La senadora Andrea Chávez se convirtió en el centro de una creciente tensión dentro de Morena, luego de que altos perfiles del partido, como Luisa María Alcalde y el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, lanzaran advertencias claras sobre su futuro político en Chihuahua.
Durante este lunes, ambos dirigentes difundieron el mismo mensaje: si Chávez no detiene su campaña anticipada ni modera su estilo de vida ostentoso, quedará inhabilitada para buscar la gubernatura después de enero de 2026, cuando se prevé una reunión clave del partido para definir reformas internas como la no reelección, el combate al nepotismo y la prohibición de actos anticipados de campaña.
El llamado de atención llega luego de que la senadora reconociera en una entrevista radiofónica que recibió financiamiento de un empresario cercano a Adán Augusto López Hernández, además de que ha sido criticada por utilizar custodios, camionetas blindadas y jets privados.
En el fondo, esta disputa también expone una creciente rivalidad entre Luisa María Alcalde y Andy López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien respalda la aspiración de Chávez. La alianza entre Andy y Adán Augusto ha comenzado a generar resistencias dentro de sectores clave del morenismo.
En el mediano plazo, el partido enfrenta otro reto: la operación política rumbo a las elecciones intermedias, donde preocupa que los actuales legisladores, imposibilitados para reelegirse si se aprueba la reforma, puedan desmovilizarse o incluso abandonar el movimiento.
A pesar de estas tensiones, Alfonso Durazo ha reafirmado su alineación con Claudia Sheinbaum, al grado de que ya comienza a sonar como posible relevo de Rosa Icela Rodríguez en la Secretaría de Gobernación.
Al interior del partido también circula una tesis delicada: que la reforma promovida por Sheinbaum podría responder en realidad a presiones del gobierno de Estados Unidos, interesado en limitar la hegemonía de Morena y aumentar el control sobre los recursos que financian la política mexicana.