El inicio del 2026 traerá consigo movimientos relevantes en Morena y en el primer círculo del poder, consecuencia directa de los resultados electorales de 2025, de tensiones acumuladas y de acuerdos políticos. Serán reacomodos que marcarán el cierre de una etapa y el arranque de otra dentro de la autodenominada 4T. Tras los ajustes, la presidenta Claudia Sheinbaum tomará más control y poder.
Uno de los cambios más importantes que se preparan es la salida de Andrés Manuel López Beltrán de la Secretaría de Organización de Morena. El anuncio se daría en los primeros meses del 2026, por decisión propia, pero como consecuencia directa de los malos resultados electorales obtenidos en Durango y Veracruz en julio pasado, así como del desgaste provocado por diversos escándalos: desde su viaje a Japón hasta la exposición de sus relaciones con empresarios de giros sensibles como el restaurantero, el entretenimiento, los medicamentos y otros. Según sus cercanos, el plan de “Andy” es regresar a Tabasco —donde todo comenzó para su familia— por recomendación directa de su padre, el expresidente Andrés Manuel López Obrador.
La ruta que perfila López Beltrán es convertirse en diputado local en Tabasco y establecerse ahí durante un periodo para relanzar formalmente su carrera político-electoral. Además de volver a la tierra de su padre, estará cerca de él, quien hoy vive en Palenque, Chiapas, y podrá frecuentarlo. Andy tienen aspiraciones presidenciales, pero el propio López Obrador lo ha aterrizado: hay que empezar desde lo local, construir territorio y después pensar en algo más grande. El camino sería el mismo del fundador de Morena —Tabasco, Ciudad de México y la Presidencia—, aunque hoy las dos últimas etapas se ven lejanas y cuesta arriba.
Si su intención fuera competir rumbo a 2030 por la Ciudad de México, donde cuenta con algunos aliados como el secretario de Finanzas capitalino, Juan Pablo de Botton, el choque sería inevitable con el grupo de la presidenta Claudia Sheinbaum, con quien la relación no está en su mejor momento. Andy ha dicho en privado que la mandataria ”no lo quiere”. A ello se suma la tensión con el grupo de Luisa María Alcalde, presidenta nacional del partido, con quien la relación ha sido particularmente ríspida. Alcalde, por cierto, también tiene aspiraciones para gobernar la capital del país y se prepara para competir cuando llegue el momento.
El otro movimiento relevante, que si todo se mantiene como cierra el año se dará también muy al inicio de 2026, es la salida de Adán Augusto López de la coordinación de Morena en el Senado y, en los hechos, de la política nacional. Ahora sí, el senador apunta hacia el servicio exterior: Portugal —donde la embajada en Lisboa es considerada una de las más atractivas— o París, Francia, donde vive y estudia uno de sus hijos y donde posee residencias. El movimiento ya habría sido acordado con la presidenta Sheinbaum y podría anunciarse en enero, durante un periodo extraordinario o al inicio del siguiente periodo ordinario, en febrero.
Lo que es un hecho es que Adán Augusto no será quien cabildee la reforma electoral de la presidenta. En su lugar se perfila Ignacio Mier, aunque no se descarta que la operación recaiga en una mujer de todas las confianzas de la mandataria, lo que confirmaría un cambio en el estilo y en los liderazgos internos del Congreso.
Para cerrar el cuadro, todo apunta a que relativamente pronto Lázaro Cárdenas Batel aterrizará en Pemex, como parte de los ajustes mayores que se preparan en el gabinete ampliado. Su llegada se daría en un momento clave para la petrolera, presionada financiera y operativamente, y bajo una nueva lógica de control desde Energía y Hacienda. Así, entre salidas, regresos y reacomodos, Morena y el oficialismo se preparan para un 2026 que arrancará con decisiones políticas de fondo y no pocos costos internos. La presidenta Sheinbaum toma cada vez más fuerza y control.