Desde los más altos mandos del Ejército mexicano se habría enviado un mensaje directo a la presidenta Claudia Sheinbaum: “llegó la hora de que elija si se decide por él o se decide por nosotros”, en referencia al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, y al general secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla.
La columna publicada este lunes por Ramón Alberto Garza señala que los desencuentros entre Trevilla y Harfuch ya alcanzaron un punto de no retorno, generando una fuerte confrontación dentro del Gabinete de Seguridad. En palabras del periodista, “no existe espacio para ambos”, según la percepción en el alto mando militar.
García Harfuch ha impulsado una estrategia que contrasta con la de la administración anterior, privilegiando los operativos contundentes. Bajo su gestión, se ha decomisado fentanilo por toneladas y se han capturado más criminales que durante todo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, asegura Garza. Esta política, conocida como “balazos, nada de abrazos”, habría molestado a sectores del Ejército, especialmente tras el desmantelamiento de la inteligencia de la Guardia Nacional al pasar de control castrense a civil.
El viernes 9 de mayo se habría producido una fuerte confrontación entre Trevilla y Harfuch ante Sheinbaum. A partir de ese momento, según el columnista, una serie de hechos ha evidenciado un clima de tensión creciente: incursiones de presuntos militares estadounidenses en operativos antinarco, la publicación de imágenes polémicas por parte del diario La Jornada y la muerte de dos agentes vinculados con la embajada de Estados Unidos en Jalisco.
A estos eventos se sumó el enfrentamiento en Michoacán donde murieron 12 presuntos integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación y tres elementos de la Secretaría de Marina, sin participación reportada del Ejército.
La columna concluye alertando sobre una posible imposición del poder militar por encima del civil, al advertir que la presidenta estaría siendo presionada para tomar partido entre su secretario de Seguridad o los altos mandos castrenses.
Uno de los detonantes fue la publicación en redes sociales de Carlos Amador Chavela, una de las víctimas en Jalisco, donde etiquetaba a César Guzmán como parte del “FBI”. Aunque el consulado de Estados Unidos en Guadalajara negó un vínculo laboral actual, no descartó que hubiera existido anteriormente una relación de colaboración.