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Columnistas de SP

Sin hablar, AMLO dominó el discurso

“Por el bien de todos, primero los pobres”. “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. “La autoridad moral es lo más importante”. “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. “Prohibido prohibir”. “Dar de comer a quien nos da de comer”…

En el discurso más importante de su carrera política, el de su toma de protesta no solo como presidenta de la República, sino como la primera mujer que gobierna México en “al menos 503 años”, Claudia Sheinbaum dedicó más de 10 minutos —prácticamente la cuarta parte de este— a repetir las frases del caudillo saliente, y a llenar de loas al “hermano, amigo, compañero” a cuya sombra se desarrolló su carrera política y al que debe su llegada a la Presidencia de la República.

En esos primeros minutos de discurso lo llamó “grande”, “el dirigente político y social más importante de la historia moderna”, “el presidente más querido”. Lo comparó con Lázaro Cárdenas y le alzó un altar ante la nación “donde solo residen los que luchan toda la vida, los que no se rinden”.

“Usted estará siempre en el corazón del pueblo de México”, decretó. “Profundas gracias, gracias, gracias por siempre”.

A lo largo de 11 cuartillas, no hubo mención ni una muestra de empatía para las víctimas del sexenio más sangriento de la Historia. Solo dos minutos dedicados al problema de la violencia y la inseguridad, que la presidenta aprovechó para darle un raspón al exmandatario Felipe Calderón:

“No regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón, que tanto daño le sigue haciendo a México”.

Minutos antes le había asestado otro mandoble al expresidente Ernesto Zedillo (“Piénsenlo solo un momento. Si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No, eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas”), sin que la débil, dócil, ninguneada, silenciosa, inexistente oposición presente en el recinto, diera el más mínimo acuse de recibo.

“Insultó a sus presidentes sin que panistas y priistas siquiera pestañearan”, lamentó uno de los legisladores.

Peor aún: durante los 40 minutos que duró el discurso, Sheinbaum no dio señal alguna de acercamiento, de búsqueda de consenso, de fin de la polarización. De hecho, terminó el discurso lanzando, antes que a México, vivas a “la cuarta transformación” que la llevó al poder.

Cuando mucho, llamó a evaluar “con la cabeza fría qué pasó durante estos seis años en que el modelo de desarrollo del país pasó del fracasado modelo neoliberal y el régimen de corrupción y privilegios” a uno que surgió “del amor al pueblo y de la honestidad”: el llamado “humanismo mexicano”, en el que, “aceptémoslo —dijo— a todas y a todos les ha ido mejor”.

En el juego de señales que fue el discurso inaugural de su gobierno, la presidenta dejó en claro que la única oposición que le interesa, y con la que tendrá que sentarse a negociar, es la de los socios comerciales, canadienses y estadounidenses (“la cooperación económica fortalece a las tres naciones”), así como la de los accionistas nacionales y extranjeros, a quienes tendrá que convencer de que sus inversiones “están seguras en nuestro país”.

Fue, en general, un discurso de celebración del Caudillo, de ensalzamiento a la historia de monografía y de libro de texto (“Josefa Ortiz, quien no solo dio el taconazo para iniciar la Independencia, sino que sabiamente expresó: no se debe premiar a quien sirve a la patria, sino castigar a quien se sirve de ella”), y de anuncio de continuidad del régimen que López Obrador impuso violando las leyes y la Constitución.

Sin mayores argumentos, Sheinbaum negó la militarización del país, nomás porque ella lo dijo: “Quien crea que la Guardia Nacional estando en la Sedena es militarización, está totalmente equivocado”. Negó también que se esté llevando a cabo la construcción de un régimen autoritario, nomás “porque nosotros somos demócratas”.

En el discurso en el que dio el banderazo de salida la edificación de la figura y el mito del Nuevo Padre de la Patria, se anunció la continuación y aun el aumento de los llamados programas del bienestar: de la pensión universal, de las becas Benito Juárez, de Sembrando Vida, de Jóvenes Construyendo el Futuro… Del IMSS Bienestar y del Tren Maya… Todo con frases y palabras de AMLO.

En medio del tumultuoso homenaje, el único punto de quiebre con el sexenio que acaba de terminar fue el aviso de que la producción diaria de más de 1.8 millones de barriles “es ambientalmente insostenible”, por lo que se echará a andar un programa de transición energética hacia fuentes renovables de energía —algo que a López Obrador seguramente le dolerá.

La parte final del mensaje, dedicada al tiempo de las mujeres, fue la mejor, porque no parecía estar hablando AMLO, sino por primera vez la presidenta de México.

En cuanto Sheinbaum terminó de hablar, estallaron los vítores de Morena y sus aliados, no dirigidos a ella, sino al expresidente.

Tal vez la otra oposición esté también en el partido oficial, pero por lo pronto, el tiempo de Sheinbaum ha comenzado.

Los primeros minutos de Claudia

Las primeras palabras de la primera mujer Presidenta de México en la historia… fueron para un hombre. No sólo las primeras palabras. Los primeros 5 minutos del discurso más emblemático de su carrera fueron para citar, elogiar y encumbrar a un hombre en lo personal. No sólo eso. Los siguientes 18 minutos fueron para retomar, ensalzar, adherirse y garantizar la continuidad del gobierno de ese mismo hombre. Y luego 12 minutos en donde prometió ampliar lo que ya se hizo y apenas logró colar un puñado de propuestas íntegramente propias que apenas esbozó: tres programas sociales nuevos, digitalización, vivienda, preparatorias y combate a la contaminación.

En total, de un discurso de 40 minutos, la primera mujer Presidenta de México, la doctora Claudia Sheinbaum, dedicó como 30 a hablar del hombre que tenía sentado a unos cuantos metros de ella.

A la lucha de las mujeres dedicó unos 8 minutos. Citó a las heroínas de la patria, pidió verbalizar el empoderamiento de las mujeres y cerró su discurso con unos bellísimos párrafos de “conmigo llegan todas”.

La contabilidad no es casual. En discursos de esta importancia se suele cuidar cada palabra, se escoge cómo y cuándo, se rebotan con especialistas en mensaje y se recibe retroalimentación de la gente de más confianza. Y esa es la contabilidad que arroja el discurso de toma de posesión de Claudia Sheinbaum. Cuenta el fondo y cuenta la forma. Ese lugar le da la nueva Presidenta a AMLO, y ese lugar le da a las mujeres.

Era esperable un elogio desaforado hacia López Obrador. Hasta justo, tratándose de ella. No me gusta la señal de abrir su discurso con eso y dedicarle tanto tiempo. Era también esperable un elogio al gobierno que se va -ella emana de ese gobierno- pero repetir las mismas frases, los mismos mantras, las mismas citas y hasta los mismos héroes durante tanto tiempo, diluye la apreciación de un estilo propio (que de existir, no ha sido expuesto) y abona a la percepción de que él sigue mandando, una percepción que ella ha tratado de combatir explícitamente. Su tropiezo de seguirle llamando “presidente”, y tener que corregir, fue el traicionero remate del subconsciente.

No todo fue decepción en el primer discurso de Claudia Sheinbaum. Además de las espléndidas palabras finales sobre la llegada de las mujeres del poder, destaco algunos brochazos que por ahora, no son más que eso, brochazos. En medio de un copiar-pegar en forma y frases de gobierno, Sheinbaum se separó de varias mentiras que López Obrador repitió incesantemente en su gobierno: ya aceptó que hay y habrá deuda (en una proporción responsable con respecto del PIB, prometió), ya aceptó que la producción petrolera no rebasará los 1.8 millones de barriles diarios (contra los 2.5 millones que jamás se alcanzaron) y buscará darle al Tren Maya una orientación rentable como transporte de carga para que no siga siendo un tiradero del dinero.

