Los académicos y funcionarios de la UNAM están dejando morir solo al exrector Enrique Graue, y también al exdirector de la FES Aragón, Fernando Macedo. Un abandono con formas de cobardía y ruindad. Hace unos días se conoció que la profesora Martha Rodríguez Ortiz, quien dirigió la desacreditada a perennidad tesis de licenciatura de la ministra Yasmín Esquivel, denunció a Graue y Macedo por daño moral, y que una juez de la CDMX, Flor de María Hernández Mijangos, los sentenció a pagarle, cada uno, 15 millones de pesos. Nuestra justicia. Yasmín Esquivel plagió una tesis con el acompañamiento de su directora. Luego la ministra movió mar y tierra para que el Comité de Ética de la UNAM no difundiera el dictamen del caso, que hoy es más que sabido confirma el plagio. Ahora, en una suerte de contraofensiva, se ordena una reparación económica en contra de dos funcionarios que, por lo demás, fueron cuidadosos en extremo en el asunto y no actuaron a título propio. Y la comunidad universitaria agacha la cabeza y cierra la boca. Qué vergüenza, institucional y personal. Larga vida a Yasmín, a la profesora Rodríguez Ortiz y a las trapacerías y estafas, parecen estar diciendo.