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Foto del avatar About Pablo Hiriart

Periodista egresado de la FCPyS. Reportero fundador de La Jornada y director fundador de La Crónica de Hoy. Exdirector de La Razón. Actualmente es jefe de Corresponsales en Estados Unidos.

Apagones anunciados

Los apagones del martes en algunos estados del país son el preludio de la crisis energética que el actual gobierno heredará al siguiente, y desde luego a todos los mexicanos.

“Fue por el calor”, explica el Presidente, con otra frase que retrata la ineptitud y el fracaso de su gobierno.

Decir que el consumo de energía aumenta en los meses de calor es una obviedad. Ocurre todos los años.

Entonces, ¿qué cosa sucede con el apagón?

Sucede que en este sexenio no se han hecho nuevas centrales de generación de energía eléctrica: las que entraron en funcionamiento en 2019 las hizo el gobierno anterior.

No hay nuevas plantas y el sistema irá siendo rebasado por la demanda de energía.

Dice Enrique Ochoa en la entrevista que me concedió para el libro AMLO, el costo de una locura, que atravesamos por una “parálisis energética” debido a que el actual gobierno es el primero que no logró hacer nuevas centrales para aumentar la disponibilidad de energía eléctrica.

El mundo, y por tanto también México, es cada vez más eléctrico, y en lugar de producirla y hacer más líneas de transmisión, el gobierno ha usado la necesidad de energía eléctrica como un instrumento de control político.

Enrique Ochoa señala que este modelo de usar a la energía como instrumento de control y no como insumo indispensable, consiste en que el gobierno es el que genera, transmite, distribuye, comercializa, y también decide quién invierte, cuándo, dónde y con quién se asocia.

En pocas palabras: el gobierno, con criterios políticos o conveniencias y compadrazgos, decide quién tiene acceso a la energía y quién no.

Para las grandes empresas que piensan instalarse en México, la incertidumbre de abastecimiento de energía eléctrica es fundamental. Y con fuentes de energía limpias, amigables con el medio ambiente.

Dice Ochoa: “Todos estos elementos se van a traducir, en su momento, en oportunidades perdidas, empleos que pudieron generar, en apagones, interrupciones, y baja en la calidad del servicio. México ha ido perdiendo oportunidades. Es un sexenio de oportunidades perdidas”.

Y también de pérdidas económicas. México debería ganar dinero, y mucho, con su industria energética. Pero, contra toda lógica, pierde.

Durante los gobiernos anteriores CFE ganaba dinero. Ahora que “se rescató CFE”, el panorama es deficitario.

Explica Enrique Ochoa que en 2022, por citar un ejemplo, “CFE perdió 39 mil millones de pesos, y además el gobierno le dio 82 mil millones de pesos. Perdió 39 mil millones y encima te tuvieron que dar 82 mil millones de pesos para tapar el pozo. Pero el niño ya se ahogó”.

Ha subido, también, la dependencia de gas natural importado, ante la incapacidad de Pemex para producirlo. Se lo compramos a Texas, donde hay “una revolución del gas”, que lo exporta a medio mundo.

-¿No hay gas natural en México?

-Claro que lo hay. Ahí está esperando a ser extraído en Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua… También están los ductos que pueden transportar ese gas. Los ductos no distinguen nacionalidad para mover el gas.

-¿Y? ¿Qué pasó?

-Lamentablemente las rondas de licitación de gas natural fueron detenidas por esta administración.

El “rescate de CFE” nos ha hecho más dependientes del exterior (de Texas), más vulnerables, y menos eficientes porque la producción de energía es cada vez más insuficiente para satisfacer las necesidades de la industria y de los hogares.

Dice Enrique Ochoa: “Gran parte del gas que consumimos los mexicanos viene del fracking. Se extrae en Texas. Se podría extraer en Coahuila, Tamaulipas, en Nuevo León, en Chihuahua. No se hace porque este gobierno detuvo la implementación de la reforma energética que abría este sector a la competencia”.

Nos quedamos con un monopolio del Estado que produce energía eléctrica con fuentes contaminantes, cara e insuficiente para las necesidades del país.

Y en México hay gas, sol, viento, vapor subterráneo y petróleo: todo para ser una potencia en generación de energía.

Lo que no hay es un gobierno con tres gramos de sensatez.

El museo de la manipulación

Al entrar a la exresidencia oficial de los presidentes de México (ahora Centro Cultural Los Pinos, CCP) por el acceso de Chivatito, lo primero que se ve es el antiguo cuartel de lo que era, con su insignia y sus letras: Estado Mayor Presidencial.

Para darle el toque dramático y malévolo esta administración agregó, debajo del escudo del EMP, una leyenda en bronce que no existía: ¡Al Presidente nadie lo toca!

Se cruza un tianguis de garnachas, quesadillas, huaraches, gorditas, tlayudas, pellizcadas, tacos de guisados, y uno encuentra la casa principal, la residencia Miguel Alemán, donde vivieron casi todos los presidentes mexicanos desde que Lázaro Cárdenas mandó construir Los Pinos para hacerla residencia oficial.

Luego de recorrer una exposición de fotos dedicada a la difusión de la cultura y el turismo de China, se entra a las salas donde centenares o miles de familias acuden cada semana y reciben una particular enseñanza de sucesos de nuestra historia, como el que se plasma en un cuadro (parte de un códice colonial adulterado, en nombre del “arte”) que enseña “Los esquemas de la corrupción en México”, durante el mandato de los presidentes “neoliberales”.

Dice, con figuras del México prehispánico:

-”SEP: venta de plazas para maestros en escuelas públicas”.

-”Impuestos para los más pobres”. El SAT le recoge el dinero a un azteca con taparrabos como única vestimenta.

-”Justicia para el que pueda pagarla”. Ahí vemos un edificio con rasgos prehispánicos que tiene las letras SCJN.

Hay un jefe indígena en las escalinatas de la Suprema Corte, al que se acercan otros indígenas pobres que lloran con gruesas lágrimas que caen de los ojos a las mejillas. Al lado de ellos hay uno con manta elegante que alza el pulgar de la mano izquierda mientras en la derecha lleva un puñado de billetes para dárselos a los ministros.

Y hay otro más, también vestido ricamente, que brinca de felicidad y lanza billetes al aire. Tiene la leyenda: “Deducciones para los más ricos”.

-Un indígena que representa a un trabajador del gobierno sostiene un cofre lleno de monedas de oro, con dos leyendas: “Salud y Educación. Saqueo de las instituciones públicas”.

-”Salud Pública”, se lee en otra figura, en la que un jefe indígena aspira de una hoguera donde los pobres depositan su dinero.

Antes de cruzar por un baño adjunto a la recámara, veo a Vicente Fox y Felipe Calderón con el texto: “Entre 2002 y 2012 las empresas mineras se llevaron 28,388 toneladas de oro y plata, el doble que durante tres siglos de la corona española”.

Remata. Felipe Calderón: “Al final de su gobierno había más de 104 mil muertos y 14 mil desaparecidos”.

Para el presidente Calderón está dedicada la pared completa de una recámara en la que no hay nada más que “El lienzo de Felipe”, otra adulteración en nombre del arte.

Dice que el lienzo “Narra una alianza contra el mexicano contemporáneo, el pacto entre García Luna y el Cártel de Sinaloa en la llamada Guerra contra el Narco de Felipe Calderón, lo que sumió al país en un ciclo de violencia e impunidad”.

En él se dibuja a García Luna dándose un abrazo con el Chapo Guzmán. El primero, protegido por un miembro de la Policía Federal, y el capo de Badiraguato escoltado por un guerrero barbado, con la santa cruz de los conquistadores españoles que trae atado un paño que dice: Cártel de Sinaloa.

Vienen ahí los dibujos de distintos cárteles en guerra, sangre, muertos, como obra macabra del presidente a quien dedican ese muro de la residencia Miguel Alemán de Los Pinos.

Se cruza una sala, ubicada junto al balcón del segundo piso de la casa, en la que hay bocinas con murmullos y en una televisión pasa un documental que lleva subtítulos en español con faltas de ortografía.

Los murmullos, dice una explicación, son los nombres de desaparecidos en sexenios anteriores.

Al fondo, un cuadro grande informa a los visitantes que América Latina es antiimperialista.

Llegamos a la sala donde se expone “La Muerte de Luis Donaldo Colosio”.

Se explica que: “Esta serie de pinturas consiste en cinco óleos sobre tela en los que el artista reproduce pictóricamente cinco pasos consecutivos de acercamiento (zoom) a un fotograma tomado de un video: proceso en el que el artista nos lleva de lo figurativo a la abstracción. La escena contiene un carácter dramático: es el instante en el que se disparó el arma que dio muerte a Luis Donaldo Colosio”.

En efecto, el óleo sobre el lino muestra el momento justo en que Colosio recibe el balazo. Luego otro cuadro con mayor acercamiento, y así otros, sucesivamente, hasta que el crimen queda en una abstracción.