¿Y la oposición? Desaparecida, aplastada por Morena y sus aliados, víctima de una ilusión óptica que no debe engañar a todos los mexicanos. Sólo el 28% de los legisladores invitados eran de oposición porque el INE y el Tribunal le dieron al oficialismo el 72% de las curules (diputados y senadores). En realidad, el 46% de los mexicanos no votaron por Claudia Sheinbaum. Para ese 46% de México, la Presidenta no tuvo ni un renglón.

La sombra del caudillo

Claudia Sheinbaum Pardo ya es la presidenta número 66 en la historia de la República Mexicana. Es la primera mujer en ocupar el cargo en 200 años y su toma de posesión el día de ayer constituye un hecho histórico para la democracia no sólo de México, sino de Norteamérica. Ayer, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, ante el Congreso de la Unión instalado en sesión general, la doctora en Ingeniería Ambiental que dirigirá los destinos del país por los próximos seis años dio su primer discurso a los mexicanos, luego de que le impusieron la banda presidencial. Más tarde, en el Zócalo, en un mitin organizado por su partido, enlistó sus 100 compromisos de gobierno.

Tanto en sus dos mensajes, como en las formas, fue inevitable ver que la nueva presidenta sigue imitando el mismo estilo, el tono y hasta los simbolismos y rituales de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. De hecho, el arranque de su mensaje de toma de protesta lo dedicó a elogiar y a reiterar su lealtad y admiración por el expresidente, a quien en un lapsus que revela la dependencia que aún mantiene hacia él, lo llamó todavía “presidente”, cuando ella ya portaba en el pecho la banda presidencial.

“Como dice el presidente, dar de comer a quien nos da de comer. No permitiremos la siembra de maíz transgénico”, dijo Sheinbaum en su discurso ante el Congreso; luego, cuando cayó en la cuenta del resbalón, de inmediato ella misma corrigió: “Andrés Manuel López Obrador, como dice Andrés Manuel López Obrador. No permitiremos la siembra de maíz transgénico, seremos autosuficientes no solo en maíz sino en otros cultivos”.

¿Fue sólo un lapsus por la costumbre de llamarlo “presidente” durante las tantas giras que realizó con él en las últimas semanas o a la doctora la traicionó el subconsciente? Más allá de lo anecdótico del tema, lo que es un hecho es que ayer, en medio de aclamaciones, reconocimientos y buenos deseos de muchos mexicanos –incluso de la oposición, como el ex presidente Calderón al que ella atacó en su discurso mientras él le deseaba en redes sociales “sinceramente que le vaya bien, que sea una auténtica Jefa de Estado”— la presidenta Sheinbaum decidió realizar sus primeros actos y sus primeros mensajes exactamente igual a los de López Obrador cuando tomó posesión en 2018.

Si en el Congreso le rindió tributo a él antes de hablar de cualquier problema que afecta a los mexicanos, en el Zócalo le copió de manera íntegra el formato del “festejo” de su asunción como presidenta, con todo y “bastón de mando” que le entregaron los pueblos originarios, tal como lo hicieron con AMLO hace 6 años, con un Zócalo lleno por espontáneos, pero también bases de acarreados provenientes de los estados y de organizaciones sindicales de la 4T, y hasta en el formato de su mensaje desde la plaza política por excelencia, donde enumeró, igual que López Obrador, los que serán sus 100 compromisos de gobierno para los próximos seis años.

Fue inevitable ver y sentir, tanto en San Lázaro como en la pletórica Plaza de la Constitución, la sombra de López Obrador como el caudillo que se va, pero no se va, porque sigue presente y latente en las formas y los estilos, desde el modo de hablar hasta el modo de presentarse ante los mexicanos. Fue como si, tal como lo hizo en su campaña y en la construcción de su candidatura presidencial, la ahora presidenta hubiera decidido que ella tiene que seguir imitando el estilo y las formas de su mentor político, sin dejar aún que aflore su propia personalidad y su estilo personal de ejercer el poder.

Hoy, en el que será su primer día de actividades formales, la doctora lo comenzará exactamente igual que su antecesor, con una conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional, en la que también será una copia de la que fuera la principal herramienta de gobierno de López Obrador durante sus seis años, aunque lo que ha trascendido es que las suyas serán conferencias mucho más breves y no necesariamente con preguntas de los periodistas todos los días.

Después de su primera “mañanera”, tendrá actividades privadas en Palacio y por la tarde viajará a Guerrero, en particular a Acapulco, para supervisar junto a la gobernadora morenista Evelyn Salgado y junto a su gabinete que se trasladará con ella, las labores de rescate y apoyo a los damnificados del huracán “John”. Quizás esa será la primera diferencia que marque la presidenta Sheinbaum con su antecesor. Porque López Obrador, aún en la peor tragedia que vivió Acapulco hace un año con el huracán “Otis” que devastó a ese puerto, nunca quiso hacer una gira pública de supervisión y auxilio a los acapulqueños, porque decía “cuidar la investidura presidencial”.

Veremos si en los días, semanas y meses por venir, en el que no tendrá un fácil inicio de sexenio, la doctora empieza a desmarcarse o no de los estilos, las formas y el tutelaje político de López Obrador. Porque ayer en su ascenso a la Presidencia, claramente ella decidió seguir imitándolo y copiando los pasos de su mentor, tal y como siempre lo dijo en sus discursos como presidenta electa.

La próxima semana, según anunció ayer en el Zócalo, la presidenta presentará su estrategia de seguridad para el país, con la que pretende apagar los muchos fuegos en materia de violencia del narcotráfico que le heredó López Obrador en varios estados y regiones de la República. Ese podría ser otro tema en el que ella marcara una diferencia con su admirado líder, porque difícilmente la doctora podrá ratificar la fallida y negligente estrategia de los “abrazos, no balazos” que tanto defendió en campaña, pero que ahora como presidenta no podrá repetir, si no quiere que se le termine de descomponer la República.

Por ahora, en el inicio histórico de su Presidencia, la primera mujer que ya es la jefa de Estado mexicana ha decidido claramente seguir bajo la sombra del caudillo. La pregunta que sigue flotando en el ambiente, aun con las buenas señales que ayer dieron los mercados con la recuperación del peso, es ¿hasta cuándo la doctora dejará ver a los mexicanos quién es realmente ella y cómo piensa sacar adelante al país más allá de su apego a los estilos de López Obrador?

