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Foto del avatar About Pablo Hiriart

Periodista egresado de la FCPyS. Reportero fundador de La Jornada y director fundador de La Crónica de Hoy. Exdirector de La Razón. Actualmente es jefe de Corresponsales en Estados Unidos.

¿Otros seis años de crimen, mentiras e ineptitud?

Al tiempo que Claudia Sheinbaum daba su discurso en el Zócalo y ofrecía “profundizar los logros alcanzados” por el presidente López Obrador en materia de seguridad, en otro cierre de campaña era asesinado el candidato de la oposición a la alcaldía de Coyuca de Benítez, en la Costa Grande de Guerrero.

José Alberto Barrera Barrientos, candidato a la presidencia municipal de Coyuca de Benítez por el PAN-PRI y PRD, quedó tendido en la cancha de basquetbol donde se realizaría el mitin, herido de muerte cuando repartía saludos y sonrisas rumbo al templete.

Menos de 24 horas antes el presidente López Obrador faltaba a la verdad al presumir que estas eran “las elecciones más limpias, más libres y pacíficas de la historia de México”.

La mentira cayó por su propio peso con el reporte que la empresa de consultoría Integralia dio a conocer, el martes, que exhibe a las elecciones más sangrientas por el asesinato de 231 candidatos, aspirantes y dirigentes políticos, y contabilizó 749 víctimas relacionadas con los comicios hasta ese día.

Ayer en la mañana López Obrador respondió al reporte de Integralia y dijo que la violencia que todavía estamos padeciendo se debe a los gobiernos neoliberales del pasado, cuando “se establecieron vínculos entre autoridades y la delincuencia”.

“Eso lo establecieron como práctica estos hipócritas y corruptos del periodo neoliberal…, pero son tan perversos, hipócritas, que como los denunciamos y eso se ventila como nunca, se avientan una campaña en contra mía de ‘narcopresidente AMLO’”.

Las elecciones intermedias de 2021 habían sido las más violentas de la historia contemporánea del país, pero éstas las superan en 150.5 por ciento.

Fue mentira, o un fracaso, lo prometido en su campaña y en la toma de posesión, de que con abrazos a la delincuencia y “atacando las causas de la violencia” se acabaría la criminalidad.

En el sexto año de su administración, AMLO sigue culpando al pasado, como si él no hubiera gobernado ni ofrecido acabar con esa tempestad de sangre y plomo.

Claudia Sheinbaum, en su mitin de cierre de campaña, alzó la voz para decir que afortunadamente vivimos “bajo el liderazgo del mejor presidente de la historia: Andrés Manuel López Obrador”.

Seis veces visitó AMLO a Badiraguato (le hicieron un busto de bronce), pero no quiso recibir a las madres buscadoras de desaparecidos, que fueron víctimas de la violencia criminal, porque le pareció que era “politiquería”.

Todo aquel que abra los ojos verá cómo el narco se apodera de estructuras de gobierno. De la frontera sur. De amplias franjas de la frontera norte. De carreteras. Y lo seguirá haciendo si hay continuidad.

Ninguna diferencia con la política de “seguridad” de AMLO planteó Sheinbaum en el Zócalo.

“Vamos a profundizar la estrategia de paz y seguridad y los logros alcanzados. La estrategia que promoveremos será la de atender las causas y seguir avanzando en la cero impunidad”, dijo la candidata presidencial de Morena.

Más de lo mismo. No hay esperanza.

Las mentiras de AMLO, aumentadas.

Dijo en el Zócalo que con el gobierno de la cuarta transformación el “crecimiento económico supera todas las predicciones”.

Qué frialdad para el engaño.

Con AMLO hemos tenido el peor crecimiento económico desde el sexenio del presidente De la Madrid, que cosechó las uvas amargas de la francachela populista.

Su discurso fue una reiteración de las promesas de AMLO hace seis años, como que ya no habrá gasolinazos (el litro iba a estar a 10 pesos), no subirá la luz ni el gas.

Que habrá paz, honestidad, libertad de expresión, se fortalecerá la democracia, protegerá el medio ambiente, sin maíz no hay país, promover la inversión privada “sin corrupción” (sic).

Sin rubor dijo que “hoy México es respetado en el mundo, es una referencia, es ejemplo de buen desempeño económico y de una política exterior que es un timbre de orgullo”.

Demagogia y falsedad, mientras perdemos el país en manos de criminales y se nos va la oportunidad del gran despegue económico por elegir gobernantes ineptos e ideologizados.

¿Otros seis años de lo mismo?

El voto oculto

Las encuestas que prevén una victoria aplastante de Claudia Sheinbaum el domingo, por más de 20 puntos, se van a equivocar.

Han sido de tal manera concurridas las movilizaciones en los grandes centros urbanos en favor de la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, que no dan espacio a una desventaja como la pintan las encuestas publicadas por los medios de comunicación más acreditados

Es muy amplia la franja del llamado “voto oculto”.

Por su condición de voto oculto, no se puede medir.

Lo que sí es factible medir es el porcentaje de los que dicen estar indecisos, que es de alrededor de 15 por ciento.

Más los cambiantes, que van de entre 10 y 15 por ciento.

Las encuestas traen una sobrerrepresentación de la intención de voto en favor de Morena. Es usual.

¿De cuánto estamos hablando? No lo sabe nadie.

Hay, por lo menos, un 30 por ciento de electores (indecisos y cambiantes) más un porcentaje de sobrerrepresentación del partido gobernante, que van a definir la elección.

Es muy ancha esa banda como para concluir que Sheinbaum “ya ganó”. No hay tal.

La elección se va a resolver en las urnas, y las grandes casas encuestadoras saldrán a dar explicaciones con el prestigio abollado.

Mitofsky, que dirige Roy Campos, y Buendía&Márquez que publica El Universal, le dan a Sheinbaum 25 y 20 puntos de ventaja sobre Xóchitl Gálvez, respectivamente. Se van a equivocar, téngalo por seguro.

Y no se equivocan porque necesariamente tengan compromisos con Morena, su candidata o haya algo turbio.

Suelen fallar y el domingo no será la excepción.

Hay un voto oculto, de cambiantes, de indecisos, y de quienes dicen que votarán por Sheinbaum por temor a perder apoyos económicos o para evitar posibles consecuencias desagradables en sus centros de trabajo.

Nunca habíamos visto una coerción del voto de manera tan procaz a tanta gente, como ocurre en esta elección presidencial.

Jamás lo habíamos vivido desde que entramos a un régimen de democracia plena, con las elecciones de 1991.

Pero a la hora de la verdad, en la soledad de la casilla, la respuesta del votante puede –subrayo, puede– ser diferente a la que dio al encuestador que tocó la puerta de su casa.

En el porcentaje que se atribuye a Sheinbaum ciertamente hay una franja de votantes convencidos, y otros que han caído en ese nicho como parte del fraude a la ley perpetrado por el presidente López Obrador.

La encuesta de Buendía&Márquez indica que “el balance de opinión de Gálvez Ruiz (opiniones positivas menos negativas) tiene un saldo negativo importante (-14), mientras que sus adversarios tienen números más favorables, en especial Sheinbaum Pardo” (+34).

El incremento de negativos de Xóchitl hasta llegar a un saldo negativo de -14 es obra de la acción ilegal de Andrés Manuel López Obrador.

No vayamos muy lejos en los días y semanas (hay cientos de ejemplos que dan fe de la campaña personal de AMLO contra Xóchitl y quienes la postulan), y veamos ayer. Dijo que “la oposición quisiera ver al país en llamas”.

Esa aseveración no está hecha por un comentarista, candidato o dirigente de partido. Es del Presidente de la República.

Se trata de una advertencia aterradora de la fuente más oficial que hay en el país: “La oposición quisiera ver a México en llamas”.

Desde luego que hace mella y aumentan los negativos de la candidata de los pirómanos que quieren ver el incendio de la nación.

Los efectos de la ilegalidad de la actuación presidencial se reflejan en las encuestas. Hay un genuino temor, o terror, que el 2 de junio ganen los que el Presidente señala como unos “traidores a la patria”.

El Presidente es la máxima autoridad del país, y en consecuencia mucha gente, de buena fe, le cree. Lo dice el Presidente: la candidata de oposición es la marioneta de un empresario corrupto que pelea por sus privilegios, y la apoyan traidores a la patria que quieren ver a México en llamas.

