López Obrador y Sheinbaum han impreso su mejor esfuerzo, y con notable éxito, para alcanzar extraordinarios niveles de embrutecimiento de la niñez mexicana. ¿Por qué Sheinbaum? Porque resulta inadmisible que la primera jefa de Estado que ostenta un título de doctorado en Ingeniería Ambiental, haya llegado a su primer informe presidencial sin haber revertido el catastrófico daño que AMLO causó al sistema educativo nacional.
Peña Nieto también se equivocó cuando sostuvo que “Ningún presidente se levanta pensando ‘en cómo joder a México'”. ¡Claro que se equivocó, ahí está el caso patético y maligno de López Obrador, obsesionado no solo “en joder”, un eufemismo, sino en demoler, devastar, desbaratar, arruinar y destrozar todo a su paso, al igual que Atila, conocido como el “Azote de Dios”, por su salvajismo, la mismísima “Encarnación del Mal”, porque, según se decía, cuando Othar, su caballo, y sus bárbaros despiadados pisaban el pasto, ya nada volvía a germinar! Los morenistas, los lamentables amos del poder en México, son los hunos de nuestros días. ¿Qué quedará a su paso?
El término “embrutecimiento”, según la academia, se refiere al acto o efecto de entorpecer o paralizar la capacidad de razonar y de disminuir las facultades intelectuales de una persona, en este caso, el de un niño llevado a un estado de degradación mental o social.
China está capacitando a su próxima generación de directores tecnológicos incluso antes de que salgan del patio de recreo. El gigante asiático les enseña a los niños a usar chatbots, a comprender los algoritmos y otras herramientas, conocimientos generales sobre la tecnología y la ética de la inteligencia artificial, los preparan en robótica, invierten millones de yuanes en la capacitación de docentes para formar a una nueva generación de pioneros tecnológicos y para ganarle a EU la carrera por el dominio global y la “alfabetización” de la IA.
En tanto la educación científica y tecnológica en buena parte del mundo desarrollado constituye una prioridad para no perecer devorado por la competencia internacional, en México la ignorancia fomentada por el gobierno destruye el tejido social, estimula la deserción escolar, el bajo rendimiento académico, entorpece el acceso equitativo a la educación de calidad, limita la evolución del capital humano, aumenta el desempleo y la economía informal, agrava las desigualdades, aumenta la delincuencia e impacta la salud y la calidad de vida.
¿A dónde vamos con un gobierno, el nuevo “Azote de Dios”, la encarnación de la maldad, decidido a seguir haciendo de México una eficiente fábrica de pobres, dependientes del escaso presupuesto público, como en Cuba? ¿A dónde vamos con un país de parásitos? ¿A dónde vamos con una sociedad que permite el embrutecimiento de las nuevas generaciones? ¿A dónde vamos con asociaciones de padres de familia apáticas e indiferentes ante el desastre, al igual que las cámaras empresariales, cuyos integrantes financian, indiferentes, con sus impuestos, la instalación de una dictadura comunista opuesta al gran interés nacional? ¿Cuál debe ser la estrategia para convencer a la sociedad de las consecuencias del embrutecimiento de nuestra juventud? ¿Cuál es el destino de los niños ignaros y con ellos el de México?
