Cuando a la maestra jubilada Irma Hernández la secuestraron y asesinaron sicarios armados, en Álamo Temapache, por negarse a pagar derecho de piso, la gobernadora Rocío Nahle salió a decir que la profesora de 62 años, que había comprado un par de taxis que ella misma manejaba para sobrevivir, no había muerto a manos de los narcos, sino que “fue violentada. Nos están indicando los forenses que, a raíz de la violencia, le dio un infarto”. Después se sabría que el médico forense que le dio esa información, con la que mandataria causó polémica y rechazo, no tenía la especialidad en medicina forense y era un perito con título de médico cirujano.
El viernes pasado, cuando la zona norte de Veracruz colapsó por las graves inundaciones que afectaron a Poza Rica, Álamo Temapache, Tuxpan, El Higo e Ilamatlán, donde se reportan hasta 18 muertes y ya en las redes sociales se difundían videos de la población afectada que reportaba escenas dramáticas en ciudades y comunidades anegadas, incomunicadas y devastadas con el agua a casi dos metros de altura, la señora Nahle se aventó la puntada de declarar, eso sí con su ropa y sus zapatos secos porque no se había parado en la región que estaba en emergencia, que el desbordamiento de un río no había sido tan grave: “Bueno, ahorita en la mañana sí tenemos una situación, que se desbordó ligeramente el Río Cazones, se está atendiendo por parte de Protección Civil, tenemos algunas zonas anegadas”, declaró la mandataria cuando las imágenes que se difundían en redes contrastaban totalmente con su informe.
¿Será que la gobernadora de Veracruz tiene una forma distinta de ver lo que sucede que el resto de los veracruzanos y de los mexicanos? Porque para ella las tragedias que viven sus gobernados, ya sea por la inseguridad y violencia del narco en su estado o, como en estos momentos, por las inundaciones, deslaves y muertes que han dejado las fuertes lluvias en 69 municipios de su estado, nunca son tan graves y siempre utiliza palabras y expresiones desafortunadas con las que intenta minimizar o matizar la gravedad de los hechos.
Decir que a una mujer de 62 años no la mataron los narcos sino el infarto que estos le provocaron al torturarla y violarla sexualmente, o afirmar, casi con cinismo, que el desbordamiento de un río que anegó prácticamente a toda la ciudad petrolera de Poza Rica fue “ligero”, cuando hay escenas dramáticas de la población afectada, no parece sólo un gusto por usar eufemismos, en un intento de no llamarle a las cosas por su nombre. La conducta de la gobernadora parece algo más grave y refleja una proclividad a mentir compulsivamente con tal de no reconocer la gravedad de lo que sucede o aparecer como inepta o rebasada por lo que sucede en su encargo público.
Y ni siquiera es un comportamiento nuevo en Rocío Nahle. En su paso por la Secretaría de Energía en el gabinete del expresidente López Obrador la secretaria se ganó la fama de no hablar con la verdad e incluso algunos de sus compañeros de aquel gobierno la acusaban de mentirle descaradamente a su jefe sobre los costos multimillonarios, los plazos de terminación y las complicaciones que enfrentó la obra de Dos Bocas, cuya construcción y proyecto le encomendó directamente el entonces mandatario que confiaba ciegamente en ella.
Fuentes del sexenio anterior comentan que antes de concluir su mandato y cuando ya eran inocultables los sobrecostos y la corrupción que rodeó a la construcción de Dos Bocas, el presidente Andrés Manuel mandó llamar a sus secretarios de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y de la Función Pública, Roberto Salcedo, para preguntarles cuánto estaba costando realmente al presupuesto federal la refinería de Dos Bocas. “Quiero que me digan realmente cuánto está costando”, les pidió el mandatario a sus colaboradores. Y así, de bote pronto, y con los datos que ya llevaban preparados para la reunión le soltaron que en ese momento el costo ya había rebasado los 20 mil millones de dólares.
La reacción del presidente, cuentan, fue de enojo, pero no por la cifra, sino por lo que sugería sobre su secretaria de Energía, que le seguía manejando un costo de 16 mil millones de dólares. “Eso no es posible, Rocío no es corrupta, revisen bien sus números, ella no es corrupta”, les dijo molesto el presidente a Ramírez de la O y a Salcedo. “No, presidente nosotros no afirmamos que sea corrupta, pero las cifras que le está dando no son reales, aquí están todos los respaldos de lo que le decimos con los egresos y pagos que se han hecho desde Hacienda y que ha revisado la Contraloría”, le contestaron ambos funcionarios.
