Columna invitada

“La Barredora” de Shakespeare

Columnas

En Tabasco, donde la política se mezcla con la selva y la humedad del poder, cayó Hernán Bermúdez Requena. Desde lo más alto del poder durante años, terminó como el primer secretario de Seguridad Pública de un estado en el sureste del país reducido a ficha judicial, cuyo destino marca la suerte de todo un grupo político que tiene como cabeza al expresidente Andrés Manuel López Obrador. Como si Bermúdez Requena fuera un personaje de Shakespeare, el guion parece haberlo alcanzado con puntualidad implacable, y con páginas por escribirse sobre quienes lo encumbraron y encubrieron.

La versión oficial habla de investigaciones, de expedientes acumulados y de irregularidades que no podían permanecer en la sombra. Pero en Tabasco nada ocurre sin que se lea el trasfondo. Bermúdez Requena no fue detenido únicamente por lo que se le imputa, sino porque alguien decidió que debía caer. La duda que prevalece es quién tomó esa decisión. ¿Se tomó en Villahermosa donde la fiscalía estatal lo acusó? ¿En la Ciudad de México, que se vio obligada a buscarlo por el mundo? ¿En Washington, que ha presionado al gobierno mexicano para que combatan al crimen organizado? ¿En Asunción, donde fue detenido el viernes? En todas, ¿de alguna forma?

Oficialmente, el gobierno de México pidió a Interpol una notificación roja para que fuera localizado con fines de extradición. La fecha de la petición se guarda con hermetismo, pero la primera referencia pública que se había solicitado fue el 16 de julio, cinco meses después de que se giró una orden de aprehensión en su contra en Tabasco. El gobierno admitió que Bermúdez Requena había salido de México el 26 de enero, sin rumbo conocido, pero días después, el director del Instituto Nacional de Migración, Salomón Céspedes, afirmó que sí tenían el registro de sus salidas del país. ¿Quién dice la verdad?



Como en las tragedias clásicas, el destino no se construye en soledad, lo dictan los pactos rotos e intrigas en la corte. El caso golpea en varios frentes. Primero, al círculo de confianza de los exgobernadores Adán Augusto López y Carlos Merino, el primero senador poderoso y el segundo funcionario federal, que apostaron a la figura de Bermúdez Requena como garante de estabilidad en un estado marcado por el crimen organizado y la violencia. Segundo, a la narrativa del poder federal, que presume mano firme contra la corrupción, aunque en realidad selecciona con bisturí quirúrgico a quién señalar y cuándo hacerlo.

Bermúdez Requena los metió en el torbellino de la contradicción porque otro tabasqueño cercano a López Obrador, el gobernador Javier May, acusó el exsecretario de Seguridad y pidió a López Hernández y Merino rendir cuentas. El pacto obradorista quedó hecho trizas por los conflictos entre los grupos de poder en torno al expresidente. Es Macbeth, donde Shakespeare describe cómo la ambición y la traición terminan devorando a sus propios protagonistas. En Tabasco, la caída de Bermúdez Requena se lee más como un sacrificio político, derivado de un ajuste de cuentas con los exgobernadores, que como un acto de justicia. Es el tributo que se paga cuando los equilibrios internos se rompen porque aquél que los proveía, se encuentra escondido en su finca de Palenque.

A López Obrador, al senador López Hernández y a Merino, no les importó que la Secretaría de la Defensa tenía información de inteligencia que señalaba que entre 2019 y 2022, Bermúdez Requena había formado un grupo llamado “la Barredora”. Reportes que alertaban que estaba involucrado en el robo y venta de combustible, extorsión y trasiego de drogas, que sería como brazo armado del Cártel Jalisco Nueva Generación, que durante el gobierno de López Obrador, tuvo la puerta abierta para entrar el sureste y convertir la frontera con Guatemala en una zona de guerra. En pocas palabras: culpables por omisión o comisión.



El telón se abrió en Tabasco, tierra de políticos y lealtades tejidas en lodo y petróleo, para revelar a un protagonista que jamás pensó serlo. Bermúdez Requena, hombre de confianza de los poderosos del régimen obradorista y pieza clave en el tablero local, cayó preso en Asunción, cuando estaba dormido -a las 8 de la noche-, dijeron las autoridades paraguayas, como si en el libreto de Shakespeare le hubiera tocado el papel del villano sorprendido en el clímax.

En el escenario no hay espadas ni coronas, pero sí esposas de acero, expedientes de la Fiscalía y un coro invisible que canta lo que todos sospechaban pero nadie decía en voz alta. Como en Macbeth, el poder que se ejerce en la penumbra termina por arrastrar al dueño de la daga. Bermúdez Requena, quien vigilaba a los otros, ha sido vigilado; quien construía la narrativa del orden, ha sido escrito como el caos.