NOTAS INDISCRETAS… La transmisión de la ceremonia constitucional de toma de posesión, coordinada por el Sistema Público de Radiodifusión que dirige Jenaro Villamil, estuvo plagada de errores, tomas equivocadas y mala planeación. El error más grave ocurrió en el momento en el que la diputada Ifigenia Martínez, quien por cierto llevaba preparado un discurso que nunca le dejaron leer, le iba a colocar la banda presidencial a la doctora Sheinbaum. En la imagen que se difundió en pantalla se ve a Ifigenia sentada y se escucha el momento en el que ella dice: “No me puedo parar”, lo que al parecer asustó al productor que ordenó cambiar la toma y de pronto no se pudo ver en la imagen el momento en el que ayudan a levantar a Ifigenia y le coloca la banda presidencial a la presidenta. Es decir, que el momento cumbre, el más importante que representa la investidura como presidenta, no fue captado por las cámaras oficiales. Productores y directivos de medios privados se quejaron ayer de que es la primera vez en la historia que varios medios se salieron de la cadena nacional, ante la cantidad de errores que se estaban cometiendo en la transmisión. Por ejemplo, nos decía un directivo de una televisora privada, la orden de la cadena nacional a las estaciones de radio y TV normalmente se enviaba con 10 días de anticipación, pero en este caso la mandaron apenas el lunes. Tomas mal hechas, risas y comentarios de la cabina de producción que salieron al aire, por ejemplo cuando el presidente López Obrador va bajando la escalinata de San Lázaro, se abre la toma y se escucharon risas de los operadores en cabina. Fueron tantos y tan notorios los errores, que ayer no faltó quien se preguntara si todo fue por una mala planeación y una pésima dirección de la producción o si alguien quiso sabotear a la doctora en su toma de protesta. Con la 4T nada puede descartarse… Y hablando de la ceremonia de ayer, una ausencia que muchos no notaron, pero que pesa políticamente fue la del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. El fundador del PRD y tres veces candidato presidencial fue invitado a la toma de posesión personalmente por la doctora Sheinbaum, quien le pidió a su hijo Lázaro Cárdenas Batel, jefe de la Oficina Presidencial, que se encargara de que su padre estuviera presente. El liderazgo moral de Cuauhtémoc, quien tuvo fuertes y serias diferencias con el estilo de López Obrador, es algo que reconoce Claudia Sheinbaum, tanto así que, en campaña, como ya de presidenta electa se reunió con el ingeniero y con Lázaro, a quien primero invitó a Pemex, pero ante su negativa terminó integrándolo a su staff y a su círculo más cercano. Sin embargo, por una razón que ayer nadie sabía, Cárdenas Solórzano no estuvo en el Palacio de San Lázaro y su ausencia es sin duda notoria e importante. ¿Sería algún tema de salud o sería que el ingeniero quiso poner “sana distancia” no tanto con Sheinbaum, sino con Andrés Manuel?… Los dados repiten Escalera. Éxito para el nuevo gobierno.

Que nadie se llame sorprendido

Claudia Sheinbaum pronunció ayer su primer discurso como Presidenta con un recorrido épico por la historia de una nación, cuyas culturas originarias le dieron al mundo el cacao y el maíz, que construyó pirámides monumentales y entendieron los astros, así como la vida y la muerte como parte de un cambio constante que animó el espíritu mexicano orgulloso de su pasado. Pero ahí se atoró. La nueva jefa del Estado mexicano se tomó los 44 minutos que duró un discurso que debió haber sido eterno, y que se volvió prescindible, sin nada memorable que recordar salvo la apología a su mentor, Andrés Manuel López Obrador.

Sheinbaum comenzó su mensaje a una nación que quería oírla con interés y curiosidad, medida en los millones de personas que siguieron la toma de posesión a través de los canales de YouTube, con un panegírico a su predecesor. Fueron 402 palabras de miel, que ensalzó una vez más en medio de su mensaje y que concluyó caminando hacia donde se encontraba para agradecerle, abrazarlo y desearle lo mejor. Terminaba un ciclo y comenzaba otro, había dicho al final de sus palabras. Sin embargo, reafirmando las dudas sobre si podrá sacudirse su sombra, mostró que su relación emocional con él es intrínseca.

Nadie esperaba realmente un contenido rupturista. No había razón para pensar en ello. Tampoco había justificación para un deslinde y mostrar autonomía e independencia, como algunos pidieron por meses. Sheinbaum le debe toda su carrera política a López Obrador, con quien comparte ideológicamente su proyecto político. Pero lo que sí se habría esperado de ella era que pintara la ruta hacia el futuro, sustentada programáticamente en lo que se instaló durante los seis últimos años, y que nos dijera dónde veía al país al final de su gobierno. No lo hizo.

El “segundo piso de la cuarta transformación” se ha quedado como una línea continua de lo arrancado por López Obrador, que hace ver más su proyecto como un alto en el camino para cargar combustible que la construcción de un edificio que eleve su dimensión y alcance. Quizá lo único que mostró tener ese tamaño es convertir a Tula, “la ciudad más contaminada del país… en la ciudad más limpia”, que fue una promesa de campaña, mediante el proyecto de economía circular más ambicioso del mundo.

No explicó el concepto, pero se refiere a romper con un patrón lineal que está basado en la producción masiva de productos desechables, nacidos en la globalización, por un nuevo modelo de producción y consumo que elimina el desperdicio y la contaminación, que busca la circulación de los productos a su valor más alto, regenerando al mismo tiempo la naturaleza. Pero esa idea de vanguardia choca con otra parte de su proyecto energético, basado en combustibles fósiles, de conformidad con los postulados de López Obrador.

El proyecto de Tula es lo único que perfiló en su discurso inaugural como algo de avanzada, porque lo demás fue un resumen de sus promesas de campaña, de los sermones diarios de López Obrador y de los 100 compromisos que repitió por la tarde en el Zócalo, que integraron su texto de apertura como Presidenta. El principio, el desarrollo y la conclusión en la arquitectura del mensaje fue como si el equipo del ex vocero presidencial –ahora su coordinador de asesores– Jesús Ramírez Cuevas se lo hubiera escrito. No tuvo la frescura de la nueva generación que la ha acompañado desde su gobierno en la Ciudad de México, ni una visión de país, no rupturista, ni el de una izquierda moderna y de avanzada que sí necesita México. No le habló a la audiencia general sino a los suyos, con lo cual se habló a sí misma y al principal receptor de sus palabras, López Obrador.

Sheinbaum perdió una gran oportunidad para decirle al país, en su primer discurso como Presidenta, a dónde quería llevarlo. Careció de un hilo conductor que emocionara a todos y animara a esa parte de la sociedad llena de heridas por la violencia de López Obrador, que quiere una reconciliación nacional y que la Presidenta escuche a todas y todos sin distinción ni condición. No existió ese tejido, por lo que su reiteración de a dónde pretende llevar al movimiento obradorista –la culminación y consolidación de lo que hizo su jefe político–, sin importar lo que piensa el resto de los mexicanos que disienten del proyecto, no debe ser sorpresa para nadie, ni podrán decirse engañados en el futuro.

La Presidenta fue honesta y congruente. No pretende engañar a nadie y hacerle creer que ella será diferente a lo que ofreció en su vida pública y en la campaña. Se le agradece, aunque pueda ser ruda, como el trato a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña, sentada junto a ella, a quien le recordó que el voto popular los echará del Poder Judicial, negando que esa acción generará más injusticia y politizará la justicia, como se ha denunciado en México y el mundo.

En su visión no hay un país heterogéneo. Lo que no es homogéneo no cuenta para ella, como se vio al prometer que gobernaría para todas y todos, como lo debe hacer una presidenta, reforzando incluso su dicho en la semiótica –vistió de blanco, sin nada marrón, y aprobó la nueva imagen institucional en el mismo color neutro y limpio–, pero que, al no dar cabida ni en actitud ni en palabra a aquellas ideas que no sean obradoristas, reflejó su intolerancia, al tiempo de ser excluyente por no tender puentes a la oposición para el diálogo, pidiéndole en cambio que reflexionaran con la cabeza fría los logros alcanzados por López Obrador.