Fue tal la contrariedad del mandatario con el dato que le daban sus colaboradores, que tratando de calmarse, les pidió que hicieran un nuevo análisis de todos los costos de la Refinería, que revisaran todo a detalle y le volvieran a informar. Unos días después, en el mismo despacho de Palacio Nacional, Rogelio y Roberto llegaron ya con el informe revisado, detallado y actualizado que les había pedido su jefe. Y al momento que les pidió que se lo presentaran la cifra final a la que habían llegado el secretario de Hacienda y el de la Contraloría, volvió a sorprender al presidente: 28 mil millones de dólares, le dijeron, es el costo que resulta de las actualizaciones y revisiones que pidió. Los dos funcionarios salieron del despacho presidencial con caras destempladas y López Obrador siguió insistiendo en la “inocencia y eficiencia” de su secretaria de Energía.
Con todo y eso, además de que la Refinería de Dos Bocas ha seguido presentando fallas y problemas tres años después de las varias inauguraciones que encabezó el presidente en el sexenio pasado, y actualmente apenas refina 115 mil barriles diarios, que representan el 33% de su capacidad, según las cifras oficiales de Pemex y del gobierno federal, el presidente nunca confrontó a su secretaria de Energía y lejos de revisar su actuación al frente de esa obra, los millonarios sobrecostos que pagaron los contribuyentes y las denuncias de corrupción que involucraban a Nahle y a su esposo, el ingeniero José Luis Peña, Rocío Nahle fue premiada con la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz, a pesar de que no ganaba en ninguna de las encuestas que mandó a hacer el partido oficial.
Tal vez por eso ahora que gobierna un estado tan grande, productivo, pero también conflictivo como es Veracruz, a la gobernadora se le quedó la costumbre de no llamar a las cosas por su nombre o de plano tratar de ocultar la verdad con mentiras y eufemismos.
Y ahora, cuando está conociendo por primera vez la furia no sólo de los ríos veracruzanos, sino también de los damnificados de su estado que reclaman airados y hasta con recordatorios maternos la ausencia de tres días de la gobernadora que apenas se presentó ayer a los municipios afectados para acompañar a la presidenta Claudia Sheinbaum, veremos si la gobernadora de Veracruz sigue pensando que sólo fue un desbordamiento “ligero” lo que inundó a Poza Rica y dejó incomunicadas y en el desastre a 69 municipios de su estado, donde suman hasta ahora 18 muertos y todavía hay muchas personas reportadas como desaparecidas por el arrastre de corrientes y el desgajamiento de cerros.
NOTAS INDISCRETAS…Y hablando de la presidenta, el viernes ya había iniciado la atención de la emergencia en al menos cinco estados por las intensas lluvias, pero lo había hecho todavía a distancia y a través de una reunión remota con los gobernadores. Pero ayer, ante la dimensión que tomaron las cosas en Hidalgo, Veracruz, Puebla y Querétaro, la presidenta decidió trasladarse personalmente a las zonas de desastre donde ya trabajan autoridades federales, incluidas la Marina y el Ejército, además de los gobiernos estatales. “No vamos a abandonar a nadie”, les dijo la mandataria a los habitantes de Huauchinango y La Ceiba en Puebla, donde la gente le contaba que lo perdieron todo, incluidas las vidas de 9 personas que murieron a causa de inundaciones y deslaves. La doctora anunció que se levantará un censo para determinar el número de personas afectadas en los cinco estados y se comprometió a que todos recibirán ayuda del gobierno federal. Por la tarde se trasladaba hacia la zona norte de Veracruz, y está previsto que también visite, entre hoy y mañana, municipios de Hidalgo, Querétaro y San Luis Potosí… Por cierto que no todos los gobernadores reaccionan igual en casos de desastres tan graves como los que enfrentan los estados mencionados. Al mandatario panista de Querétaro, Mauricio Kuri, se le vio desde el fin de semana visitando los pueblos y comunidades de la Sierra queretana, particularmente Pinal de Amoles y Amealco de Bonfil, además de otros del total de 7 municipios afectados, en donde se derrumbaron carreteras, hubo inundaciones y cortes de energía. En sus redes sociales Kuri compartió imágenes de los lugares afectados y escuchó a los pobladores afectados. Otros gobernadores atendieron la emergencia desde su capital y a través de contacto virtual con los alcaldes de las zonas afectadas, por aquello de que no quieren ensuciarse los zapatos… El diputado morenista Manuel Espino sigue muy delicado de salud pero a pesar de que su estado aún es grave, su familia decidió sacarlo ya del hospital Médica Sur, donde lo han atendido desde el pasado 13 de septiembre, porque ya no tienen para pagar las millonarias cuentas que les está costando el internamiento. A pesar de que la familia pidió algún tipo de apoyo a la Cámara de Diputados éste nunca les fue otorgado y hasta que tuvieron que hacer una colecta en internet en la que apenas recaudaron unos 120 mil pesos. Por ahora están decidiendo si lo llevan a su domicilio o qué hacer porque las cuentas millonarias del hospital donde lleva ya un mes, se volvieron impagables… Los dados abren la semana con una Escalera Doble. Buen inicio para los amables lectores.