Por supuesto que hay tragedias naturales que no se pueden controlar o prever, pero sí se pueden tomar precauciones y sí se puede tener información oportuna para proteger a la población. Y cuando existe negligencia de las autoridades se puede investigar y castigar a los responsables.
En estos días se ha puesto de ejemplo de lo imprevisible de las tormentas con lo sucedido con el huracán Katrina en Nueva Orleans o las inundaciones en Valencia por el fenómeno meteorológico llamado Dana, en esa comunidad española el año pasado. Pero lo cierto es que en ambos casos hubo investigaciones y se señaló a responsables por negligencia. En el caso de Valencia se está investigando hasta al presidente de la comunidad valenciana, porque mientras se aproximaba el fenómeno estaba en una comida con una periodista, además de otras fallas exhibidas en el sistema de protección civil. Hubo 224 muertos.
Con lo sucedido en los estados donde las lluvias del jueves en la noche provocaron inundaciones y deslaves que causaron la muerte de 64 personas y por lo menos 65 desaparecidos (al momento de escribir estas líneas las cifras no se habían actualizado y podrían ser mucho mayores) sí hay responsabilidad de autoridades. No es verdad que no hubo previsiones, el Servicio Meteorológico Nacional venía advirtiendo lluvias atípicas y torrenciales en esos estados desde el día 6 de octubre, el día 8 anunció lluvias torrenciales para el día siguiente en siete estados (como ocurrió) y el jueves 9 recordó que habría condiciones meteorológicamente adversas y muy peligrosas para la población. ¿Qué medidas se tomaron en zonas como Poza Rica que estaban consideradas de alto peligro por las inundaciones del río Cazones ante esas advertencias? Ninguna, la población se quedó en sus casas, no fueron trasladados a refugios, no hubo avisos públicos. Se dice que se avisó en la noche del jueves “por redes sociales”. ¿De verdad creen que la gente se va a informar en esas zonas populares por redes sociales? Peor aún: se habían otorgado recursos para construir una barda que frenara las inundaciones del río, los recursos se entregaron, la barda nunca se construyó. El presidente municipal de Poza Rica, Fernando Remes, dijo que fue por problemas burocráticos. Recorrió las zonas afectadas en una camioneta de lujo, nunca se bajó a hablar con los afectados. El viernes en la mañana la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, decía que el nivel del río estaba bajando y esperarían a que disminuyera para comenzar a otorgar la ayuda…48 horas después de la tragedia.
La reacción de la gente durante la visita de la presidenta Claudia Sheinbaum el domingo exhibió a las autoridades y a la falta de ayuda recibida. Una vez más los únicos que estuvieron para apoyar a la población fueron los integrantes del Ejército mexicano con el Plan DN-III E, que movilizó 8 mil elementos y en esta ocasión también los elementos de la Marina, con el Plan Marina. De los gobernadores, salvo excepciones como el queretano Mauricio Kuri, no hubo noticias hasta que se movilizó la propia presidenta Sheinbaum.
La mandataria fue el domingo a la zona de la catástrofe porque me imagino que recibió información de la Defensa nacional de la gravedad de lo sucedido y de la ausencia de autoridades locales. Eso activó también la ayuda, aunque la presidenta Sheinbaum no en todos los lugares que visitó demostró que estaba preparada para el recibimiento que tuvo, como se vio en Poza Rica.
El enojo de la gente con las autoridades demostró que las cifras alegres de aceptación de 70% o más se derrumban cuando el gobierno, sea el local o el federal, no actúa con preparación y celeridad, cuando exhibe negligencia. Y que una cosa es contestar preguntas a modo en la mañanera, realizadas por youtubers pagados, que enfrentarse al justo enojo de la gente.
Si se aprende de ello puede ser positivo: la Presidenta podría comprobar que mucho de lo que le dicen no es cierto, como lo escuchó en Puebla y Veracruz el domingo, que las giras con eventos masivos controlados tampoco reflejan la realidad y que la burbuja de Palacio Nacional es un espacio ajeno a las percepciones de la gente. La popularidad de las encuestas y el sentimiento del país real ante las tragedias (y este país tiene tragedias todos los días) no se mide ni se percibe igual.
Lo ocurrido debe tener responsables, aunque sea por la vía política. Nahle no sólo ignoró las advertencias del SMN, no ordenó las medidas preventivas imprescindibles, minimizó la tragedia el día viernes 10, la ayuda tardó en llegar y dejó el costo político para el gobierno federal. Es la misma funcionaria que triplicó el costo de construcción de la refinería de Dos Bocas, que cuando una maestra fue secuestrada y torturada por el narcotráfico regañó a los medios por decir que había sido asesinada, ya que, sostuvo, había muerto de un infarto…durante la tortura, y que hace apenas una semana negó que hubiera habido huachicol o contrabando de gasolinas durante el gobierno de López Obrador. La señora suele mentir y ante la tragedia lo hizo, como otros funcionarios. Y lo pudo comprobar personalmente la presidenta Sheinbaum que, como en los casos de corrupción o contrabando de combustible, tendrá que decidir entre hacer control de daños o simplemente hacer justicia y desprenderse de lastres.