Olvidarse de los compromisos de campaña es la divisa del régimen de la 4T. No somos Dinamarca en materia de salud. Tampoco cuesta 10 pesos el litro de gasolina. El huachicol no se acabó, sino que se hizo más sofisticado y rentable.
El negocio de contrabando de combustibles se calcula en 600 mil millones de pesos, desde que Andrés Manuel López Obrador se instaló en Palacio Nacional en diciembre de 2018.
La presidenta Claudia Sheinbaum prometió no subir impuestos. No cumplió. Bajo pretexto de proteger la salud de los mexicanos, se aprobó ayer en San Lázaro un dictamen del Ejecutivo con alzas al IEPS.
Frente a la cascada de incrementos que nos administraron apareció una aspirina: el IEPS a los refrescos light pasa a 1.50 pesos, en lugar del incremento de 3.08 pesos que proponía la iniciativa del Ejecutivo.
A cambio, Coca-Cola se compromete a bajar 30% las calorías de sus bebidas clásicas. La industria refresquera, además, se compromete a ampliar la oferta de productos sin calorías.
Pero también a impulsar el mercado de bebidas sin azúcar, regular la publicidad en materia de protección a la niñez y avanzar en el lanzamiento de nuevas presentaciones. Es válido señalar que nos quieren vender como un triunfo de la ciudadanía el “pacto de humo” —así lo llamó el PAN— que la industria refresquera hizo con el gobierno.
Ese pacto lo sellaron, por parte del gobierno el secretario de Salud, David Kershenobich; el subsecretario del ramo, Eduardo Clark, y el subsecretario de Ingresos, Carlos Gabriel Lerma.
La industria refresquera estuvo representada por Catherine Reuben, de Coca-Cola-Femsa; Roberto Campa, de Femsa; Guillermo Garza, de Arca Continental; Carlos Flores, de GEPP; Patricio Caso, de Coca-Cola México, y Andrés Massieu, de la Asociación Mexicana de Bebidas.
El diputado Ricardo Monreal fue testigo.
El “gran logro” —el alza de cero a 1.50 pesos a los refrescos sin azúcar— palidece si tomamos en cuenta el incrementos del IEPS en tabaco, videojuegos con contenido violento, apuestas y sorteos.
Sin olvidar los “ajustes” que se le hicieron a la Ley de Derechos: suben 100% las cuotas en trámites migratorios; 16% en servicios financieros. Hay alzas en aviación, telecomunicaciones, sitios arqueológicos…
Es evidente que el gobierno busca dinero debajo de las piedras. El desastre que dejó López Obrador ha obligado a la Presidenta a proponer las alzas del IEPS y derechos.
¿Quién va a ser el pagano de esos incrementos? El ciudadano.
En ese contexto, me sumó a lo que dijo ayer en tribuna el diputado del PRI, Samuel Palma:
“En un contexto de crisis económica, de inflación persistente y debilidad del poder adquisitivo de millones de familias mexicanas, plantear gravámenes adicionales no sólo es insensible, sino además contraproducente.
“Exprime la mermada capacidad de la clases medias y populares, ya de por sí castigadas por una economía prácticamente sin crecimiento”.
Remató: “La retórica virtual llamada impuestos verdes es una faramalla para cubrir el desequilibrio que se tiene en los ingresos frente a los gastos”.
* En plena discusión sobre el IEPS, Ricardo Monreal, coordinador de la bancada guinda en San Lázaro, subió a tribuna para pedir a Morena acercarse a los medios de comunicación, al sector económico y a las asociaciones religiosas.
En la conferencia de prensa llamada “Legislativa del Pueblo”, le pedimos a Monreal que abundara sobre el tema.
Nos dijo: “Nosotros, como movimiento social, sí tendríamos que encontrarnos con sectores económicos, incluso sectores empresariales. Eso no implica (ojo, radicales) que renuncies a tus principios o a tu ideología.
“No profundizar las diferencias, sino buscar lo que nos puede identificar. También con los medios de comunicación. Creo que hay una lejanía de nuestra parte con ellos, por una razón, y ellos también de nosotros.
“Lo mismo con asociaciones religiosas. Esas relaciones nunca se pueden abandonar”, puntualizó el zacatecano.
PD: el título de esta columna fue tomado de la manta que colocó la bancada del PRI al pie de la tribuna del salón de sesiones: “No más impuestos” es lo que pide la ciudadanía.