El discurso tuvo el diseño de las mañaneras, con verdades, medias verdades, imprecisiones y mentiras, que tuvo un rayo de luz cuando gritó “¡viva México!”, que sumaba a todas y todos, pero que tropezó de nuevo en la oscuridad con la proclama “¡viva la cuarta transformación!”, que con una arenga partidista, no la de una jefa de Estado, cancelaba la inclusión y la sanación política.

Error o enojo en la televisión oficial

Como nunca, una trasmisión de la cadena nacional presentó varios errores, que, de tan básicos, parecían sabotaje. Nos hacen notar que dentro de la trasmisión oficial de la ceremonia de toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum se escucharon risas y las voces de las personas que estaban en la cabina. Alguno de los concesionarios de televisión señaló que sorprende que este tipo de errores sucedan en un acto tan relevante para el país. Los medios públicos federales y estatales unieron sus transmisiones por medio de la cadena nacional, que fue coordinada por Cepropie y el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), que está bajo la responsabilidad de Jenaro Villamil. Además, nos dicen, la noche del lunes la televisión oficial no trasmitió la ceremonia de traspaso de mando de Sedena y Marina. Hay quienes se preguntan si lo que sucedió ayer fueron errores, o alguien está molesto con algunas de las designaciones hechas en el nuevo gobierno porque no quedaron en el puesto que querían estar.

Nos dicen que, en las bancadas de oposición, pero principalmente la del PRI, se quedaron esperando y con las ganas de que, en su mensaje ante el Congreso, la presidenta Claudia Sheinbaum convocara al diálogo a las fuerzas opositoras. Uno de los reclamos más sentidos de la oposición es que el expresidente Andrés Manuel López Obrador nunca se reunió con los partidos políticos distintos a Morena, Verde y del Trabajo, por lo que esperaban una actitud distinta de Sheinbaum. Sin embargo, la mandataria dijo que gobernará para todos, pero no habló de cuál sería su relación con la oposición, ni si habrá diálogo. El hecho de que en el Poder Legislativo su partido y aliados tienen una aplanadora que no requiere para nada la ayuda de otras fuerzas políticas, y la falta de una mención específica sobre el tema, quizá podría ser un mensaje que debe ser leído por el PRI, PAN y Movimiento Ciudadano para que no se vayan a cansar de estar esperando un diálogo.

Nos cuentan que la nonagenaria presidenta del Congreso, Ifigenia Martínez, pasó ayer un mal momento en la ceremonia de investidura de Claudia Sheinbaum como presidenta de México. Con ayuda de un tanque de oxígeno, doña Ifigenia hizo un gran esfuerzo físico para conducir la ceremonia de toma de protesta, que duró alrededor de hora y media, pero al final del acto, un tumulto de legisladores de Morena, quienes querían una foto con Sheinbaum, subió a la tribuna y alguien piso la sonda y dejó sin oxígeno a la diputada por unos instantes. Más tarde, doña Ifigenia subió a su cuenta de X una foto en la que aparece en su oficina ya sin la sonda de oxígeno y con una gran sonrisa.

Nos cuentan que a más de uno sorprendió un personaje que reapareció en la política al asistir a la toma de protesta de Claudia Sheinbaum en la Cámara de Diputados. Hugo López-Gatell caminaba por la explanada de San Lázaro y se le preguntó si se uniría al gabinete de Sheinbaum y dijo: “se hará público en el momento que sea necesario”. Sin embargo, nos dicen que en el actual gobierno don Hugo no goza de muchas simpatías. Hay también quienes comentan que es posible que le den un puesto en alguna representación de México en el exterior. Nos hacen ver que quizá en esta administración se quiera tener al polémico doctor dentro del gobierno, pero fuera del país.

Los objetivos de la Presidenta

INTERESANTES resultaron los 100 puntos planteados por la Presidenta Claudia Sheinbaum ayer en el Zócalo. De algunos habrá que ver en el nuevo presupuesto cómo será el financiamiento, con las cuentas tan comprometidas y el propósito de reducir en la mitad el déficit público que ronda en el 6 por ciento.

LO QUE SÍ puede apreciarse es que varios de los proyectos del nuevo gobierno tienen que ver con la participación privada. No se sabe bien a bien cuál será la modalidad, pero es un buen guiño el que abra esas puertas.

FUE BIEN RECIBIDA la propuesta de crear un Consejo con empresarios y funcionarios para discutir las mejores alternativas frente al nearshoring. Ojalá no se convierta en un ente burocrático que atore decisiones.

LAS DIFERENCIAS en la estrategia energética también resaltaron. El acento en la promoción de energías renovables no era algo que se escuchara regularmente en los discursos oficiales. Menos gasolina y más electromovilidad fue una consideración diferente a lo que estábamos acostumbrados.

ENTRE los anuncios relevantes de la Presidenta estuvo el de la digitalización a nivel federal para facilitar la tramitología. Habrá que esperar a que las palabras se conviertan, realmente, en acciones.

APENAS se está acomodando en su oficina como nuevo gobernador de Yucatán y el morenista Joaquín “Huacho” Díaz ya tiene que lidiar con los conflictos dentro de su propio equipo.

DENTRO DEL Palacio de Gobierno han comenzado los jaloneos entre los colaboradores del mandatario. Para ser más específicos, sus propios compañeros se quejan de que Dafne López Martínez, quien es coordinador de Proyectos Estratégicos, se siente más poderoso que el propio gobernador.

SEGÚN ESTO, ya ha tenido discusiones y desplantes con sus compañeros de gabinete, los cuales, de plano, mejor le sacan la vuelta. Y es que dicen que Dafne se siente Jefe de Gabinete sin serlo y, por lo mismo, pretende darle órdenes a quienes, en realidad, son sus pares. ¡Bomba!

MAÑANA JUEVES será un día clave para la Cámara de Diputados. Y es que habrá reunión plenaria de la bancada de Morena, en la cual se repartirán el anhelado tesoro de las comisiones legislativas.

QUIENES SABEN del asunto cuentan que los morenistas se frotan las manos porque, obviamente, aumentará el número de comisiones que presiden. Actualmente tienen 20 y darían el salto hasta 25, que podrían convertirse en 28, entre comisiones y comités. A lo cual hay que sumar otras 12, por lo menos, para PVEM y PT.

HAY QUIENES creen que la “buena conducta” de los legisladores de PRI, PAN y MC durante la ceremonia de relevo presidencial tiene qué ver más con las negociaciones que existen para el reparto de comisiones que con un asunto de normalidad republicana. ¿Será?

100 promesas y el lío financiero del primer año

La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó en su discurso de toma de posesión que adoptará un estilo similar al de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, de soltar y prometer conceptos que difícilmente se podrán llevar a cabo. Por ejemplo, aseguró frente al Congreso de la Unión que en materia económica su gobierno apostará por “una política fiscal responsable, una proporción razonable entre deuda y Producto Interno Bruto”; sin embargo, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda se siguen preguntando de dónde sacarán los 9 billones de pesos que se van a proponer para el primer año del sexenio.

La respuesta de los funcionarios que arrastran el lápiz para la elaboración del Presupuesto es que se recurrirá a la vieja práctica de sobreestimar el crecimiento económico, ajustar favorablemente la proyección del tipo de cambio y los ingresos por la venta de petróleo, así como un menor costo financiero para refinanciar los pasivos de corto plazo, derivado de la baja de las tasas de interés. Por esta razón, como lo dio a conocer el lunes en este espacio, la propuesta de reducción del déficit fiscal será de apenas un punto porcentual para 2025, del 6% del 2024 al 4.8% o 5% el próximo año. Esto, en el mejor escenario, puesto que también está latente la posibilidad de recurrir a la contratación de más deuda.

