Un grupo de 198 empresarios de 17 organismos empresariales yucatecos, que representan el 95% del PIB estatal, se reunió hace unos días, en Mérida, para protestar contra el aumento de impuestos estatales, “abusos recaudatorios” y la deuda desbordada del gobierno morenista de Yucatán, en el entendido de que dichas políticas tributarias podrían impactar 6 de cada 10 empleos formales y afectar la competitividad del estado. La justificada inconformidad coincide con otra rebelión empresarial similar en Nuevo León y en Quintana Roo, en donde se exige cancelar la práctica de “cero diálogo”, antes de que los congresos concluyan sus periodos y se disparen los precios o comiencen los despidos masivos de personal con sus debidas consecuencias.
Con la devastadora llegada de AMLO en 2018, la deuda federal se elevaba a 10.7 billones de pesos, sin embargo, al día de hoy, escaló irresponsablemente a un 80%, o sea, a 18 billones sin que se sepa, a ciencia cierta el destino de dichos fondos, en tanto el empresariado nacional enmudecido, se abstiene de denunciar el atentado criminal ante la proximidad de una nueva asfixia financiera de consecuencias devastadoras.
La rebelión empresarial en Nuevo León surgió cuando 20 organismos empresariales protestaron por el incremento del 33% en el Impuesto Sobre Nóminas, muy a pesar de que el empleo formal mostraba una desaceleración del 50%, así como despidos masivos y pérdida de inversiones si se aprobaba el alza. Denunciaron, además, un salvaje endeudamiento estatal que superaría los 100 mil millones de pesos, sin considerar que el impuesto a las nóminas desmotiva la creación formal de empleos y estimula la informalidad, en la que los operadores carecen de derechos laborales, como una pensión o una jubilación, indispensables para garantizar una mínima dignidad humana.
Se destaca que el estado aporta 420,000 millones de pesos anuales a la Federación, pero recibe solo 35,000 millones de regreso, insuficientes para cubrir las necesidades de residentes y millones de turistas, sin anunciar, todavía, acciones legales o protestas callejeras específicas.
Los empresarios y sus trabajadores nutren con sus diferentes impuestos las arcas de la nación. O sea, sin empresarios, como ocurre en la Cuba comunista, el 89% de la población vive en pobreza extrema al estar contratada como burócratas la inmensa mayoría de los cubanos, en el entendido que el gobierno se encuentra igualmente quebrado. En México, todos los contribuyentes de impuestos financiamos la instalación de una dictadura.
Los empresarios no solo deben seguir el ejemplo yucateco y neolonés, sino coordinar sus protestas con los sindicatos por diversas razones, entre ellas, el crecimiento ¡Cero! de la economía que propiciará despidos de personal e impedirá la contratación de nuevos puestos de trabajo. Por otro lado, el gobierno tiene planeado echar mano de las Afores, en donde 70 millones de compatriotas tienen depositados sus ahorros. Si la unión hace la fuerza, es hora de organizar una poderosa alianza empresarios-sindicatos, ante la amenaza de un futuro siniestro que debemos cancelar entre todos. Solos somos invisibles, juntos somos invencibles…
PD: olvidaba en estas breves notas consignar la imposibilidad de estimular el crecimiento económico yucateco y de buena parte del país sin energía eléctrica…