Javier Cercas, repetían los medios de acá, es un escritor con lectores y audiencias en todo el mundo, como Vargas Llosa y Pérez-Reverte. Mejores cosas podrían anotarse sobre él, entre otras que es miembro desde el domingo de la Real Academia Española. Dijo en el discurso de ingreso que “la lectura es una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás, igual que el sexo, por eso cuando alguien me dice que no le gusta leer, lo que se me ocurre es acompañarle en el sentimiento, igual que si me hubiera dicho que no le gusta el sexo”. Y cargó contra los enrocados en la sandez de la inutilidad del arte: “Los tiranos han intentado ponernos en guardia contra la literatura”. Supongo que no pensaba en Marx, el responsable de los materiales educativos del gobierno mexicano, quien hace tres años aseguró que leer por goce era un acto de consumo capitalista. España, país de Cercas, es el invitado de honor en la FIL de Guadalajara que hoy comienza. En una entrevista, y a propósito de las tonterías patrioteras, Cercas dejó además esta frase: “La lengua española es, con muchísima diferencia, la mayor riqueza que poseemos los hispanohablantes, hay que poner los medios para prestigiarla”.