Ciudad Obregón.- El 12 de mayo del 2022, la fiscal Claudia Indira Contreras aseguró que sí había avances en la investigación del asesinato de Abel Murrieta; en una rueda de prensa, Contreras dijo que “definitivamente sí hay avances”, los cuales desmenuzaría días después.
No hemos quitado el dedo del renglón y no lo vamos a hacer”, soltó envalentonada tras ser cuestionada por los reporteros presentes; la fiscal aseguró que el caso “nos duele en la Fiscalía por haber sido (Abel) procurador de nuestra institución, esperemos que pronto reunamos los datos para, en su momento, darlos a conocer con mayor amplitud”, apuntó.
Contreras explicó entonces que los investigadores continuaban con la revisión de videos y que había “análisis de cámaras, comparativas”, al tiempo de verificar “informaciones de diferentes fuentes”.
Pues bien, después de esa mañana jamás volvió a citar el tema, mucho menos a brindar los detalles a los que se comprometió; la fiscal se refugió en su zona de seguridad: el silencio sepulcral y los eufemismos de justicia… durante un año entero.
Su renuncia (presentada el pasado martes) llegó primero que la justicia en el caso de Abel; incapaz de resolver éste y otros muchos expedientes, Contreras abandona a una Fiscalía que navega en un mar de impunidad.
Desnuda la crisis
Si bien el caso de Abel fue el más mediático y relevante que enfrentó la fiscal Contreras, es en los que no tienen estas características, en los delitos diarios y cotidianos en donde se deja ver la crisis de impunidad que deja como herencia a una Sonora herida.
Con Claudia Indira al frente, la cifra negra de delitos es una de las peores en el país: 94.3% de los delitos ni se denuncia ni se investiga, esto debido a que la ciudadanía no confía en la Fiscalía. De hecho, sólo el 13.3% confía en investigadores y ministerios públicos.
Para llegar a este punto mucho ha tenido qué ver que durante su gestión la impunidad en homicidio doloso es superior al ochenta por ciento; en un estado donde la muerte es moneda de cambio, resulta terrible.
En general, la posibilidad de que la Fiscalía esclarezca un delito es de un lamentable 0.91%, todo de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y de la organización Impunidad Cero.
- El partido lo olvida
Pero la impunidad en el caso no es sólo responsabilidad de la Fiscalía, sino también de quienes lo olvidaron y dejaron solo: su partido, Movimiento Ciudadano no fue capaz en su momento de posicionarse con fuerza para exigir justicia.
Mucho menos lo hizo este año, ya con la frialdad del tiempo y del peso político en medio. Los emecistas que lloraron hace dos años, enjugaron sus lágrimas con celeridad.
Vive en amigos y familiares
Pero la impunidad descrita y el afán de olvido por parte del partido político que lo candidateó no manchan el recuerdo de Abel Murrieta. El prominente abogado que desde varias trincheras lo dio todo por mejorar a su ciudad y a su estado, vive en la memoria de muchos ciudadanos que lo recuerdan no como un político, sino como quien dignificó la labor de los servidores públicos.
También lo hace desde sus amigos y familiares, que siguen viéndolo como un ejemplo de rectitud y bondad, de franqueza e infranqueable ética, que mantienen los recuerdos de un hombre generoso y auténtico.
Y con tal empuje, puede que un día, si las autoridades actúan como deben, entonces haya justicia para Abel Murrieta y para los miles de víctimas de un Sonora impune.
«La FGJE Sonora mantiene las investigaciones. ¡Se hará justicia!», Comunicado de la Fiscalía.
Por cobardía, complicidad, temor y/o corrupción o todos, la fiscal y el Estado han quedado en deuda con la sociedad sonorense.
Después de jurar que darían con los autores materiales e intelectuales, se han mostrado incapaces. Como amigo demando justicia y eso incluye llamar a cuentas a los asesinos y a toda la cadena de encubrimiento», Ricardo Bours, Amigo.
Fuente: Tribuna