Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijo menor del primer matrimonio del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quedó en el centro de la polémica tras el descarrilamiento del Tren del Istmo, ocurrido el domingo, en el que murieron trece personas.
Nombrado como supervisor de la obra, López Beltrán enfrenta cuestionamientos por presuntos vínculos con Pedro Salazar, proveedor del balastro utilizado en la vía ferroviaria, un material esencial para evitar accidentes como el registrado.
De acuerdo con información publicada este lunes por Grupo Reforma, los señalamientos apuntan a una posible relación entre “Bobby” López y Salazar, aunque desde su entorno se asegura que el material suministrado fue suficiente y de buena calidad. Las acusaciones apuntan, en cambio, a la Secretaría de Marina, responsable de la obra civil, por haber vendido parte del balastro original y sustituido el faltante con materiales de baja calidad.
“El balastro ha estado escaseando, en la Marina se dieron cuenta y lo vendieron por otro lado, este problema es de ellos”, declararon fuentes cercanas a López Beltrán.
Estos señalamientos reactivaron las críticas en torno al almirante Rafael Ojeda Durán, exsecretario de Marina, quien ya enfrentaba cuestionamientos por otros escándalos, incluidos los presuntos vínculos de sus sobrinos políticos con una red de robo de combustible.
La situación genera incertidumbre dentro del Gobierno federal, donde ha comenzado a circular la pregunta clave: ¿de dónde provino el balastro utilizado en el Tren del Istmo? En el caso del Tren Maya, el expresidente López Obrador confirmó que el material fue adquirido a una empresa del gobierno cubano en 2022, pero en el caso del Istmo, la información es más difícil de precisar debido al manejo reservado del proyecto por considerarse un tema de “seguridad nacional”.
Además del impacto interno, lo ocurrido podría afectar la relación con Estados Unidos, país que impulsó una fuerte participación de sus empresas en el Corredor Interoceánico y exigió limitar la presencia de inversiones chinas en esa obra.
Durante su gestión, Ojeda Durán viajó al menos dos veces a Washington para dar garantías jurídicas a potenciales inversionistas estadounidenses, interesados en competir con el Canal de Panamá a través de este corredor comercial.

Por las fotos parece un trenesito de via angosta incapas de competir con el canal de Panama.