Estos números son muy similares a los del Presupuesto 2024, un año en el que se obligó al equipo de Rogelio Ramírez de la O a forzar las finanzas públicas por las necesidades del proceso electoral. No obstante, mantener estos rangos para 2025 podría comenzar a verse como un foco de alerta para las calificadores de riesgo crediticio y para los inversionistas, en especial porque la emisión de bonos o captación de recursos se torna aún más complicada en un mercado externo de deuda en el que empieza a permear la desconfianza sobre la prudencia y salud financiera del país, y en un mercado interno que sufrirá una desaceleración.

Claudia Sheinbaum iniciará su gobierno con una inercia de un enorme gasto público, la diferencia es que los recursos en caja, o los “guardaditos”, se esfumaron. Andrés Manuel López Obrador ejerció, principalmente en sus programas sociales y en sus obras prioritarias, los ahorros que por décadas acumuló el país en más de 100 fideicomisos y en el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios.

En las postrimerías del sexenio de Enrique Peña Nieto, su secretario de Hacienda, José Antonio Meade, reservó dinero en dicho Fondo de Estabilización –que se integra con los remanentes del Banco de México–. Meade creía que, tras convertirse en candidato, podría ganar la elección, por lo que mantuvo esa bolsa de 300 mil millones de pesos que le serían de utilidad para el Presupuesto del primer año de su eventual gobierno. El beneficiario de ese manejo responsable fue López Obrador, que decidió derrocharlo, lo cual ahora será un lastre para el inicio de la administración de Sheinbaum.

La primera mandataria del país está consciente de que debe ser responsable en el tema del gasto y anunció una disminución al Presupuesto de las dependencias federales. ¿Cuáles serán las secretarías de Estado con los principales recortes? Tras escuchar las 100 promesas de gobierno en su discurso en el Zócalo capitalino da la impresión de que, al contrario, prácticamente todas requerirán más presupuesto.

Posdata 1

En sus dos primeros discursos como presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum evitó mencionar que no llevaría a cabo una reforma fiscal. Si bien esa propuesta la hizo durante su campaña –la de no incrementar los impuestos–, esta vez no fue tan contundente; por lo menos no lo hizo con la vehemencia de López Obrador hace poco menos de seis años, en su discurso de toma de protesta.

Esto alimenta los temores sobre que en la miscelánea fiscal del 2025 se ajustarán las tasas de algunos impuestos o bien se eliminarán buena parte de las deducciones permitidas para las empresas. Sería entonces de una reforma fiscal disfrazada, toda vez que seguir cobrando los créditos fiscales por cerca de 500 mil millones de pesos anuales promedio que ejecutó el SAT en el sexenio de AMLO se ve muy complicado de mantener.

Posdata 2

Una toma de protesta y un discurso en el Zócalo lleno de simbolismos. No solo porque Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer presidenta de México, sino por Ifigenia Martínez, por el cierre de filas del movimiento que la arropó y de las ciudadanas y ciudadanos que votaron por ella el 2 de junio. Una ceremonia donde las Fuerzas Armadas se cuadraron ante su primera Comandanta en Jefe y Andrés Manuel López Obrador, por más cámara que robo, se terminó cuadrando también ante su sucesora, quien se desvivió en elogios, halagos y loas para él.

La ceremonia de investidura, la entrega de la banda presidencial y los coros para la nueva Presidenta fueron el preámbulo del mensaje de poco más de una hora que emitió, por la tarde y al estilo López Obrador, la presidenta constitucional en el Zócalo capitalino, frente a su Gabinete, algunos líderes mundiales y sus simpatizantes. La flamante mandataria enumeró 100 compromisos, tal y como lo hizo AMLO en su toma de protesta del 2018. 100 ambiciosas promesas de corte económico, político y social que costará trabajo cumplir y que, como a su antecesor, muchas se le quedarán truncas o simplemente no podrá ejecutar. Pero prometer no empobrece, como reza el dicho popular. Y menos para los políticos, quienes viven de eso: de jurar, de dar esperanzas y también falsas expectativas. “No les voy a fallar”, dijo Sheinbaum. Todos los días se escribirá la crónica de su gobierno y de sus promesas cumplidas o incumplidas.

Posdata 3

En su discurso ante el Congreso de la Unión, Claudia Sheinbaum reiteró que este miércoles estará en Acapulco, acompañada de su Gabinete, para que junto con la gobernadora Evelyn Salgado se evalúen los daños ocasionados por el huracán John y establecer los apoyos con los que continuará el gobierno federal los trabajos de reconstrucción de los centros turísticos de la entidad y de los municipios afectados.

Las intensas lluvias que cayeron en Guerrero afectaron a municipios de la costa chica y de la costa grande, así como Chilpancingo, la capital del estado. La creciente de ríos afectó caminos en varias regiones, obras que son importantes realizar para establecer comunicación entre varias comunidades.

Por su parte el gobierno estatal se prepara para realizar el levantamiento del censo de viviendas afectadas. Al 1 de octubre se contabilizan 8 mil 371 personas damnificadas, quienes se encuentran en 103 albergues que dispuso el gobierno del estado. La presencia del Gabinete de la presidenta hoy en Acapulco es un mensaje para la implementación del programa de apoyos que necesita la entidad, que en menos de un año sufrió la fuerza de la naturaleza y la devastación que provocan los huracanes.

Segundas partes rara vez han sido buenas

En lugar de nombrar, las ausencias de su discurso gritaron. Sean las madres buscadoras, la violencia, ¡la economía!, los desaparecidos. Mujeres indígenas, campesinas y trabajadoras encarceladas injustamente por integrantes del equipo cercano de la hoy presidentA Claudia Sheinbaum. Asuntos todos sumamente delicados y urgentes que, de no tratarlos (ya no se diga nombrarlos), vendrán a cobrarle —y a cobrarnos nuevamente a los mexicanos— todo lo que quedó a deber López Obrador.

Eso sí, Claudia inició con una larga oda al ex mandatario, como si fuese él y no ella quien inaugurara mandato. No sé si su subconsciente la traicionó o fue una jugarreta de quien elaboró su discurso, pero dos veces lo nombró: “como dice el presidente”, dijo, para de inmediato corregir. Lo que era un acto republicano devino en un evento de propaganda y narrativa para Andrés Manuel. Cuando ella terminó su alocución, ¿qué gritaron los presentes? “Es un honor estar con Obrador”…

La toma de protesta de Sheinbaum estuvo llena de faltas y manipulación en las formas, en las formalidades y en las MENCIONES, particularmente por lo que se refiere a hechos históricos. Pero esa no es la parte que comentaré hoy en mi columna, sino el contenido y el sentido de su mensaje. Este en sí mismo una bomba… o muchas.

