El primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido dedicado a la exhibición y la denuncia. Todos los días aparecen las cuarteaduras del Primer Piso que si no se reparan será imposible construir el Segundo.
No resistirá mucho el difícil equilibrio de amanecer cada día con la deficiencia, exponerla y explicarla y obligarse a la vez a defender el legado.
La disputa interna en la denominada 4T no tiene que ver solo con candidaturas sino con sobrevivencia política. En el sexenio anterior se exhibía a los adversarios externos mientras algunos aliados, puños de militantes, y los insignes defensores de la Transformación derruían y saqueaban.
Ha sido duro el maltrato al gobierno del sexenio que le precedió. Ha quedado exhibido el alto mando de la Secretaría de Marina pues encubrieron, por decir lo menos, el mayor desfalco al erario, el del huachicol fiscal. Junto con Semar, la labor de la Sedena queda marcada: ha sido desnudada la gestión de Aduanas.
Increíble que la secretaria de Energía, hoy gobernadora, no atendiera ese tema como ahora lo hace su sucesora. ¿Es posible que por los escritorios de la Secretaría de Energía no hayan pasado las evidencias de los megarrobos que ocurrían?
También ha sido exhibida la operación de la Secretaría de Salud que dejó tirada la vacunación y fue incapaz de resolver el abasto de medicamentos.
El secretario de Gobernación más fuerte del gobierno antecesor (de los tres que estuvieron en el cargo) fue exhibido y prácticamente defenestrado.
Golpe tras golpe, en el área de seguridad han quedado exhibidos todos los secretarios del ramo del sexenio anterior.
Además de ese estrujamiento, la Presidenta ha roto, paulatinamente, con las alianzas internas y aunque no está claro cuáles son las reposiciones trata de rehacer su liderazgo en la defensa principista de la 4T.
En una reciente conferencia mañanera, el reportero Jorge Chaparro al dar contexto a uno de sus cuestionamientos le dijo a la Presidenta que durante el sexenio anterior solamente se crearon dos instituciones, Segalmex y el Insabi, pero ambas resultaron en un fiasco.
Segalmex tiene 13 mil millones de pesos bajo observación y apenas la lupa de castigo sobre un funcionario mediano.
Insabi no distribuyó 5 mil millones de pesos a los estados y pactó con Unops de la ONU distribuir medicamentos y es hora que se padece de esa falta.
Segalmex, una dependencia reformulada para ser el emblema de la justicia para los pobres del campo, resultó en un asalto. El Insabi, que solucionaría los malestares crónicos del neoliberalismo, se derrumbó al primer ronquido de ineptitud. Manejó un presupuesto superior a los 400 mil millones de pesos en tres años y, ya desaparecido, todavía sigue sin regularizarse el abasto de medicamentos.
El huachicol fiscal es el delito del sexenio y por la forma en que fue encubierto envolvió a altos mandos de la Marina, de Aduanas, de gubernaturas, de senadores y diputados, de alcaldes, de jefes de seguridad estatales y municipales.
El monto del robo es calculado en 800 mil millones de pesos.
¿Cómo evaluar el primer año en el poder de Sheinbaum? ¿Por el silencio, por lo que no dice, o por los escándalos? ¿Por lo que se atreve o por lo que no se atreve?
Cuando le preguntaron en otra conferencia mañanera cuáles han sido sus decisiones más difíciles dijo que el trato con Donald Trump y llevar adelante “el encargo” de la reforma judicial.
Si así fuera, significa que las decisiones de perseguir el huachicol fiscal para exhibir al sexenio anterior no le resultaron tan difíciles. El asunto es si esto apenas es un arranque o en el siguiente año viene el freno. Falta un lustro.