Hace 30 años, México fue sacudido por el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial del PRI. Su emblemática frase, “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia”, sigue resonando en una nación que continúa enfrentándose a desafíos significativos en materia de justicia y equidad social.
En el contexto político de 1994, el asesinato de Colosio vino después de un discurso crítico hacia el PRI, marcando un punto de inflexión en la política mexicana. Durante este período, México estaba en medio de agitaciones sociales, marcadas por el levantamiento del EZLN en Chiapas y las críticas a las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Hoy, 30 años después, el mensaje de Colosio sigue siendo relevante en un México que aún lucha con problemas de desigualdad y corrupción. A pesar de los cambios en el panorama político, incluyendo la posibilidad de que una mujer alcance la Presidencia de la República, los retos sociales y políticos siguen siendo considerables.
El PRI, alguna vez hegemónico en la política mexicana, ahora enfrenta una elección presidencial sin un candidato propio y con pasado panista, reflejando un cambio dramático desde la era en que Colosio era su abanderado. Además, el país se encuentra en un momento crucial, debatiendo si seguir o no con el modelo de la Cuarta Transformación impulsado por el actual gobierno.
El legado de Colosio y su visión de un México con hambre y sed de justicia permanecen como un recordatorio constante de los desafíos que enfrenta la nación en su búsqueda de una sociedad más justa y equitativa.