Desde su primer mandato, Donald Trump ha utilizado los aranceles como arma de presión para obtener ventajas en distintos frentes. En el caso de México, el republicano ha condicionado su política comercial al combate del tráfico de fentanilo y la migración. Ahora, con la pausa de un mes a los aranceles del 25%, la administración de Claudia Sheinbaum tiene una ventana de oportunidad para renegociar la relación comercial con su principal socio.
El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) tiene una revisión programada para julio de 2026, pero los constantes amagos de Trump y su petición de una evaluación interna del acuerdo han adelantado los tiempos. México ya trabaja en un plan para salvaguardar el tratado, y fuentes oficiales no descartan que las negociaciones formales comiencen este mismo año.
Un TMEC condicionado a seguridad y migración
En sus primeras órdenes ejecutivas, Trump solicitó al Departamento de Comercio y al Departamento de Seguridad Nacional evaluar el impacto del TMEC en los trabajadores y empresas estadounidenses, así como en los flujos de migrantes y fentanilo.
José Ignacio Martínez Cortés, especialista en comercio de la UNAM, advierte que Trump busca transformar el TMEC en un acuerdo de seguridad comercial, donde no solo se incluyan aspectos económicos y laborales, sino también compromisos más estrictos sobre cárteles, migración y drogas.
El plan de México: evitar el golpe arancelario
El equipo económico de Sheinbaum, encabezado por Marcelo Ebrard, apuesta por reforzar el diálogo con Washington y defender los términos actuales del acuerdo. Altagracia Gómez, enlace con el sector empresarial, confirmó que México está listo para la renegociación y que se retomará el mecanismo del “cuarto de junto”, que agrupa a empresarios y funcionarios para fortalecer la estrategia comercial.
“Oficialmente, la revisión es en 2026, pero las negociaciones pueden empezar en 2025 y México está listo”, aseguró Gómez.
El desafío es convencer a Trump de que el TMEC ha sido un éxito para las tres economías. En 2024, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos, con exportaciones por 505,805 millones de dólares, un crecimiento del 6.5% respecto al año anterior. Sin embargo, el déficit comercial de EE.UU. con México rebasó los 171,000 millones de dólares, un argumento que Trump ha utilizado para justificar su política proteccionista.
La presión de Trump sobre China
Otro de los ejes de la renegociación será bloquear la llegada de importaciones chinas vía México. Expertos señalan que Washington pedirá elevar el contenido regional en los productos manufacturados en México, para reducir la participación de insumos chinos. También se espera que Trump exija a México homologar sus aranceles con los de EE.UU., lo que afectaría las importaciones mexicanas de productos asiáticos.
Un escenario de negociaciones tensas
Alfredo Coutiño, de Moody’s Analytics, advierte que Trump podría utilizar la amenaza de romper el TMEC como una estrategia de negociación para obtener más concesiones. “La probabilidad de que termine el acuerdo es baja, porque un colapso del TMEC perjudicaría a EE.UU. más de lo que lo beneficiaría. Lo que hará Trump es presionar hasta el límite para obtener ventajas”, explica.
Para México, la estrategia será mantener la estabilidad comercial, evitar los aranceles y evitar que el TMEC se convierta en un mecanismo de control migratorio y de seguridad impuesto por EE.UU..
Con Trump marcando la pauta con su diplomacia arancelaria, México se enfrenta a una nueva fase en la relación comercial con Norteamérica, en la que la presión de Washington determinará el rumbo de las negociaciones.