Columna invitada

Militares, desfile y expiación

El desfile militar el 16 de septiembre es el momento en que existe mayor cercanía de la población con las instituciones militares. Desde que lo instituyó el presidente Lázaro Cárdenas, año con año, la gente se reúne por miles, para ver desfilar a sus soldados.

El desfile en México es diferente al de otros países. Me ha tocado ver el de algunas potencias militares y es un recorrido por sus capacidades bélicas, es para generar orgullo en sus poblaciones, pero simultáneamente es un instrumento de intimidación.

Es diferente porque nuestras Fuerzas Armadas lo son. Han pasado demasiados años y decir que son el producto de una revolución popular se ha convertido ya en un lugar común, pero ésa es la sustancia real de nuestras Fuerzas Armadas que no se ha perdido con el paso de los años, de las décadas, de allí surge el componente popular de sus soldados, pero también, sobre todo en el Ejército se da un ascenso que no deviene de condiciones económicas y herencias familiares, sino simplemente de la meritocracia.



Conocí en mi infancia y adolescencia otros ejércitos de América Latina que estaban en las antípodas del nuestro. Han tardado décadas y muchos todavía no logran hacer olvidar en la población las atrocidades que cometieron, el elitismo de sus mandos, la enorme distancia que pusieron con su gente, a la que no veían como suya. En realidad, conociendo profundamente a nuestras Fuerzas Armadas, a nuestro Ejército en particular, viéndolo operar en muchas circunstancias y sobre todo en medio de terribles catástrofes naturales, uno debe sentirse orgulloso, más allá de las muchas vicisitudes de la política a las que no son ajenas, de nuestras Fuerzas Armadas.

El desfile de ayer reunió a más de 16 mil elementos del Ejército, Fuerza Aérea, Marina y Guardia Nacional y fue la primera vez que una mujer, la presidenta Claudia Sheinbaum, como comandanta suprema de las Fuerzas Armadas, presidió la parada militar que tuvo una notoria participación femenina con más de cuatro mil mujeres en los contingentes.

El Ejército mexicano ha asumido cada vez más responsabilidades, algunas justificadas por motivos de seguridad nacional y otras derivadas del déficit de gobierno civil en áreas estratégicas, lo cual puede generar riesgos institucionales y operativos que afectan tanto al propio instituto armado como al funcionamiento democrático.



Esa es una realidad, pero insisto en lo que hemos señalado muchas veces: no estamos ante una “militarización” de la vida nacional. El término militarización está mal empleado. Las autoridades electas no provienen del ámbito militar: no hay diputados y senadores, secretarios de Estado (salvo Defensa y Marina) que vengan de la milicia, tampoco jueces o magistrados. Lo que hay es una hipertrofia de responsabilidades que confunde y dificulta las funciones de las propias Fuerzas Armadas, que están cada día más convertidas en el último recurso para todo. Y ésa es una responsabilidad de un poder civil que no encuentra mecanismos políticos ni institucionales para resolver sus carencias. El éxito o fracaso de estas labores repercute directamente en la percepción social sobre las Fuerzas Armadas y su papel como de último recurso ante problemas que los gobiernos civiles no logran resolver.

El Ejército es el garante de la seguridad nacional, pero también un actor fundamental en el contexto político, y es verdad que el abuso de su función puede distraerlo de sus misiones esenciales y provocar tensiones internas y externas para la institución. Lo estamos viendo en estos días con la Marina, en un proceso aún más grave porque los mecanismos de corrupción se dieron no con elementos aislados, sino desde sus mandos más altos. Por cierto, fue un buen discurso el de ayer el del almirante Raymundo Morales. Hubo reconocimiento y expiación y se tendrá que trabajar para lograrlo.

Si queremos que el Ejército mexicano, las Fuerzas Armadas en general, sean respetados y valorados en toda su dimensión, también se requiere que el poder civil asuma la responsabilidad de fortalecer instituciones y evitar la sobrecarga de funciones en las Fuerzas Armadas.



No es el caso de la creación de la Guardia Nacional incorporada a la Defensa. Así está concebida desde un principio. En lo personal, hubiera preferido un proceso paulatino de transición entre la Policía Federal y la Guardia Nacional, en lugar de tener que empezar de cero. Pero el mayor problema no es ése: es que se ha creado una narrativa donde la única responsabilidad de la seguridad queda una vez más en manos de soldados y marinos, olvidando que no se ha construido desde el poder (al contrario, se ha destruido lo que había en ese sentido) una estructura policial nacional: no tenemos una policía de investigación de la dimensión que requieren los desafíos actuales tanto en el ámbito federal como local; no tenemos policías locales fuertes, porque se les ignoró.

En el actual esquema de seguridad, la Guardia Nacional, esté en la Defensa o no, no podrá cubrir los enormes huecos existentes. Ése es el sentido de la reforma de seguridad que se está implementando en esta administración, que está avanzando lentamente, pero con certidumbre y que ojalá se lleve a buen término.

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez es periodista y analista, conductor de Todo Personal en ADN40. Escribe la columna Razones en Excélsior y participa en Confidencial de Heraldo Radio, ofreciendo un enfoque profundo sobre política y seguridad.

De Hermosillo, Sonora

Para todo el mundo.

Edición: 

Online desde el 2010

© Copyright 2024 SonoraPresente | Todos los derechos reservados. Nuestra información está siempre verificada y nos esforzamos por otorgar el debido crédito a la fuente original.

Si usted quiere hacer una reclamación o solicitar bajar un contenido, haga clic aquí para iniciar el procedimiento.

SonoraPresente

Hermosillo, Sonora, México.

© Copyright 2024 SonoraPresente
Todos los derechos reservados. Nuestra información está siempre verificada y nos esforzamos por otorgar el debido crédito a la fuente original.

Si desea presentar una reclamación o solicitar la eliminación de contenido, haga clic aquí para comenzar el proceso.

SonoraPresente vive gracias a ti

No tenemos grandes patrocinadores ni cobramos en oficinas de gobierno. Nuestra única fuente de ingresos son los anuncios. Si valoras nuestro trabajo independiente, desactiva tu bloqueador del navegador.

Imagen de navegador para la extensión de AdBlock
  1. Haz clic en el ícono de AdBlock Imagen de AdBlock en la esquina superior derecha del navegador.
  2. Selecciona Pausar en este sitio web.

Registration

Forgotten Password?