El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, anunció la imposición de aranceles a los autos chinos, medida que lo perfila como un funcionario alineado con la estrategia de la Casa Blanca frente a Pekín. La decisión ocurre en paralelo al escándalo dentro de la Marina, donde el arresto del vicealmirante Manuel Farías por presunto robo de hidrocarburos ha desatado una crisis institucional.
Ebrard mantiene desde hace años una relación cercana con el exsecretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, quien fue uno de los pocos integrantes del gabinete de Andrés Manuel López Obrador que respaldó sus proyectos políticos. Esta vinculación se ha vuelto incómoda ante la serie de señalamientos que involucran a mandos navales en actividades relacionadas con el huachicol.
La situación se ha agravado con la clandestinidad del contralmirante Fernando Farías, hermano del detenido, el suicidio de un oficial en instalaciones navales y la reciente muerte de otro en un accidente de tiro. Todo esto se enmarca en la llamada “trama de Altamira”, que comenzó en marzo con el hallazgo de un buque cargado de combustible robado y que, según fuentes cercanas al caso, podría escalar como un problema político dentro del oficialismo.
En paralelo, la presión internacional por la competencia de las armadoras chinas en electromovilidad llevó a Ebrard a presentar la medida arancelaria, buscando reforzar su cercanía con Estados Unidos. El endurecimiento contra Pekín ocurre mientras el secretario sigue de cerca la evolución de la crisis naval, cuyos desenlaces aún permanecen inciertos.