Junto hay un cuarto relativamente pequeño con fotografías de sábanas de apariencia confortables, caras y sensuales, así como ropa de cama fina en alcobas a medio arreglar. Sobre las fotos, grandes letras color rojo sangre: PRIMERA DAMA.

Los Pinos convertido en un museo de rencores

-Ahhh, miiiiiren, sí, me acuerdo… Esto es cuando Calderón quemó a los niños de la guardería –dice en voz baja el padre de familia a su esposa y dos jóvenes que parecen ser sus hijas.

Se hace un silencio. Acercan sus caras a un cuadro del “Códice FMI”, expuesto como “una apropiación del Códice Mendoza” en la casa Miguel Alemán de la exresidencia presidencial de Los Pinos.

El señor de lentes, tez morena, robusto y de mediana edad, apunta a una imagen con el dedo índice, la contempla: “Calderón privatizó Mexicana de Aviación, y Andrés Manuel la recuperó, ya, ya, ya está volando”, le dice a sus acompañantes como quien narra asombrado la proeza de un semidiós de la mitología griega.

Sábado a mediodía, en Los Pinos hay mucha gente y un vientecillo de historia recorre los árboles, los prados, se cuela por las puertas de las residencias Miguel Alemán, Lázaro Cárdenas, y por algunas ventanas rotas de la residencia Adolfo Ruiz Cortines.

Los visitantes observan, fotografían y comentan sin gritos y hasta con algo de solemnidad en sus expresiones.

El lugar impone, todavía, cierto respeto, a pesar de la intención explícita de mostrarlo como una cueva de sucesivos Alí-babá.

Veo sólo un cuadro roto, por descuido pues se trata de una pequeña reliquia de la época colonial, y los cristales en el piso que nadie se ha ocupado de recoger.

Los muros junto a la escalera de la casa Miguel Alemán tienen pintadas frases, arengas que nos hacen sentir en un país socialista: “Honestamente, somos la diferencia”. “Para recuperar el progreso, primero tu economía familiar”. “Orgullo y compromiso, seguimos avanzando”. “Que los jóvenes tengan trabajo es defender a México”. “Seguridad en tu futuro”. “Para un mejor compromiso”. Y en grande, sin necesidad de poner quien lo dice: “Tú ya me conoces… te serviré con el corazón”.

La exposición “¿Hecho consumado?” nos lleva al segundo piso de la casa donde vivían los presidentes de México. En una de las recámaras el Códice FMI explica “la instrumentación del modelo neoliberal en México”.

Veo un cuadro, a manera de códice, en el que está una mujer indígena que lleva el nombre de Rosario Robles, en el momento en que le entrega un ramo de flores, que son fajos de billetes, al jefe indio sentado como se pintan a los tlatoanis. Es Enrique Peña Nieto.

Explica el cuadro: “Una investigación revela que la casa en donde vivían el presidente y su esposa es de una empresa beneficiada por contratos del gobierno federal”, y “entre los años 2012 y 2016 la riqueza del presidente Enrique Peña aumentó un 60%”.

En la segunda línea de imágenes y junto al nombre de la empresa Higa, dice: “Mientras, la mitad de los mexicanos vivía en pobreza laboral”.

Otro cuadro del códice tiene en el centro la silueta de un águila negra. En torno a ella aparecen pintados indígenas que llevan los nombres de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Pedro Joaquín Coldwell, Francisco Labastida, Jaime Serra Puche, Manuel Camacho Solís y otros personajes que son separados con una raya de la parte baja del cuadro en la que guerreros aztecas asesinan con una pistola a Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.

Hay un cuadro que tiene, en la parte superior, la pirámide de los sacrificios humanos, desde la que caen indígenas decapitados ante la mirada de Carlos Salinas que tiene encima suyo el rostro de Miguel de Madrid, y hacia abajo una lista: Banco de Comercio, Banamex, Cremi, Fertimex, Teléfonos Mexicanos, Compañía Minera Cananea, Comermex…

Junto hay un cuadro en el que el expresidente Salinas, vestido de indígena, observa a dos guerreros aztecas que llevan por nombre Estado Mayor Presidencial y trasladan a Luis Donaldo Colosio con una soga al cuello. Atrás de ellos, en cuclillas, Mario Aburto y Othón Cortés.

Ernesto Zedillo tiene un cuadro especial para él en este Códice de Mendoza adaptado en Los Pinos como “Códice FMI”, que se presenta “como reflejo de una nueva colonización en América Latina, a partir de las condiciones que impone el FMI a los países que otorga créditos”.

Ahí está Zedillo, con vestimenta prehispánica, de lentes, y los dibujos ensangrentados de Aguas Blancas y Acteal, más pinturas que dicen: reforma al IMSS, aeropuertos, ferrocarriles, energía.

Y debajo de ese cuadro, otro que tiene una gran piel de jaguar con una leyenda clavada en la boca: Fondo Bancario de Protección al Ahorro. En la parte baja: “600 mil millones de pesos en intereses para rescatar a los millonarios exprés de Salinas. A la fecha, cada mexicano debe 80 mil pesos si se pagara hoy”.

Destaca un cuadro del expresidente Calderón pintado como tlatoani, sentado sobre sus pantorrillas, acompañado de un guerrero azteca que lleva grabado el nombre de García Luna, que sostiene dos metralletas cruzadas.

Y pinturas en llamas: la guardería ABC, Iberdrola, la leyenda de 270 mil muertos y 70 mil desaparecidos. Reservas de la biósfera cedidas a privados.

A los visitantes a la casa Miguel Alemán de Los Pinos les llama la atención una sala dedicada a un “Lienzo de Felipe”, basada en el Lienzo de Quauhquechollan.

Muy visitada es la exposición con óleos sobre telas acerca de “La muerte de Colosio”.

Y, en otra sala, un cuadro que, dice, explica los “esquemas de corrupción en México”.

Eso lo contaremos en la columna de mañana, en que seguiremos el recorrido por el Centro Cultural Los Pinos (CCP).

Miren al león

Qué descaro, el león grita que todos son de su condición.

El gobierno tiene en la nómina a 23 mil promotores del voto de su partido, Morena, bajo el gracioso nombre de “servidores de la nación”, y acusa a una viuda por cobrar la pensión de su esposo muerto en las instalaciones de Pemex.

No sólo le quitó la pensión, sino que el director de Petróleos Mexicanos anunció una demanda contra la viuda, por fraude, ya que su esposo no murió en un accidente, sino que fue suicidio.

Claro, la viuda objeto de la demanda se llama María Amparo Casar, y es la presidenta de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), agrupación a la que López Obrador detesta.

La Presidencia de la República difundió de manera ilegal los datos personales de María Amparo Casar, como su credencial de elector, y también de los hijos del matrimonio Márquez Casar.

Así se vive en los regímenes dictatoriales. Cuando te señalan, no te dejan vivir.

El gobierno dio a conocer carpetas con la información privada de los hijos de María Amparo y Fernando Márquez.

Sus historias académicas. Recibos de pago de la universidad, domicilio, cuentas bancarias, transferencias…

De esa manera el gobierno viola la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados.

Tal y como hacen los dictadores, nuestro Presidente dice que por encima de la ley está su autoridad moral y su autoridad política, y actúa en consecuencia.

El director de Pemex, Octavio Romero, anunció la demanda contra Casar y recibió la ovación de la prensa oficialista por “acabar con la corrupción en Pemex”.

Qué descaro.

El mismo día en que se anunció “el fin de la corrupción en Pemex” porque le quitaron la pensión a una viuda, se pudo conocer que al director de Pemex, Romero Oropeza, se le “perdieron” 2 mil millones de dólares en la construcción de la refinería en Dos Bocas.

Dio a conocer que el costo de la refinería era de 16 mil 816 millones de dólares, y pocos días atrás Pemex reportó ante la Comisión de Bolsa y Valores en Estados Unidos que el gobierno de México inyectó a esa obra, en 2023, mil 781 millones de dólares.

El costo de la obra alcanza, hasta ahora, 18 mil 938 millones de dólares.

¿Dónde están esos 2 mil millones 122 millones de dólares que faltan, de lo anunciado por el director de Pemex el viernes?

La construcción de la refinería es un festín de robo y dispendio que avergonzaría al mismísimo Alí-babá.

Tanto, que los pormenores de los gastos debieron sellarlos durante 10 y 15 años para que las personas no se enteren en qué se gastó ese dinero.

Tres días antes de la denuncia de Romero Oropeza y el festejo de la prensa del gobierno por el “fin de la corrupción” en Pemex, se dio a conocer el respaldo del Sindicato Petrolero a la candidata presidencial de Morena.

En la televisión y en los periódicos pudimos ver al exsecretario de Finanzas del sindicato, y ahora líder del STPR, Ricardo Aldana, levantar el brazo de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum.

