El Gobierno federal consideró superada una prueba clave tras la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, a la Ciudad de México, ya que se aceptó que en el nuevo acuerdo fronterizo quedara explícita la relevancia de la soberanía mexicana, señalaron fuentes en Palacio Nacional.
La inclusión de este punto fue considerada esencial por la presidenta Claudia Sheinbaum, en un contexto marcado por la presencia de miles de marines en el Caribe y los mensajes provenientes de Washington que promueven una línea más dura contra el narcotráfico.
En julio pasado, el presidente Donald Trump había afirmado que las autoridades mexicanas estaban “aterrorizadas de ir a trabajar porque los cárteles tienen un tremendo control sobre México, los políticos y las personas que resultan elegidas”.
De acuerdo con el equipo presidencial, Rubio refrendó su respaldo a la política de seguridad implementada por Sheinbaum, en la que se observan cambios respecto al sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
El punto más sensible de la visita fue la exigencia del funcionario estadounidense de acelerar las acciones contra políticos vinculados con el crimen organizado. Según las fuentes, Rubio, al igual que el embajador Ronald Johnson en conversaciones privadas con Sheinbaum, insistió en que este tema debe ser prioridad.
Rubio habría planteado que es indispensable investigar y sancionar cualquier relación de funcionarios públicos con el narcotráfico, no solo para marcar un precedente político, sino también para enviar un mensaje directo al crimen organizado de que no debe involucrarse en campañas electorales.
El pedido, según las mismas fuentes, también se extendió al ámbito militar. El Pentágono habría definido que su cooperación territorial en México será únicamente con la Marina, dejando fuera al Ejército y a la Guardia Nacional de los esquemas conjuntos.