Contra eso no hay defensa. Bueno, en teoría sí: la ley. Pero él ha dicho –y actuado en consecuencia– que su autoridad moral y política están por encima de cualquier ley.

Existe un último muro de resistencia al quiebre del Estado de derecho: el voto. El voto oculto.

El fraude de López Obrador

El fraude en la elección presidencial del domingo ya está hecho. Las pruebas se encuentran a la vista de todos, son públicas.

Si fructifica, ningún magistrado que se precie de serlo puede declarar la legalidad del triunfo de la candidata del gobierno, Claudia Sheinbaum.

Mario Delgado, Sheinbaum y López Obrador llevan casi un mes hablando del posible fraude de la oposición. Todos los días.

¿Cuándo se ha visto, en México o en cualquier otro lugar del mundo, que la oposición cometa fraude electoral?

Los fraudes, cuando se dan, los cometen los gobiernos porque tienen la capacidad operativa y los controles para hacerlo.

Así es que Morena y sus máximos exponentes, cuando acusan de que ahí viene el fraude de la candidata opositora en realidad hacen como el carterista que en plena calle y para desviar las miradas grita “¡al ladrón!, ¡al ladrón!”.

Toda su vida política López Obrador se la ha pasado gritando fraude en su contra, y ahora que llegó al poder instrumenta el mayor fraude electoral de la historia.

Está en la Constitución que las autoridades federales y estatales quedan obligadas a guardar neutralidad en las elecciones.

Se reforzó en la Carta Magna el principio de neutralidad del poder público porque el entonces presidente, Fox, habló una o dos veces en la campaña de 2006 de los riesgos del populismo.

Y ahora AMLO interviene casi todos los días en la elección, lo que es abiertamente una violación reiterada a la Constitución.

De ganar Sheinbaum, su triunfo estará tocado por la ilegalidad que implica la intromisión del Presidente en los comicios.

Ayer el presidente López Obrador se despachó un discurso de “cierre de campaña” con más brío que cualquier contendiente.

Dijo que la elección del domingo era el referéndum entre su proyecto y el de los conservadores que quieren regresar a los privilegios y la corrupción.

Tiene derecho a pensar lo que quiera y a comentarlo en privado, pero al hacerlo en un acto oficial, con recursos del gobierno, viola el principio constitucional de neutralidad del poder público.

Dijo ayer que “lo del domingo (2 de junio) es un referéndum, es un plebiscito, es una consulta, no es nada más elegir a las autoridades, elegir al partido, no; es elegir el proyecto de nación que queremos”.

“¿Queremos que el país siga siendo como antes, de un pequeño grupo, de una minoría, que engañaba? Porque no había democracia, era una oligarquía con fachada de democracia porque al pueblo no lo tomaban en cuenta, o ¿queremos sí, de verdad, que se establezca en México una auténtica, una verdadera democracia? Que es el gobierno del pueblo, con el pueblo y para el pueblo”.

Esas son sus palabras, a seis días de los comicios.

No hay la menor duda de su intervención ilegal.

Además del discurso electoral de ayer, se pueden documentar todas y cada una de las intervenciones inconstitucionales del Presidente en la elección del domingo.

Se ha burlado de la candidata de oposición.

La imita con sarcasmo.

La insulta llamándola un instrumento de la oligarquía.

¿Sólo su candidata merece respeto?

De ganar Claudia Sheinbaum, su triunfo estará basado en el fraude a la ley perpetrado por el Presidente.

Falta añadir toda la acción ilegal de las dependencias del gobierno, cuyos funcionarios y empleados han usado los “programas sociales” para inducir el voto en favor de la candidata oficial.

De consumarse el fraude de López Obrador, el Tribunal Electoral no puede validar una elección con esas ilegalidades que están a la vista de todos.

Mañana o pasado, cuando aparezcan las últimas encuestas sobre intención de voto, ahí veremos el efecto de la coerción del poder público a los electores con el condicionamiento de los programas sociales.

Y veremos el efecto de la intervención ilegal del Presidente.

Han construido una elección ilegal para hacer ganar a la candidata que escogió López Obrador.

Ningún tribunal puede avalar una victoria así conquistada. A la mala. Ilegal.

Aunque, tal vez, ni así les alcance.

Una votación masiva puede ser el antídoto del fraude.

Los amarres del fraude

Si la ciudadanía quiere que Xóchitl Gálvez sea la próxima presidenta de la República, tiene que acudir masivamente a las urnas el domingo y ahogar en votos el fraude electoral que ya está hecho, aunque no consumado.

Hay un fraude que ya se cometió, y otro en ciernes.

Los partidos y organizaciones civiles que postulan a Gálvez necesitan denunciar con anticipación las trampas que la maquinaria oficial explora para ejecutar el día de la jornada electoral, y estar dispuestos a defender su victoria aunque ésta sea por un voto.

Nada fácil. Casi un imposible. Casi.

Dos grandes riesgos le esperan a la oposición y su candidata.

1.- Que los topos del gobierno en el INE le filtren a Morena las casillas donde hará el muestreo para dar a conocer la tendencia a las 11 de la noche del domingo.

No sería algo nuevo. De hecho, eso le hicieron a Marcelo Ebrard –según lo denunció él– en las encuestas con las que seleccionaron a Claudia Sheinbaum como candidata presidencial.

Las miradas de la oposición están puestas en Flavio Cienfuegos, jefe de la Oficina de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, quien ya habría sostenido reuniones con integrantes del “cuarto de guerra” de la candidata de Morena.

Cienfuegos es el mando tras las sombras en el INE, al que llegó con severas impugnaciones debido a las tres denuncias de que fue objeto durante su paso como director de Administración del IMSS, por irregularidades que habrían entorpecido la compra de medicinas.

Taddei ya había tenido a Flavio Cienfuegos como colaborador, en 2017, cuando la actual presidenta del INE estaba al frente del Instituto Electoral del estado de Sonora.

De hecho, a su llegada al INE, Guadalupe Taddei quiso nombrar a Cienfuegos en el cargo de secretario ejecutivo del instituto, y fracasó por los antecedentes del personaje.

Lo hizo jefe de la Oficina de la presidencia del INE, desde donde opera en las sombras las maniobras políticas rumbo a la crucial elección del próximo domingo.

Él es señalado como el topo de la ‘4T’ en el instituto, y el conducto a través del cual se podría filtrar el secreto mejor guardado: las casillas donde se tomarán las muestras para dar a conocer la tendencia irreversible la noche del domingo.

Al tener esas casillas, Morena y empleados del gobierno sólo tendrían que cargar sus esfuerzos en esos centros de votación, para que los suyos acudan a votar y aplicar todos los mecanismos de coerción que tan bien conocen.

¿Cómo se puede vacunar la oposición contra esa trampa?

La única forma es salir masivamente a emitir su voto y denunciar –por cumplir el requisito– ante el Tribunal Electoral, cuya dirigencia ya fue capturada por el gobierno, y ante la misión de observadores de la OEA, la posible filtración de las casillas a escrutar para dar a conocer la tendencia.

2.- El albazo de Taddei. Es una posibilidad nada descartable que la presidenta del INE dé a conocer “tendencias irreversibles” en favor de Claudia Sheinbaum, sin el aval de la totalidad de consejeras y consejeros del instituto.

Ha sido ampliamente expuesto en los medios de comunicación que Guadalupe Taddei llegó a la presidencia del INE impulsada por Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y presidente del Consejo Político Nacional de Morena.

Y si alguien lo duda, remítase a los hechos.

Es cosa de ver la parcialidad de Taddei contra la candidata Xóchitl Gálvez, a la que ha tratado de impedir el uso del color rosa, obligarla a borrar todas sus menciones a Morena como narcopartido, y un sinfín de otras hostilidades que son producto de su fervor militante.

El rosa se lo quiso prohibir a Xóchitl y sus simpatizantes, mientras 23 mil empleados públicos, con chalecos del color del partido Morena, recorren casa por casa de las personas que están en el padrón de beneficiarios de programas sociales.

Prohíben a Xóchitl referirse a Morena como narcopartido, luego de que el Cártel de Sinaloa, el gran consentido de este gobierno, secuestró a 200 operadores electorales del PRI en Culiacán y Mazatlán para dar a Morena un triunfo aplastante en la elección de gobernador y de diputados en 2021.

Apercibe los dichos de la candidata Gálvez, y calla ante los insultos del Presidente de la República a esa candidata, y a los intelectuales y artistas que en ejercicio de su libertad de pensamiento y expresión llaman a votar por Xóchitl.