Para ella trabajan 23 mil empleados públicos que son promotores del voto de Morena.

Es algo jamás visto en el país, al menos no en esa dimensión, para favorecer a la candidata del partido del gobierno.

Los festejos por el “fin de la corrupción” en la prensa oficial, a partir de un acto ilegal contra la familia Márquez Casar, rebosante de mentiras, coincidieron con el tercer aniversario de la caída de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, en la que murieron 26 personas.

El Metro se cayó por corrupción.

La gente murió debido a la corrupción de los principales exponentes de Morena.

Rentaron en España carros de ferrocarriles suburbanos y los pusieron en la Línea 12, cuyas vías son para vagones de Metro, distintos a los suburbanos.

Ya se sabía que la Línea 12 iba a colapsar. Así lo advierten los dictámenes que llevaron al gobierno de Miguel Mancera a clausurar por un tiempo la Línea 12, y así hacer ajustes para disminuir el peligro de descarrilamiento en las curvas.

Luego del derrumbe mortal, el dictamen dio a conocer que la caída del Metro fue por falta de mantenimiento en el gobierno de Claudia Sheinbaum.

¿Qué hicieron con el dinero?

Pura corrupción. Y de consecuencias fatales.

Volverá a ocurrir porque esos trenes no son para esas vías.

El mismo día en que leímos la noticia de la demanda contra María Amparo Casar, pudimos leer que docentes del Instituto de Educación Digital del estado de Puebla piden las credenciales de elector a sus alumnos a cambio de mejorar sus calificaciones.

Se dio a conocer un audio de la coordinadora de Licenciatura en Derecho que pide a sus alumnos que le entreguen las credenciales de elector de diez parientes o conocidos cercanos: “Si me tengo que ver descaradamente, así se los voy a decir, soy directa y ni modo, así tengo que hacer esta parte”, dijo la coordinadora de la carrera a los estudiantes… de leyes.

Eso es Morena gobernando.

Y, vaya descaro, lapidan en cadena nacional a una mujer por cobrar la pensión de su marido muerto y así pagar los estudios de los hijos de ambos.

Contingencia ambiental: cortesía de Pemex

Las cifras correspondientes a los resultados del primer trimestre de Pemex en este año señalan que el Sistema Nacional de Refinación produce más combustóleo que gasolinas.

Eso respiramos en la Ciudad de México, más el combustible que queman los coches.

Consecuencias del azufre que manda Pemex a la CDMX: contingencias ambientales, enfermedades, lluvia ácida y muertes por complicaciones en el sistema respiratorio.

Así termina el sexenio que empezó con la muerte de 137 pobladores de Tlahuelilpan por una explosión de ductos de Pemex, donde llenaban cubetas con gasolina sin que nadie se los impidiera, pese a que las autoridades tenían conocimiento de la fuga.

Ochocientos mil muertos por covid, de los cuales 300 mil no debieron morir, señala el reciente estudio de científicos encabezados por el doctor Jaime Sepúlveda.

Más 184 mil asesinatos del crimen organizado –al que no se le ha perseguido, sino todo lo contrario–, casi todos ellos impunes y los cuerpos enterrados en fosas clandestinas.

“Gracias a la vida que me ha dado tanto”, tararea el Presidente en las conferencias en Palacio.

Volvamos a Pemex y su récord de producción de combustóleo.

El combustóleo es altamente tóxico, por lo que ya se prohibió arrojarlo al mar, en cualquier parte del planeta, donde antes se hacía.

La solución que encontró el gobierno fue quemarlo en la central termoeléctrica de Tula, en lugar de hacerla funcionar cien por ciento con gas.

Eso que queman en la atmósfera es azufre que llega a los habitantes de la Ciudad de México, para que respiren.

La producción de combustóleo (un residuo del petróleo crudo), lejos de disminuir ha aumentado desde 2019 a la fecha. Y no poco: hoy Pemex produce 113 por ciento más combustóleo que al inicio del sexenio.

A finales de 2018, las refinerías de Pemex arrojaban 277 mil toneladas anuales de emisiones de azufre a la atmósfera. Mucho.

Pero en lugar de reducirlas, como establecen los acuerdos internacionales firmados por el gobierno, éstas se incrementaron: en 2023 las emisiones de óxido de azufre alcanzaron las 577 mil toneladas.

Para mejorar la calidad del aire en la capital del país, hace poco más de 30 años se cerró la refinería de Azcapotzalco. Fue, literal, un respiro.

En la presente administración han hecho lo contrario: quemar combustóleo, es decir veneno, en Tula. Respiren chilangos.

¿Todo sea por rescatar la soberanía, a Pemex, el patrimonio de los mexicanos?

No es así. De acuerdo con los datos trimestrales de Pemex, sacar un barril de petróleo del subsuelo y procesarlo en el Sistema Nacional de Refinación, le generó a Petróleos Mexicanos una pérdida operativa de dos dólares y no le aportó ni un centavo a la nación.

Ese es el “rescate de la soberanía energética” de la presente administración, a la que nos ofrecen ponerle un segundo piso.

Como lo ha explicado estos días el doctor Francisco Barnés, exrector de la UNAM y una eminencia en el tema petrolero y petroquímico, la utilidad neta de Pemex Exploración y Producción fue, en el primer trimestre del presente año, de 6 mil 800 millones de pesos.

Y durante este mismo primer trimestre, Pemex Transformación Industrial (TRI) registró una pérdida neta de 33 mil millones de pesos.

Es decir, puesto en el balance, por cada barril de crudo procesado perdemos 28 dólares, señala el doctor Barnés de Castro.

Así, mientras las empresas petroleras en el mundo ganan dinero, aquí perdemos.

Mientras el esfuerzo mundial es por reducir la emisión de contaminantes a la atmósfera, aquí aumentamos la producción de combustóleo hasta lo inaudito.

Las refinerías de Pemex (salvo Deer Park, en Texas) pierden millonadas, producen más combustóleo que gasolinas y arrojan más de medio millón de toneladas anuales de azufre a la atmósfera.

A lo anterior le llaman “rescate de la soberanía energética”.

Y van por ponerle un segundo piso a ese manicomio.

Un mes para remontar

Las elecciones no se dan en el vacío, sino sobre realidades y estados de ánimo.

Hace seis años Morena logró hacer creer a la mayoría de la población que México estaba en la ruina moral y en el pozo de la violencia.

Para ello contó con los invaluables servicios de agrupaciones y personas influyentes en el ánimo social, que ahora toman la primera fila de la oposición a que se consolide una tiranía en el país. Veremos si ahora son tan eficaces como hace seis años.

La elección de junio se da con el suelo nacional convertido por Morena en un cementerio clandestino.

En la Ciudad de México, que suponíamos a salvo de la crueldad criminal, aparecen fosas con cientos de cadáveres de niños, mujeres, hombres mayores, ocultos entre esqueletos de perros.

Hay cuando menos catorce de esas fosas macabras en la capital del país.

El hallazgo no lo hizo Claudio X, ni la CIA ni algún otro “enemigo de la cuarta transformación”, sino un colectivo de madres que buscan los cadáveres de sus hijos para darles una sepultura como corresponde a un ser humano.

Por todo el país se extiende el cobro de derecho de piso a productores y comerciantes.

Las bandas criminales matan con la certeza de la impunidad.

El Presidente se ríe en cadena nacional de asesinatos y masacres.

En los hechos, nos gobierna la Santa Muerte.

Destinan miles de millones de pesos en contratos a empresas de seguridad privada –descalificadas por transas–, para cuidar instalaciones a cargo de las Fuerzas Armadas.

Policías particulares cuidan, a precio de oro, aduanas y oficinas del Tren Maya que están bajo administración del Ejército.

El país está de cabeza.

Con esa realidad llegamos al mes decisivo, el último de las campañas políticas por la Presidencia.

La posibilidad de que la candidata de oposición remonte y gane, es real. Depende de que la gente salga a votar.

Ahora es cuando buena parte del electorado reflexiona y determina si va a votar o no, y en caso de hacerlo, por quién cruzará la boleta.

Para la candidata del gobierno, mostrarse como ganadora por adelantado es una buena estrategia, porque desalienta al que duda entre votar o no hacerlo.

En el Estado de México le funcionó bien al oficialismo saturar con encuestas que daban a la candidata de Morena una ventaja de casi veinte puntos de ventaja: 50 por ciento de la población no salió a votar.

¿Para qué? “La elección ya está definida y mi voto no cuenta”, pensó un poco más de la mitad de la población, que decidió no ir a la casilla.

El resultado, lo recordamos todos, fue que la candidata del Frente formado por PAN-PRI-PRD alcanzó una votación por encima de 44 por ciento y la abanderada de Morena-Verde-PT ganó por sólo ocho puntos porcentuales.

Este mes veremos lo mismo: lluvia de encuestas con dos dígitos de ventaja para la candidata oficialista.

Negación de la realidad como arma de propaganda.

