No cabe duda que el discurso de la 4t está diseñado para los oídos de un pueblo ignorante, no se diga desmemoriado.
Todavía hay quienes creen que le van a entregar a México los miles de millones confiscados a los capos del narco. Pobres ilusos. La 4T alimenta esas fantasías cada vez que abre la boca sobre el tema. Ya lo hicieron con “El Chapo” (2019), ahora con “El Mayo”. Y claro, de nuevo la cantaleta: “el dinero le pertenece al pueblo de México”. Sí, cómo no.
Recordemos lo ocurrido al año de iniciado el sexenio obradorista, cuando condenaron a Guzmán Loera en Estados Unidos. AMLO salió muy digno a declarar que pelearía por la fortuna decomisada y que ésta serviría para las comunidades indígenas. ¡Hasta el abogado de Guzmán Loera aplaudió! Han pasado seis años y ni un centavo ha llegado. ¡Ni uno! Lo mismo sucederá ahora con lo de Zambada; pura saliva y cero resultados.
Porque el problema no es de voluntad, sino de realidad. El dinero está en manos de la justicia estadounidense; en cuentas bloqueadas, propiedades decomisadas, activos invisibles. Pero, lo que es más: ¿por qué razón Washington querría entregarle algo a un gobierno que perciben como cómplice del narco? ¿Quién en su sano juicio le daría la bolsa de billetes a quien se sospecha juega del lado equivocado? Porque eso es lo que piensan, no nos equivoquemos.
La lógica es contundente: Estados Unidos sí persigue, investiga, captura, juzga y condena. México apenas logra poner sellos de aseguramiento en casas vacías, mientras los capos se pasean en avioneta y veranean por Europa. ¡Y después quieren que nos creamos que las autoridades estadounidenses se van a poner generosas con la 4T! Los estadounidenses NO confían en nuestros datos de seguridad.
En el caso de “El Mayo”, la narrativa es aún más grotesca. La presidenta Sheinbaum pretende que tapemos el sol con un dedo. Ismael Zambada sobornó a autoridades mexicanas durante ¡45 años! Medio siglo pagando para operar en paz. ¿Y ahora resulta que el mismo aparato gubernamental, manchado hasta las entrañas, va a pedir que le transfieran lo decomisado? Sería como entregar el botín a los cómplices.
Lo más risible es la escenografía política. Seguro volveremos a ver a la primer mandataria repetir con solemnidad que “ese dinero es del pueblo”. Harán conferencias, desplegarán abogados, prometerán transparencia. Y todo para terminar, como con Joaquín Guzmán: en el mismo punto. México no verá un peso.
Porque aquí lo único que sí se mueve es la retórica. De eso vive la 4T: de inventar victorias que nunca suceden. La persecución de capos, la captura de bienes, la justicia social. Todo se queda en titulares. ¿Dinero? Nunca regresa. ¿Culpables? Nunca se procesan. ¿Promesas? Abundan.
¿Qué garantías puede dar un gobierno al que medio planeta ve con sospechas de narcopolítica? Si García Luna es ‘el modelo’ para entender el vínculo entre crimen organizado y poder, como señala la DEA, el de la 4T es aún peor: una mezcla de complicidad abierta y simulación descarada.
En el fondo, lo único cierto es que Estados Unidos no suelta lo que incauta. Ni a Colombia, ni a Italia, ni a nadie. Mucho menos a México, donde el nuevo sistema judicial —ese que a partir del lunes estará entregado al ejecutivo federal— no da confianza ni para tramitar un acta de matrimonio por lo civil.
Así que, seamos claros: lo que prometió Claudia Sheinbaum no es una posibilidad, es un espejismo. Un discurso más para la tribuna, otra mentira que se repite hasta el cansancio con la esperanza de que alguien la crea. Pero el pueblo no verá un peso. Ni un centavo. Ni una propina.
La verdad duele, pero es simple: en este país, el único que realmente reparte dinero —producto de nuestros impuestos (y no sabemos si del narco)— es el gobierno de la 4t.
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