¿Se acuerdan de aquella famosa escena en la que la despampanante Marilyn Monroe irrumpe en el Madison Square Garden para cantarle, sensualmente, el “Happy Birthday, Mister President” a John Fitzgerald Kennedy, en su 45 aniversario?
Pues una versión al estilo de Morena está a punto de suceder, cuando el próximo jueves 13 de noviembre, la presidenta Claudia Sheinbaum le cante el “Happy Birthday, Mister President” a su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. Precisamente, en el día de su cumpleaños.
Y es que el gobierno de la Cuarta Transformación y el aplastante bloque de Morena en el Congreso, y en el Poder Judicial, parecen estar listos para celebrar el cumpleaños de su Santo Patrono con un enorme obsequio, envuelto en papel de odios, chantajes y venganzas.
Alguien por ahí ya sugirió un regalo que podría deleitar al inquilino de La Chingada: asestarle el golpe judicial definitivo a la disputa que el empresario Ricardo Salinas Pliego libra con el SAT. Es decir, dictar el fallo definitivo para que el presidente de Grupo Salinas esté obligado a pagar la caprichosa cifra que se le está endosando desde una politizada Secretaría de Hacienda o que se atenga a las consecuencias.
Andrés Manuel López Obrador no le perdona a Ricardo Salinas Pliego el que, habiendo sido integrante del selecto consejo asesor empresarial que se creó en 2019 y que apoyó el despegue del primer gobierno morenista, acabaran distanciados -entre muchos factores- por disputas ideológicas relacionadas con los libros de texto gratuitos de filiación comunista. Y, por supuesto, por el hecho de que el dueño de TV Azteca, Banco Azteca y Elektra -el tercer hombre más acaudalado de México- no estuviera en la disposición de apadrinar -desde sus medios y con su dinero- la campaña presidencial de Andy López Beltrán para el 2030.
Por eso, a pesar de que el entonces presidente, su secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O y Ricardo Salinas Pliego, alcanzaron un acuerdo para el pago de 7 mil 500 millones de pesos, el SAT dirigido por Antonio Martínez Dagnino -el amigo íntimo de Andy López Beltrán y primo de Daniel Asaf- se rehusó a recibir en dos ocasiones el cheque con lo pactado. Estaba claro que la disputa no era fiscal, sino política.
Pero como lejos de doblarse, Ricardo Salinas Pliego está enfrentando el chantaje desde el Segundo Piso de la 4T y con ataques diarios en la mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, las presiones se fueron elevando. Sobre todo, cuando Ricardo Salinas Pliego -en entrevista con Código Magenta- dejó en claro que no se descartaba para buscar la Presidencia en 2030. “Haré todo lo que sea necesario”, anunció.
Desde entonces, aparecieron distintos funcionarios del SAT para intentar explicar el cobro de 75 mil millones de pesos, 10 veces la cantidad originalmente acordada. Y frente a las cámaras nacionales de la mañanera se admitió que no eran 75 mil millones, sino 48 mil millones el presunto adeudo. O sea, todavía muy por encima de los 7 mil 500 millones de pesos acordados, pero 27 mil millones abajo de lo que se pretendía que pagara. En esa primera revisión, Ricardo Salinas Pliego demostró que, tal como lo venía denunciando, la cifra estaba fuera de proporción.
Para colmo, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó la propuesta de integrar una mesa de expertos -del SAT, de Grupo Salinas y de fiscalistas independientes- que acabaran por legitimar la verdadera cantidad que se adeuda. Las puertas de Palacio Nacional se cerraron a esa opción que lucía ágil y sensata. No se trataba de una negociación, sino de una salida en piso parejo.
Desde entonces a la fecha, Ricardo Salinas Pliego mantiene su posición crítica al gobierno de la Cuarta Transformación. Y en la tragedia del asesinato del alcalde de Uruapan, el dueño de TV Azteca apareció con el icónico sombrero que portaba Carlos Manzo y que ya se convirtió en insignia de todo un movimiento de resistencia frente al mal gobierno. Está claro que, Ricardo Salinas Pliego, ya es hoy la primera opción opositora en México.
Por eso, una élite del gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum se reunió para preparar una estrategia de “estate quieto” en contra del presidente de Grupo Salinas. Y esa pasa por pedirle al nuevo Poder Judicial, ahora en manos de Morena y su oaxaqueño presidente Hugo Aguilar Ortiz, que fallen en contra del ya famoso “Tío Richie”.
La inquilina de Palacio Nacional parece no estar midiendo las implicaciones de una consigna política desde el Poder Ejecutivo hacia el Poder Judicial. En los momentos de la renegociación de aranceles con Donald Trump y con cuatro cartas de poderosos sectores norteamericanos -corporaciones, agricultores, telecomunicadores y exportadores- en las que se externa la preocupación de que el nuevo Poder Judicial sea sectario, una sentencia de esa magnitud, con un personaje del mundo empresarial al que se le negó el derecho de un piso parejo para definir el monto de su adeudo, podría encender las luces rojas. En México no existe palabra más allá de la que se dicta desde Palacio Nacional.
Alguien debería decirle a la presidenta Claudia Sheinbaum que el “regalito” de cumpleaños a su antecesor Andrés Manuel López Obrador puede ser contraproducente y acabar en tragedia política, no sólo nacional, sino internacional.
Cuando Marilyn Monroe cantó el “Happy Birthday, Mister President” a John Fitzgerald Kennedy, la reacción inmediata en el Madison Square Garden fue de aplausos, de admiración. A la postre hay quienes reconocen que esa sensual melodía del “Happy Birthday, Mister President” fue el epitafio de una tragedia para ambos. Ella apareció “suicidada” en su casa de Los Ángeles. Y él acabó asesinado durante su visita a Dallas. Ninguno de los dos vivió para contarla. La imprudencia, aderezada con pasiones, odios y rencores, acabó por pagar su precio. Que se aprenda la lección en cabeza ajena.
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