Ataque sistemático al prestigio de periodistas con audiencia nacional, que no le hacen la ola al todavía inquilino de Palacio Nacional.

La intervención ilegal del Presidente en la elección para desacreditar a la alternativa opositora a su gobierno.

“Ahora todo mundo habla de que no van a cambiar los programas de Bienestar, nada más que hay que verlo con cuidado porque son muy falsarios, muy hipócritas. Como dicen una cosa, dicen otra”, dijo ayer.

Y seguirá diciendo, porque es parte de la campaña.

Van a duplicarse las amenazas y presiones contra los representantes no doblegados de los órganos electorales. Son pocos: contra ellos irán. Como dijo Claudia Ruiz Massieu en su última intervención en el Senado: “Tenemos órganos (autónomos) colonizados por quien debe ser ajeno”.

Lo que el Presidente lanza contra la consejera Claudia Zavala –INE–, que tiene el decoro de tomar en serio su autonomía, es perfidia que puede terminar en tragedia.

A dos días de decir que “el debate me gustó mucho, mucho, mucho”, el Presidente cambió de opinión y lo vio sesgado, con mano negra y otros fantasmas que él crea.

“Ojalá y jueguen limpio. No puedo hablar mucho del tema, pero en mi experiencia en los debates siempre hay mano negra, siempre ha habido mano negra de parte del INE. Y la sentí ahora, la mano negra, la mano peluda, y por eso lo dije, porque se trata de la democracia”, dijo ayer.

Veremos la cargada de sindicatos, anteriormente priistas, ahora alineados en favor de la candidata oficial. Petroleros y el SNTE ya se decantaron ayer.

A ver si le funcionan “tan bien” como a Meade hace seis años.

Mayo es el mes crucial.

Votar o no votar, ésa es la clave.

La dignidad de Xóchitl

Desde que existe el Instituto Federal Electoral (ahora INE), nunca un candidato de oposición había sido tan atacado, calumniado, agredido, espiado y amedrentado por la Presidencia de la República como lo ha sido Xóchitl Gálvez en esta elección.

El INE y el Tribunal Electoral no han estado a la altura de sus antecesores y se han comportado alevosamente omisos ante todas las ilegalidades del presidente López Obrador para destruir a Gálvez.

¿Por qué tanta sevicia contra Xóchitl, si la candidata del gobierno va arriba en las encuestas que se han publicado?

Porque así es López Obrador.

De ahí que Xóchitl represente, en estos comicios, la dignidad de tantos agraviados por las ofensas del Presidente de la República.

A las madres buscadoras de sus hijos desaparecidos las trató de propagandistas en su contra y no las quiso recibir.

Los médicos fueron equiparados con bandidos.

A los paramédicos y enfermeras los usó como material desechable en la pandemia, cuando trabajaron sin la indumentaria mínima de protección y México ocupó el primer lugar mundial de fallecimientos de personal médico por contagios de covid.

A los niños con cáncer los dejó en manos de un criminal, López-Gatell, y se negó a comprar las medicinas que necesitaban porque primero estaba su ego en el pleito con los laboratorios.

Persiguió penalmente a científicos, sin sustento, únicamente por su desprecio a la ciencia y al conocimiento.

Les quitó ingresos a quienes trabajan en consulados mexicanos en el exterior –ahí donde nuestro personal calificado defiende a connacionales en problemas–, porque según él son unos vividores.

Dejó sin cuidado profesional a niños en estancias infantiles, las que ordenó desaparecer porque según él eran pura corrupción.

Les quitó becas a estudiantes mexicanos en el extranjero porque, opina, estudian en universidades que son escuelas para hampones neoliberales.

Dejó que la delincuencia compre y venda niñas en Guerrero porque son “usos y costumbres”.

A los periodistas que no siguieron su línea los trató como delincuentes en sus conferencias mañaneras.

A los dueños de medios de comunicación les dio trato de traficantes de influencias, porque no corrieron a los periodistas incómodos.

Con la punta del pie trató a los medianos y pequeños empresarios, y los dejó morir solos durante la pandemia: “No vamos a rescatar empresas. Si van a quebrar, que quiebren”.

A la Iglesia (a la católica, en particular) y a sus sacerdotes los ofendió con calumnias de estar en complots en contra suya.

De rateros no bajó a los integrantes del Poder Judicial, y a sus trabajadores les intentó quitar prestaciones de ley.

Insultó a la UNAM y sus autoridades y maestros, porque se “corrieron a la derecha”.

Ese es López Obrador.

Así ha sido siempre.

Xóchitl es el espejo de ciudadanos, organizaciones civiles, dirigentes partidistas, exfuncionarios y profesionistas que han padecido el avasallamiento de López Obrador durante casi seis años de gobierno.

Todos indefensos ante los ataques del Presidente.

Sólo la Corte y algunos jueces han tenido el decoro de decirle no.

Los órganos electorales, creados para vigilar el cumplimiento de reglas equitativas en las elecciones, le han quedado a deber a México.

Con qué derecho López Obrador usa a los 23 mil servidores de la nación, que son empleados del gobierno, para ir casa por casa a decir que si no gana Sheinbaum les van a quitar los programas sociales.

El INE y el tribunal se lo permiten.

El INE se negó a poner spots, como en elecciones presidenciales pasadas, que adviertan que los programas sociales no son de ningún partido y que nadie tiene derecho a pedir el voto a través de ellos.

Cuánta cobardía mientras las instituciones se cuartean al soplo de la voluntad presidencial y la presión de los dirigentes de Morena.

Morena se niega a que pasen esos spots que inhiben la compra de votos y la extorsión electoral a millones de ciudadanos.

¿Y? Desde que se creó el IFE, en 1990, los partidos políticos tienen derecho a voz, pero no a voto en el Consejo General.

López Obrador ha atacado a Xóchitl con vulgaridad y con sevicia. Por su físico (globo). Porque anda en bicicleta (la imitó como vendedora de tamales en la vía pública). La descalificó como sirviente de la oligarquía. La acusó de ser títere de otros personajes a los que también ataca con saña.

A Xóchitl la humillan al no llamarla por su nombre en los debates. La ningunean con encuestas sobre pedido que algunos medios difunden, pagadas, en redes sociales. Y al que los señale le meten una demanda para que los demás escarmienten.

Guste o no guste el estilo, o el equipo, o la estrategia de Xóchitl, el punto es que ella personifica los agravios del Presidente en contra de millones de mexicanos y de sus gremios.

Triste es ver cómo los integrantes de instituciones creadas para frenar los abusos del poder guardan silencio, hacen gala de su indecorosa cobardía, como si nunca se fuera a escribir la historia de esta bochornosa regresión 2018-2024.

Un debate feroz enseñó dos proyectos

En un debate feroz, que reflejó la polarización que sembró en México Andrés Manuel López Obrador durante más de 20 años de odio y degradación de la convivencia política, se llegó a un punto central de los dos proyectos: empresa privada protagónica del desarrollo, sí o no.

Xóchitl Gálvez propuso dar certeza jurídica a las empresas para que puedan invertir, crear riqueza y ser el motor de la economía.

Señaló a la extorsión como la principal traba para los empresarios, producto de la delincuencia tolerada por un gobierno cómplice.

Claudia no se pudo quitar el señalamiento reiterado de ser la candidata de un “narcopartido”.

Dato importante: Sheinbaum defendió lo que ella considera ha sido la obra de López Obrador, pero se abstuvo de defender a los cercanos del Presidente en casos de corrupción en Dos Bocas y el Tren Maya, como le señaló Gálvez.

En lo económico estuvo el centro del debate, debajo de los insultos.

Para Xóchitl Gálvez hay que rescatar las rondas petroleras y la participación privada en generación de energías limpias, y eso para Claudia Sheinbaum fue como mencionar un pecado capital.

Claudia reiteró su respaldo a la destrucción del NAIM.

No tuvo respuestas a la caída del Metro, con un saldo de 27 muertos, por falta de mantenimiento, según el peritaje. Ni al agua contaminada en la Ciudad de México. Ni al crecimiento de la contaminación del aire en la capital del país, por la quema de combustóleo en la refinería de Tula.

Sheinbaum se mostró como la candidata continuadora de la política energética de López Obrador, tanto en petróleo, refinación y electricidad.

Xóchitl advirtió que se nos está yendo la oportunidad histórica del nearshoring por falta de energías limpias y baratas para abastecer a las industrias, y para subsanarlo propuso reintegrar a la iniciativa privada a la generación de electricidad.

Claudia puso el ejemplo del compromiso de la ‘4T’ con la generación de energía solar con los páneles que ella puso en la Central de Abasto de la Ciudad de México, y con la planta fotovoltaica instalada por el gobierno federal, este sexenio, en Puerto Peñasco.

Pésimo ejemplo el de la planta de Puerto Peñasco –como veremos esta semana–, donde se construyó una planta de mil 600 millones de dólares (que debió costar la mitad), y sólo servirá de manera eficiente al dueño del grupo Vidanta y sus complejos turísticos en la zona, y a 62 mil habitantes. Un atraco a los sonorenses.