Porque más allá de las mentiras y lambisconerías, el discurso de toma de protesta de la hoy presidenta constitucional de nuestro país fue de raíz dogmático, demagógico y, sí, muy autoritario. Empezando con su “quien diga que hay autoritarismo, está mintiendo”. Afirmación absolutamente… autoritaria; no miento. No es la forma de tender puentes ni a la menguada oposición (pero sobre todo al importante número de nacionales que no votaron por ella; seis de cada 10 mexicanos en edad de votar) o hacia tantas personas que fueron vulneradas y despreciadas en el sexenio anterior. Como son los padres de los niños con cáncer, los deudos del Covid, los estudiantes y académicos, los muertos y desplazados por la violencia, los mismos padres de los normalistas de Ayotzinapa… Total, que en estos últimos seis años el autoritarismo de corte obradorista se fue acendrando y el aroma prefigura que con ella será peor.

Claudia habló a los obradoristas y tachó a quienes no lo somos de, cuando menos, estar del lado equivocado de la historia. ¿Tan difícil es entender que en la vida en sociedad no hay absolutos? ¿Por qué caer en fundamentar la estrategia y los programas con base en estos?

Su discurso —igual que la comitiva que le dio la bienvenida a San Lázaro— fue todo menos que incluyente.

Prometió que en su gobierno “garantizará todas las libertades” solo para de inmediato negarlas al asegurar de tajo que no se ha militarizado la seguridad pública… Que alguien le diga que la Constitución ya dice lo contrario y que requerirá mucho esfuerzo y nuevos cambios en la Carta Magna para que la militarización dé marcha atrás.

Me gustaría creerle que mantendrá la autonomía del Banco de México y que las inversiones privadas (nacionales y extranjeras) estarán seguras. Más lo mismo dijo en su momento López Obrador y ahora sabemos lo que ha pasado en diversos casos y el dinero que ha tenido que pagar México por expropiaciones y por cancelaciones. El pleito con Calica que Sheinbaum hereda no es buena señal.

La presidenta constitucional habló de que “México es de los constitucionalistas de 1917″ para, acto seguido, defender la reforma al Poder Judicial diciendo: “¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que, en esencia, es democrática y permite que el pueblo decida?” Bien sabe, pues tonta no es, cómo se determinarán partidista y electoralmente dichas elecciones (su victoria es ejemplo de ello). Pero, lo que es más importante todavía, pasa por alto que si ambas de sus anteriores afirmaciones fuesen ciertas, debería hacerle caso al Congreso Constituyente de 1917 donde rechazaron tajantemente que los jueces fueran electos por el voto popular directo. En otras palabras, la reforma judicial que comienza a implementarse va en contra del espíritu y lo hecho por los constituyentes que ella ensalza.

Tristemente, más allá del dicho “llegamos todas”, el feminismo o la igualdad no fue lo que brilló en su discurso. ¡Y tampoco en su diario actuar durante al menos los últimos seis años de su trayectoria como funcionaria pública y representante popular! Sí, en cambio, el dogmatismo, la intolerancia y la soberbia. Tres características que se contraponen profundamente al feminismo y a la sororidad.

Más que un gabinete conformado por más de la mitad mujeres, destaca el que el suyo esté integrado por quienes trabajaron con López Obrador. Menciono algunos: Jesús Ramírez, Rosa Icela Rodríguez, Octavio Romero, Martí Batres, Arturo Zaldívar, Leticia Ramírez, Zoé Robledo, Lázaro Cárdenas, Mario Delgado, así como operadores tipo Adán Augusto López, Ricardo Monreal y Andrés López Beltrán.

Lo categórico e intransigente del discurso de su toma de protesta (seguido horas después por la muy tediosa lectura de 100 compromisos de su plan de gobierno) alumbran lo que no cambiará de la escuela de López Obrador. Desafortunadamente para ella y para nosotros, la realidad impondrá duros golpes —mismos que se tendrían que evitar— cuando mayores deudas y mayor violencia vengan a tocar a nuestra puerta. Estas harán que la letanía de mentiras que ayer pronunció la presidenta Sheinbaum se muestren como tales.

Espero estar equivocada y que los otros datos con los que decidió inaugurarse —y que son los mismos del obradorismo— sean más adecuados. Deseo que las percepciones que dejó en mí con su discurso se esfumen pronto gracias a un buen gobierno; uno que se traduzcan en beneficios para todos los mexicanos. No tengo muchas esperanzas; casi ninguna para ser franca. No concuerdo con sus propuestas, ni con su talante inflexible y determinante para anunciarlas y para echarlas a andar. Y a la par percibo que gradualmente se van cerrando los espacios para decir que no se está de acuerdo.

Giro de la Perinola

(1) Tuvo razón la presidenta cuando dijo que a los mexicanos les fue bien en este sexenio, pero debemos delimitar a quiénes. ¿Se refiere acaso a la familia Bartlett, a Rocío Nahle, a las ministras espurias, a Baker Hughes, al clan de López Beltrán, a Felipa Obrador, a Epigmenio Ibarra, a los Yunes, a la cúpula militar, a los delincuentes…? Sí, a ellos les fue muy bien.

(2) ¿La actitud de Andy al llegar a la toma de protesta de Claudia será el sello de la humildad del segundo piso de la autodenominada 4t? ¿Está enojado porque Latinus mostró lo bien que le fue a sus amigos en el gobierno de su padre o porque en seis años no pudo desmentir al medio informativo?

CSP: una imagen histórica, y un mal mensaje…

Una gran imagen, histórica, embadurnada por la falta de contención; de tantos, de tantas, y de ella, la primera Presidenta de México.

La imagen: ella portando la banda presidencial. Estampa inédita en 200 años. Demuda e impresiona atestiguar lo que generaciones atrás hubiera sido impensable, imposible. Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México. Honor a quien honor merece. Hizo historia.

Ése, el mejor momento de una ceremonia desaliñada por donde se le vea. Unos segundos para recordar y un discurso, aunque estructurado, de mensaje nítido: llegan todas, pero, sobre todo, las que piensan como ella (y de paso los que piensan igual). Nadie más.

La titular del Ejecutivo Sheinbaum Pardo juró el cargo en el Congreso de la Unión dejando en claro que quienes esperan un pronto giro, así sea de unos cuantos grados, así se trate de matices, esperen sentados. Que vayan por su banquito y esperen afuera de Palacio.

El rito inaugural de la Presidenta se consumó con la ortodoxia de Morena, donde el culto a la personalidad del fundador es la columna vertebral. Sheinbaum presidenta se equivocó al llamarlo presidente, y al caminar ella hacia él, al buscarle, al final de la ceremonia.

No lo quiso evitar. Le dedicó la primera parte de su discurso. Le defendió en la segunda. Y le honró al desconocer los temores que suscita la reforma judicial, la militarización que ella, la Presidenta, no sólo niega, sino que dice que mienten quienes así lo denuncian.

Y aunque la Presidenta dijo en un par de ocasiones que gobernará para todas y todos, se trató de un gesto retórico, de una formulación sin argumento ni oferta concreta, sin invitaciones claras a quienes representan a la oposición, sin deferencia a la separación de poderes.

Todo eso rubricado al final, cuando antes del ¡viva México!, vino el innecesario viva a su movimiento. El sexenio apenas nace y su hora inicial no puede ser tomada como si fuera el destino manifiesto de lo que resta. Pero qué simbólico que no se haya aprovechado para más.

Toma de protesta que también fue toma de tribuna de morenistas y afines, urgidos de la selfie que a muchos de ellos les refrendará su único o verdadero mérito: salen en una foto con él… o, ahora, en una imagen con ella.

Nada republicano el acto. Todo partidista. La oposición, una espectadora más del carnaval de los colados y los oportunistas, que como en canción de Chava Flores, hacen de todo para ser parte de la fiesta.

