El ex canciller Marcelo Ebrard ya tendría acordado con Claudia Sheinbaum que los diputados federales que le responden – aproximadamente 30 -, puedan competir para su reelección. No hay foco de tensión en ese plano y Andrés Manuel López Obrador está de acuerdo.
Pero la tensión aparece en otros objetivos del grupo de Ebrard: espacios en las comisiones de encuestas y de elecciones de Morena y candidaturas en la CDMX.
Ambos terrenos son complicados. El excanciller no ha vuelto a conversar con el presidente y está convencido de que Sheinbaum rechazó públicamente la existencia de corrientes alternas en la 4T no tanto por iniciativa propia sino por una orden desde Palacio Nacional. Ebrard ha logrado acordar con la candidata, pero no con López Obrador.
Cerca del excanciller domina la teoría de que a medida que Sheinbaum se emancipe del tabasqueño, mejor podrá ser la convivencia con la candidata presidencial.
Pero es algo que de momento no ocurre. López Obrador definió todas las candidaturas de Morena en los nueve estados en disputa el año próximo y lo mismo sucedería en la CDMX, donde Ebrard impulsa aspirantes en alcaldías como Álvaro Obregón, Xochimilco y Cuauhtémoc.
En Palacio Nacional no quieren que Ebrard sea un jugador clave de la política electoral de Morena en el próximo sexenio. Allí cultivan la tesis de que es preciso encapsularlo en el Senado igual que López Obrador hizo con Ricardo Monreal en este sexenio. Por eso el interés recurrente en que Ebrard sea el coordinador de la bancada de senadores de Morena y se diluya así en los trajines cotidianos de la Cámara Alta.
Es lo mismo que sucede en el caso de Adán Augusto, donde la idea es apartarlo de la operación electoral y de ahí la reticencia a que asuma poder en Morena. El lugar elegido para el exsecretario de Gobernación es San Lázaro, donde además la apuesta de los Puros es que tenga un flojo desempeño y se termine por desfondar.
La tercer arista de ese panorama trazado por el entorno presidencial es que Ricardo Monreal retome el control del Senado hasta el cierre del sexenio y luego parta satisfecho hacia alguna embajada.