Tiene capacidad para iluminar a 560 mil hogares. ¿Por qué no la pusieron junto a Hermosillo, o Ciudad Obregón, o en Mexicali? O en lugar de una planta de mil megawatts, diez de 100 megawatts junto a centros urbanos importantes.

Influyentismo para beneficiar a un aliado económico del grupo gobernante, es la respuesta a ese atraco.

Las dos hicieron propuestas, aunque Sheinbaum no fue clara para decir de dónde saldría el dinero. Gálvez sí: de la participación de la iniciativa privada y dejar de tirar dinero en Pemex, donde se han destinado 2 billones de pesos para producir menos y contaminar más.

Ambas se insultaron, aunque Claudia Sheinbaum justificó plenamente uno, que si bien fue insulto, no fue calumnia: “La candidata de las mentiras”.

Por ahorro de tiempo (hora del cierre), destaco tres:

En este sexenio la economía ha crecido más que en los gobiernos anteriores –dijo 3.2 por ciento–. Mentira: el actual ha sido el de peor desempeño económico desde que Miguel de la Madrid recibió una economía deshecha por el populismo.

México crecerá, en este sexenio, cuando mucho a un promedio de uno por ciento (1%) anual. Contra cuatro por ciento de Carlos Salinas, 3.6 con Ernesto Zedillo, 1.8 con Vicente Fox, 1.5 con Felipe Calderón y 2% con Peña Nieto.

Salinas y Zedillo tuvieron el precio del petróleo cerca de diez dólares por barril. Calderón afrontó la crisis mundial del sistema financiero y una epidemia de H1N1.

En el año duro de la pandemia, 2020, la economía mundial cayó -3.1 por ciento. Pero la economía de México cayó, con AMLO, -8.7 por ciento.

Más de un millón de Pymes quebraron por falta de apoyo del gobierno durante la pandemia.

Dijo Sheinbaum que con López Obrador se habían creado más empleos que en el sexenio anterior. Mentira. El promedio mensual de puestos de trabajo creados en esta administración es de 28 mil 616. En el sexenio pasado fue el doble: 57 mil 819 empleos mensuales.

Este gobierno no se ha endeudado como los anteriores. Mentira. Con Peña la deuda pública fue de 10.7 billones de pesos, y con AMLO 15.4 billones de pesos. Para el próximo año tendremos el mayor déficit presupuestal de los últimos 35 años.

Fue un debate feroz. Xóchitl lo dio todo y Sheinbaum se defendió como pudo, mayormente con mentiras.

Los temores de Mario Delgado

Los debates no son para los candidatos, sino para los ciudadanos.

Ahora vemos una serie de condiciones que ponen los representantes de las aspirantes presidenciales, especialmente el de Morena, como si los debates fueran un foro de propaganda.

Propaganda tienen a raudales: 52 millones de spots en los que muestran sus mejores ángulos con la ayuda de la tecnología. Dicen lo que quieren aunque sean mentiras, formulan promesas incumplibles sin que nadie los cuestione.

Saturan a la población y la alejan de la política porque se generaliza la idea de que todos mienten, aburren y abusan de la televisión y de la radio.

Quieren que los debates sean, más o menos, lo mismo.

Entrevistadores cómodos para ellas, preguntas suavecitas o que no incomoden, y que por favor destaquen lo bueno que ha sido el Presidente.

Incluso una de las candidatas pidió conocer las preguntas con anticipación.

Momento. De lo que se trata es que la población las conozca lo más cercano posible a tal cual son en realidad.

A ver si tienen temple para reaccionar con serenidad y buen juicio en situaciones difíciles, como muchas de las que deberán hacer frente en caso de ganar.

Necesitamos que las cuestionen a fondo, para saber si lo que proponen es viable o no, si dicen la verdad o sólo repiten frases vacías de contenido.

¿Cuál es el miedo a que los conductores sean, por ejemplo, Carmen Aristegui y Ciro Gómez Leyva? U otros de ese calibre.

Y que propicien el debate entre las candidatas.

Son tantos los peros que ha puesto Mario Delgado –dirigente de Morena– a los debates, que nos revela una gran desconfianza hacia su candidata presidencial.

Delgado desconfía de las preguntas, de los conductores, de los ciudadanos que mandan sus inquietudes, de la comisión del INE que organiza los debates, de las sillas, de las mesas, del reloj, del micrófono.

Y un pavor que comparte con su candidata: que en las preguntas vayan implícitas críticas al gobierno.

El presidente de Morena nos hace ver que protege a una candidata de cristal.

La minimiza erróneamente. Sheinbaum está hecha en la polémica de las asambleas universitarias. Ya tuvo debates como candidata a la Jefatura de Gobierno, y también el domingo 7 de abril a escala presidencial.

Que tenga razón o no en sus argumentos es otro cantar, pero sí sabe debatir.

Si no da para más, es problema de Morena: ellos la eligieron.

Y si la candidata es de cristal y sus argumentos son endebles, los votantes tienen derecho a saberlo.

Lo mismo en el caso de Xóchitl. Los electores tienen derecho a conocer si hay algo más que folclore en su candidatura.

La duda, en el caso de la aspirante de Morena, es si únicamente es Mario Delgado el que no le tiene confianza para el debate de ideas y de propuestas. O si también se la perdieron como candidata presidencial.

Dijo Mario Delgado: “Queremos advertir que nos preocupa mucho el tema de las videopreguntas, porque la posibilidad de manipulación de esas videopreguntas es muy alta, y no confiamos ya en la productora que está haciendo estos debates”.

Le preocupan las videopreguntas y habla de manipulación.

¿A qué manipulación se puede referir? Delgado tiene que explicar qué es, en estos casos, manipulación de una pregunta.

A ver qué alcances tiene la desconfianza que expresa Mario Delgado. Si lo hace por su cuenta o es el transmisor de una preocupación de su jefe.

El calendario electoral y las reglas del juego mandan debates y eso deben ser: debates.

Para el tercer debate se eligió a tres moderadores, una cercana a cada candidata y otro de Corea del Centro. De Monterrey, Ciudad de México y Mérida, con el argumento de “regionalizar”.

Si esa es la idea, pudo hacerse un debate en Yucatán, otro en CDMX y otro en Nuevo León, con periodistas de esos estados, que los hay y muy buenos.

Esa, sin embargo, no es la idea, sino dejar contentas a las candidatas. Descafeinar para cubrir el requisito.

El objetivo de los debates televisados a todo el país es que los ciudadanos puedan formarse una opinión.

Para ello se necesitan conductores respetuosos, pero directos e informados, con personalidad para desmentir y centrar a la candidata. Que hagan preguntas incómodas sobre los temas ya pactados.

Eso no lo veremos. Mario Delgado tuvo –o transmitió– miedo.

Votos por la Santa Muerte

A querer o no, el domingo a las 20:00 Claudia Sheinbaum Pardo tomará su lugar en el segundo debate por la Presidencia de la República como la candidata de la Santa Muerte.

Las camisetas negras con el emblema de la Iglesia de la Santa Muerte que llevan la leyenda: Un Verdadero Hombre Nunca Habla Mal de López Obrador, no son una anécdota.

Son la imagen de un gobierno necrófilo. Es decir, que disfruta con la muerte.

Seguidores de AMLO, y al menos un alto funcionario federal y consejero del Presidente en materia de comunicación social, Jenaro Villamil, presumen con orgullo la camiseta de la secta asociada a ritos satánicos y trasiego de drogas.

López Obrador salió a defender a la secta llamada Iglesia de la Santa Muerte como si fuera una religión más. Así lo ve él.

Se han encontrado fosas clandestinas con cadáveres humanos debajo de altares de la Santa Muerte, la secta que presume Morena en su camiseta: “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador”, nos dice una calavera que con el índice en la boca ordena callar.

Ese es el gobierno que Claudia Sheinbaum saldrá a defender en el debate del domingo en los Estudios Churubusco.

“La obra del presidente López Obrador”, dijo ayer.

Nunca habíamos visto a un Presidente que se burlara públicamente de los derechos humanos.

López Obrador lo hizo el martes en su conferencia matutina, al hablar de los paramédicos asesinados y calcinados en Celaya, luego de que fueran atacadas tres ambulancias por grupos criminales.

Pidió que vayan a investigar el caso “los de Latinus, o los de Derechos Humanos”, y remató con sendas carcajadas.

¿Continuidad al gusto por la muerte?

¿Continuidad a la burla de los derechos humanos?

Sí, mientras Sheinbaum no se deslinde, así es.

Votar por Morena es votar por la Santa Muerte.

La muerte no le inmuta al Presidente que entregará un país con más de 184 mil asesinatos dolosos.

Noventa y cinco cada día.

Uno cada quince minutos.

