El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, enfrenta una fuerte oposición social en torno a uno de los proyectos más emblemáticos de su administración: la presa Puerta del Sol, en el municipio de Ures.
El proyecto ha generado movilizaciones ciudadanas por temor a que afecte el entorno natural y los recursos hídricos locales, particularmente por su ubicación en un afluente del río Sonora, donde hace una década ocurrió un derrame tóxico de una mina del Grupo México.
La presidenta Claudia Sheinbaum planteó la posibilidad de realizar una consulta ciudadana sobre la construcción de tres presas en el río, incluida la Puerta del Sol, aunque la propuesta no ha pasado de ser una sugerencia dirigida a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y hasta el momento no tiene fecha definida.
Una fuente cercana al gobernador reconoció que el proyecto “es un dolor de cabeza” para Durazo, debido a la alta resistencia social que ha generado. Las protestas se han mantenido activas desde hace meses y se caracterizan por su carácter autogestionado.
El descontento se centra en la memoria del desastre ecológico ocurrido hace diez años, cuando un derrame de ácidos y materiales químicos de una mina contaminó gravemente el río Sonora. Vecinos y activistas argumentan que las autoridades y la empresa responsable no repararon los daños ni atendieron adecuadamente a las personas afectadas.
La presa Puerta del Sol busca mejorar el manejo del agua para consumo humano, riego agrícola y generación eléctrica, en un estado donde la sequía y el estrés hídrico son recurrentes. La obra consistiría en una represa profunda para almacenar agua en uno de los afluentes del río Sonora.
Sin embargo, el proyecto ha generado tensión interna en Morena, ante el temor de un alto costo político de cara a las elecciones de 2027. Dirigentes del partido han manifestado su preocupación por las protestas ciudadanas y han señalado fallas en la estrategia de comunicación por parte del secretario de Gobierno, Adolfo Salazar Razo, y del director de Conagua, Rodolfo Castro Valdéz.
En paralelo, la lucha política por la alcaldía de Hermosillo entre el PRI y el PAN ha complicado aún más el panorama, tensando las alianzas opositoras, mientras Morena intenta contener el desgaste generado por el conflicto hidráulico.