La detención del vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, junto con otras 13 personas relacionadas con el contrabando de millones de litros de combustible, es el primer gran golpe que efectúan las autoridades federales contra una actividad que fue ampliamente tolerada y protegida el sexenio pasado, y que constituye un negocio ilegal de unas proporciones gigantescas: entre un tercio y una cuarta parte del combustible que se consume en el país provenía de esta trama ilegal, un negocio de miles de millones de pesos que trasciende hasta el del narcotráfico.
Las denuncias en medios contra los sobrinos del almirante Rafael Ojeda, el exsecretario de Marina, estaban presentes desde hace meses, mucho antes incluso de la terminación del sexenio; el contrabando en las aduanas, no sólo de combustible, era una realidad denunciada una y otra vez; la relación de los responsables de esos delitos con el poder político eran una constante desde el asesinato de Sergio Carmona en 2021, y la respuesta de la administración de López Obrador fue no sólo desconocer las denuncias, sino también la existencia siquiera de ese delito.
El golpe dado es durísimo, pero es también la punta de un iceberg que necesariamente llega mucho más alto, incluso más allá del vicealmirante Farías. Su meteórico ascenso, sus responsabilidades en espacios clave para esta actividad y la impunidad en la que se movió son los datos centrales para comenzar a indagar, si existe voluntad de hacerlo, quién estaba sobre él.
Permítame una infidencia: un día, hablando precisamente de estos temas con un altísimo funcionario de la 4T, en los estertores del sexenio pasado, lo que me dijo me sorprendió: el almirante Ojeda, sostuvo aquel altísimo funcionario en los últimos meses de la 4T, “es un traidor”. Nunca supe por qué, tampoco jamás antes había escuchado palabras tan duras contra un secretario de Marina al que sabía muy cercano al presidente López Obrador. Estas detenciones e investigaciones podrían darnos la respuesta sobre la razón de aquella frase tan terminante. Y quizá también explicar por qué la presidenta Sheinbaum designó como secretario de la Marina a Raymundo Morales, el almirante más joven y reciente promovido a ese cargo de todo el almirantazgo en el país.
Las denuncias mediáticas sobre estos actos, las sospechas de altos funcionarios recién llegados a aduanas en este sexenio sobre lo que estaba ocurriendo en la dependencia también eran la norma. Hay que felicitar a las autoridades federales, al Gabinete de Seguridad, al propio almirante Morales, haber tomado la decisión de dar este golpe y comenzar a develar una trama que va muchos más allá y que debe seguir siendo expuesta, porque no acaba con los 14 detenidos anunciados ayer.
En el comunicado conjunto de la reunión con Marco Rubio se ha insistido en combatir el contrabando de combustibles, como un tema clave de la agenda bilateral, y ello demuestra la profundidad de una trama criminal que se desarrolló íntegramente durante el pasado sexenio y donde hay involucrados de todos los niveles.
Su profundidad se devela también por los hechos de violencia que la rodean: desde el propio asesinato de Sergio Carmona en 2021, con su participación en distintas campañas de Morena, sobre todo en Sinaloa y Tamaulipas; su relación con funcionarios clave de la pasada administración, desde Jesús Ramírez hasta Mario Delgado, pasando por Andy López Obrador, hasta el asesinato del contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar, muerto el 8 de noviembre pasado en Manzanillo, Colima, y pocos días antes, el 21 de octubre de 2024, el asesinato de Magaly Janet Nava Ramos, auxiliar “B” en la Delegación de la FGR también en Colima, son crímenes relacionados con la trama ahora descubierta.
Los dos asesinatos son parte central de la indagatoria contra el vicealmirante Manuel Roberto Farías y su hermano, el contralmirante Fernando Farías, acusados de encabezar esta red de contrabando de combustible. El primero fue detenido el pasado 2 de septiembre y se encuentra preso en el Penal del Altiplano, y el segundo está prófugo. Los dos son sobrinos del almirante Ojeda y contra ambos existían denuncias desde el sexenio pasado. Hay que insistir en un punto: esta investigación no debería tener punto final en lo anunciado ayer, porque es imposible que una trama de este tamaño y dimensión pudiera existir durante tanto tiempo sin una red de protección que le permitiera operar con absoluta impunidad. Por lo pronto, éste ha sido el golpe más importante del Gabinete de Seguridad que encabeza García Harfuch. Enhorabuena.
- EL 2027
Estos días de gira le han permitido comprobar a la presidenta Sheinbaum que el tema de las candidaturas 2027 no será fácil de resolver. Ricardo Gallardo, el gobernador de San Luis Potosí, ha fortalecido todo lo posible la candidatura de su esposa, la senadora Ruth González Silva. En Zacatecas, el gobernador David, enfrentado con su hermano menor, Saúl, no quiso saludar a su hermano mayor, en todos los sentidos, Ricardo, incluso frente a la Presidenta. Saúl ya ha dicho que va o va por la candidatura. En Guerrero, donde el viernes brindó su informe Evelyn Salgado, la popularidad de Félix Salgado Macedonio, guste o no, sigue siendo indudable, no hay nadie ni remotamente cerca de disputarle esa posición. La ovación que recibió ese día simplemente lo confirma. Son tres candidaturas que, me temo, el oficialismo tendrá que aceptar.
