Estados Unidos e Israel aseguran haber frustrado junto con las unidades de inteligencia de México, un atentado contra la embajadora de Israel en nuestro país, Einat Kranz Neiger. Acusaron públicamente a Irán, a través de la Guardia Revolucionaria y de su unidad de operaciones en el extranjero, de planear un atentado contra la embajadora, entre finales de 2024 e inicios de 2025. Las fuentes afirman que los servicios de inteligencia estadunidenses detectaron y ayudaron a desactivar un plan que supuestamente habría sido coordinado desde Teherán, con apoyo logístico en América Latina, y que buscaba asesinar a la diplomática en territorio mexicano.
Israel agradeció públicamente a las autoridades mexicanas por su papel en frustrar el complot. Por el contrario, el gobierno mexicano declaró que no existen reportes oficiales, investigaciones o indicios formales de un atentado o complot en curso en México, postura respaldada por la embajada de Irán en el país.
Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno de la 4T se queda en silencio ante operaciones de Irán y la Guardia Revolucionaria Iraní en México.
Las relaciones que mantiene el gobierno de México con organizaciones o países considerados terroristas por Estados Unidos o por distintas instancias internacionales enturbian la relación bilateral. Más allá de la relación con Cuba, una de las que más inquieta en Washington es la establecida con Venezuela e Irán, y la relación de éstos con grupos como Hamás y Hezbolá.
En 2022 y 2023 le contamos aquí la extraña historia del 747-300M Dreamliner de carga, que fue propiedad de la empresa iraní Mahan Air y cuando ésta fue sancionada por fomentar actos terroristas fue entregado a la venezolana Emtrasur (filial a su vez de la estatal venezolana Conviasa), y de sus largas estadías en territorio mexicano antes de ser decomisado por Estados Unidos.
El avión iraní-venezolano, antes de su último viaje, en 2022, estuvo varios días en el aeropuerto de Querétaro, en México, nunca se supo por qué ni qué carga depositó y transportó. Su destino era Buenos Aires, en Argentina. Allí fue retenido por pedido de las autoridades estadounidenses y se destapó un verdadero escándalo.
De los 20 tripulantes, ocho eran de la Guardia Revolucionaria iraní, considerada un grupo terrorista por la Unión Americana, el avión era venezolano, así como 12 tripulantes, pero en realidad habría sido cambiado de matrícula, porque era originalmente un avión de la misma Guardia iraní, reportado como terrorista por la OFAC estadunidense.
Ese avión con una tripulación ligada a la Guardia Revolucionaria Iraní, cuando estuvo varios días en Querétaro, no hubo control alguno sobre su tripulación, recibió una carga (autopartes) que es sospechosamente pequeña para un avión de esa magnitud, y partió hacia Argentina, donde fue detenido precisamente porque era un avión denunciado por Estados Unidos.
El avión debió haber sido retenido en México: estaba boletinado por autoridades aeronáuticas y por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), con la que México mantiene una relación particularmente estrecha. Era propiedad de la compañía estatal venezolana Conviasa, que está en la lista negra de la OFAC que, como se sabe, elabora un listado de personas y empresas con las cuales está prohibido operar, basada en lo que considera una amenaza para la seguridad nacional de la Unión Americana.
La Guardia Revolucionaria iraní, y su grupo de élite llamado Quds, están en esa lista, y son considerados agentes terroristas por los atentados que han cometido en distintas partes del mundo, incluyendo dos, brutales, en Buenos Aires. El avión era propiedad de una empresa iraní que también está en esas mismas listas, porque se considera que vende y aprovisiona ilegalmente de armas a organizaciones terroristas.
Todos esos datos constan en las listas que cotidianamente utilizan y supervisan los gobiernos, como la de OFAC. Nunca se debió permitir el ingreso a nuestro país de ese avión, no se podía comerciar con él ni tampoco aprovisionarle combustóleo, se debería saber que, por lo menos los ochos miembros iranís de su tripulación, pertenecían a la Guardia Revolucionaria, porque estaban denunciados como tales y que el comandante era un miembro activo de la misma, hermano, además, del ministro del interior de Irán.
Tan pública era esa información, que el avión, partiendo de Querétaro aterrizó primero en la ciudad de Córdoba, Argentina, y no fue surtido de combustible por las empresas YPF ni Shell, porque sabían que estaba boletinado por la OFAC. Se dirigió a Buenos Aires donde tampoco fue aprovisionado, por eso trató de llegar a Montevideo. Pero el gobierno de Uruguay no le permitió aterrizar y regresó a Buenos Aires, donde, por la denuncia que recibieron fiscales y jueces, terminó siendo retenido, tanto el aparato como sus tripulantes. Y tiempo después expropiado y enviado a Estados Unidos.
Se reconstruyó el itinerario de ese avión antes de volar de Querétaro a Buenos Aires. En apenas tres semanas antes de su detención, había estado cinco veces en Caracas, cuatro en Teherán (capital de Irán), dos en Ciudad del Este (en la triple frontera en Paraguay), dos en Belgrado (Serbia), una en Moscú y otras dos en Querétaro.
Sólo ese itinerario de vuelos lo volvería altamente sospechoso. En Ciudad del Este se le trató de detener, pero logró despegar antes de ser bloqueado. Se supone que partió rumbo a Aruba, pero nunca llegó a la isla caribeña porque apareció en Querétaro. En México se ha ignorado la investigación. Aquí hacemos como si no hubiera pasado nada. Esta historia continuará.