Pero estos últimos puntos: la extorsión de los funcionarios del gobierno a cerca de 30 millones de personas que reciben dinero de los “programas sociales”, más la intervención reiterada e inconstitucional del presidente López Obrador en la contienda, son parte del fraude que ya está hecho.

Sería estéril que en estos días la oposición se desgaste en acusar de vendidas a todas las casas encuestadoras, que –creo– van a reflejar los resultados del fraude ya cometido.

Sus esfuerzos tendrían que enfocarse en promover el voto y alcanzar una afluencia histórica a las urnas el próximo domingo.

Y prepararse para la batalla legal después de los comicios.

El patético gobernador de Nuevo León

Los regios son ejemplares y admirables en muchos terrenos, menos a la hora de votar. Se le hincan al primer simulador que se disfrace de santo.

Hicieron gobernador de Nuevo León a Samuel García, un joven agresivo, según ellos simpático, que baila bien y conecta con la gente, sin reflexionar que lo elegían para administrar y no “para entretener a la raza”.

Ahora está metido en un problema del que sólo podrá salir, tal vez, gracias a la laxitud social para dejar impune cualquier barbaridad y tragarse fantasiosos cuentos chinos sin hacer gestos.

Resulta que el gobernador apareció, de pronto, con un terreno de casi 18 hectáreas en una zona exclusiva del municipio más rico del país, San Pedro Garza García.

No es un terreno de 500 metros, o mil metros, a los que un joven exitoso, ejecutivo de alguna empresa, podría aspirar, sino uno de 180 mil metros cuadrados.

La explicación que dio es para dejar con la boca abierta al más crédulo: se lo dieron en pago por servicios prestados hace casi dos décadas (2005), con su papá, al Grupo Gentor.

El terreno tiene un valor comercial que oscila entre los 700 y los mil 300 millones de pesos.

¿Qué servicios profesionales pudo haber prestado, a los 17 años de edad, cuando apenas ingresaba a estudiar Derecho?

Esos servicios profesionales a Gentor fueron de un valor aproximado a los mil millones de pesos.

Y no se los pagaron en 2005, cuando supuestamente los hizo, sino ahora que es gobernador de Nuevo León.

Su papá, un campesino de Tamaulipas, ciertamente es fruto de la cultura del esfuerzo, cuando la movilidad social existía, es abogado fiscalista y tal vez sea muy exitoso en términos económicos.

Pero a Samuel le sonrió la fortuna al ganar la gubernatura del estado.

Entre sus primeras acciones estuvo meter a la cárcel a su antecesor, Jaime Rodríguez Calderón (el Bronco), tras haberlo acusado de “desvío de recursos humanos” del gobierno estatal para recolectar firmas y lanzar así su candidatura presidencial independiente.

La denuncia la hizo Samuel García cuando era senador, en enero de 2018, y el Bronco fue a la cárcel cuatro años después, cuando Samuel ya era gobernador.

El Bronco, oooootro personaje que eligieron los regios para que administrara Nuevo León, ganó la gubernatura con la promesa de cortarle la mano a los funcionarios públicos que robaran.

A ese “santo” se le hincaron los neoleoneses.

Salió libre porque un juez lo exoneró del delito que le imputó Samuel García. Es decir, no fue verdad que lo cometió, o la acusación carecía de bases sólidas como para declararlo culpable y dejarlo en una celda del penal de Apodaca.

Samuel llegó al gobierno de Nuevo León con la promesa de cumplir con los seis años que dura el encargo, sin distraerse con la búsqueda de una candidatura presidencial como había hecho su antecesor, el Bronco.

El año pasado, Samuel García olvidó su compromiso de gobernar seis años y pidió licencia temporal al Congreso del estado para ir por la candidatura presidencial de Movimiento Ciudadano.

Se la concedieron y el Congreso estatal nombró al interino, como corresponde hacerlo según manda la Constitución de Nuevo León.

A Samuel García no le gustó el interino, retiró la solicitud de licencia temporal, y acusó al PRI y al PAN de haberle impedido ser candidato a la Presidencia.

No, no se lo impidieron, le dijeron que sí.

El problema es que no se nombró como interino a un incondicional suyo para que le cuidara las espaldas.

Ahora sabemos el tamaño de esqueletos que el gobernador esconde en el clóset, y por qué no confió en un gobernador interino que no fuese empleado suyo.

Uno de esos esqueletos que esconde Samuel García es el “terrenito” de mil millones de pesos, 180 mil metros cuadrados en Mesa de la Corona, San Pedro Garza García.

Ahí el gobernador proyecta construir una mansión de 2 mil 750 metros cuadrados.

Gran trabajo debió hacerle, a los 17 años de edad, al Grupo Gentor.

Aunque al parecer se trata de oooootro cuento chino, que tal vez se traguen los regios que lo encumbraron.

Gentor emitió un comunicado en el que desmiente a Samuel y el cuento del pago con el “terrenito”.

Dice el Consejo de Administración de Gentor:

“Desconocemos la información que ha sido divulgada respecto a nuestro grupo empresarial, a nuestros más altos directivos y accionistas, con fines políticos ajenos a nuestros intereses particulares… Hemos sido afectados por señalamientos imprecisos y falsos”.

Quien señaló a Gentor fue el gobernador Samuel García.

Pero dada la ambigüedad de la redacción del comunicado de Gentor, más el aplomo de Samuel García para mentir, y la afición de los regios por los cuentos chinos, tal vez no pase nada. Absolutamente nada.

Partido único y narco próspero: FT y WSJ

Ayer en la mañana uno de los más autorizados intérpretes de la esencia de esto que llaman ‘4T’, Epigmenio Ibarra, resaltó entre los logros del actual gobierno que ya se hayan “acabado las masacres”.

Cómo, si hay matanzas casi a diario, le replicó Ciro Gómez Leyva en su programa de Radio Fórmula.

La respuesta de Epigmenio fue elocuente: pero ya no son cometidas por las Fuerzas Armadas (sino por los criminales).

En efecto, la retirada del Estado en la lucha contra el crimen organizado ha dado carta blanca a los grandes, medianos y pequeños cárteles para matar civiles a diestra y siniestra.

La inacción del gobierno de la ‘4T’ lo ha puesto como el sexenio con más muertes violentas en la historia.

Al Ejército lo mandaron a ejercer tareas empresariales que corresponden a la iniciativa privada y a las bandas criminales les entregaron lo que puedan tomar del territorio nacional, con todo y sus reglas.

Esta visión de la realidad que los voceros del gobierno de Morena nos pintan como un éxito no es compartida por la gran mayoría de los mexicanos. Tampoco en el exterior.

Las dos más influyentes publicaciones financieras del mundo, Financial Times The Wall Street Journal, destacaron en sus páginas el crecimiento de los grupos de narcotraficantes durante el gobierno del presidente López Obrador, y que México va hacia un régimen de partido único, sin Estado de derecho.

(Por cierto, en el gobierno presumen la inversión extranjera directa en el primer semestre como “histórica”. Es reinversión de utilidades. Lo histórico es que se trata de la menor captación de inversión extranjera directa nueva para un primer trimestre).

Financial Times publicó un reportaje a plana completa, con el título Cómo los cárteles mexicanos de las drogas han prosperado bajo López Obrador, que se ilustra con una foto silueteada de nuestro Presidente con los brazos cruzados y un fondo rojo con paisaje árido.

Expone que “el Presidente saliente dijo que iba a combatir a las organizaciones criminales con abrazos y no balazos. Cinco años después, la violencia se ha deteriorado y se ha convertido en una amenaza para la seguridad y la economía del país”.

Con López Obrador, se menciona en el reportaje, “los dos principales cárteles de México dirigen ahora una red de actividades ilegales que se extiende por toda América del Sur y que desafía a los gobiernos y alarma a los ciudadanos”.

En el Financial Times se señala a los cárteles como amenaza para las elecciones de la próxima semana, en la que participan:

“Están interfiriendo de manera más descarada en las elecciones. La campaña de este año ha sido la más mortífera de la historia”, informa.

The Wall Street Journal publicó un editorial institucional que alerta de la pretensión del partido gobernante en México de instaurar un régimen de partido único.

Si Morena gana los dos tercios del Congreso mexicano, dice el editorial del WSJ, “despejaría el camino para enmendar la Constitución y revertir la apertura de los mercados energéticos, erosionaría la independencia de la Suprema Corte, de las autoridades electorales, y eliminaría a los reguladores independientes”.

