El empresario Alfonso Romo atraviesa uno de los cierres de año más complejos de su trayectoria reciente, marcado por el retiro de la licencia de Vector Casa de Bolsa y por un notorio distanciamiento con Morena. En una reunión reciente en la Ciudad de México con ejecutivos del sector bancario, Romo reconoció que el episodio representó un golpe significativo, comparable únicamente con diciembre de 2018, cuando, siendo jefe de la Oficina de la Presidencia, no logró convencer a Andrés Manuel López Obrador de continuar con el aeropuerto de Texcoco, lo que afectó su credibilidad ante inversionistas nacionales y extranjeros.
De acuerdo con lo expuesto, el malestar del empresario no se limita al caso de Vector, sino a lo que considera una falta de respaldo del morenismo, luego de años de apoyar campañas y proyectos políticos. Tras las acusaciones de supuesto lavado de dinero realizadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Romo señaló que no hubo pronunciamientos públicos en su defensa desde el partido.
En el gobierno de Claudia Sheinbaum, el trato hacia Romo ha sido descrito como distante. En su entorno se atribuye esta situación, en parte, a su respaldo previo a Marcelo Ebrard durante el proceso interno por la candidatura presidencial, así como al fortalecimiento de la relación de la mandataria con figuras empresariales que históricamente no han tenido cercanía con él, como Armando Garza Sada.
El único posicionamiento público a su favor provino del secretario de Hacienda, Edgar Amador, quien la semana pasada indicó que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) retiró la licencia a Vector a solicitud de la propia empresa y no como consecuencia directa de las acusaciones del Departamento del Tesoro, las cuales, señaló, no han sido probadas.
Romo también mantiene dudas sobre el papel del exsecretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, respecto a las acciones impulsadas desde Estados Unidos contra entidades financieras mexicanas, mismas que comenzaron a gestarse cuando aún se encontraba al frente de la dependencia. Ese malestar, según se indicó, también estaría presente en Palacio Nacional, donde en meses recientes se habría limitado su interlocución con el exfuncionario.
Ante este escenario, Romo ha manifestado que no respaldará candidaturas de Morena rumbo a 2027 y que podría analizar otras opciones políticas. Además, ha expresado reservas sobre la conducción interna del partido, particularmente bajo la dirigencia de Luisa María Alcalde, y sobre la figura de su padre, Arturo Alcalde.
En el ámbito político del norte del país, se plantea el escenario de una eventual candidatura de Tatiana Clouthier en 2027, considerada por algunos como la única excepción en la relación tensa de Romo con el morenismo, aunque el proceso de definición aún se encuentra en una etapa temprana.