El gobierno que saldrá a defender Claudia Sheinbaum el domingo es el que tiene en su haber 50 mil 822 personas desaparecidas entre diciembre de 2018 y el 24 de abril de este año.

La cifra de niños muertos de cáncer debido al desabasto de medicinas oscila entre los 5 mil y 6 mil infantes, sólo en los tres primeros años de gobierno de López Obrador, de acuerdo con información de Associated Press (AP) que verificó los datos.

En México murió tres veces más gente que la media mundial por el covid-19.

Quinientos seis mil personas que no debieron morir durante la pandemia fallecieron por el desdén hacia la muerte del gobierno que lleva a Claudia Sheinbaum como candidata a dar continuidad al régimen necrofílico.

La esperanza de vida de los mexicanos cayó cuatro años durante la pandemia.

En la Ciudad de México, gobernada por Sheinbaum, la esperanza de vida cayó aún más: 7.3 años, con datos verificados por Animal Político.

Durante el gobierno de López Obrador, 117 mil 301 personas han emprendido desplazamientos masivos obligados por la violencia que el Presidente y su candidata mienten al decir que va en franco descenso.

Por primera vez en la historia, desde que hay contabilidad, en la frontera estadounidense han detenido y expulsado a mexicanos en 2 millones 800 mil ocasiones.

En el gobierno donde se realizan sacrificios rituales (ayer degollaron una gallina en el Senado, “para que llueva”) y se publicitan con orgullo a sectas con ritos satánicos, México ha vuelto a ser el país número uno en migración ilegal de sus habitantes a Estados Unidos

No van por falta de empleo, sino que huyen de la violencia.

El Departamento de Estado y Amnistía Internacional señalan que en México los derechos humanos se violan a diario. El Presidente manda a volar esos informes.

Se ríe de los derechos humanos.

Los cárteles criminales realizan secuestros masivos: 66 personas fueron levantadas por uno de ellos hace dos semanas y las soltaron cuando quisieron. Al Presidente nada le inmuta.

México se ha convertido en el productor número uno de fentanilo en el mundo, con lo que se mata a unas 100 mil personas al año en Estados Unidos. López Obrador lo niega.

La principal causa de muertes de jóvenes en Estados Unidos es por consumir fentanilo que producen en México los grandes cárteles, con precursores chinos.

Y la principal cauda de muerte de jóvenes en México es por violencia criminal.

Ese problema, las muertes de jóvenes por consumo de fentanilo, no tarda en llegar a México como una crisis de salud pública, por lo barato de su producción.

La vida dejó de tener valor. Como la ley, tampoco la tiene.

El gobierno del presidente López Obrador trajo a México a tropas de asalto del Ejército ruso a desfilar en el Zócalo capitalino, en medio de una invasión criminal a Ucrania.

He visto videos en que niños ucranianos preguntan por sus papás. Pegan sus retratos en las paredes de la ciudad de Mariupol, para encontrarlos.

Los rusos se han robado más de 19 mil niños ucranianos y se los llevan a su país para darlos en adopción.

No son opiniones, son hechos.

A los que invaden a un país vecino, matan, secuestran, destruyen la vida de gente pacífica, nuestro Presidente les da cobijo político.

Y a las tropas de ese Ejército, criminales de guerra, las invita el gobierno de López Obrador a desfilar en nuestro país.

Traerlos es darles apoyo.

El Presidente está del lado de la muerte. Adentro y afuera de México.

Su candidata y su partido ofrecen continuidad.

Votar por Morena es votar por la Santa Muerte que ostentan en sus camisetas negras.

El narco se presentó con Sheinbaum

La retención de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum en Chiapas es una muestra fehaciente de que en la frontera sur manda el narco.

No hay Estado. Sólo grupos de civiles armados y policías municipales sometidos al poder real de los sicarios del narco.

La pasmosa omisión del presidente López Obrador entregó Chiapas al crimen organizado.

En algunas partes de la frontera domina el Cártel de Sinaloa y en otras el Cártel Jalisco Nueva Generación. No hay Estado.

Ni la candidata a la Presidencia puede transitar sin que la paren, le tomen fotografías, y a su comitiva le pidan una credencial para saber quiénes son y a qué van a determinado lugar.

A la entrada de Motozintla, el domingo, Sheinbaum fue retenida por un grupo de encapuchados, que la población conoce como integrantes del Cártel de Sinaloa.

Bueno, no sólo la población de esa localidad de la frontera sabe que son del Cártel de Sinaloa, sino que es del conocimiento público.

Todo el país pudo ver, en enero, cuando tropas del CS entraron con armas largas, uniformadas, a bordo de una caravana de camionetas que hizo su desfile triunfal, entre vítores de la población, luego de desplazar al CJNG de esa región.

El Presidente, otra vez, salió en defensa del Cártel de Sinaloa, y dijo que el retén que detuvo a Sheinbaum y su comitiva había sido un montaje.

¿Un montaje? Sí, eso dijo. Qué manera de ocultar la realidad, y de defender a un poderoso cártel de las drogas y del tráfico de seres humanos.

Igual que la candidata retenida, López Obrador insinuó con bastante claridad que el “montaje” había sido obra de un medio informativo: Latinus.

Por favor, ¿dónde está la cordura?

Atribuirle esa capacidad operativa a un medio de comunicación digital es de una desproporción imaginativa que ofende al sentido común.

Y, además, por qué, otra vez, el Presidente sale a quitarle la sombra de la sospecha al Cártel de Sinaloa.

Cuando mataron en Guayaquil al candidato Fernando Villavicencio, las miradas en ese país apuntaron al Cártel de Sinaloa, pues el líder de una sucursal suya en el Guayas había amenazado de muerte a Villavicencio.

Sin tener ninguna prueba, el Presidente salió, de inmediato, a deslindar al CS de ese crimen y dijo que había que entender las acusaciones en el contexto electoral de ese país sudamericano.

Una vez que pasaron las elecciones, nuestro Presidente volvió a hacer hipótesis sobre la autoría del asesinato y sus móviles: enseñó gráficas y números para decir que el crimen había hecho caer a la candidata de izquierda y favorecido “a la derecha”, es decir al actual presidente Noboa.

Ahora culpa a Latinus del desgobierno que hay en Chiapas.

Y la escolta del Ejército que tiene la candidata (igual que la de oposición) de Morena, ¿dónde estaba? ¿Para qué sirve?

Así como la detuvieron, la humillaron tomándole fotos y filmándola, pudieron habérsela llevado e incluso algo todavía peor.

¿Dónde está la guardia de seguridad que tiene asignada?

¿Cómo es que los que acompañaron a Sheinbaum al mitin en Motozintla también los pararon y obligaron a identificarse?

¿Dónde está el gobierno?

El diario Reforma tiene un cronista enviado a cubrir la campaña de Sheinbaum, Jorge Ricardo, que escribió lo que sus ojos vieron luego del brevísimo mitin que ocurrió luego de que la candidata fuera retenida:

“Los pobladores sospechaban, bajaban la voz, le daban vueltas, evitaban hablar de los hombres con playeras negras, sobaqueras, capuchas militares y diseños de calaveras bajo las cachuchas, cachuchas con la imagen del narcotraficante Ismael el Mayo Zambada, que en la entrada al municipio rodeaban los autos, preguntaban la dirección, pedían credencial de elector, preguntaban ¿adónde?, ¿por qué?, ¿para qué? Y revisaban la cajuela de los autos”.

No hay Estado en la frontera sur.

Dejaron que los narcos se apoderaran de ella.

El mismo día en que la candidata fue retenida en Motozintla, un funcionario federal, Jenaro Villamil, posaba en la Ciudad de México con una playera de la iglesia de la Santa Muerte, con la imagen de un cráneo humano, y la leyenda: “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador?

De ninguna manera hago una relación entre un hecho y otro.

Lo relevante es la evidencia de que estamos a merced del narco, y que una secta de fanáticos e irresponsables tiene el mando político de la República.

El infantilismo de Xóchitl Gálvez

A cinco semanas de las elecciones la candidata de oposición dice en voz alta, y repite con singular énfasis, que ya no le va a hacer caso a sus asesores y que va a mandar “al carajo muchas cosas que no estoy dispuesta a aceptar”.

Si necesita hacerlo, que lo haga, pero anunciarlo públicamente es desconcertante para quien la escuche y un balde agua fría para quienes la rodean.

Las quejas de Xóchitl se parecen bastante a las excusas. La culpa es de otros. ¿Culpa de qué?

Algunos de sus asesores son mucho más preparados que ella, la superan en capacidad, experiencia y destreza ante las entrevistas difíciles.

Ellos y ellas tuvieron la generosidad de hacerse a un lado de la competencia por la candidatura presidencial, la apoyan y trabajan para que le vaya bien a Xóchitl.

Públicamente los descalifica. ¿Para qué?

