Serán unos 133 los cardenales que elegirán al sucesor de Francisco en el Vaticano, descartando a los que no irán a Roma por cuestiones de salud. El cónclave comenzará entre el 9 y el 15 de mayo, porque con las reformas que introdujo el propio Francisco, en cuanto estén en la ciudad italiana todos los cardenales y concluya el duelo se podrá comenzar el encuentro, que se realizará, como siempre, en la Capilla Sixtina.

Hay muchos nombres que circulan, pero, en realidad, salvo alguna sorpresa de la que los cónclaves no están en absoluto exentos, son pocos los que realmente están en esa disputa.

Pietro Parolin, de 70 años, italiano, fue secretario de Estado del Vaticano durante el gobierno de Francisco, lo que lo convirtió en el principal asesor del Papa en temas políticos y diplomáticos. También dirige la Curia Romana, el verdadero gobierno central de la Iglesia.

Lo consideran más propenso a priorizar la diplomacia y la visión global de la institución que la labor pastoral. Pero ha tenido un notable desempeño en varias funciones, como en México y en Venezuela, de donde fue expulsado por el dictador Maduro.

El gran favorito es Luis Antonio Gokim Tagle, 67 años, filipino. Cuenta con décadas de experiencia pastoral, lo que significa que ha sido un líder activo de la Iglesia entre el pueblo, en lugar de un diplomático del Vaticano o un experto concentrado sólo en derecho eclesiástico. Francisco le dio tareas muy importantes, primero la dirección de Cáritas, el brazo social de la Iglesia, y en el Vaticano le encargó el Dicasterio para la Evangelización, una de las posiciones clave de la institución.

La Iglesia tiene una enorme influencia en Filipinas, donde cerca del 80% de la población es católica. El país cuenta actualmente con cinco miembros en el Colegio Cardenalicio, lo que lo convierte en un importante grupo electoral. Es considerado un moderado, pero cuando era arzobispo de Manila, Tagle instó a la Iglesia a reevaluar su postura “severa” hacia las personas homosexuales, las personas divorciadas y las madres solteras, afirmando que la dureza del pasado había causado un daño duradero y había dejado a muchos “marcados”, y que cada individuo merecía “compasión y respeto”. Fue considerado candidato a Papa desde el cónclave de 2013, en el que fue elegido Francisco.

En África, la Iglesia católica tiene millones de fieles y ha crecido constantemente. De acuerdo con los datos oficiales, el continente africano pasó de tener 272 millones de católicos en 2022 a 281 millones en 2023. Un crecimiento de más del 3%, mucho más que otras regiones del mundo, incluyendo América Latina o Asia.

Uno de los principales candidatos africanos es Fridolin Ambongo Besungu, de 65 años y originario de la República Democrática del Congo. Ha sido arzobispo de Kinshasa durante siete años y fue nombrado cardenal por el papa Francisco. Como la mayoría de los cardenales africanos, es un conservador cultural que se opone al avance del matrimonio igualitario y a muchos temas de género, lo que le restará posibilidades.

Otro reconocido cardenal africano es Peter Kodwo Appiah Turkson, de 76 años. Tiene posturas conservadoras, pero se ha opuesto a la criminalización de las relaciones homosexuales en los países africanos, incluyendo su Ghana natal.

Entre los europeos destaca Péter Erdö, de 72 años, de Hungría, es el actual arzobispo de Budapest y sería una elección mucho más conservadora de lo que fue Francisco. Fue presidente de la Conferencia Episcopal Europea en dos ocasiones y está en contra de la apertura de la Iglesia en temas como el matrimonio homosexual o el sacerdocio de las mujeres.

En las antípodas de Erdö está el italiano Matteo Maria Zuppi, de 69 años. Arzobispo de Boloña y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, se ha convertido en una figura dentro de la Iglesia por su labor social y pastoral. Francisco lo nombró cardenal en 2019 y la prensa italiana lo ha llamado “el Francisco italiano” por su apertura hacia los migrantes y su modo de vivir más modesto en comparación con otros arzobispos.

Puede haber, por supuesto, otras opciones, de un cardenal estadunidense, lo que le encantaría a Trump, o de América Latina, incluyendo México, pero es muy difícil que la corriente más conservadora de la Unión Americana se imponga en estos tiempos tan convulsos que ha generado la Casa Blanca o que se repita un sumo pontífice originario de América Latina. Lo que sí es una realidad es que la voz que pueda tener el nuevo Papa, con casi dos mil millones de fieles, en medio de la polarización y el conflicto actual puede ser muy importante, aunque esa voz tendría, al mismo tiempo, que asegurar no perder fieles y estar cerca de la gente. Al final, el cónclave tendrá que elegir entre un Juan Pablo II y un Francisco.

IR A ROMA

Se equivoca la presidenta Claudia Sheinbaum diciendo que, fuera cual fuera su decisión sobre ir o no a los funerales de Francisco, sería criticada igual. Eso sucede con cualquier decisión de un gobierno. De lo que se trata es de lo acertada o no de una decisión. Y la Presidenta debió ir a Roma.

No tiene nada que ver con la laicidad del Estado. Los mandatarios de todo el mundo que estarán mañana en los funerales van a despedir a un líder espiritual, y político, global, y los hay de todos los credos religiosos. Y la mayoría van por razones políticas.

Los mandatarios deben estar en esos eventos globales porque, como decimos en nuestro programa de televisión, en el poder y la política todo es personal y esas relaciones de poder no se pueden establecer a distancia. Ese fue uno de los grandes errores de López Obrador que no debe cometer la presidenta Sheinbaum, a la que se respeta mucho más de lo que le dicen algunos de sus voceros.

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez es periodista y analista, conductor de Todo Personal en ADN40. Escribe la columna Razones en Excélsior y participa en Confidencial de Heraldo Radio, ofreciendo un enfoque profundo sobre política y seguridad.

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