El sábado por la noche, horas después de que cientos de miles de mexicanos habían salido a manifestarse en decenas de ciudades del país, contra la violencia en las calles y la corrupción en el gobierno, la dirigente formal del partido en el poder –el líder real ya sabemos quién es– publicó un comunicado descalificando dichos actos de protesta, no sólo el del Zócalo capitalino, sino los del resto del país.
Argumentó que no se trató de un ejercicio juvenil ni espontáneo ni apartidista, y atribuyó a la oposición y a un pequeño grupo de personajes de diversa índole haber convocado a quienes salieron a marchar. Criticó que entre quienes se movilizaron “predominaron adultos mayores de 40 años de sectores privilegiados”, no representativos de la Generación Z. Afirmó que “en varias ciudades del país la asistencia fue reducida, en algunos casos de apenas unas decenas de personas”. Y se animó a decir que el número de participantes reveló que “el pueblo de México” respalda al movimiento gobernante.
Acusó a los medios de “inflar la asistencia, ocultar a los convocantes reales y ofrecer una versión distorsionada de los hechos”. Y atribuyó los actos de violencia en el Zócalo a “grupos radicalizados de ultraderecha”. Yo no sé si realmente crea todo eso que publicó, pero, al fin y al cabo, son sus palabras, y no me extrañaría que hoy y a lo largo de la semana ése vaya a ser el discurso de los adherentes a la Cuatroté.
Entiendo que sea más fácil negar y torcer los hechos que ofrecer soluciones a los agravios de los mexicanos, pero esa postura simplemente acelerará el malestar en momentos en que el país se apresta a ser un escaparate, a la vista del mundo entero, con motivo del próximo Mundial de futbol. ¿Qué van a hacer las autoridades si hay manifestaciones durante la Copa del Mundo, incluso en los propios estadios? ¿Gasear a los quejosos, como hicieron los supuestamente desaparecidos granaderos el sábado en la Plaza de la Constitución?
México está emproblemado y dolido por muchos motivos. La economía está estancada, el crecimiento del PIB probablemente se sitúe por debajo de uno por ciento, que es, por cierto, el promedio de lo que crece desde 2018. Esto es mucho más que un simple número, como ella debe saber, pues impedirá que se alcancen las metas de los ingresos públicos y que se pueda erogar lo necesario en salud, educación, seguridad e infraestructura.
Las empresas no están invirtiendo porque hay serias dudas sobre el clima de negocios, derivadas de la manipulación del sistema de justicia, lo cual se refleja en la escasa creación de empleo. En los casi siete años que tiene Morena en el poder, se han creado apenas 3.6 millones de puestos de trabajo formales, cuando tenían que haber sido 8.4 millones para atender la demanda. Ese dato y todos los demás que incluyo aquí son oficiales.
Todos los días desaparecen más de 40 personas en México, lo que significa 40 familias que padecen el viacrucis de tener que buscar a sus seres queridos sin el apoyo de las autoridades. Hay regiones de la República tomadas por el crimen organizado, que impone el terror, a veces silencioso, a millones de mexicanos, esquilmando a productores y dueños de negocios mediante la extorsión, lo cual contribuye a elevar los precios. La corrupción que el movimiento gobernante prometió erradicar se ha enraizado, sin castigo a la vista, y aplicar la ley puede costar la vida a las autoridades honestas, como pasó en Uruapan.
Enfermarse en México es una maldición porque los servicios públicos de salud están saturados y, pese al discurso oficial, siguen faltando las medicinas, lo cual obliga a los pacientes a poner de su bolsa para acudir con un médico de farmacia. En fin, ésta es apenas una pequeña lista de las cosas que tienen enojados a millones de mexicanos, y eso no se puede ocultar con afirmaciones de que sólo marcharon los mayores de 40 años, grupo en el que se encuentra más de la tercera parte de la población.
Por cierto, se me hace de mal gusto revelar la edad de la señora Alcalde, pero cuando llegue al cuarto piso de la vida, cosa para la que falta muy poco, ¿su opinión dejará de valer?
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