Antaño México era un ejemplo de diplomacia a nivel mundial. Había respeto internacional.
Hogaño nuestro país es también un ejemplo, pero de lo que no debe hacerse en el concierto mundial, sobre todo cuando se trata de nuestro vecino y principal socio comercial, Estados Unidos. Hoy hay una especie de compasión por la incompetencia azteca.
Lo más reciente (porque el tema se alimenta a diario por politiquería a la mexicana) es acusar a “todos los republicanos” de promover una invasión militar a México, cuando los belicosos cuando mucho suman unos cinco legisladores. Ni para conformar un equipo de beisbol, el deporte preferido de nuestro presidente.
Vamos mal, vamos muy mal.
Y la verdad es que en estos momentos la Casa Blanca ni nos pela. Pero ya ajustará tuercas en su momento.
Sus prioridades son Rusia- Ucrania y China
Pero nuestros líderes ahí van a diario a retar a golpes al grandulón de la escuela.
Y de pasadita a brindar facilidades para que miles de indocumentados pongan a parir cuates al gobierno gabacho, con sus peticiones de ciudadanía exprés.
Obviamente nuestros líderes están jugando con fuego.
Y en cualquier momento se quemarán.
Con su poderosa arma, el dinero, el Tío Sam puede poner las cosas en su lugar cuando se le pegue la gana.
Los avisos del vecino del norte son peligrosamente seguidos. Bien haría AMLO en analizar los mensajes que deja la saga de películas El Padrino.
En la película El Padrino 2, indudablemente la mejor de la trilogía sobre la mafia de Estados Unidos y sus conexiones políticas, hay un breve diálogo que se podría ajustar a los tiempos actuales: El dinero es un arma. La política es saber cuándo apretar el gatillo.
Todo es economía. Sin estupideces.
Por eso debemos recordar que el capitán López Obrador guía esa nave llamada México por aguas turbulentas, un mar picado que el mismo mandatario provocó, sobre todo con ese afán de jugar vencidas con el poderoso Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, y lo busca suplir con el pobre mercado latinoamericano. La diferencia es marcada: El 5 por ciento de nuestras exportaciones totales van para América Latina y el Caribe, mientras que el 82.5 % de las ventas se colocan en Norteamérica. Obviamente el contraste es marcado… y peligroso.
Esto sin tomar en cuenta las famosas remesas de mexicanos radicados en Estados Unidos, que tanto aplaude el presidente en sus discursos por la inyección que representa para la economía nacional.
A nosotros, como habitantes de un estado fronterizo, nos debe preocupar si la nave Sonora seguirá el mismo rumbo federal.
Sin duda AMLO tiene un pésimo publicista- asesor político. Tan malo como los que ocupan ese lugar con Antonio Astiazarán, el alcalde hermosillense.
Lo más reciente de Toño fue el de construir un parque público, con recursos públicos, en el fraccionamiento Montecarlo, de acceso restringido. ¿Esto es una ilegalidad? Algunos vecinos piensan que sí.
El espacio no público construido con recursos públicos está dedicado a los perritos. Igual que otra cuestionada obra para canes al que se destinó medio milloncito de pesos.
Total que toda obra municipal acumula queja tras queja, como el del polémico puente o paso a desnivel, cuyo encargado, al parecer, estaría ligado a la empresa constructora. Como AMLO, Toño podría decir que todo es culpa de sus adversarios neoliberales corruptos. Pero ambos van de escándalo en escándalo, pagando millonarias sumas de dinero a sus publicistas-asesores políticos.
Bueno, cada pueblo tiene los gobiernos que se merece.
Hay que aguantar y a la próxima escoger al menos malo.