Al menos pónganse de acuerdo. Claudia Sheinbaum asegura que Andrés Manuel López Obrador y Adán Augusto López hace años pidieron la destitución de Hernán Bermúdez, hoy detenido por delincuencia organizada. Según la presidenta, ambos detectaron a tiempo que algo andaba mal. El problema es que las fechas no cuadran, la historia no se sostiene y —detectado o no— no se castigó al personaje.
Bermúdez fue secretario de Seguridad de Tabasco desde 2019 y hasta enero de 2024. Nombrado por Adán Augusto López cuando era gobernador y se mantuvo en el cargo después en tiempos del interino Carlos Merino. Durante ese periodo, distintos reportes de inteligencia militar —filtrados desde 2021 y 2022— ya vinculaban a Bermúdez con “La Barredora” (el cártel Jalisco Nueva Generación). Pese a ello, el funcionario siguió siendo el responsable de la seguridad en el estado.
Si AMLO y Adán Augusto solicitaron su destitución, esa orden nadie la cumplió. Es difícil creer que, en el sexenio donde todo se concentró en Palacio Nacional, una instrucción presidencial se desatendiera con tanta ligereza. La contradicción es aún mayor si recordamos lo dicho por López Obrador en octubre de 2022, cuando una reportera lo cuestionó sobre los posibles vínculos criminales de Bermúdez y la relación con Adán Augusto. El entonces presidente salió en su defensa: lo llamó un hombre honesto y acusó a la prensa “conservadora” de inventar delitos y escalar ataques. Es el guion de siempre: negar, minimizar, culpar al adversario.
Hoy, con Bermúdez detenido en Paraguay y entregado a México, el discurso cambia. Pasamos del “no sabíamos nada” al “sí sabíamos, pero no se hizo nada”. Y la pregunta es inevitable: ¿quién miente?, ¿Sheinbaum con su narrativa de control o López Obrador con su ceguera selectiva?
La línea del tiempo es implacable. Bermúdez fue señalado desde hace años, incluso por reportes oficiales del Ejército. Sin embargo, se mantuvo en el cargo hasta 2024. Creer que ni Adán Augusto como gobernador, ni AMLO como presidente estaban enterados raya en la ingenuidad.
Para colmo, senadores de Morena cierran filas con declaraciones insólitas. Guadalupe Chavira aseguró que a Adán Augusto “le creemos en su palabra” y que, por eso, le dan el beneficio de la duda. ¿Ese es el estándar de la 4T? ¿La palabra del compañero basta, aunque los documentos militares digan lo contrario?
Sheinbaum acusa a la prensa de actuar como tribunal. Pero ella misma intenta absolver a los “dos López” con frases sin sustento. El doble rasero es evidente: a unos los juzga sin pruebas, a otros los exonera a priori.
Lo cierto es que, por más giros que le den a la perinola, el relato oficial no encaja. No hay coherencia entre lo que se sabía, lo que se dijo y lo que se hizo. Y en política, cuando las fechas no coinciden, la verdad tampoco.

el gran Mayo zambada, 50 años sin investigacion delictiva, todo mexico y el mundo sabia que era el capo de capos, hoy un gran capo Algusto no existe investigación delictiva, tenemos que esperar que cumpla los 80 años.