Igual que observa el Financial TimesWSJ apunta que la violencia de los cárteles de las drogas y la extorsión “se han disparado con López Obrador”.

Señala al actual Presidente de México como “un aliado de Venezuela y Cuba, y alberga un gran número de inteligencia ruso”.

La ilegalidad con que se ha conducido el Presidente no es desconocida para el Consejo Editorial del Wall Street Journal: “El gobierno de AMLO ha utilizado investigaciones financieras y registros fiscales confidenciales contra adversarios políticos. Todo eso ha socavado el Estado de derecho”.

El Sol, se demuestra una vez más, no se puede tapar con un dedo ni con acusaciones fantasiosas.

Ni el Financial Times ni The Wall Street Journal son robots de conjuras domésticas.

Se complica el ‘trámite’ del día 2

Si Morena pierde la elección presidencial no va a reconocer la derrota.

Y en caso de ganar por una diferencia menor a cinco puntos, el Tribunal Electoral difícilmente podrá convalidar una elección marcada por la ilegalidad de principio a fin.

Por eso la violencia verbal del Presidente y el estrés en su partido: necesitan una ventaja holgada y ganar la mayoría en el Congreso.

La candidata presidencial de Morena lleva dos semanas hablando de “fraude electoral”.

Tienen motivos en Morena para estar preocupados, porque es latente la posibilidad de que pierdan las elecciones. O que haya una final más cerrada de lo que señalan, hasta ahora, las encuestas.

Poco más de 30 por ciento de votantes aún no ha tomado la decisión en firme de por quién sufragar el 2 de junio.

Falso que la elección sea sólo “un trámite”.

Demasiados nervios en el equipo de la candidata de Morena y en el Presidente indican que el “trámite” se les está complicando.

No sale en los términos en que lo previeron.

Ante el manifiesto que un grupo de intelectuales lanzó en apoyo a la candidatura de Xóchitl Gálvez, el jefe del Ejecutivo, que tiene la obligación constitucional de conducirse con imparcialidad en la elección, reaccionó con calificativos cargados de violencia verbal.

“Alcahuetes, vendidos, vividores y serviles de la oligarquía”, les dijo ayer a los que llaman a votar por una candidata que no es la suya.

¿Y la neutralidad del poder público en las elecciones?

Los miembros de la comunidad cultural mexicana que firmaron el desplegado, ¿no tienen derecho a optar por una candidata distinta a la oficial?

¿Acaso estamos en Rusia o en Nicaragua?

Las leyes electorales, y la Constitución misma, han sido transgredidas de manera grave por el gobierno en esta elección.

Desde la “encuesta” de Morena hubo participación ilegal de secretarías de Estado en favor de la candidata oficial, de una manera “nunca antes vista”, como lo denunció Marcelo Ebrard, quien tiene un largo y variopinto recorrido en gobiernos de distintos partidos políticos.

La intervención sistemática del Presidente, más el proselitismo de los “servidores de la nación” en la elección en favor de su candidata y contra la oposición, hacen vulnerable una victoria de Morena por margen estrecho.

Ayer el Presidente llamó a desconfiar de la oferta de la candidata Gálvez de mantener los programas sociales. Está en campaña, y eso es ilegal.

Se resquebraja la confianza en el “trámite” del 2 de junio, basado en una ventaja de 20 puntos y triunfo aplastante de Morena en el Congreso.

Es llamativo, pues tienen el voto cautivo de los beneficiados por los mal llamados programas sociales.

Tienen el favor de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei.

Cuentan con la complicidad de encuestadoras que han sido contratadas por Morena o gobiernos estatales de ese partido.

Sin embargo, la gente sale a las calles a apoyar a la abanderada de la oposición, a pesar de que mandaron a la CNTE a amedrentar y a carteristas a robar celulares a placer.

El lunes, en el programa Tercer Grado, de Televisa, la candidata oficial no contestó afirmativamente a una pregunta de respuesta obvia en una democracia, acerca de si aceptaría la derrota, en caso de darse.

Habló, otra vez, de la posibilidad de un fraude y de que necesitaba ganar por amplio margen.

¿No que era un simple trámite que los ciudadanos vayan a votar el domingo 2 de junio?

Nunca han reconocido una derrota. Jamás.

Esta vez, en caso de perder, tampoco lo harán.

Y si ganan por un margen inferior a los cinco puntos, estarán en manos del tribunal por haber violado las leyes electorales, la Constitución.

El rostro del autoritarismo

Del pobre nivel del tercer debate entre las candidatas presidenciales, conservo el escalofrío de haber visto en la pantalla el rostro del autoritarismo en la persona de Claudia Sheinbaum.

Para ella no existen los problemas.

Para ella no existen los que piensan diferente.

Al finalizar el debate borró la sonrisa que forzó durante el encuentro, no volteó a ver a nadie para despedirse, bajó y se fue como si no hubiera nadie más que ella en el foro.

Xóchitl la buscó con la mirada.

Luego, la candidata opositora volteó a ver a Máynez, esbozó un gesto para acercarse y el candidato de Movimiento Ciudadano volteó la cara.

Esa escena final pintó mejor que cualquier frase el momento en que se encuentra el país: en la antesala de una dictadura.

O régimen autoritario con tintes dictatoriales, como se quiera entender.

Y el papel de Máynez, que le esquivó la mirada a Xóchitl para no despedirse. No fue por desprecio a la candidata opositora, sino por terror a Sheinbaum.

Durante el debate Sheinbaum no contestó, no dialogó.

De hecho no fue a un debate, sino a un monólogo de mentiras y a ignorar a los demás.

Con lo enseñado el domingo quedó claro que ella es la antítesis de la democracia.

Es todo lo opuesto a la apertura.

La rigidez personal e ideológica hecha candidata presidencial.

Si López Obrador la impulsó con la idea de que Sheinbaum sea su Medvedev (el títere que usó Putin cuando se retiró cuatro años de la Presidencia de Rusia para volver después), se equivocó por completo.

Sheinbaum no es, en sentido figurado, Medvedev. Es Putin.

Vimos en pantalla a una creyente del pensamiento único: el suyo.

No oye a nadie ni habla con nadie. Tampoco mira a nadie.

Mostró la frialdad del autócrata y no la curiosidad del científico, que supuestamente es.

Cualquier científico, o político con apertura de miras, sabe que para solucionar un problema primero hay que reconocerlo.

Para Sheinbaum los problemas no existen o están en franco declive.

El hecho de que una científica rechace la existencia de problemas que están a la vista de todos nos indica que, de ganar la Presidencia, no habrá políticas públicas para solucionarlos.

Su deshonestidad intelectual fue evidente en el debate.

Escogió de manera selectiva datos aislados y acomodó hechos específicos con el propósito de encubrir la realidad o simular una situación inexistente.

Vivimos los días más violentos del año, hay un vendaval de homicidios en el país, y ella seleccionó otros datos para dar sustento a un argumento falso: la criminalidad va en retirada.

Dio lecciones para disminuir la migración ilegal a Estados Unidos. Atacar las causas, dijo, y sólo señaló la pobreza, y se refirió a América Central.

Eso es deshonestidad intelectual.

México venía de dos sexenios en que la tasa de migración hacia Estados Unidos se había reducido prácticamente a cero (salidas contra regresos).

Durante el actual gobierno el número de detenciones y expulsiones de mexicanos en la frontera (uno pudo haber intentado cruzar muchas veces) ha sido histórico: 2 millones 800 mil.

La pobreza es uno de los factores que impulsan la migración, pero el principal es la inseguridad y la violencia en los países expulsores. México en primer lugar.

Se presentó como la candidata de la democracia, y Morena tiene en el Congreso la propuesta de eliminar la autonomía de la Corte y del INE.

Todo el poder al Ejecutivo y su partido.

Planteó la desaparición de los diputados plurinominales, que fueron creados para darle cabida en el Congreso a las minorías, esencialmente a la izquierda. Ahora, ya en el poder, suprímanse los pluris.

Con asombrosa sangre fría se presentó como la candidata de la honestidad, contra “ellos”, es decir Xóchitl y las fuerzas que la apoyan. Mostró gobernadores priistas y panistas tras las rejas.

Esos gobernadores fueron detenidos en los gobiernos del PRI y del PAN. Ahora los premian con embajadas y, en cambio, persiguen a intelectuales críticos.

Vivimos en el gobierno de mayor opacidad en el gasto público que se recuerde: ha cerrado como datos secretos por diez y 15 años los gastos en las obras dispendiosas del sexenio.

