Texas.— La frontera sur de Estados Unidos vive un despliegue militar inédito bajo el gobierno del presidente Donald Trump, con tanquetas Stryker, helicópteros de combate, aviones, drones y lanchas patrullando zonas urbanas y rurales, pese a que la migración indocumentada se encuentra en mínimos históricos.
El operativo, visible desde cruces como Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Piedras Negras, ha convertido regiones como Laredo-Nuevo Laredo y el Valle del Río Grande en áreas vigiladas por convoyes armados. Trump firmó además una orden secreta que autoriza al Departamento de Defensa a lanzar ataques militares contra narcocárteles en México y América Latina, medida que se suma a la designación de franjas fronterizas como Áreas de Defensa Nacional, donde soldados pueden detener a extranjeros y entregarlos a autoridades civiles.
El despliegue incluye helicópteros CH-47 Chinook y UH60 Black Hawk, aviones militares, Strykers y Humvees, así como patrullajes fluviales en el Río Bravo. Según la Patrulla Fronteriza, la presencia de 800 soldados y 10 Strykers en el Sector Laredo desde el 8 de junio ha reforzado la logística y capacidad de respuesta. Movilizaciones similares ocurrieron el 13 de junio en el Sector del Valle del Río Grande, de McAllen a Brownsville.
Pese a la magnitud de la militarización, las cifras oficiales indican que la captura de migrantes en los sectores de Del Río, Laredo y Valle del Río Grande cayó hasta 86% en el actual año fiscal, que comenzó en octubre y concluirá en septiembre. Las autoridades estadounidenses insisten en que las Fuerzas Armadas cumplen únicamente funciones de apoyo en la contención de drogas y personas indocumentadas.