El partido Movimiento Ciudadano está literalmente partido. En dos. El ascenso de Xóchitl Gálvez en la oposición los ha dejado descolocados y algo irrelevantes. Sus principales figuras crujen y muestran fracturas:
Su creador y dueño, Dante Delgado, está en contra de sumarse a la alianza opositora. Lo secundan sus dos figuras mejor posicionadas en las encuestas: el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio —su animadversión es a los liderazgos del PRI—; y el gobernador de Nuevo León, Samuel García. También tienen esa visión el coordinador de sus diputados, Jorge Álvarez Máynez; la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega; y el diputado Salomón Chertorivski.
Enfrente, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ya anunció su rompimiento con las decisiones de Dante y su grupo. No le fascina la idea de sumarse al “PRIAN”, pero está peor ser comparsa de Morena, más ahora que la oposición tiene en Xóchitl Gálvez una opción real de pegarle un susto al régimen. Lo secundan el coordinador de sus Senadores, Clemente Castañeda, la senadora Patricia Mercado y la diputada Amalia García.
MC ha decidido pagar por ver. Si Marcelo rompe, ahí está MC. Si le hacen la mala obra a Xóchitl, ahí está MC. Si se anima Colosio, ahí está MC. Samuel como que ya quiere, Álvarez Máynez está tentando las aguas y hasta el propio Dante no se descarta. Pero también hay un matiz interesante: el grupo dominante, el que rechaza que MC se sume a la alianza opositora, no rechaza a Xóchitl, rechaza al PRI. Ahí puede haber un resquicio de maniobra política. Hay tiempo en el calendario, pero también al que se sube de último al camión le toca el peor lugar.
Ha sido una doble venganza del Presidente, que exhibe lo mucho que le pega el escándalo de los errores y adoctrinamientos en los libros de texto gratuitos. Lo escribí en estas Historias de Reportero hace unos días: López Obrador no estaba midiendo el enojo social que despierta el desastre y abuso con los libros de texto. No es un tema de alta política, como la defensa de las autonomías del INE y de la Corte. Es algo que impacta en millones de hogares mexicanos, e indigna a mamás y papás de todo el país. El Presidente fue descubierto con las manos en la masa, desnudado, y cada que eso pasa, él emprende una venganza atroz contra quienes considera responsables.
Esta vez, en primerísimo lugar, la venganza fue contra Luis María Aguilar, ministro ex presidente de la Suprema Corte, quien no sólo se ha mantenido como un dique en el Poder Judicial contra las barbaridades del Presidente, sino que dio amparos que frenaron la distribución de los mentados libros.
Y, en segundo lugar, contra el empresario Ricardo Salinas Pliego, quien ha sido uno de los más vocales contra los nuevos libros. Eso sí, hubo mucho mayor respeto y deferencia hacia el dueño de TV Azteca y Elektra: no mencionó por nombre ni a él ni a su empresa, cuando acusaron deudas fiscales multimillonarias. AMLO le regresa el gesto al magnate, quien, a lo largo de todo este debate, ha buscado bajar del ring al Presidente.