Raúl Rocha Cantú es un prófugo singular que se exhibe sonriente en el bar Vendome del hotel Ritz de París en los días de mayor movimiento y visibilidad de las vacaciones navideñas. Quizá su copropiedad del Miss Universo lo lleve a creerse uno de esos humanos que pueden ponerle condiciones a su destino. O quizá esté convencido de que la supuesta acción de la FGR en su contra ha sido y es un cuentazo. ¿De qué otra forma podría leerse su relajación en Europa? La FGR reconoció la semana pasada que, debido a que viaja “de un país a otro”, no encuentra el domicilio en México en donde localizarlo. Ahora sabrá que podría hallarlo en Francia. O rastrearlo y dar con él sin grandes dificultades. Si es que el objetivo fuera dar con él. Se le acusa de delincuencia organizada, tráfico de hidrocarburos y más. Se supone que es un fugitivo y que sus cuentas están congeladas, pero México no ha conseguido siquiera la ficha roja de Interpol. Tampoco intimidarlo. Ayer, por ejemplo, Rocha Cantú volvió a hacerse notar. Compartió el mensaje de Navidad de Miss Universo que invita a “a valorar los momentos simples, a caminar por senderos de paz y a compartir lo mejor de lo que somos”. Un poema para cerrar el inolvidable 2025 judicial mexicano: el año en que se acabó con la impunidad. Dicen.
Columna invitada