Si no está a gusto con algunos, que los cambie. O modifique la estrategia. Pero con sus dichos los responsabiliza de algo que no sabemos bien a bien de qué se trata.

Leer el reclamo de Xóchitl en el que sustenta su reiterada inconformidad, es también sorprendente.

Dice que en el debate se sentía incómoda con el traje que llevaba. “Muchos mexicanos me han dicho en estos días: ‘sé tú’ y voy a ser yo (en el segundo debate). Y si una mujer con huipil no les gusta a los mexicanos, lo lamento” (El Financiero, viernes de la semana pasada).

¿En serio, eso le preocupa?

Desconcertante, por decirlo de alguna manera. Simples pequeñeces en voz de quien aspira a ser presidenta de México.

Esperemos que cuando tenga que sentarse a negociar con el presidente de Estados Unidos o de China, no le aprieten los zapatos.

Sus quejas públicas nos muestran que no sabe conducir a un equipo de trabajo de alto nivel.

“Es muy complicado que cada asesor te diga una cosa distinta. Está cañón” (Reforma del domingo).

Pues sí, para eso son los asesores. Y es ella la que tiene que decidir. Así ocurre con los presidentes y con los candidatos. En efecto, “está cañón”. Gobernar un país no es fácil.

“Uno (un asesor) te dice: tienes que ser así; otro te dice: tienes que ser acá. No, no ataques al Presidente, ataca más a Claudia; no, no ataques ni a Claudia ni al Presidente. Híjole. Está muy difícil. Entonces yo realmente voy a hacer lo que yo pienso que debo hacer”.

Es decir, Xóchitl no ha tenido la serenidad para escuchar, tomar lo que crea adecuado de los consejos y actuar como ella finalmente lo considere mejor.

Lo que hemos visto de ella, ¿es un espejismo? Es lo que la candidata de la oposición nos está diciendo con todas sus letras.

Entonces quienes trabajan y van a votar para que se vaya Morena, ¿han apoyado a una falsa Xóchitl Gálvez?

Cada quince días, de su equipo de comunicación promueven la idea de que “ya van a ver a la verdadera Xóchitl”. “Ahora sí, prepárense”. “Xóchitl se va a mostrar tal cual es”. “Esta semana tendremos en acción a la auténtica Xóchitl”.

Faltando menos de 40 días para los comicios, la candidata que está llamada a enfrentar y derrotar la prolongación del odio, detener la polarización social y revertir la descomposición del país, nos enseña una superficialidad e infantilismo preocupantes.

La sombra oscura que cae sobre la nación es real: el fin del Estado de derecho y de la democracia.

El escenario es particularmente dramático.

De los regímenes sin contrapesos no se sale.

Y la candidata de oposición suelta requiebros públicos contra sus asesores.

Líderes de la sociedad civil señalan que Xóchitl está ‘atrapada’ por PAN-PRI-PRD. Ella quiso ser la candidata de esos partidos. Batalló para serlo. No buscó una candidatura independiente.

Las señales son de una terrible falta de claridad acerca de lo que está en juego.

Ante esas dudas, cercanos a Xóchitl y votantes de la oposición en general suelen encogerse de hombros y responder: “Sí, pero es lo que hay”.

Cierto, es lo que hay, pero que no abuse.

Afores, un problema de confianza

Por lo visto, la reforma al sistema de pensiones es otra ocurrencia que acabará en despojo y destrucción.

Van a crear un Fondo de Pensiones del Bienestar con el dinero de quienes no lo hayan retirado de sus Afores en determinado tiempo.

Eso es confiscar dinero ajeno.

Señalan propósitos aparentemente nobles para crear el Fondo de Pensiones. Supongamos que así sea. El problema, gobierno, es que ese dinero no es tuyo.

¿Qué le importa al gobierno si alguien no quiere retirar su dinero a tal edad, o su cuenta permanece inactiva, por las razones que sólo el ahorrador tenga?

No es dinero del gobierno, sino de los particulares.

Dicen el gobierno y los legisladores morenistas: se va a crear una reserva para que, en caso de que alguien reclame el dinero confiscado, se le devuelva.

¿De veras se lo van a devolver?

Sí, palabra de AMLO.

El Presidente no tiene credibilidad.

“Los ahorros no se van a tocar” –dicen y juran–, salvo en los casos que bla-bla-bla.

Primero, sí se toca, porque de ahí sale parte de los recursos que el gobierno pretende usar para el Fondo del Bienestar.

Y el bla-bla-bla no es creíble.

El resto del dinero para financiar el Fondo de Pensiones del Bienestar proviene de fuentes de ingresos que no son permanentes. Ya sabemos lo que pasa cuando se quiere solventar un gasto fijo con ingresos eventuales.

Ya los economistas discutirán si técnicamente es conveniente y es viable, aunque pone los pelos de punta cuando el Presidente nos quiere tranquilizar con que “no se van a tocar las Afores”.

A nadie se le olvida la insistencia con que dijo que para la construcción del Tren Maya no se iba a tirar un solo árbol. Y la andanada de insultos a respetados ambientalistas que sostenían lo contrario.

Los que advertían sobre el daño al medio ambiente que causaría esa obra recibieron insultos y sambenitos de “neoliberales”, “al servicio de la oligarquía”, “ambientalistas de mentiras” y otros desplantes ofensivos.

El resultado fue que para abrirle paso al tren se talaron, oficialmente, 7 millones de árboles, aunque la cifra desde luego es mayor.

Hay muchos antecedentes de que el Presidente engañó y los que se atrevieron a advertirlo fueron objeto de linchamiento desde Palacio Nacional.

¿Se acuerdan de la rifa del avión presidencial?

Sí, aquella cena en la que vendió boletos del sorteo a empresarios, en varios millones de pesos el cachito, y lo recaudado con la rifa se iba a destinar a la compra de medicinas. Eso fue en 2019.

¿Y de la refinería que iba a costar 8 mil millones de dólares e iba a estar lista en dos años?

La palabra del Presidente no tiene credibilidad. Se gastó.

Más aún cuando en las comisiones de la Cámara de Diputados aprobaron un dictamen sobre la reforma a las Afores, y luego Morena introdujo cambios de manera ilegal a lo que se había aprobado.

“Están haciendo un escándalo con eso”, dijo el Presidente y lo atribuyó a “un error humano” sin mala fe.

Alteraron un dictamen. Le añadieron párrafos. Eso es trampa. No se puede confiar en ellos.

Menos aún cuando AMLO acompaña la iniciativa de un rosario de insultos contra periodistas, dueños de medios de comunicación y economistas, y que sostiene que la intención es corregir la “reforma antilaboral de los neoliberales”.

Seguramente hay que corregir, pero nada que venga del rencor y con insultos es para mejorar, sino para destruir y despojar.

Al ver los orígenes del recurso para el fondo que se pretende crear, podemos ver que, además de confiscar dinero privado, queda claro que la reforma está montada sobre ficciones.

Funcionarios y legisladores de Morena han propuesto que se financie con las utilidades del Tren Maya, las ganancias de Mexicana de Aviación, de ahorros presupuestales del gobierno federal.

Lo anterior quedó fuera del dictamen, y la incertidumbre del financiamiento tiene fundamento.

En la iniciativa presidencial está nutrir el Fondo de Pensiones del Bienestar con “donaciones o cualquier tipo de aportación proveniente de cualquier persona física o moral”.

Imposible tomar en serio una iniciativa así.

No se les puede creer que las Afores “no se van a tocar”, y proponen lo contrario.

Menos cuando la propuesta viene de los que “rifaron” un avión para “comprar medicinas”. Ni rifaron el avión ni se compraron medicinas.

Juraron que no se iba a talar un solo árbol en la selva maya para el trenecito.

Que “rescatarían Pemex”.

Que la refinería en Dos Bocas costaría 8 mil millones de dólares.

Que la pandemia no nos afectaría.

Que serían respetuosos de las decisiones y de la autonomía del Poder Judicial…

Todo eso fue mentira.

Y ahora, con el cuento de propósitos nobles –que en realidad son electoreros–, el gobierno va a confiscar dinero que no es suyo y no tiene lo que falta para sostener la reforma a las pensiones .

El costo de una locura

Las pérdidas económicas causadas al país por “el mejor presidente de la historia”, por falta de crecimiento económico similar al de gobiernos anteriores, más el despilfarro en ocurrencias y sobrecostos de las obras faraónicas, son colosales.

Superan, sumados, los cinco o seis billones de pesos.

México ha perdido tiempo, y es posible recuperarlo si se corrige el rumbo.

Lo imposible de recuperar es la vida de cientos de miles de personas que murieron por la irresponsabilidad con que el gobierno manejó la pandemia.

Asombrosa fue la insensibilidad que dominó en los ahorros en el sector salud para gastar el dinero en frivolidades.

Irreparable es el daño causado al futuro de niños y jóvenes al haberlos privado de educación con maestros capacitados y evaluados, para aspirar a mejores ingresos y calidad de vida.

