Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, está utilizando el caso de la legisladora Araceli Brown para contener a la corriente de Los Puros dentro de la bancada y reforzar su control rumbo a la votación de la reforma electoral impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La semana pasada, Brown Figueredo fue sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como colaboradora de la facción criminal ‘La Mayiza’ del Cártel de Sinaloa durante su gestión como alcaldesa de Playas de Rosarito, Baja California, lo que derivó en el bloqueo de sus cuentas por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) en México.
En San Lázaro, la diputada fue increpada por su suplente, María Elena Pérez Jaén, quien le pidió solicitar licencia “por dignidad”, situación respaldada por la coordinación de la bancada. Acompañada de su hija, Brown reaccionó pidiendo que no se le acosara.
Dentro de Morena, Monreal está capitalizando la presión mediática contra Brown para debilitar al bloque de Los Puros, encabezado por el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, al que la legisladora pertenece. Este grupo había intentado imponerse frente a la mancuerna de Monreal y Pedro Haces, logrando frenar la remoción de la vicecoordinadora Gabriela Jiménez, aunque el zacatecano respondió con ajustes estratégicos en otras posiciones.
La presencia de Brown en la Ciudad de México desde 2023, donde buscó incidir en la estructura electoral de Morena en Baja California, y su historial como operadora cercana a los hijos de Andrés Manuel López Obrador en años pasados, acentúan el impacto político de la sanción estadounidense dentro del partido.
En este contexto, Monreal reagrupa fuerzas internas de cara a la discusión de la reforma electoral, proyecto que Los Puros habían prometido cabildear directamente, sin el visto bueno del coordinador parlamentario.