La doctora rechazó, sin ningún argumento, el informe elaborado por un equipo de científicos que concluyó que 300 mil mexicanos murieron de covid en la pandemia por negligencia del gobierno. No debieron haber muerto.

Las maromas anticientíficas de la candidata Sheinbaum, de profunda deshonestidad intelectual, nos recuerdan a los jerarcas soviéticos que quisieron ocultar la catástrofe en la planta nuclear de Chernóbil.

Sacó a colación la matanza del 68 para endosar a Xóchitl y a quienes la apoyan (“ellos”) la acusación de ser “la represión, nosotros la libertad”.

Los principales fundadores de Morena (López Obrador entre otros) entraron a militar al PRI después de la masacre y jamás dijeron nada. Se fueron del PRI cuando el partido gobernante abrió la economía y creó el IFE para iniciar la democratización del país.

Se podría llenar esta plana y diez más con las muestras de deshonestidad intelectual dadas por Claudia Sheinbaum en los debates.

Lo peor está en su talante autoritario o dictatorial.

Arrogante y fría.

Dueña de la verdad absoluta.

La personificación de la antítesis de la democracia.

México no se rinde

La gigantesca manifestación de ayer, formada por gente pacífica y libre, fue un grito a tiempo en el Zócalo capitalino y calles aledañas para frenar la consolidación de un régimen antidemocrático y arbitrario, cuyo motor es el resentimiento con ropaje de “justicia social”.

Ayer vimos que debajo de la pesada niebla gris y desalentadora que crean las miles de mentiras, amenazas e infundios que por más de cinco años han salido de Palacio Nacional, hay un país vibrante que no se ha rendido al supuesto destino inevitable de la continuidad del odio y la destrucción.

Pese a todas las trabas puestas por el gobierno y sus enviados de la CNTE para inhibir la participación de los que casi nunca marchan, la ciudadanía se volcó ayer a las calles del centro en un acto de inusitada participación cívica en favor de la democracia.

México no se rinde, fue el mensaje que dieron ayer los votantes que salieron a dar una respuesta presencial al avasallamiento del aparato del Estado para hacer perder a la candidata que representa los valores de la democracia y el Estado de derecho.

Increíble el número de manifestantes que salieron, a pesar de que el presidente de la República los tildó de “traidores a la patria”.

Un grito fuerte. Un grito a tiempo, porque el 2 de junio se elige entre la libertad y la opresión.

Los venezolanos y los nicaragüenses no tuvieron la oportunidad o la perspicacia para gritar antes de que se consolidaran las dictaduras del chavismo y del sandinismo. Lo hacen ahora, sin jueces ni prensa que los defienda del atropello.

México, en cambio, demostró ayer que no se ha rendido antes de la batalla electoral del 2 de junio. Si se pierde, será la última en décadas que se celebrará en condiciones de libertad.

No es lo mismo gritar ahora que después de una derrota, porque la candidata de Morena tiene en su proyecto de gobierno la destrucción de los contrapesos del poder, es decir, de la democracia.

Hace seis años, los que llevaron a López Obrador a la Presidencia hacían burlas cuando alguien decía en público, en redes o en la prensa, que la democracia estaba en riesgo porque caería en manos de un destructor antiliberal.

Incluso el propio AMLO y sus propagandistas ganaron la partida cuando se señaló que era el candidato de Putin y de Maduro.

“Jajaja, soy Andrés Manuelovich”, reviró desde Campeche a una columna en ese sentido, y generó una ola de festejos de los que hoy hacen maromas ante el golpe de la cruda realidad.

De buena fe creían que “esto no va a pasar en México”.

Quizá nadie imaginó que por el Zócalo capitalino desfilaran tropas de asalto rusas luego de invadir Ucrania, donde han cometido crímenes de guerra y robo de niños que se llevan a su país para formarlos como ciudadanos rusos.

No era fácil pensar que el Día de la Independencia nacional, el orador haya sido el dictador cubano Miguel Díaz-Canel, lo que fue un ominoso respaldo al encarcelamiento de ciudadanos cubanos que sólo pedían comida y libertad.

A cambio nos mandaron agentes de la inteligencia cubana disfrazados de médicos a hacer quién sabe qué trabajos en favor de la causa que comparten López Obrador y Díaz-Canel.

O que se haya dado un espaldarazo al dictador Daniel Ortega, que encarceló a sus opositores para reelegirse en la Presidencia de Nicaragua y competir solo. Exilió a periodistas y asesinó a jóvenes que se manifestaban por elecciones libres.

Y la cobertura brindada a Maduro para que, con una farsa de ‘diálogo’ con la oposición, inhabilitó a María Corina Machado de la lucha por la Presidencia.

¿Por qué esas amistades y esos favores infames?

Porque hacia allá nos quiere llevar el ‘segundo piso de la cuarta transformación’.

¿Cuál es la duda?

El proyecto AMLO-Sheinbaum es la transferencia de todo el poder a una sola persona.

Tal concentración tiene un nombre que muchos no quieren pronunciar: tiranía.

Una sola persona, la titular del Poder Ejecutivo, va a controlar a los otros dos poderes. Así, la Constitución no dirá lo que dice, sino lo que ella interprete.

Va a encarcelar a quien ella quiera encarcelar.

Los que están contra el despotismo serán ‘traidores a la patria’.

Qué a tiempo fue el grito de ciudadanos y partidos de oposición ayer.

Nada de derechas e izquierdas. Había de todo. Por encima de diferencias, una gran coincidencia: salvar al país de las manos de la arbitrariedad, la ineptitud, la opresión y el odio.

El Presidente llama traidores a la patria a más de la mitad de sus gobernados. Nos pone a pelear por lo que nos ha unido: la bandera nacional.

No se inmuta ante cientos de miles de muertos por la ineptitud de su gobierno en el manejo de la pandemia.

Ni ante 180 mil asesinatos durante su sexenio.

Ni ante los cárteles de las drogas que también tienen el control del tráfico ilegal de migrantes, de las fronteras, de la extorsión y el derecho de piso en casi toda la república.

La candidata Sheinbaum ofrece continuidad de esa obra destructiva.

Ella lo expresa, lo defiende sin ambages.

¿Cuál es la duda de que el 2 de junio México elegirá entre la libertad y la opresión?

Claudia Sheinbaum basa sus expectativas de triunfo en la acción ilegal del Presidente y los gobernadores de Morena para cargar la balanza en su favor.

Y, factor clave, en el reparto de dinero individualizado y condicionado que realiza el gobierno, con el disfraz de ‘programas sociales’.

Xóchitl Gálvez cuenta con el respaldo de partidos que están por la democracia y el de ciudadanos libres que se niegan a entregar para siempre su futuro, el de sus hijos y el de su país a un grupo dominado por el rencor y la ineptitud.

Por lo que vimos ayer, México no se rinde.

Censura a Lilly Téllez, la mano de Durazo

La censura a Lilly Téllez de parte del INE para sacarla del aire en el programa de radio que conduce Ciro Gómez Leyva, no puede disociarse de los lazos entre el gobernador de Sonora y la familia Taddei.

¿Por qué el INE, presidido por la sonorense Guadalupe Taddei, censuró a la candidata a senadora por Sonora Lilly Téllez?

En cambio, el INE de Taddei le da vía libre al Presidente de la República para que haga propaganda, de manera ilegal, todos los días en su conferencia matutina.

Ha hecho señalamientos, y nada más.

No ha tenido la voluntad para frenar una elección de Estado, que tiene al presidente López Obrador como el ariete contra la equidad, la democracia y la legalidad.

Los costos de las conferencias mañaneras tendrían que cargarse a los gastos de campaña de Morena, por lo menos.

Pero no es así, porque esa magnífica institución está siendo corroída por el partidismo y la mediocridad de su presidenta y varios de los consejeros.

Señala el INE que, al tener un segmento semanal en el programa de Radio Fórmula, Lilly Téllez estaría sacando ventaja sobre sus competidores electorales en Sonora.

Es injusta una competencia con la sobreexposición de la candidata opositora en radio, dice el INE.

Y el consejero que elaboró el acuerdo deslizó la calumniosa insinuación de que Lilly estaría pagando por aparecer en el programa de Gómez Leyva.

López Obrador, presidente de la República, viola la ley y la Constitución al no guardar la imparcialidad a la que está obligado como servidor público, al denostar a los opositores y llamar a votar por su partido, Morena.

