Escribo desde la sorpresa de quien conoce a cinco sentenciados por tentativa de homicidio. Se asumieron como sicarios que trataron de matarme y purgan penas de 11 a 14 años de cárcel. Digamos que es cosa seria.
Ayer conversé con Gabriel Pérez Rábago, de 50 años, acusado de tratar de matar a alguien en los encontronazos del sábado en el primer cuadro.
Está sujeto a proceso, pero le permitieron defenderse en libertad. Hasta donde sabemos no hay una evidencia sólida, un video por ejemplo, que lo exhiba como asesino en potencia de policías. Asegura que el “golpeado sin compasión” fue él al estar tomando fotografías.
Otras dos personas acusadas de lo mismo se quedaron en la cárcel y cinco detenidos más podrían caer en esa situación en unas horas. Sabemos que los bloques negros, mareas negras han atacado a policías con furia criminal en múltiples ocasiones. Y que nadie había ido por ellos. Hoy resulta que ocho personas podrían ser sentenciadas por lo que hasta el sábado se toleró.
¿Sobre qué pruebas se afirma que fueron esos ocho? De ser procesados por ese delito grave, asumiríamos que terminó la licencia de década y media para agredir policías en las manifestaciones.
Y que nunca más la autoridad capitalina será señalada de complaciente con la violencia disfrazada de protesta social. Cosa seria.
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