La trama es cruel porque revela los dobleces de un sistema que vive de sus sombras. El gobierno mexicano decía no saber de sus andares, pero para finales de julio deslizaron que había estado en Panamá y de ahí se había trasladado a Brasil, donde no hay tratado de extradición con México. Setenta y dos horas antes de su detención en Asunción, el fiscal Alejandro Gertz Manero insistía que no sabían dónde estaba después de haberlo detectado en Panamá. Pero en sentido contrario, en el anuncio de la captura, el gabinete de seguridad -en donde está la Fiscalía General-, señaló que la detención había sido resultado de una operación conjunta entre las fuerzas de seguridad mexicanas y paraguayas.



El robo de combustible y el llamado huachicol fiscal, ha sido un delito que el gobierno de Estados Unidos ha sido muy insistente para que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum actúe, investigue y procese, aunque, como le han informado, hay altos personajes de Morena relacionados con López Obrador, que están involucrados en el negocio criminal. ¿Fue acaso la presión de Washington la que obligó al gobierno mexicano a buscar a Bermúdez Requena sin descanso, pese a que una parte del gobierno, la más obradorista, como el fiscal, estaba más por la minimización del caso y el blindaje jurídico para López y Merino? Todavía no está claro, como tampoco la actitud del gobierno paraguayo.

El secretario Nacional Antidrogas de Paraguay, Jalil Rachid, dijo tres días después de la captura de Bermúdez Requena que de México había viajado a Brasil, y desde ahí entró a Paraguay ilegalmente; o sea, sin pasaporte. Estuvo escondiéndose, agregó, y creían que estaba en contacto con el Cártel Jalisco Nueva Generación, para organizar actividades criminales en ese país. Rachid sugirió que además de la notificación de Interpol, había un interés nacional por detenerlo. ¿Explica eso, que quieran más informaciones sobre sus presuntos vínculos criminales en Paraguay, que no lo hayan deportado y optaran por la via de la extradición?

Paraguay pudo haber optado, si la cooperación entre los dos países fue tan buena en este caso como dijeron, en deportarlo, al haber violado sus leyes migratorias. El gobierno mexicano tampoco sugirió su deportación, sin explicar porqué la decisión, y pidió su extradición, lo que se llevara, cuando menos, de cuatro a seis semanas. En ese tiempo podrán pasar muchas cosas, incluida una apuntada este fin de semana por un columnista mexicano cercano al régimen: que Paraguay esté esperando a ver la posición que toma Estados Unidos.



El telón no se va a cerrar aquí. Falta saber quiénes siguen en la lista, porque en estas historias la primera cabeza nunca es la última. Bermúdez Requena no era un actor menor. El eco shakesperiano resuena: “el poder absoluto exige sacrificios”. Y en la obra tabasqueña, Bermúdez es el personaje ofrecido al altar. ¿Un ajuste de cuentas interno? ¿Un mensaje hacia arriba para mostrar limpieza y disciplina? ¿La antesala de un reacomodo mayor donde lo que importa no es la justicia, sino el cálculo?

Como en Hamlet, cuando el príncipe danés descubre que todo lo que lo rodea está podrido, lo importante no es la verdad, sino quién logra sobrevivir a ella. En la tragedia tabasqueña, Bermúdez Requena es apenas el primer acto.

Raymundo Riva Palacio

Raymundo Riva Palacio es periodista, analista y conferencista especializado en política y economía mexicana. Autor de la columna Estrictamente Personal, es comentarista en radio y televisión, ha sido profesor en la Universidad Iberoamericana y dirige EjeCentral.com.

De Hermosillo, Sonora

Para todo el mundo.

Edición: 

Online desde el 2010

© Copyright 2024 SonoraPresente | Todos los derechos reservados. Nuestra información está siempre verificada y nos esforzamos por otorgar el debido crédito a la fuente original.

Si usted quiere hacer una reclamación o solicitar bajar un contenido, haga clic aquí para iniciar el procedimiento.

SonoraPresente

Hermosillo, Sonora, México.

© Copyright 2024 SonoraPresente
Todos los derechos reservados. Nuestra información está siempre verificada y nos esforzamos por otorgar el debido crédito a la fuente original.

Si desea presentar una reclamación o solicitar la eliminación de contenido, haga clic aquí para comenzar el proceso.

SonoraPresente vive gracias a ti

No tenemos grandes patrocinadores ni cobramos en oficinas de gobierno. Nuestra única fuente de ingresos son los anuncios. Si valoras nuestro trabajo independiente, desactiva tu bloqueador del navegador.

Imagen de navegador para la extensión de AdBlock
  1. Haz clic en el ícono de AdBlock Imagen de AdBlock en la esquina superior derecha del navegador.
  2. Selecciona Pausar en este sitio web.

Registration

Forgotten Password?