Los reyes y el presidente del gobierno español encabezaron ayer en Valencia un apasionado funeral de Estado por las 237 personas muertas en la dana (lluvias e inundaciones catastróficas) que azotó esa región el 29 de octubre de 2024. Un memorial de dolor donde reyes y presidente se entrelazaron con los familiares de las víctimas y escucharon de ellos los gritos de “¡asesino, sois cómplice!”, dirigidos fundamentalmente al gobernador de Valencia, Carlos Mazón, quien, pese a los “¡dimisión, prisión!”, ha conseguido mantener el cargo.
Mazón se evaporó cuando las víctimas tomaron la palabra para expresar que no fue la dana la causante de las muertes, sino quienes incumplieron su deber a sabiendas de que esa omisión podía causar la pérdida de vidas.
El rey, quien pisó por novena vez el lugar, pidió no olvidar “esta profunda sensación de pérdida para impedir que se repita”. No sé si en un año la presidenta Sheinbaum encabezará en Poza Rica un acto por “nuestra dana”, que cobró 81 vidas y mantiene desaparecidas a 18 personas. Y si los gobernadores Nahle, Armenta y Menchaca soporten los gritos de “¡asesinos, ratas!” que resonaron en Valencia. Y, sobre todo, si los cuatro juntos puedan afirmar con cierta credibilidad que ya se hizo lo debido para que un fenómeno así no vuelva a matar a tantos mexicanos.
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