No hay nieve, no hay renos, no hay taller de duendes. Lo que sí hay es ambición, ansia de poder y una fila interminable de políticos que escribieron su cartita a Santa… aunque algunos la mandaron por WhatsApp, otros la dejaron en la caja chica del partido y unos más prefirieron susurrarla en inglés, por si el FBI escucha.
Aquí una selección de deseos políticos navideños. Spoiler: nadie pidió paz mundial.
1. AMLO: Quiero ser el nuevo Plutarco Elías Calles
Santa, dame larga vida política. No importa que se me acuse de intentar gobernar desde la sombra: quiero que me salga bien mi plan transexenal. No me dejes como Calles cuando lo echaron en pijama al exilio. Que Claudia no me traicione y que el poder judicial no se me alborote más. Ya aprendí que los tigres no se amansan con estampitas.
2. Claudia Sheinbaum: Quiero una silla con respaldo… propio
Querido Santa: este año me porté bien, obedecí a mi líder, repetí sus frases y me tragué sus regaños. Ahora sólo quiero un deseo: poder. Pero poder de verdad, no esa cosa simbólica que me quieren dar. Que no me salgan con que la banda presidencial es sólo para la foto.
3. Manlio Fabio Beltrones: Quiero un cuchillo nuevo para la cocina… política
No te pido juguetes, Santa. Ya tengo suficientes. Sólo quiero más pólvora para seguir operando en la sombra y una butaca privilegiada en el Senado. Ah, y si se puede, que el PRI Sonora se venga conmigo con todo y edificio. Ya sabes, para hacerle un boquete a Alito y cocinar algo sabroso.
4. Alito Moreno: Quiero que no me lo quiten… el partido
Este año he sido un niño muy disciplinado: traicioné a quien debía, pacté con quien pude y me aseguré que nadie más respirara en mi bancada. Sólo te pido seguir siendo el dueño de este PRI, aunque se esté cayendo a pedazos. Y si se puede, que Beltrones se retire a ver telenovelas.
5. Alfonso Durazo: Quiero una visa… a Bucareli
Mi cartita va con prisa: quiero ser Secretario de Gobernación. En Sonora ya no me divierto, y para irme tranquilo, necesito que me dejes a un o una incondicional que no esculque cuentas, ni pregunte por la nómina paralela, ni se meta con los contratos. Y si se puede, que use método Montessori.
6. Movimiento Ciudadano: Queremos que alguien nos tome en serio
Ya no queremos ser los patiños del show. Que Samuel deje de hacer TikToks, que Máynez baje del ring político y que De Lucas deje de parecer sparring de Beltrones. Sólo pedimos un voto… o aunque sea una mención no irónica en una encuesta decente.
7. Guadalupe Taddei: Quiero una calculadora sin “otros datos”
Santa, necesito ayuda celestial. Me toca organizar el gran numerito electoral, pero ya me llegaron rumores de que me quieren hacer bailar con cifras raras. Si no puedes traerme votos, al menos mándame un negociador bilingüe que entienda de actas, algoritmos y amenazas disfrazadas de reformas.
8. Senadores y diputados de oposición: Queremos valor… o una excusa
Este año no pedimos fuero, ni curules plurinominales. Lo que queremos es valor. El suficiente para renunciar si todo se pone tan feo como parece. Pero también te pedimos una excusa creíble, por si decidimos quedarnos a cobrar dieta mientras el país se prende fuego.
9. Adán Augusto: Quiero volver al primer círculo
Este año fui bueno, callado y obediente. Pero ya me cansé de ser el “ex”. Quiero mi regreso triunfal, aunque sea como gran operador legislativo. No me mandes de embajador a ningún país raro. Yo nací para hacer pactos, no para ir a cenas diplomáticas con canapés de chayote.
10. La Barredora (y huachicoleros en general): Queremos seguir jugando a los empresarios
Santa, tú sabes que somos gente de trabajo. Nos levantamos temprano, invertimos en infraestructura (aunque sea clandestina) y creamos empleos (aunque mal pagados). Sólo queremos que no nos molesten. Que no nos auditen, no nos citen y mucho menos nos exhiban. Si alguien pregunta, somos agroindustriales.
Epílogo
La Navidad política mexicana es como la rosca de reyes: todos quieren el muñequito, nadie quiere pagar los tamales. Y en ese afán, cada quien escribe su cartita, no con fe, sino con estrategia. Porque aquí, el único Santa que cuenta se llama “el poder”.
Y el que no lo entienda, que se compre su trineo y que se vaya directo al Polo Norte.