Veamos los datos (contenidos en el libro AMLO, el costo de una locura, que José Carreño, Julián Andrade y Jorge Fernández me hacen el honor de presentar hoy a las 18:00 en la casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles de la Ciudad de México).

Por la pandemia, entre enero de 2020 y marzo de 2022, en México se registraron 786 mil 826 muertes en exceso (INEGI). Por cada 100 mil habitantes, tuvimos el triple de mortalidad que la media mundial.

El doctor Francisco Moreno, el médico que tanto ayudó a orientar mientras un charlatán –López-Gatell– desinformaba sobre la pandemia, afirma que, en México, uno de cada 165 habitantes murió por el covid.

En dos países con población similar a la nuestra y régimen político distinto entre ellos, los resultados fueron: en Japón murió uno de cada 23 mil 800 habitantes, y en Vietnam uno de cada 18 mil 100.

La diferencia de lo que ocurrió en México y lo que pasó en Japón o Vietnam no fue un asunto de ideologías, sino la diferencia entre la sensatez y la locura.

Con datos de la Secretaría de Hacienda, la periodista Belén Saldívar publicó que el gasto en salud del gobierno, en 2023, fue el menor en una década. De hecho, hasta 2023 ese gasto completaba tres años seguidos a la baja.

México padeció el golpe más fuerte a la educación desde hace más de un siglo. Lo explica el exsecretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer:

“Hoy hay menos niños en primaria, secundaria, bachillerato y en la universidad de los que había en 2018. Eso nunca había pasado en el país. La calidad de la educación era mala, pero la cobertura, desde la Revolución hasta 2018, no había dejado de crecer. Cada sexenio tenía más cobertura. Este es el primer sexenio que tiene un retroceso en cobertura en todos los niveles educativos”.

-¿En todos?

-En todos. En preescolar, de 2018 a 2023 se cayó nueve por ciento la matrícula. Hay 500 mil niños de preescolar menos en la escuela de los que había en 2018. En primaria hay 626 mil niños menos de los que había en 2018. En secundaria hay 200 mil niños menos que en 2018. En media superior hay 141 mil estudiantes menos que en 2018. En total, entre todos los niveles educativos, hoy hay un millón 200 mil niños y jóvenes menos en las escuelas de este país. Un retroceso de 4 por cieto. ¡Es dramático! –respondió el extitular de la SEP.

De acuerdo con la prueba PISA que realiza la OCDE a jóvenes de 15 años en casi todo el mundo, en México sólo 1 por ciento de los estudiantes es capaz de distinguir un hecho de una opinión luego de leer un texto corto.

El gobierno que termina dentro de poco, acabó con las escuelas de tiempo completo, en las que los niños comían y eran atendidos por maestros evaluados que ganaban más porque era jornada doble.

Bajó el presupuesto de capacitación magisterial de mil 200 millones de pesos a 90 millones de pesos.

Ya estamos en la era de la robótica, de la inteligencia artificial, en la que un estudiante necesita desarrollar capacidad analítica, capacidad de juicio, capacidad interpretativa, capacidad de razonar, conocimiento de idiomas.

Esas son las habilidades que demandan los nuevos puestos de trabajo que surgen en lugar de los trabajos manuales, o mecánicos, que están siendo sustituidos por robots, algoritmos e inteligencia artificial.

Ya veremos la profundidad del daño que, con una educación pésima, condenó a la niñez mexicana a un futuro de empleos precarios, o a cosas peores, como dejar su patria y su familia.

El actual gobierno les habrá cercenado, también, la posibilidad de ser libres. Libres de elegir qué vida quieren.

Es el costo de una locura.

En descargo de López Obrador es justo apuntar que no actuó sólo.

Dentro del gabinete hubo y hay personas inteligentes que debieron haberle dicho no. Salvo Carlos Urzúa, los demás callaron para no arriesgar el puesto u obtener un ascenso político.

Las cúpulas empresariales hicieron la ola a las ocurrencias más estrafalarias.

López Obrador, como el rey Lear, cree que existe el reino imaginario que con su verbo y el aplauso de los aduladores construyó en su imaginación.

Y a manera de despedida, en plan torero, dará vueltas al ruedo nacional con el rabo y las orejas del país.

El mejor presidente de la historia

Un coro de jilgueros en redes sociales y mítines políticos ha comenzado a cantar, duro y dale, un exótico estribillo que nos dice que López Obrador ha sido el mejor presidente de la historia de México.

¿O será sarcasmo?

El hecho es que en el sexenio del presidente López Obrador el país dejó de crecer al ritmo de los cinco presidentes anteriores, lo que implicó la pérdida de 2 billones 520 mil millones de pesos.

Con López Obrador, México perdió 2,520,000,000,000.00 de pesos.

De haber mantenido el crecimiento promedio de 2.58 por ciento anual de los sexenios anteriores, esa cifra de recursos, casi impronunciable, no se habría perdido.

Esa cifra es sólo el dinero que perdió la economía por el freno al ritmo de crecimiento que, unos más y otros menos, dejaron en promedio los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña.

Aparte de lo que se perdió por la falta de crecimiento (2 billones 520 mil millones de pesos) hay que sumar lo que se despilfarró en sobrecostos de los elefantes blancos, caprichos personales e inercias estatistas. Y lo que se tiró en Pemex.

En Pemex, al final del sexenio, se habrán tirado cerca de 2 billones de pesos en transferencias directas y beneficios fiscales.

Sí: 2,000,000,000,000.00 de pesos de los contribuyentes tirados en una empresa que ahora produce entre 12 y 18 por ciento menos petróleo que en 2018.

El Tren Maya, que aún no está concluido, ha tenido un sobrecosto igual a tres veces lo presupuestado, por lo que habrá costado, con cifras actualizadas a 2024, la cantidad de 515 mil 762 millones de pesos.

Sí: 515,762,000,000.00 de pesos de los contribuyentes, tirados en la selva maya en un proyecto que no es ni será rentable.

La refinería en Dos Bocas, donde hay menos gasolina que en las tuberías de agua potable de la Ciudad de México, ha implicado tirar en un pantano alrededor de 324 mil millones de pesos (dejándola en 18 mil millones de dólares, aunque va a terminar costando entre 20 y 22 mil millones de dólares).

Sí: 324,000,000,000.00 de pesos de los contribuyentes por hacer una obra a la carrera, con sobrecostos, sin puerto donde sacar el coque y destrucción del medio ambiente.

No hay que olvidar el dato de que Pemex Transformación Industrial (PTI) pierde, en este sexenio, la cifra récord de 35.60 centavos por barril refinado.

La destrucción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, avanzado en 33 por ciento, costó alrededor de 235 mil millones de pesos. Hay quienes calculan por encima de los 300 mil millones de pesos.

Sí: 235,000,000,000.00 de pesos pagamos por destruir lo que iba a dejar dinero al país.

Aparte está lo que iba a ingresar de manera directa e indirecta por el NAIM y sus seis pistas funcionando.

Lo anterior es con cargo al crecimiento del que México se privó. Es decir, los 2 billones 520 mil millones de pesos mencionados al inicio.

Sumemos lo que costó la construcción del AIFA en Santa Lucía, que opera con subsidio por su mala conectividad.

Más la compra de una aerolínea, Mexicana de Aviación, que también opera con subsidios.

Ahí están las cuentas del “mejor presidente de la historia de México”, según dice el estribillo que corean sus jilgueros.

“Le tocó una pandemia, que tiró la economía mundial”, dicen y repiten. Es cierto lo de la pandemia de costos catastróficos. Y el único que en su momento la negó fue López Obrador. Dijo que no afectaría a la economía de México.

Resulta que el año duro de la pandemia, 2020, la economía mundial cayó -3.1 por ciento. Pero la economía de México cayó -8.7 por ciento.

Ahí están las cuentas que entrega “el mejor presidente de la historia”, sólo en términos económicos.

Llamo ‘jilgueros’ a los que repiten ese estribillo en redes sociales, porque no me consta que sean bots, es decir cuentas robots creadas por la presidencia de la República. De ser el caso tendríamos que referirnos a López Obrador como “el autonombrado mejor presidente de la historia de México”.

Un último punto en el campo de la economía, no menor, es el empleo. Los jilgueros en las redes y en otros sitios, repiten que la creación de empleos formales en este sexenio ha sido, también, “histórica”.

La realidad es otra, como publicó Víctor Piz en estas páginas. El promedio mensual de puestos de trabajo creados en esta administración es de 28 mil 616. En el sexenio pasado fue el doble: 57 mil 819 empleos mensuales.

Todo el dinero que ha perdido México en este sexenio es el costo de una locura.

¿Se puede recuperar?

Sí, hemos perdido tiempo, pero se puede recuperar.

Aunque, obviamente, no por el mismo camino.

(Mañana continuamos con el costo de una locura).

Director: Juan Luis Parra

Hermosillo, Sonora.

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