Una noche amarga para Alejandro Moreno Cárdenas que queda para la historia como el dirigente del PRI que perdió el bastión histórico del Edomex.
El periplo se inició ya con una postal un tanto desafortunada cuando minutos después de las seis de la tarde proclamó un triunfo inexistente de Alejandra del Moral que lo encontró sonriente y festejando con el puño en alto, casi el protagonista de una trama de realidad paralela.
Según pudo conocer LPO, ya al mediodía el campechano tenía el regsitro de que la participación necesaria para un buen desempeñó de Del Moral no era la adecuada. A diferencia de la legislativa del 2021, esta vez la participación no llegó siquiera al 50% y ese abstencionismo favoreció a Morena. Alito conoció el dato pero igual animó como pudo el festejo que sería superado por la sumatoria de votos que le dio el triunfo a Delfina Gómez.
Golpeado, rápidamente se retiró hacia Saltillo con Marko Cortés y dejo a Del Moral reconocer su derrota en soledad pasadas las 9 de la noche. Quedó en el escenario un Santiago Creel pasmado, casi un emblema de la derrota, una imagen que alimenta la tesis de que su candidatura presidencial no tiene densidad.
Coahuila no es consuelo alguno. Moreno Cárdenas no tiene juego en esa latitud controlada por Miguel Ángel Riquelme y la familia Moreira. Allí al dirigente se lo asimila cada vez más con el concepto de lastre, un mariscal de la derrota.
LPO reveló que Moreno Cárdenas dijo en una reunión en el CEN tricolor que si el PRI perdía hasta por un digito todavía había chances de poner al candidato a presidente en el marco de la alianza. Esa es la apuesta y el candidato quiere ser Ael propio.
Está convencido de tres cosas. En primer lugar que la alianza PRI-PAN-PRD no se va a desarmar porque los tres liderazgos tienen un control total de sus mecanismos partidistas. Los tres dirigentes deben seguir allí para asegurar sus posiciones pluri en 2024. Habrá muchas críticas y un señalamiento total de la mala performance electoral. Pero nada cambiará.
El segundo punto es que Alito está convencido de ser mejor candidato que todos los aspirantes iniciales del PRI. Lo dice en privado: “ninguno de ellos tiene los votos que yo logré para llegar a la dirigencia”. Y agrega: “ninguno aguanta la lumbre del Gobierno como yo”. Un modo sutil de presentar como fortaleza haber resistido a pesar de las revelaciones escandalosas que el Gobierno hizo de su vida privada.
El tercer aspecto es que Alito entiende que maneja sin demasiado problema tanto a Marko como a Creel. Así lo dice cuando conversa con empresarios u embajadores. O sea que el PAN no es obstáculo para su candidatura presidencial.
Es una noche para el olvido, pero el campechano sabe que solo debe resistir, como ha hecho hasta ahora, construir la idea de que organizará un mecanismo serio para definir un candidato opositor a la presidencia y finalmente ocupar ese lugar. Un viaje de ida hacia el erosión final del que alguna vez fuera el partido político más grande del continente.