Hoy y mañana seguramente se evocará en Palacio Nacional y el viejo Ayuntamiento la mitología de la sociedad civil que emergió tras los sismos de 1985 y se hizo cargo de muchas tareas que un Estado corrompido, reumático y rebasado ya no podía hacer.
Son 40 años y el mito goza de excelente salud. De ahí que sea tan valioso el texto de Iván Ramírez de Garay en la edición de septiembre de Nexos.
El autor regresa al tema de su tesis doctoral: la historia política de aquella tragedia que habría dejado entre 4 mil 500 y 10 mil muertos, más de 12 mil edificios dañados y 400 derruidos y unas 45 mil personas sin casa.
Documenta que sólo 17% de los edificios que se cayeron o tuvieron daños muy graves fueron construidos después del reglamento en uso al momento del terremoto de 1985: falso entonces que gran parte de los derrumbes estuvieran asociados a la corrupción.
Desbarata la versión de que el presidente De la Madrid rechazara la ayuda exterior para no mostrar debilidad, profundiza en el Plan DN-III, la respuesta de las instituciones de salud pública, las inusuales expropiaciones, las encuestas extranjeras que aprobaron la actuación del gobierno. Hechos incontrovertibles, aunque no para el tejido oficial, que no acepta otra historia que la victoriosa, titánica emergencia de una sociedad civil, precursora de la 4T.
