctor Francisco Barnés de Castro, la petrolera debe 3 billones 800 mil millones de pesos, y sus activos ascienden a 2 billones de pesos.

Entonces, ¿de quién es la empresa?

De los bancos acreedores, tenedores de bonos y de los trabajadores jubilados. Ellos son los dueños.

De esos poco más de 220 mil millones de dólares de pasivos, 110 mil es con los bancos.

Los 110 mil millones de deuda por esa vía, 75 mil millones de dólares es deuda a largo plazo y 35 mil millones de dólares a corto plazo. Se vencen en los próximos cuatro años.

Otros 110 mil millones se deben pagar a trabajadores jubilados.

Trece mil millones de dólares se deben a proveedores, lo que es 98.3 por ciento más que al cierre del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Siete mil millones de dólares se deben en impuestos.

Este “se deben” 220 mil millones de dólares (a bancos, tenedores de bonos, proveedores, jubilados) no es una cifra en abstracto.

Se deben pagar. Y se están pagando con nuestros impuestos, que deberían ir a comunicar y levantar a Chiapas y Oaxaca con buena infraestructura carretera, escolar, seguridad pública capacitada en los estados, aprovisionamiento en hospitales y centros de salud.

El dinero ahí está, sólo que el gobierno no quiere que llegue ahí donde se necesita, sino que lo manda a obras inútiles que generarán más perdidas, y a la compra de votos a través de programas clientelares.

Y a esta insensatez le quieren poner un “segundo piso”.

A los proveedores no les paga lo que les debe, y debe seguir contando con ellos para la operación diaria de Pemex. Es decir, la deuda aumenta, y los proveedores pueden parar sus servicios cuando así lo consideren.

El gobierno actual le ha inyectado a Pemex dinero de Hacienda por la cantidad de 864 mil 778 millones de pesos, más otra cantidad en exenciones y diferimiento de impuestos, que ascienden a un total de un billón 300 mil millones de pesos.

Hace algunos años, no muchos, cuando el director de Pemex tenía cita con el secretario de Hacienda, temblaba porque tenía metas de producción y de aportaciones al fisco. Ahora es al revés. El que tiembla y termina llorando es el secretario de Hacienda.

Al final del sexenio pasado, la contribución neta de Pemex a las finanzas públicas era de 15.2 por ciento, y ahora es de apenas 2.3 por ciento.

La producción de crudo, se nos dijo, iba a aumentar del millón 707 mil barriles en que la dejó Peña Nieto, hasta alcanzar 2 billones 600 mil barriles diarios en este sexenio.

¿Cuál es la realidad?

Hoy Pemex produce menos petróleo que al final del gobierno anterior.

El patrimonio de Pemex es inferior en 50 por ciento a sus deudas.

Y los ingresos netos comprometidos de Pemex son menores a sus obligaciones con los acreedores.

¿Qué empresa en el mundo funciona así?

De las petroleras, sólo Pemex, mientras todas las demás han ganado dinero como nunca en estos años.

La reforma energética que congelaron establecía que los privados hicieran el gasto en explorar y producir, y pagaran al gobierno mexicano 80 centavos por cada dólar de utilidad.

Y había filas de inversionistas con el dinero en la mano.

Hoy la hacienda pública no gana con Pemex, pierde, y paga sus deudas con dinero de la nación.

Director: Juan Luis Parra

Hermosillo, Sonora.

Edición: 

Online desde el 2010

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