La panista Kenia López Rabadán, una de las voces más críticas de la oposición, resultó electa presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, durante el año legislativo que comienza. La panista obtuvo 435 votos —mayoría calificada—, en lo que ha sido el peor revés para los radicales de Morena, que pretendían torcer la ley para quedarse con el estratégico cargo.
El oficio político de Ricardo Monreal, figura clave en la negociación, y la voluntad de una aplastante mayoría de diputados, lograron que se cumpliera la ley que ordena la rotación de la presidencia de la Mesa Directiva en San Lázaro.
“Es un triunfo de la ley, un triunfo de las minorías y de los acuerdos parlamentarios… He dado la palabra de que seré una presidenta institucional”, dijo López Rabadán.
Más tarde se comprometió a no cerrarle el micrófono a ningún legislador.
Sus palabras trajeron a mi mente la figura de Gerardo Fernández Noroña, hoy senador de infantería, cuando cerraba el micrófono a los opositores bajo pretexto de que su tiempo había terminado, cosa que nunca hizo con morenistas que abusaban de la palabra.
Todavía el lunes, Noroña calificó de “débiles” a Monreal y al presidente saliente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, por dejar expresarse a los priistas con sirenas y megáfonos en el salón de sesiones.
El hoy senador de infantería no entiende que no entiende.
* Mi experiencia como reportero del Congreso desde hace tres décadas me dice que la presidenta Claudia Sheinbaum tuvo mucho que ver en el plural desenlace que evitó una crisis constitucional.
Los mandos, obviamente, lo negaron. Sería tanto como admitir una realidad que nos acompaña desde 2018: que los diputados oficialistas reciben línea de Palacio Nacional.
Y, sin embargo, no hubo unanimidad en la elección de la panista. Cuatro diputados de Morena votaron en contra: Karina Pérez Popoca, Edén Garcés Medina, Rufina Benítez Estrada y Gilberto Herrera Ruiz.
En los corrillos del Palacio Legislativo se dice que el intento de agandallarse la presidencia de la mesa lo comandaba Alfonso Ramírez Cuéllar y que la diputada Dolores Padierna, expresidenta de la mesa, lo respaldaba.
Padierna hizo público su rechazo a los cuatro diputados propuestos por el PAN para presidir la mesa: Kenia López, Margarita Zavala, Germán Martínez y Federico Döring.
“Son personas que se han caracterizado por un golpeteo sistemático, no respetan la investidura que les dio el pueblo de México ni la investidura presidencial”, aseguró.
Y, sin embargo, Padierna y Ramírez Cuéllar votaron ayer a favor de la panista.
—¿Qué los hizo cambiar de postura? ¿Hubo señal de arriba? —preguntamos a Monreal en entrevista de banqueta.
—No hubo ninguna injerencia o intervención. ¿Qué los convenció? La plática. He estado tres días platicado casi con cada uno y quiero agradecer al grupo de Morena que hayan aceptado mi propuesta —respondió.
La composición del resto de la Mesa Directiva quedó así:
Primera vicepresidencia, Sergio Gutiérrez Luna; Morena; segunda vicepresidencia, Paulina Rubio Fernández, PAN; tercera vicepresidencia, Raúl Bolaños, PVEM.
En las secretarías quedaron Julieta Villalpando, Morena; Alan Sahir Márquez, PAN; Nayeli Arlen Fernández, PVEM; Magdalena del Socorro Núñez, PT, y Laura Ballesteros, MC.
* Kenia lucía radiante. Una sonrisa permanente comunicaba su alegría. Su bancada la festejaba con el grito: “¡Presidenta! ¡Presidenta!”. En su primer discurso en tribuna, después de rendir protesta, la panista prometió una conducción incluyente de la Mesa Directiva. Dijo:
“Creo en el equilibrio de poderes y en la pluralidad del Poder Legislativo. Confío en el debate apasionado, pero respetuoso; en el cuestionamiento agudo, pero honesto. El único protagonismo lo tendrá la palabra”.
López Rabadán no es una perita en dulce. Tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados ha mostrado carácter recio.
Tiene claro, sin embargo, que como presidenta de la Mesa Directiva debe hacer prevalecer el interés general de la cámara por encima de los intereses particulares o de grupo.
* El presidente Trump pasó de las palabras a los hechos. Ya ordenó acciones más agresivas. El ejército de Estados Unidos atacó, en aguas internacionales, un barco que zarpó de Venezuela.
Supuestamente llevaba drogas del Cártel de los Soles que, dice el jefe de la Casa Blanca, lidera Nicolás Maduro. Los once tripulantes del barco murieron.
La escalada podría tener serias implicaciones para la región, según analistas.
“Que esto sirva de advertencia para cualquiera que piense en traer drogas a Estados Unidos”, advirtió Trump en su cuenta Truth Social.
Por cierto, un día antes de que la presidenta Sheinbaum se entreviste con Marco Rubio, jefe del Departamento de Estado, Trump reveló que ofreció enviar militares a México para combatir los cárteles, “pero ella tiene miedo”.
