En una conversación en torno de mi libro No me pudiste matar (Planeta), que circula ya en papel, Denise Maerker me preguntó si en verdad me habría “fascinado” encontrar que López Obrador fue quien ordenó mi fallida ejecución. Le contesté con dos referencias del propio libro.
Una, si la pregunta es si al final de este relato él hubiera surgido como el autor intelectual, como un Vladimir Putin o el príncipe saudita Bin Salmán, como el autócrata que manda matar periodistas, la respuesta es sí, me habría fascinado en toda la extensión de la palabra.
Sería muy seductor concluir que el Presidente, el grosero populista autoritario que buscó aplastarnos con la ley del más fuerte, trató de asesinarme y no pudo. Pero, dos, no tengo cómo probarlo. Cito (pág. 48): “Lo de él fue hostigar, intimidar, humillar, amenazar; esa fue la táctica constante para asustar, alejar y desaparecer los cuestionamientos.
Fue un abusador, el bully que se golpeaba el pecho y se agarraba los huevos en el patio de la secundaria antes de torcerte el brazo, aventarte al suelo y sentarse encima de ti; el que sacaba ventaja de su tamaño y, si podía humillarte, te humillaba; dañarte, lo hacía; dejarte en la ruina, te arruinaba”.
Profesionalmente, no nos pudo matar. Me habría fascinado decir que además dio la orden de que me tirotearan y fracasó. Pero no tengo hechos para probarlo.

este tipo tiene un problema de esquizofrenia y obsesión con el Presidente López Obrador.
serio problema mental.
deberás y hasta escribio un libro! caramba
pobre, pobre, pobre!
el trío de enfermos obsesionados loret, rivapalacio y ciro los tres chiflados.