La semana que entra podría jugarse la suerte del aún joven sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum.

El martes 1, la mandataria cumplirá su primer semestre en el cargo, y ese día, de acuerdo con el artículo 42 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, es la fecha límite para que la Secretaría de Hacienda entregue al Congreso de la Unión los llamados “precriterios de política económica”.

Éstos consisten, dice el ordenamiento, en un documento con los siguientes puntos: los principales objetivos para la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del año siguiente, es decir, 2026; los escenarios sobre las principales variables macroeconómicas para el siguiente año: crecimiento, inflación, tasa de interés y precio del petróleo; los escenarios sobre el monto total del Presupuesto de Egresos y su déficit o superávit, y la enumeración de los programas prioritarios y sus montos.

La entrega de dichos precriterios representa el arranque del año fiscal y será el verdadero inicio de la gestión de Edgar Amador como secretario de Hacienda, luego de haber sustituido en el cargo a Rogelio Ramírez de la O hace tres semanas.

Hay que decir que Amador tuvo un buen comienzo, pues su nombramiento pasó muy bien por la Cámara de Diputados, en parte por el cabildeo con las fracciones parlamentarias que realizó el funcionario previo a la sesión de la Cámara de Diputados en que fue ratificado.

Su primera prueba tendrá serios retos, como generar confianza, tanto entre los legisladores como en los mercados, para la hoja de ruta con la que el gobierno pretende navegar los tiempos económicos turbulentos que se viven.

Uno de muchos datos que se esperan con atención es la previsión de crecimiento económico. La última vez que Hacienda la dio a conocer –el 15 de noviembre pasado, como parte del Paquete Económico–, fue fijada en un crecimiento de entre 2 y 3 por ciento, pero, desde entonces, los pronósticos de bancos y casas de análisis se han derrumbado, y ahora se espera un desempeño francamente malo, que incluso pudiera ser negativo.

También habrá mucha atención sobre la estrategia para disminuir el déficit, que, dado el gasto excesivo del pasado año electoral, se disparó hasta 5.9 por ciento del PIB, y ahora deberá moderarse para no colocar al país ante el peligro de ver reducida su calidad crediticia por parte de las calificadoras.

La dificultad de la tarea de Amador irá más allá de los retos intrínsecos de construir una política económica con finanzas públicas encorsetadas que resulte convincente, pues la incertidumbre creada por los aranceles de Donald Trump tiene la capacidad de destruir todo tipo de previsiones.

Para colmo, el límite para presentar los precriterios es el día previo al 2 de abril, que Trump ha definido como “día de la liberación de Estados Unidos”. Ese miércoles está previsto que el mandatario dé a conocer una serie de aranceles que, de una u otra manera, alcanzarán a México.

De hecho, Trump anunció ayer nuevos impuestos a las importaciones de vehículos, que incluyen los que venden México y Canadá, países socios de Estados Unidos en la región de libre comercio de Norteamérica. Aparentemente, se trató de un anuncio adelantado para tratar de tapar el escándalo de las indiscreciones que cometieron varios altos funcionarios de su gabinete al hablar de la planeación de ataques militares contra los hutíes en Yemen.

De lo que suceda el 2 de abril podría depender si México se hunde en la recesión este año o si se queda en un crecimiento magro o nulo. Y los precriterios tendrán que elaborarse antes de saber qué sucederá.

Para el día siguiente, jueves 3, la presidenta Sheinbaum ha dicho que anunciará la respuesta de su gobierno a los aranceles. Es una decisión correcta, porque no tiene caso adelantarse a lo que decida Trump, quien, por desgracia, tiene la sartén por el mango. Sin embargo, parece inevitable que México tome algún tipo de represalia comercial, pues ya se vio que, haga lo que haga por complacer a Trump, nunca nada será suficiente.

Vienen días clave para el sexenio. Después de la próxima semana, nada será igual.

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