Fue el Presidente el primero en decir que si ganaba la oposición iba a quitarle los programas sociales a los pobres.

El Presidente usa, de manera ilegal, información reservada para enterarse y dar a conocer la situación patrimonial de comunicadores que han hecho crítica documentada a su gobierno, en el marco de la libertad de expresión.

Ahí sí hay utilización ilegal de medios y recursos públicos para hacer de ésta una elección inequitativa.

Esa es la tarea del instituto que encabeza Guadalupe Taddei. Frenar la elección de Estado y regresar la contienda a los cauces de la legalidad.

Para el INE el peligro en la equidad de la elección está en los comentarios que hace Lilly Téllez en un programa de Radio Fórmula, una vez a la semana.

Hay que callarla. Amordazarla. Y si no sale del aire habrá sanción para la empresa privada que le da voz, igual que le da voz a destacados propagandistas de Morena.

¿Por qué la saña contra Lilly?

La respuesta está en Sonora.

Tiene nombre y apellido: Alfonso Durazo.

No son meras especulaciones los señalamientos de que Guadalupe Taddei llegó a la presidencia del INE impulsada por el gobernador Durazo.

Lilly Téllez, la talentosa periodista y aguerrida opositora, busca nuevamente la senaduría por Sonora, y su triunfo mancharía el historial de eficacia que Durazo espera presentar ante Sheinbaum.

Y esté o no en los planes de Lilly Téllez, es una candidata natural para quitarle la gubernatura de Sonora a Morena en tres años.

Parte de la familia de la presidenta del INE está en el gobierno federal y en el de Sonora, que encabeza Alfonso Durazo.

Jorge Taddei Bringas, primo de Guadalupe Taddei, es el coordinador estatal de programas sociales en Sonora.

Pablo Taddei Arriola, sobrino de Guadalupe Taddei e hijo de Jorge Taddei, es director de la paraestatal Litio para México (LitioMx).

Celeste Taddei, sobrina de Guadalupe Taddei, es diputada local de Morena en Sonora.

Por eso la mordaza a Lilly Téllez.

Taddei fue llevada a la presidencia del INE por la mano de Durazo.

Y Lilly es una sombra inaguantable para el actual gobernador de Sonora.

Gobierno-CNTE: boicot al tsunami rosa

El brazo violento del obradorismo magisterial, la CNTE, inició ayer un paro y plantón en el Zócalo capitalino con el fin implícito de boicotear la gran manifestación opositora del domingo.

Tomaron el Zócalo y pusieron un plantón indefinido por el miedo del gobierno federal y su partido a la manifestación del domingo.

Llegaron los profesores de la CETEG de Guerrero, maestros de molotov y cachiporra, a la Ciudad de México.

Y vienen más, con carpas y casas de campaña a impedir la manifestación en favor de Xóchitl y de Taboada.

Ya se movilizó parte de la Sección 9, de la capital del país: 80 mil maestros estarán en paro, de los cuales 16 mil se instalarán en el Zócalo, dijo el líder de la sección de la Ciudad de México, Pedro Hernández.

También vienen en camino maestros de la CNTE de Oaxaca.

De Chiapas, unos 60 mil más se unirían al paro, y parte de ellos llegarían al plantón, de acuerdo con Yenny Pérez, de la Sección 22.

La reportera Diana Benítez informó ayer que los maestros se reunirán hoy por la mañana con el presidente López Obrador, de quien esperan “respuesta puntual” a sus demandas.

Depende de los resultados definirán “las acciones conducentes”, dijo la dirigente.

Es obvio: se gesta un boicot al mitin de la oposición.

López Obrador debe desarticular esa provocación.

Ellos crearon al monstruo y lo deben regresar a la botella mañana mismo.

Se espera que este domingo ocurra la manifestación más grande en el corazón político de México, en apoyo a la candidatura presidencial de Xóchitl Gálvez.

Tienen razón el gobierno y Morena en preocuparse ante la posibilidad de un Zócalo a reventar, con calles aledañas llenas de personas que coreen el nombre de la candidata de la oposición unida y de la sociedad civil que la respalda.

De darse, como es muy posible que ocurra, el ánimo para el sprint final de la carrera presidencial estará del lado de Gálvez y desatará un tsunami rosa a nivel nacional.

La manifestación puede marcar de manera irreversible el triunfo opositor el 2 de julio.

Habrá manifestaciones de manera simultánea en 82 ciudades, pero la que tiene capacidad de dar un vuelco a la elección es la del Zócalo de la Ciudad de México, con el grito que retumbe en el Centro Histórico.

La quieren boicotear.

Una combinación de hechos emblemáticos del domingo puede ser el punto de quiebre de esta elección presidencial.

Por la mañana, una manifestación sin precedentes de la oposición en la capital del país, con las imágenes en redes y en los medios de comunicación internacionales.

Y por la noche, una nueva victoria de Xóchitl sobre la candidata presidencial de Morena sería una conjunción virtuosa para el bloque opositor.

El gobierno y su partido ven la posibilidad de un vuelco en la elección y toman medidas para cerrar la puerta que podría abrirse el domingo.

La CNTE, ese viejo pero eficaz instrumento de movilización callejera y de vandalismo del actual grupo gobernante, entró en escena para boicotear la manifestación opositora.

Integrantes de la organización se instalaron frente a Palacio Nacional para demandar aumento salarial de 100 por ciento y derogación de la Ley del ISSSTE.

Lo burdo de la maniobra es el pretexto empleado por la coordinadora para instalarse en plantón en el Zócalo de la capital del país: porque el presidente López Obrador invitó a una cena a los dirigentes del SNTE con motivo del Día del Maestro y dejó fuera a la CNTE.

Los maestros que ayer tomaron el Zócalo son los del estado de Guerrero (CETEG), que en voz de su dirigente, Héctor Torres Solano, dieron a conocer huelga y “plantón indefinido” en la plancha donde dentro de tres días hablarán Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada.

De sobra es conocida la violenta belicosidad de la CETEG, que a la menor señal quema automóviles, asalta edificios y destruye mobiliario.

Vienen de la CNTE de Oaxaca, Chiapas y de la Sección 9 de la Ciudad de México.

Se entiende ahora la obstinación del Presidente de tener a Félix Salgado Macedonio al frente del gobierno del estado de Guerrero.

Ya captamos por qué, ante la inhabilitación de Salgado Macedonio, López Obrador puso como gobernadora a la hija de éste, sin experiencia de gobierno.

Si hoy el Presidente no desactiva esa grosera provocación, habrá dado la señal de que soltó el tigre antes de las elecciones para evitar la derrota.

“Aún no hemos visto al peor López Obrador”, me dijo ayer por la mañana Guadalupe Acosta Naranjo, un viejo conocido suyo.

Ojalá se equivoque y prive la sensatez.

Colosio señaló el rumbo: declinar ya

Luis Donaldo Colosio Riojas mostró el camino a seguir en esta hora crucial: generosidad para sacrificar legítimas ambiciones personales, y unirse a fin de impedir seis años más de venganza y destrucción.

Sin mencionarlo por su nombre, le pidió al tercer lugar, es decir a Máynez, que tenga la grandeza de declinar en favor de quien va segunda, es decir Xóchitl Gálvez.

El argumento es muy claro: “Tenemos una responsabilidad más grande, por encima de los partidos, que se llama México”.

Del lado priista, Alito Moreno ofreció dejar la presidencia del PRI y retirar su candidatura al Senado, que fueron las exigencias de MC para ir en una sola candidatura.

La declinación tiene que darse ya, antes del debate del domingo, una contra una. Es la elección entre dos proyectos.

Hay que optar entre un régimen de libertades, con seguridad pública y respeto a la ley, y otro que es la consolidación de un régimen estatista, incompetente y destructor del Estado de derecho.

Es una elección plebiscitaria entre democracia y autoritarismo, por lo que no cabe la “tercera vía” que propone MC en estos comicios.

De darse la declinación de Máynez, podrá usar los millones de spots que le quedan para que gane la opción de las libertades políticas y el sector privado como motor de las actividades productivas.

Si Máynez declina y juega su resto por Xóchitl, “miles reconoceremos su altura política”, como dijo ayer Luis Donaldo Colosio, y la próxima presidenta de México será la ingeniera nacida en el Valle del Mezquital.

De continuar en la contienda, Máynez será tercero y muy probablemente hará ganar a la candidata de Morena, para la cual ha jugado el dueño de ese partido, Dante Delgado, y el propio Máynez.

