El coche bomba que estalló en la zona de La Coahuayana, en Michoacán –región bañada por las aguas del Caribe –es uno de los hechos que marcan que la violencia del crimen organizado en México ha escalado al narco- terrorismo, aunque el gobierno desestime el acontecimiento.
El narcoterrorismo existe en el país desde hace varios años, como ocurrió también en Colombia en los años aciagos de la violencia extrema entre los cárteles de Cali y Medellín, dos rivales acérrimos que se disputaban en control del país a sangre y fuego.
Hace varios años, por ejemplo, cuando el estado de Jalisco era gobernado por Aristóteles Sandoval –asesinado por el cártel de Jalisco en Puerto Vallarta en un bar de postín –ese grupo criminal derribó un helicóptero de las Fuerzas Armadas a tiros: con metralletas y tiros certeros de
Barret –las armas más poderosas del narco –echaron abajo a la aeronave militar.
Otro hecho ocurrido en Morelia, Michoacán en 2008, cuando un grupo armado detonó artefactos explosivos previo al grito de Independencia. El evento se dispendió, pero fue catalogado como hecho terrorista, tal como sucedió con una explosión en la torre de Pemex que causó severos daños en las instalaciones.
Ahora el caso de La Coahuayana –el estallido de un coche bomba –se quiere ver como algo accidental, cuando todo indica que fue preparado con explosivos para que estallara en La Coahuayana. Su impacto fue de tal magnitud que causó efectos mortales en un radio de trescientos metros: Este hecho terrorista causó la muerte de seis personas y doce heridos. El vehículo provenía de Colima –una Dakota Negra –e iba repleta de explosivos. A bordo del automóvil iban dos personas, el chofer y un ayudante. Ambos murieron ante el estallido.
La región de la Coahuayana es un punto clave para el arribo de enervantes. Ahí se abastecen varios cárteles, con la droga que viaja vía El Pacífico desde Sudamérica. En ese sitio hay una amplia red de pescadores que no sólo lanzan sus anzuelos y redes para pescar peces sino bultos de cocaína que flotan en el mar; luego los llevan a bodegas, muy bien custodiadas, donde también almacenan dinero, dólares a raudales, cuyas estibas van de piso a techo.
El Coche bomba que estalló en La Coahuayana sí es un acto terrorista, aunque el gobierno lo quiera desestimar, muy al estilo torpe de Andrés Manuel López Obrador, que negó todo dando rienda suelta al crimen organizado.
Quisieron desactivar un hilo explosivo diciendo que los coches bomba del terrorismo nunca llevan tripulantes. Falso. Sí hay personas dispuestas a morir en una acción terrorista por fanatismo religioso, causa delincuencial, como ha actuado el Islam en los hechos del derrumbe de Torres Gemelas de Nueva York, en 2001.
Ahí, por ejemplo, los terroristas que secuestraron los aviones de American Airlines sabían que al estrellarse contras las Torres Gemelas iban a morir todos, como ocurrió, cuando aquellos Boing enormes penetraron sus trompas en lo que su momento era el símbolo del capitalismo mundial.
Estados Unidos era penetrado por el terrorismo, el país, entonces, según se presumían los norteamericanos, unos de los países más grandes del mundo.
El caso del carro-bomba de Michoacán resulta ridículo frente al hecho de terror de las Torres Gemelas. Pero es significativo considerando, entre otras cosas, que el terrorismo llegó a México hace buen rato. La extinta Procuraduría General de la República integró, en el sexenio de Ernesto
Zedillo, una unidad antiterrorista, pues la violencia del crimen escalaba tan alto que ya la concebían desde el gobierno como algo más allá de la delincuencia organizada.
Algo más. No se descarta que la delincuencia organizada, en su afán de causar daños y hacer negocios, recurra a las artes del terrorismo para ganarle la batalla a los gobiernos. El caso de México es ejemplificativo.
En Michoacán, como en el resto del país, el crimen está desatado con protección.
las playas michoacanas bañadas por el mar caribe????????? a ch1ng4os aaa ya se, tienes otros datos.