El video me recordó la novela El otoño del patriarca, de García Márquez. López Obrador en su rancho (pequeño, aseguró, unos mil 200 metros cuadrados), rodeado de gallinas y pavos reales, sentado en una silla de madera y con un largo parlamento de 49 minutos, para presentar un libro de historia titulado Grandeza, del que habló poco y nada (y que será destrozado por los verdaderos historiadores, porque falsifica la historia de los pueblos originarios en México, pero ése es otro tema), aunque mucho de sí mismo y de la política nacional.
Una aparición innecesaria e inoportuna, por lo menos para la presidenta Sheinbaum, en la que el tono paternalista (del patriarca de la novela) estuvo todo el tiempo presente. Las tres condiciones que señaló López Obrador para su regreso a la política activa son una suerte de desafío a la Presidenta, aunque se presenten como una forma de apoyo: defender la democracia ante un riesgo grave, como un fraude electoral (¿quién lo cometería? Porque Morena controla hoy las propias instancias electorales) o atentados contra el sistema democrático mexicano (¿querrá decir contra la nueva institucionalidad impuesta por la 4T?).
Como segunda condición para regresar habla de proteger a la presidenta Sheinbaum y la estabilidad presidencial, como si la mandataria necesitara un suprapoder que la proteja o la estabilice, o ante amenazas de un golpe de Estado, un tema recurrente en López Obrador y en los sectores duros de la 4T, que incluso lo esgrimieron ante la movilización del 15N, agrediendo, una vez más a las Fuerzas Armadas, que jamás se han visto envueltas en todo el periodo moderno de México en un intento de golpe de Estado.
El tercer punto es la defensa de la soberanía nacional ante una invasión o ataque directo que ponga en peligro la independencia, una hipótesis absolutamente alejada de la realidad, pero exhibirla debilita la relación de Sheinbaum con Estados Unidos.
Me imagino que en Palacio Nacional no deben haber caído muy bien las “muestras de apoyo” de López Obrador, insistimos, inoportunas e innecesarias, pero por sobre todas las cosas mostrándose como un factor de poder que está por encima de la propia mandataria, a la que apoyaría, en otras palabras, si el país se le va de las manos, porque eso es lo que implican las tres condiciones planteadas por el expresidente.
Sheinbaum de alguna forma le contestó en la mañanera del lunes cuando explicó que ninguna de las tres condiciones se cumplía en el México de hoy y que López Obrador “está muy bien donde está” (retirado en su rancho). Ya la idea original de la presentación del libro Grandeza, que incluía una gira por toda la República fue cancelada, e incluso se canceló una presentación formal que vaya más allá del vídeo.
El libro tiene garantizada su venta con los simpatizantes del expresidente. La aparición del fin de semana tuvo un objetivo netamente político: hacer advertencias al oficialismo, pero también a opositores y a Estados Unidos. En el contexto de la caída de Gertz Manero también puede leerse como una forma de recordar que ahí está y que no espera tener procesos que lo afecten a él o a sus cercanos.
Pero las cosas pueden seguir complicándose para López Obrador y los suyos. Ayer Joaquín Guzmán López, el hijo de El Chapo Guzmán, que llegó el 25 de julio del año pasado a Estados Unidos con Ismael El Mayo Zambada, se declaró culpable ante la corte de Chicago donde está siendo procesado. El Chapito, es uno más de una larga lista de extraditados y enviados a la Unión Americana que se declara culpable para tener una sentencia reducida y que, además, se convierte en testigo colaborador de las autoridades de la Unión Americana.
Joaquín, como su hermano Ovidio, no tienen información del pasado lejano: por edad y generación criminal de lo que saben es de los últimos años. Y la información que está recopilando la justicia de Estados Unidos, de ellos, de El Mayo y de tantos otros, algún día tendrán que usarla.
Ernestina en la FGR
La designación de Ernestina Godoy al frente de la Fiscalía General de la República y las primeras designaciones en su equipo confirman que será una pieza clave en la reconfiguración del Gabinete de Seguridad, que tenía en la FGR su mayor desfase, su principal pérdida de equilibrio y operación, por las filtraciones, la falta de operación y el fracaso de las judicializaciones.
En cuanto Ernestina ocupó la fiscalía interina, que en una semana será definitiva, fue designado Héctor Elizalde Mora en la Agencia de Investigación Criminal en sustitución de Felipe de Jesús Gallo (un buen funcionario en el ámbito de la seguridad que merecería ser aprovechado en otros espacios), la posición que ocupó originalmente Omar García Harfuch al inicio del sexenio y de donde se fue en medio de un absoluto desencuentro con Gertz Manero. Elizalde tiene experiencia en inteligencia operativa y mandamientos ministeriales dentro de la FGR, además de trabajos conjuntos con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC). Era el subsecretario de inteligencia de Omar García Harfuch.
César Oliveros Aparicio reemplazó a Alfredo Higuera Bernal en la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada. Oliveros Aparicio era el director de Planeación y Análisis de la SSPC. Ambos son parte desde hace años del equipo más cercano a Omar García Harfuch. No dudo que la autonomía e independencia de la fiscalía quedará para tiempos mejores, pero tampoco dudo que será mucho más eficiente que en el pasado inmediato.