La primera respuesta de Dante a la oferta de Alito Moreno fue una obscenidad. Tal vez recapacite y cumpla su palabra.

A riesgo de equivocarme, mi opinión es que Máynez no se va a bajar pues Movimiento Ciudadano jugará el papel que tiene asignado en esta elección: el de achichincle de Morena.

El cuento de la “tercera vía” cuando México decide entre democracia liberal y autoritarismo estatista es un pretexto insostenible

Hasta ayer la respuesta de Álvarez Máynez y de Dante Delgado era negativa. Dice Dante, dueño del partido Movimiento Ciudadano, que “con el PRIAN ni a la esquina”.

¿Ni a la esquina con el PRIAN, Dante?

Del PRI salió Dante Delgado. Fue gobernador priista de Veracruz. MC y el PAN fueron aliados en la elección presidencial de 2018. Apoyaron la candidatura del exdirigente nacional del PAN.

Y ahora que el país se juega su destino, Dante Delgado le hace gestos de asco a las casas donde vivió.

La verdad es que hace maromas para facilitar el triunfo de un régimen de odio, estatista y profundamente incapaz.

¿Dante quiere la eliminación de una Suprema Corte autónoma?

¿Dante quiere que regrese al gobierno el control de las elecciones?

¿Dante quiere el fin de los organismos autónomos que dan poder al ciudadano?

¿Dante quiere que se encarcele a ciudadanos que exhiben los negocios oscuros del gobierno, como sucede hoy con María Amparo Casar?

¿Dante quiere que los grupos criminales sigan incrementando su poder, que asesinen con impunidad y cuenten con el respeto y consideración del gobierno?

¿Dante quiere dar continuidad al despilfarro multimillonario en Pemex y en obras inútiles?

¿Dante quiere que siga la política de descobijar el sistema de salud, la educación, la infraestructura y la seguridad de los ciudadanos?

¿Dante quiere la transferencia de todo el poder a una sola persona, como lo plantean las reformas que están en el Congreso?

Rechazar la declinación en favor de Xóchitl es decir sí a todas las preguntas anteriores.

¿Por qué? Porque en parte ese es el programa de gobierno de la candidata presidencial de Morena, y eso implica la continuidad que ofrece.

Y que no vengan con el cuento de que se opondrán en el Congreso, porque con mayoría simple a Morena le basta para capturar la Suprema Corte en diciembre.

De ganar la candidata de Morena, para la cual trabaja Dante, ella nombrará al ministro de la Corte que será relevado en diciembre.

Con ese simple nombramiento tiene para que la Corte valide cambios constitucionales como si fueran leyes secundarias.

Para la subsistencia de la democracia y del Estado de derecho en México, es necesario que gane la candidata de oposición.

En Movimiento Ciudadano tienen todo lo que pedían para integrarse a una coalición opositora que triunfe el 2 de junio.

Dante se ha quedado sin argumentos para rechazar la mano que le tienden. Alito puso su cabeza bajo la guillotina, y Luis Donaldo urge a Máynez a declinar para salvar a México.

¿Qué prevalecerá?

¿La avaricia de Dante Delgado, o el sereno patriotismo de Luis Donaldo Colosio Riojas?

México en peligro (y el Presidente… tras María Amparo)

La encuesta publicada ayer por The New York Times deja poco espacio al optimismo: Donald Trump lidera en cinco de los seis estados clave para definir la elección de noviembre.

Varios de ellos, por paliza sobre Biden.

Hay que estar preparados para lo que al parecer es inevitable: ahí viene Trump, con nuevos bríos e ideas explícitas para castigar a México y hacer justicia por propia mano contra los clanes del narcotráfico.

Ya no es sólo el tema comercial y migración, sino destacadamente el tráfico de fentanilo.

Hay escenarios que, por extremos, solemos descartar a la ligera. La invasión a México está entre sus planes, para capturar a los capos y tomar puertos del Pacífico.

A él no le importa Ucrania ni la OTAN ni el liderazgo de Estados Unidos en el mundo. Le importa México.

Sabemos que una intervención armada necesita la aprobación del Congreso de Estados Unidos y que muy posiblemente los demócratas retengan la mayoría en el Senado.

También es posible que su idea de usar fuerzas especiales contra México sea blof. Es posible, pero qué tal si no.

Sobre esa cuerda caminamos.

Ante el riesgo enorme y la advertencia explícita de la agresión, se cumpla a cabalidad o no, México tendría que estar más unido que nunca, con una conducción serena e inteligente en Palacio Nacional.

Pero el Presidente trabaja en dividirnos y emplea su tiempo y energías en perseguir a una viuda para quitarle la pensión, en lugar de perseguir capos y desarmar cárteles.

No tiene la menor idea de lo que es ser un jefe de Estado.

Hay un agitador en la Presidencia, a la que llegó sólo “por su ambición de poder”.

Después del informe de la administradora de la DEA, Anne Milgram, el panorama es negro para México: el Cártel Jalisco Nueva Generación ya tiene presencia en todos los estados de la Unión Americana.

El Cártel de Sinaloa, que es el número uno del mundo, sigue en la exportación de drogas químicas que matan a más de 100 mil estadounidenses cada año.

Dice el informe de la DEA que el CJNG trabaja con relativa impunidad en México debido a su relación corrupta con funcionarios, jueces y militares.

Con todo derecho en México nos preguntamos cómo es que los cárteles de Jalisco de Sinaloa lograron asentarse en los 50 estados del país vecino e inundar de drogas mortales a esa nación, sin que los supuestos campeones de la inteligencia puesta al servicio de la seguridad lo hayan impedido.

¿Por qué han sido tan negligentes en el caso de las organizaciones criminales mexicanas, dirigidas por semianalfabetas, que les han creado células en todo su territorio y las drogas que comercializan matan a más gente que cualquier grupo terrorista?

El punto, sin embargo, no es cómo se vean las cosas desde México, sino cómo las ven allá.

La salida lógica al problema es la cooperación binacional, pero eso está descartado porque la confianza, indispensable para trabajar juntos, se rompió en este sexenio.

Ahora los cárteles mexicanos son los jefes de los demás cárteles en cuatro continentes. Tienen franquicias compuestas por pistoleros nativos que envenenan a la población mundial e incluso matan a candidatos presidenciales (Ecuador).

No hay manera de defenderse ante la opinión internacional. Menos si se hace con arengas patrioteras inútiles y con el insólito respeto que el Presidente le profesa en público a los capos de los cárteles.

Si con ese respeto se dirige a ellos en público, ¿cómo será en privado?, se preguntarán aquí y más allá de nuestras fronteras.

Los datos señalan que Donald Trump está cada vez más cerca de llegar a la Casa Blanca.

Ya no es Trump con su antimexicanismo expresado en frases como “construye el muro”. Los migrantes mexicanos “son asesinos y violadores”.

Ahora promete, además de deportar a 11 millones de indocumentados, invadir México para arrestar a los capos del narco. Y tiene el respaldo explícito de gobernadores de estados poderosos e influyentes.

Dice la DEA que el CJNG mantiene el control de puertos marítimos, principalmente el de Lázaro Cárdenas, Manzanillo y Matamoros (nota de El Financiero del viernes).

El gobierno puso esos puertos a cargo de las Fuerzas Armadas. Trump ordenará tomarlos. ¿Qué va a pasar entonces?

La lógica nos dice que una agresión de esa naturaleza es inviable. Pero hay presidentes que responden a otras consideraciones, no necesariamente racionales ni comprensibles.

Hay que estar preparados. Unidad en lo interno y trabajar en una propuesta extraordinariamente audaz de cooperación antidrogas con Estados Unidos.

Eso no lo va a lograr el actual gobierno, pues lo suyo es dividir a los mexicanos, enemistarse con otros países, y además perdió la confianza de los vecinos del norte, incluidos los demócratas.

Sólo fue ambición de poder

Hasta Claudia Sheinbaum está hasta la coronilla de López Obrador. Lo retrató como un político guiado sólo por la ambición de poder y carente de un proyecto de país.

Cuauhtémoc Cárdenas lo dijo la semana pasada: “No sé en qué consiste la ‘4T’ ni conozco un proyecto de lo que se quiere”.

Haya salido del subconsciente o fue planeado, el hecho es que el mensaje que le mandó Sheinbaum a AMLO fue rudo y con puntería de apache.

No es para menos.