Ahí está Miguel Torruco júnior, júnior y derrotado en la Miguel Hidalgo pero con privilegios para hacerse saludar en la tribuna. Y Manuel Espino, sí, ese que hace 18 años impidió a obradoristas subir al espacio donde ahora abraza al derrotado de 2006. Y Cuauhtémoc Blanco, si ya tiene fotos con presuntos criminales, por qué no ha de llegar hasta la Presidenta a tomarse la imagen del recuerdo…

La presidenta Sheinbaum sí acepta a Blanco, que dejó sumido a Morelos en un baño de sangre, pero no saluda igual ni a la ministra Norma Piña ni a las legisladoras de oposición de la comitiva que la recibe. Mejor foto grupal a saludo de mano a cada una.

Queda para el recuerdo –y para el compromiso del trabajo sexenal–, en la parte positiva, el segmento dedicado a las mujeres de ayer y de hoy, a su lucha de siempre, a la legitimidad de sus reclamos. El mejor momento de las palabras de la Presidenta.

Y queda esperar un discurso verdaderamente republicano de Claudia Sheinbaum. Ojalá pronto.

Claudia, día uno; López Obrador, ¿fin de la historia?

Terminó la era del irrepetible Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional. No hay plazo que no se cumpla. Muchos respiramos más tranquilos con la llegada de Claudia Sheinbaum.

Los mexicanos ya tenemos una Presidenta “con a”. Algo que no había ocurrido en los 200 años de existencia que tiene la República. El calificativo de “histórico” no es exagerado.

La mujer llega cargada de promesas: semana laboral de 40 horas, Farmacias del Bienestar para 2025, igualdad sustantiva de las mujeres en la Constitución, no reelección a ningún cargo después de 2030.

En sus discursos se comprometió a respetar la libertad de expresión y de prensa —¿se acabaron los insultos a los críticos?—, mantener la autonomía del Banco de México, dar certeza jurídica a las inversiones nacionales y extranjeras.

Pero también a mantener y ampliar el número de programas sociales, construir un millón de viviendas, impulsar un ambicioso programa de transición energética hacia fuentes renovables y muchas cosas más.

* En la plancha del Zócalo, donde recibió el bastón de mando con plaza llena, la Presidenta presentó su plan de gobierno de 100 puntos, que podemos resumir así: más de lo mismo, con matices interesantes: el impulso a las mujeres, el rescate de la ciencia y la tecnología, más energías limpias y menos hidrocarburos.

“Con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Vamos a construir el segundo piso de la Cuarta Transformación,” subrayó.

* En el tema de seguridad no hay que hacernos ilusiones de que habrá un cambio en la estrategia que adoptó López Obrador. Ésa que conocemos como abrazos, no balazos.

Nunca quiso modificarla. Esa terquedad costó que hubiese más homicidios que en ningún otro sexenio: alrededor de 200 mil. A eso súmele 50 mil desaparecidos, según cifras oficiales.

Sheinbaum va a seguir la misma línea. “No regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón, que tanto daño le hizo al país”, advirtió.

Son cuatro los ejes en los que se apoyará la señalada Estrategia de Seguridad en el sexenio 2024-2030:

Atención a las causas, ¿le suena? Pero también inteligencia e investigación, fortalecimiento de la Guardia Nacional y coordinación con estados y municipios.

“Nuestra convicción es que la seguridad y la paz son fruto de la justicia. La próxima semana estaremos anunciando la Estrategia Nacional de Seguridad”, adelantó.

Censuró a los que dicen que el traspaso de la Guardia Nacional a la Sedena es militarización. “Están totalmente equivocados”. Y fue clara: “Nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo”.

* Me tocó ser testigo de lo que ocurrió en San Lázaro. Aunque usted no lo crea, los legisladores se comportaron de manera civilizada. No hubo gritos, insultos, descalificaciones, pancartas o mantas humillantes.

Los partidos de oposición fueron críticos en tribuna, pero no groseros con el Presidente que se fue. Razones. A Claudia no la tocaron. Le dieron la bienvenida. Le piden diálogo.

A los morenos y sus aliados se les veía eufóricos. No paraban de interrumpir el discurso de Sheinbaum para gritar a coro: “¡Pre-si-den-ta! ¡Pre-si-den-ta!” o improvisar nuevas consignas: “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”.

* Sheinbaum fue guerrillera del M-19 de Colombia. El dato se lo debemos al mandatario colombiano Gustavo Petro, quien también perteneció a esa organización.

Eso es algo que, a mi juicio, la enaltece, pero que no será bien visto en Estados Unidos, el principal inversionista en México (más de 13 mil millones de dólares en 2023) y nuestro principal socio comercial (le vendemos 80% de las exportaciones).

* Un tema recurrente en los dos discursos que pronunció —uno en San Lázaro y otro en el Zócalo— fueron los excesivos elogios al hoy expresidente. Esa actitud ante López Obrador atiza los temores de un maximato.

No alcanzaría la columna para escribirlos todos. Transcribo lo que dijo en el Palacio Legislativo:

“Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes; el dirigente político y luchador social más importante de la historia. El Presidente más querido”.

López Obrador, por cierto, llegó al Palacio Legislativo 20 minutos antes que su sucesora. Iba de la mano de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. “¡Es un honor estar con Obrador”, se escuchó dentro y fuera del recinto legislativo, pero ya no con la misma intensidad.

Juntos subieron las escalinatas que conducen al Salón de Sesiones. Una vez allí fue notorio que Andrés Manuel no saludó a Norma Piña, ministra presidenta de la SCJN, pero Claudia sí lo hizo.

A la ministra se le vio aislada. Sentada en el extremo izquierdo de la tribuna observaba pasmada la fiesta de los morenos. Legisladoras de la oposición terminaron arropándola.

Fiscales de Nueva York piden adelantar audiencia del Mayo Zambada por “conflicto de programación”

Los fiscales de Nueva York, Estados Unidos, han pedido al juez Brian Cogan que adelante la audiencia de Ismael El Mayo Zambada, programada originalmente para el 31 de octubre, al próximo 17 de octubre debido a un conflicto de programación. De acuerdo a documentos judiciales compartidos el martes 1 de octubre, los fiscales consultaron con el abogado defensor y el delegado de la sala del tribunal, quienes confirmaron su disponibilidad para la solicitud de cambio de fecha.

En el escrito presentado al juez Cogan, se puede leer que “el gobierno informa al Tribunal que tiene un conflicto de programación en la fecha actualmente establecida para la primera conferencia sobre el estado del caso en cuestión y, por ese motivo, solicita respetuosamente que se adelante la conferencia”.

En caso de ser aprobado, esta audiencia en Nueva York tendría lugar un día después de la sentencia en contra del exsecretario de Seguridad Genaro García Luna, quien fue hallado culpable de cinco cargos, incluyendo colaborar con el Cártel de Sinaloa. Cabe recordar que El Mayo Zambada inicialmente se presentó a un par de audiencias en Texas, pero posteriormente aceptó su traslado a Brooklyn, Nueva York. Durante estas audiencias se declaró no culpable.

La primera audiencia en Nueva York tuvo lugar el pasado 13 de septiembre, donde también se declaró no culpable y se estableció la fecha para la próxima audiencia el último día de octubre de 2024. En esta ocasión, Zambada es acusado de tráfico de fentanilo. A mediados de febrero, el Distrito Este de Nueva York dio a conocer la acusación formal en contra de El Mayo Zambada.

