La Basílica de Guadalupe fue nuevamente el epicentro de una de las manifestaciones religiosas más multitudinarias del país, con la llegada de cientos de miles de peregrinos provenientes de distintos estados, quienes caminaron, rodaron o viajaron largas distancias para cumplir promesas y agradecer favores a la Virgen Morena.
Durante la jornada, miles de devotos arribaron por Calzada de Guadalupe, algunos tras días de peregrinación. Entre ellos destaca la familia de Geovanny, que viajó a pie desde Cholula durante dos días. Su abuelo inició esta tradición familiar en 1988, aunque este año no pudo asistir por motivos de salud.
Gerardo, de 30 años, avanzó de rodillas hasta el templo mientras cargaba una imagen de la Virgen y una fotografía de su madre fallecida. Llevaba nopales colgados al cuello y aseguró haber hecho el viaje en autobús desde Puebla para cumplir la promesa hecha a su madre, quien enfermó hace tres años y con quien inició esta devoción desde los 12 años.
Desde Huamantla, Tlaxcala, un grupo de 70 ciclistas, entre ellos José Martín, de apenas 8 años, recorrió en 13 horas el trayecto hasta la Ciudad de México. El menor viajó acompañado de sus padres y cuatro hermanos. “Ya son 27 años viniendo”, señaló su padre, quien dijo que, pese al peligro del camino, lo hacen por fe.
La familia de Gavina Valencia, proveniente de Ozumba, Estado de México, también tardó dos días en llegar. Su hija explicó que la peregrinación fue para agradecer a la Virgen por la recuperación de una enfermedad que padeció Gavina, quien entró al templo de rodillas.
En las inmediaciones del templo, cientos de voluntarios ofrecieron alimentos y bebidas a los peregrinos. Adriana repartió aguas; Erika, tacos de canasta; Javier, café, y la familia López ofreció carnitas. “Les agradecemos que vengan de tan lejos a ver a la morenita”, dijo doña Esther mientras entregaba pan y galletas.
Blanca, de 35 años, recorrió el último tramo del camino con los ojos vendados y de rodillas. Cargó una figura de la Virgen y pidió por la libertad de su hermano y la salud de su hijo. Su hija y amigos le colocaron una cobija y sudadera para amortiguar el trayecto.
Jesús Montalvo, peregrino desde hace 18 años, pidió a la Virgen protección para su nuevo negocio, una vulcanizadora llamada “El Milagro”, tras haber perdido todo hace tres años.
Eloy, un ex peregrino de Nezahualcóyotl, afectado por la diabetes, no pudo hacer el viaje este año, pero en su lugar repartió refrescos a los caminantes a manera de agradecimiento.
La tradición guadalupana reúne año con año a devotos de todo el país, quienes arriban al recinto con flores, imágenes, mandas y peticiones personales, en lo que se ha convertido en una de las mayores expresiones de fe popular en México.
