A lo largo de esta semana que está por terminar, las tres instituciones financieras señaladas de lavar dinero para el narco por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos vivieron tres escenarios que anticipan su colapso: la salida de dinero, la salida de clientes y la salida de empleados. La mezcla perfecta para la muerte de CI BancoIntercam Vector Casa de Bolsa.

En contraste, al interior de los tres bancos más importantes del país, BBVABanamex Santander los teléfonos de sus ejecutivos comenzaron a sonar. La gran mayoría eran clientes desesperados pidiendo ayuda para mover ahí su dinero.

El problema es que con las alertas encendidas, las reglas cambiaron. Antes del escándalo, bastaba una identificación y un comprobante de domicilio para abrir un contrato. Ahora, esos bancos de prestigio incrementaron sus filtros de seguridad. Solicitan declaraciones anuales, fuente de ingresos y hasta visita a las oficinas del prospecto.

El mayor problema, de acuerdo con expertos consultados para esta columna, lo tienen los clientes de Vector, la casa de bolsa de Alfonso Romo, mano derecha de López Obrador, como jefe de la oficina de la presidencia al inicio del sexenio. Ese tipo de empresas funcionan a través de una cuenta concentradora. Todo usuario deposita en ella y en el concepto pone su número de contrato.

Cuando llega la referencia, en la institución identifican el pago y lo llevan a un fideicomiso, así que rastrear esos movimientos es más complicado.

En pocas palabras, un cliente limpio deposita a la misma cuenta que un cliente que lava dinero para el narco o utiliza esos recursos para comprar precursores químicos de droga. Todo se revuelve.

El segundo problema para Vector es que tiene oficinas de inversión en Estados Unidos. Su nicho principal son los mexicanos en ese país. Con las medidas de la administración Trump, esos recursos han quedado inmóviles. Dinero parado es dinero que pierde. Adiós a las operaciones gigantescas que daban una ganancia de un centavo por cada dólar. Adiós a la estabilidad fachada.

Esta semana, como reportero, pude conocer de dos casos de empleados que decidieron salir de dos de las tres instituciones acusadas. No lo hicieron solos, sino con una serie de archivos que advierten que el escándalo será aún mayor.

Stent:

El viernes, la comunidad indígena purépecha de Cherán, en Michoacán, enterró a Francisco Macías Sánchez, un joven integrante del cuerpo de guardabosques y de seguridad del pueblo que fue brutalmente asesinado en una emboscada por parte del CJNG un par de días antes.

Las fogatas se encendieron en todos los puntos en los que se reúne la gente para cuidarse. Es la señal de que el pueblo, que se rige por usos y costumbres, está despierto. La última vez que un gobernador ignoró a esa gente y su reclamo de justicia, le fue muy mal. Silvano Aureoles podría contarle a Alfredo Ramírez Bedolla… si lo encuentra.

Claudio Ochoa Huerta

Claudio Ochoa Huerta es reportero en Latinus y conductor de Latinus Diario. Escribe en El Universal cada domingo, donde analiza la agenda política y social con un enfoque crítico y directo.

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