Claudia y Durazo: ¿Seguirán las diferencias?

El verdadero rostro y talante de la flamante presidenta Claudia Sheinbaum lo conoceremos en los días por venir. Cualquier presidente se estrena en su cargo enviando a la cárcel a un adversario con el que hubiese tenido diferencias o pleitos. Se podría pensar que un fuerte candidato a esa distinción sería Hugo López Gatell, por su desastrosa y criminal gestión como responsable de la epidemia Covid que mandó a la tumba a muchos mexicanos. Algunas estadísticas muestran que hubo hasta más de 800 mil muertes en exceso por esa peste conocida originalmente como Coronavirus.

Su antecesor mandó a la cárcel a Rosario Robles, una ex colaboradora y compañera de causa.

Hoy la liebre podría saltar entre los enemigos o los aliados, compañeros de lucha.

Apenas la propia Claudia tendría la respuesta.

Pero entre los personajes que tuvieron roces con la hoy presidenta se cuenta al sonorense Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y todavía presidente del Consejo Nacional de Morena.

A manera de contexto recordamos que el 11 de junio del 2023, Claudia Sheinbaum fue captada en una grabación de alrededor de 20 segundos regañando a Durazo mientras lo señalaba con el dedo.

Con un semblante serio e incluso visiblemente molesta se escucha en el audio de 20 segundos:

Sheinbaum: Vinieron con gritos. Esteee. Te juro que ya me cansé.
Sheinbaum: Ya me cansé, ya me cansé.
Durazo: No hay excusa, no hay excusa.
Durazo: Nada más me recibieron a mí.
Sheinbaum: A donde llego me respetan…
Durazo: en tres día… ya no.
Sheinbaum: ¿entiendes? No se vale.

El hecho ocurrió durante la reunión del Consejo Nacional de Morena por el que se definieron las características del proceso interno para la elección de su candidato presidencial.

Mucha agua pasó por debajo del puente de la 4T.

Pero hay que estar atentos, por si las dudas.

https://www.tiktok.com/@latinus_us/video/7244649676396399878?lang=es

Sheinbaum no incluyó a Sinaloa en sus planes de seguridad

Pese a la creciente violencia en Sinaloa debido a la guerra entre las facciones de Los Chapitos y La Mayiza del Cártel de Sinaloa, la presidenta Claudia Sheinbaum no incluyó al estado en sus acciones emergentes de seguridad implementadas durante sus primeros 100 días de gobierno.

Según su “Estrategia de Seguridad de los Primeros 100 días”, la mandataria busca reducir la incidencia de homicidios dolosos y delitos de alto impacto, mejorar la percepción ciudadana ante la violencia, neutralizar a los generadores de violencia y redes criminales, y combatir el tráfico de drogas. Estas acciones forman parte de su proyecto para pacificar el país.

De manera más específica, su gabinete de seguridad se enfocará en cinco acciones emergentes para obtener resultados en los primeros 100 días de gobierno. Entre estas acciones se encuentra la reducción de la incidencia delictiva en los 10 municipios con mayor número de homicidios dolosos en estados como Guanajuato, Baja California, Chihuahua, Guerrero y Jalisco.

Además, también se atenderá la seguridad en Chiapas, con una estrategia enfocada en disminuir los homicidios en 12 de los 124 municipios del estado, en su mayoría en disputa por tres grupos criminales. También se prestará atención a la extorsión a los productores y distribuidores de limón en los municipios de Buenavista, Tepalcatepec, Aguililla y Apatzingán en Michoacán.

Por último, se reforzará la seguridad en carreteras y vías de comunicación, con el uso de retenes y tecnología, y se conformarán 10 fuerzas de tarea con recursos tecnológicos como la Sedena, la Semar y la SSPC. Sin embargo, a pesar de la situación de violencia en Sinaloa, el estado no forma parte de estas acciones emergentes.

Claudia Sheinbaum asume la Presidencia de México

Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió hoy en la primera mujer en asumir la Presidencia de México, tras recibir la Banda Presidencial de manos del saliente Presidente Andrés Manuel López Obrador. La ceremonia se realizó en el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde Ifigenia Martínez, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, entregó la Banda Presidencial a Sheinbaum.

Antes de recibir la Banda Presidencial, Sheinbaum realizó la protesta para convertirse en la presidenta número 66 en la historia de México y será la primera mujer en ocupar este cargo en los últimos 200 años. Durante su mensaje a la Nación, Sheinbaum agradeció al pueblo mexicano y prometió gobernar con lealtad y patriotismo.

Con más de 35 millones de votos a su favor, casi el 60% del total de la votación, Sheinbaum se convirtió en la Mandataria mayor votada en la historia reciente de México. Tras su primer discurso, una comisión de legisladores acompañó a la Presidenta a la recepción del Congreso y luego se trasladará a Palacio Nacional, donde tomará protesta su Gabinete Legal y tendrá una comida con invitados internacionales en el Salón Tesorería.

La Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) fue la encargada de confeccionar la Banda Presidencial, que fue entregada a Sheinbaum. La confección fue realizada por Evangelina Rentería Cruz, miembro del Ejército.

Ifigenia Martínez también hizo historia al ser la primera mujer en entregar una Banda Presidencial a otra mujer. Sheinbaum votó por Martínez en la elección para el cargo de Presidenta el pasado 2 de junio y expresó su emoción por ser la persona que le entregara la Banda Presidencial el 1 de octubre.

Como la primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo enfrentará grandes retos, como imprimir su propio sello en la presidencia y garantizar la gobernabilidad del país ante presiones financieras, reorganización administrativa, el aumento en el número de homicidios y las implicaciones de reformas constitucionales.

En materia económica, Sheinbaum deberá lidiar con la incertidumbre económica y convencer a la población de que su poder no afectará a la economía de libre mercado. La nueva presidenta, de 62 años, ha establecido una lista de 100 compromisos y acciones prioritarias para su gobierno, siguiendo el ejemplo de López Obrador al inicio de su sexenio.

Irán ataca a Tel Aviv con misiles en medio de invasión israelí en el sur del Líbano

Israel se encuentra bajo ataque luego de que Irán disparara misiles hacia la ciudad de Tel Aviv. Estados Unidos ya había advertido sobre este posible ataque, el cual se esperaba en respuesta a la invasión terrestre de las fuerzas israelíes en el sur del Líbano. El objetivo de Israel era paralizar a la milicia Hezbolá.

El Ejército israelí confirmó los impactos en Tel Aviv y según reportes locales, se han reportado múltiples locaciones afectadas cerca del Mar Muerto, en el sur y en la región de Sharon. Sin embargo, hasta el momento no hay informes de heridos.

El Ejército de Israel previamente había alertado sobre un posible ataque con misiles balísticos desde Irán, pidiéndole a la población que se refugiara en áreas seguras en caso de ser necesario. Según reportes de la prensa local, las sirenas suenan en varias zonas del sur de Israel y en el área de Jerusalén. También se han reportado alarmas en todo el centro y sur de Israel.

Las Fuerzas de Defensa de Israel confirmaron los ataques y advirtieron que todos los civiles israelíes deben permanecer en refugios antiaéreos. Imágenes televisivas muestran a los misiles en el cielo de Israel, los cuales aparentemente tardaron menos de 15 minutos en llegar desde Irán. La situación se mantiene en desarrollo mientras continúan los enfrentamientos entre Irán e Israel.

Director: Juan Luis Parra

Hermosillo, Sonora.

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