Las frecuentes intervenciones del Presidente en una contienda en la que está obligado por ley a guardar neutralidad, son suficientes para anular el triunfo de Sheinbaum si llega a ganar el 2 de junio.

Treinta medidas cautelares le ha impuesto el INE al Presidente por su intervención en el proceso electoral.

A menos de un mes de las elecciones, el protagonismo de AMLO no le favorece a nadie. Perjudica a su (supuesta) candidata y polariza con incontenible belicosidad al ofender a más de la mitad de los mexicanos.

¿Por qué? ¿Para qué?

Todos los días destila rencores, agrede, humilla, amenaza, se burla, desprecia a personas, gremios, instituciones, clases sociales, habitantes de ciudades (CDMX), periodistas, empresarios, universidades, escritores, científicos…

Insulta a diario a los que Sheinbaum les pide el voto en eventos privados y públicos.

Qué personaje tan hiriente.

En su discurso en Baja California Sur, la candidata de Morena le soltó un coscorrón que puso a trabajar horas extra a los propagandistas de Palacio para hacer contención de daños.

“Fue un lapsus”, dicen. “No quiso decir eso que dijo”, Sí, cómo no.

Si en realidad fue un lapsus, eso es lo que tiene en mente.

Lo que dijo en Los Cabos no fue una palabra mal pronunciada ni cambió un nombre, sino una idea que millones de mexicanos comparten: López Obrador batalló dos décadas por una ambición personal.

A diferencia de AMLO “que llegó a la Presidencia por una ambición personal”, dijo Sheinbaum, “nosotros vamos a llegar a la Presidencia para hacer justicia, para que haya bienestar”.

¿Qué parte de ese discurso no se entendió?

En los siguientes eventos elogió a López Obrador y hasta lo llamó “ejemplo de vida”.

Sheinbaum no se retractó, y el golpe ya estaba dado.

Pero no es la única. Aparte de más de medio México que ha sido ofendido de palabra y obra por parte del Presidente, también muchos de sus emblemáticos creadores y seguidores están hartos de él.

Cuauhtémoc Cárdenas dijo la semana pasada que votará por Sheinbaum, pero que no sabe en qué consiste la llamada cuarta transformación.

“No conozco ningún documento que me diga qué es la cuarta transformación, de qué va, no conozco un proyecto de nación, por lo tanto no sé qué es lo que se esté buscando”, dijo Cárdenas.

Jorge Volpi, un escritor que promovió y defendió a AMLO como pocos de su gremio, publicó el sábado en Reforma:

“Si algo se echa de menos en este país es el silencio del poder, si algo urge es, por el amor de Dios, dejar de tenerlo ahí cada mañana, soberbio e impenitente, grosero y desparpajado, imperioso y atrabiliario, errático y cerril, incapaz de contenerse, incapaz de ceder el micrófono, incapaz de darse cuenta que su tiempo se ha agotado, incapaz de reparar en que los aplausos están grabados, de que su perorata se ha transformado en un obstáculo incluso para sus propios fines, que su verborrea rijosa y mendaz, barriobajera y muchas veces infantil, ha comenzado a hacerle más daño a la nación –y a su propio proyecto– que cualquiera de los múltiples errores de la oposición”.

El país necesita un respiro de distensión. Tomará años para cicatrizar las heridas causadas por un Presidente rencoroso.

Comienza a ocurrir lo que apuntó con extraordinaria claridad Otto Granados en El País:

“Cuando el próximo primero de octubre tome posesión la nueva presidenta de México –Xóchitl Gálvez o Claudia Sheinbaum–, se encontrará con una herencia envenenada, y su antecesor empezará a recoger lo que con sabiduría un expresidente llamó ‘los frutos podridos de la estación’. Es el ciclo misterioso del poder: la ambición de alcanzarlo, la obsesión de conservarlo y la angustia de perderlo. Esta vez, no será diferente”.

AMLO rindió la plaza

La andanada verbal del Presidente contra los habitantes de la Ciudad de México por haberse derechizado y otros calificativos es la mejor señal de que su partido va a perder la capital del país.

Ya lo percibió. La población quiere un cambio. Su candidata va a perder.

Como un balde de agua fría en la espalda de Clara Brugada han de haber caído los ataques de López Obrador a los capitalinos que, en su opinión, ya cambiaron de preferencia política.

Extrañan los argumentos del Presidente al justificar por anticipado la derrota el 2 de junio, porque no tienen relación alguna con la realidad.

Para descargar un enojo de ese calibre contra los capitalinos, seguramente tiene información de que la candidata morenista va a ser derrotada dentro de tres semanas.

Afirmó en la conferencia matutina del miércoles que la razón es que en la CDMX es donde hay más clase media, y porque aquí viven López-Dóriga, Ciro Gómez Leyva y Javier Alatorre, entre otros comunicadores.

Hasta donde sabemos siempre han vivido aquí. Y también existe una clase media más fuerte que en otras entidades del país.

De alguna manera tiene que justificar un error personal. El “gran estratega” se equivocó al bajar de la candidatura de Morena a la Ciudad de México a Omar García Harfuch e imponer a quien quedó más de 20 puntos abajo en la encuesta que levantó ese partido.

La acusación de que la CDMX se “derechizó” y “es la sede de los fifís” carece de sustento, porque la composición social es la misma que llevó al poder a los gobiernos de izquierda desde 1997.

Hay, en efecto, un cansancio acumulado por la mala gestión de Morena en la ciudad, que se expresa en miles de muertes por negligencia, caída en la calidad de los servicios y desastres atribuibles a la corrupción en obras de transporte.

No hay ninguna razón, más que la negligencia, de que en la Ciudad de México se haya tenido una de las peores gestiones para atenuar el azote mortal de la pandemia, mientras el estado vecino, y con una composición sociodemográfica similar, el Edomex, haya sido de los que mejor respuesta dieron para proteger a la población durante el covid.

Esas fallas no pasan desapercibidas para los ciudadanos.

Imposible es no darse cuenta que la escasez de agua en amplias zonas de la capital se debe, más allá del fenómeno natural de la sequía, a la falta de obras hidráulicas. Agua hay, y mucha.

A la vista de todos los que quieran ver están las fugas de agua potable, por donde se va 40 por ciento del suministro.

¿Y las obras para reparar y cambiar tuberías? Fueron en el mismo tenor que las medidas destinadas a proteger la vida de la población ante una pandemia que afectó a todo el mundo, pero causó más muertes en México y, de manera sobresaliente, en la ciudad que gobierna Morena.

La negligencia del grupo político que aspira a seguir gobernando la capital ya hartó.

Se les cae el Metro. Por todos los medios se les dijo lo que iba a suceder, y finalmente ocurrió el colapso de consecuencias fatales.

Morena privó a los capitalinos de un aeropuerto moderno, funcional, cercano y que no sólo iba a beneficiar a los que usan aviones, sino a toda una amplia zona de la ciudad que necesita un impulso de esas dimensiones para su desarrollo.

Cierto, el aeropuerto se construía en Texcoco, pero es un sitio conurbado a la Ciudad de México. Nos iba a liberar los terrenos del actual aeropuerto, con lo que, entre otros muchos beneficios, desahogaría el tránsito vehicular que viene de Iztapalapa. Actualmente es un embudo.

La seguridad, aunque se niegue, era mejor en el gobierno de Mancera que en el actual. Y si en alguna alcaldía ha aumentado de manera preocupante el índice de homicidios es en Iztapalapa.

Ahí donde ganó hasta un Juanito, nada más por estar cobijado por las siglas de la izquierda, ahora Santiago Taboada, candidato de oposición y de origen panista, es un fenómeno de conexión con la gente.

No se ha “derechizado” la ciudad.

No es un asunto de geometría política, sino de eficacia a la hora de gobernar.

La derrota de Morena en la Ciudad de México será responsabilidad de López Obrador, por imponer a Clara Brugada como una cuña a Claudia Sheinbaum.

Calculó mal. Lo hizo con los viejos reflejos de cuando mandó a Juanito a competir y ganó.

Ya no ganan con cualquier candidato o candidata.

AMLO ve venir la derrota en la CDMX. Y no quiere asumir la responsabilidad: empieza a culpar a los votantes porque son fifís, se han aburguesado, y otras expresiones sin sentido.

Por lo visto, ya rindió la plaza.

Director: Juan Luis Parra

Hermosillo, Sonora.

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Online desde el 2010

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Director: Juan Luis Parra

Hermosillo, Sonora.

Edición: 

Online desde el 2010

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